por Tidus Cloud » Dom Feb 09, 2014 6:39 pm
Mei aguantó todo lo que Bavol le dijo inmutable, lo cual sorprendió al joven teniendo en cuenta el fuerte temperamento que le había demostrado tener la chica. Realizo la pregunta que le inquietaba y Mei la contestó sin ningún tipo de reparo:
— Nadie sabe por qué se fueron esas personas, yo solo estuve una vez y hasta una Maestra de aquí decidió unirse a ellos y Ronin no pensó en hacerla nada. La elección de las personas las hace porque creen que es lo correcto... Cuando ella nos traicionó el chico que te dije antes, Xefil, estaba muy dolorido. Otros sentían un vacío al perder a sus amigos, hasta yo... ¡Pero si quieres respuestas más certeras no sé mucho! En verdad solo te quería advertir de los problemas que tendrás. Pero ahora viene lo mío, ¿preparado?
Mei corrió hacia Bavol esbozando una sonrisa, un comportamiento ante el que Bavol no pudo evitar retroceder dos pasos. Sin duda, era una chica de los más peculiar, de un momento a otro su estado de ánimo cambiaba completamente. Quizás podría ser complicado tener ciertas conversaciones con ella, pero, pese a todo, no parecía peligrosa.
— Bavol, si quieres que te enseñe lo que sé sobre las tecnologías debes jurarme que si estalla una gran guerra, no mueras. ¡Y si estás con aliados ayúdales! Pero en caso de peligro extremo, no dudes en avisarme. Puede ser que intente huir de esas peleas pero tú tienes mucho por lo que vivir, así que no dudaré en ayudarte en todo lo posible... ¡Pero mi postura no cambiará!
— Eh, sí, claro… prometo ¿no…morir? — contestó Bavol dubitativo, no estaba seguro de si se podía prometer algo así.
— Mañana te haré un test para ver que sabes y que no sabes... ¡Intenta hacer las cosas solo! Mañana te espero en mi habitación, ¡llama sin problemas!
Mei se fue hacia su habitación despidiéndose efusivamente con la mano. Bavol procuró corresponderle la sonrisa y también agitó brevemente la mano. Con todo aquel asunto de Bastión Hueco había olvidado completamente el tema de aprender a usar aquellos inventos.
“Bueno, si a ella no le importa enseñarme, yo tampoco tengo ningún problema, ¿verdad”, pensó Bavol no muy convencido.
La joven había llorado, se había enfadado y se había frustrado por todo lo que habían hablado y, sin embargo, continuaba queriendo darle clases. Bavol deseó con todas sus fuerzas que Mei no sufriera ningún tipo de cambio de humor durante la clase.
— Qué raras son las mujeres. — dijo Bavol para sí mismo. Chloé, Myxa, Mei, las chicas que había conocido durante el última año. “Todas chifladas”, pensó.
Decidió irse a dormir, de manera que decidió apartar el tema de Bastión Hueco de la cabeza. Ya no tenía más sentido hablarlo con Mei, le había dicho todo lo que sabía, quizás debería hablarlo con el Capitán o quizás debería… No, definitivamente, no. Si quería hacer algo, primero debía informarse.
***
— Pues… es una chica, usa la Llave Espada, tiene el pelo muy largo, viene de un mundo llamado Tierra de Dragones y, entre tú y yo, tiene bastantes cambios de humor.
A Mei se le había olvidado decirle dónde estaba su habitación, de manera que, pese a su complicada relación con ellos, el pobre chico no había tenido más remedio que preguntarle a un moguri.
— ¿Buscas a las maestra Yami, kupó?
— ¿Maestra? No, no busco a ninguna Maestra, o eso creo. Es una Aprendiza, como yo, viste de color rosa y se llama…eh…¡Mei, sí, eso, se llama Mei!
Finalmente, el moguri le indicó dónde se encontraba la habitación de Mei y asintiendo con la cabeza Bavol se marchó rápidamente hacia allí antes de molestarle y desatar un conflicto moguris contra aprendices.
Una vez que creyó llegar a la puerta de la habitación de Mei, se colocó delante con precaución. Tomó una bocanada de aire para tranquilizarle, estaba muy nervioso, no sólo por el humor que pudiera tener la joven, sino por el terrible miedo que le tenía a aquellos cacharros. Bavol procuró reunir todo el valor que guardaba en su interior y llamó a la puerta.
— ¿Mei? ¿Mei? ¿Estás ahí? Soy Bavol, abre la puerta. ¿Mei?