—
Si, compañero, se acabó.—
Mierda, ¡quiero más! —protestó, dejándose caer al suelo de golpe—.
Ni siquiera he probado la sangre de mono todavía.—
Volvamos al campamento, si Jill pregunta el porque no hemos traído un Sincorazón diremos que el que íbamos a capturar se le calló un gorila encima. Fijo que se lo cree.—
Mmm, gorila... —musitó Adam, relamiéndose. Los gorilas y los humanos eran como primos, seguro que sangre estaba deliciosa.
Con el trabajo terminado, ambos aprendices volvieron al camino, de regreso al campamento en la playa. Para desgracia del vampiro, el viaje fue tranquilo. ¡Demasiado tranquilo! Ni sincorazón, ni animales salvajes, ni nada que pudiera entretenerles. Menudo chasco, tendrían que haber dejado aquel Nido tranquilo.
—
Imagino que querrás volverte a quedar fuera cazando Gaviotas —comentó Alec, cuando estaban a mitad de camino.
—
Seh... Empiezo a tener hambre, mejor que mantenga la distancia —respondió, rascándose la cabeza—.
Mientras hablas con la loca buscaré algún animal al que hincarle el diente.—
Intenta que ningún ecologista te vea comiéndote una, no quiero tener que volver a salir de un mundo con un grupo de gente persiguiéndome con antorchas y palos—
¿En serio? —Adam estalló en risas, imaginándose a Alec huyendo de un puñado de pueblerinos con palos.
Su compañero sería un buen mago (¡maldita magia!), pero era claramente un flojucho en cuestiones físicas.
Cuando finalmente alcanzaron la playa, Adam se quedó sentado en la arena mientras el brujo entraba en la tienda. Dentro, encontró a Jill haciendo el pino, meditando. Cuando le dio la noticia, se cayó de golpe mientras chillaba de emoción.
—
¡¿De verdad?! ¡¿De verdad de la buena?! ¡¡QUÉ BIEN!! —Sus gritos eran incluso más agudos que antes. Se puso de pie, se acercó hasta Alec, y le plantó un beso en toda la frente—.
¿Respetasteis la naturaleza? ¿Encontrasteis algún gorila herido? ¡¿Me has traído algún espécimen para que pueda examinarlo?!Fuera, escuchando levemente los berridos que soltaba la ecologista, Adam había encontrado un pasatiempo perfecto. ¡Había aparecido la misma gaviota de antes! Y esta vez, tras una breve carrera y un placaje, el vampiro había conseguido cazarla.
Todo habría salido bien, de no ser porque Adam no recordó lo que Alec le había avisado. Justo cuando el semi-brujo salió finalmente de la tienda, se encontró con un grupo de ecologistas escandalizados con lo que estaban viendo: a Adam mordiendo sin reparo alguno el cuello de la pobre gaviota.
Ups.
Una breve carrera (con Adam comiendo mientras tanto) después, ambos aprendices volvían tranquilamente a Bastión Hueco con la recompensa en sus bolsillos.
En aquel viaje, el vampiro había conocido a un nuevo compañero, destruido sincorazón, visitado un mundo desconocido, y descubierto cómo sabía la sangre de pájaro marino (no demasiado bien, la verdad, muy salada). Para haber sido su primera misión del gremio, se había divertido bastante.
¡Pronto repetiría, seguro!
Un placer, Helco, sobre todo por el ritmo~