Con el brazo recuperado, me tocaba retomar la rutina de la caza de Sincorazón y como prácticamente aquella semana incapacitado para luchar me habían dejado fuera de entrenamientos y todo, ¿que mejor que una misión del tablón para recuperarse del todo?
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Tened cuidado con esa Jill —nos advirtió la Maestra Nanashi cuando el otro aprendiz y yo nos reunimos —
. Parece muy interesada en estudiar a los sincorazón, y no conviene que los habitantes de los mundos sepan tanto sobre ellos.La petición no era algo muy complicado, un brote más grande de lo normal de Sincorazón había aparecido en un mundo conocido como Selva Profunda y debíamos encargarnos de eliminarlo para proteger a los gorilas del lugar. Fijo que podía haberme encargado de esto incluso con la escayola.
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Confío en vuestro criterio.—
No se preocupe, Maestra Nanashi, tampoco es que estuviese interesado en meter una Sombra en una jaula —añadí sonriente, más aun tras escuchar la broma de mi nuevo compañero, con lo seria que era Nanashi aquello era para ganarse un capón de los buenos.
Informados, tocó pasar a las presentaciones. Tengo que decir que la primera impresión que me dio el aprendiz que me acompañaría no era de las mejores. Tenía un aspecto de lo más extravagante, con colores chillones y la camisa medio abierta mostrando su pecho, contaba con un cabello blanco como la cal y unos extraños ojos rojos.
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Soy Adam, vampiro, aprendiz, blablabla —. Pero aquello fue lo que me puso en alerta.
Un vampiro. Aquel chico era un vampiro ¿cómo demonios podía estar bajo el sol a esas horas de la mañana? O mejor dicho ¿Qué narices le daban de comer para que no estuviésemos ya todos revoloteando en el castillo convertidos en murciélagos? Si, quizás fuese un poco paranoico sabiendo que había tratado con una gran cantidad de vampiros en Ciudad de Halloween, pero en ese lugar donde la mitad de la ciudad estaba muerta y la otra mitad se defendía con magia se podían controlar mejor que aquí.
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Yo soy Alec Ocus, semi-brujo o semi-humano, como prefieras verlo.Viendo que el otro tenía bastante prisa por irse, no tardé en ponerme la armadura y subirme al glider para partir al mundo donde comenzaría la cacería de Sincorazón.
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Menudo viajecito —dije más para mi mismo que para que Adam lo escuchase.
El vampiro estaba tan emocionado con lo de matar Sincorazón, que casi acabamos en Ciudad de Paso, decir que aquello habría sido una de las peores cosas que podría habernos pasado. Otra semana de reposo por tener un brazo roto es lo último que me apetecía tener.
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¡¡Esto es lo que buscaba!! —exclamó el vampiro lanzándose de inmediato al interior de la frondosa selva casi sin dejarme reaccionar.
Menos mal que el uso del glider se me daba de maravilla y pude internarme rápidamente en ella alcanzando al aprendiz.
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Eh, Adam —llamé al joven tras que hubiésemos aterrizado en la selva —
¿Eres de Ciudad de Halloween? Porque vaya, no se me ocurre ningún otro lugar salvo mi mundo natal en donde vivan vampiros.Mientras el otro respondía, aproveché para quitarme la armadura y volver a colocarme el sombrero. La verdad es que tenía algo de miedo por él, ya que según sabía aquel lugar estaba plagado de primates y estos eran bastante curiosos, tocaría intentar que no me lo robasen.
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Mira que Ciudad de Halloween no es un pueblo muy grande y prácticamente se conoce todo el mundo —. Me quedé unos segundos mirándole a Adam, no, estaba segurísimo de que nunca le había visto —
, pero tú no me suenas de nada. Dejando el tema de nuestras casas de lado, supongo que habrá que reunirse con Jill y preguntarle en que zonas suelen aparecer los Sincorazón.Antes los mencionaba, antes aparecían. Dando unos pasos para intentar situarme en la enorme selva y encontrar el camino a la playa donde estaba asentado el campamento de Jill, escuché el ruido de las plantas moverse y tan pronto como me dí la vuelta apareció un pequeño ser negro con largas antenas y enormes ojos amarillos.
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¿Te encargas tú? —le pregunté señalando a la Sombra, aquella especie era tan débil que con que uno atacase sería suficiente para eliminarla y Adam estaba más ansioso por hincarle el diente a algo parecía ser.