"Va a matarte."
—¡Bueno, bueno! ¡Lo bonito de todo es que te hemos encontrado en un bosque tan grande! —Yami se dio la vuelta y señaló al castillo— Oh, se ha quedado lejos. Parece que al final no vamos a poder ir...
"... los tres."
"¿Vas a convertirte en su conejillo de indias?"
—¿Qué te parece si nos adentramos en el bosque, a recoger jazmín?
"Está planeando acabar contigo y no dejar evidencia alguna. No dudes. Ataca."
Los dos ratoncitos rieron ante la reacción de Mickael al aura de su amiga Cenicienta.
—Todos los nuevos están deseosos de conocerla cuando llegan —dijo Gus, apoyándose sobre una perla y escuchando embobado a la joven que limpiaba los suelos con tristes harapos.
—Pero ahora no es momento —negó Jack, sosteniendo su carga con ímpetu—. Más tarde, cuando hayamos acabado el trabajo. ¡Vamos!
...
La última ruta fue algo estrepitosa, pero con suerte y gracias a la inteligencia de Jack, lograron alcanzar la ratonera que les llevaría a una habitación más descuidada que las anteriores. Sin papel en las paredes, reflejando la madera que sostenía la casa y una cama llena de multitud de utensilios de costura: metros, tijeras, hilos de colores, agujas que danzaban de forma descontrolada. Y un montón de animales del bosque, ratones y pájaros, discutían entre ellos.
En una esquina a la luz de las velas, se hallaba un traje a medio hacer. De telas blancas y rosadas, aún parecía tener mucho trabajo por delante. A su lado, había una ventana desde la que se podía contemplar un castillo muy hermoso en la lejanía.
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—¡Chicos, chicos! ¡Un poco de o-o-orden! —gritaba Gus, algo nervioso.
Jack fue el que se hizo oír. Juntó dos dedos de sus manitas a la boca y silbó tan fuerte que incluso los pájaros tuvieron que esconderse bajo sus alas, asustados.
—¡Discutiendo no se llega a nada! ¿Es que no pensáis en Cenicienta?
—P-P-Pobre Cenicienta...
Era una buena oportunidad para ganarse la confianza de los ratones y de los pájaros, todos allí reunidos. Si lograba ayudarles con el traje, Mickael podría engatusar a algunos para salir de la casa y terminar el trabajo que le había encargado Shinju.
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