El Mundo Inexistente. Un mundo donde muy pocos podían sobrivir más de unas pocas horas antes de acabar presa de los sincorazón si no tenían cuidado. Un mundo oscuro, frío y donde nunca salía el sol. Las tormentas azotaban la ciudad cada poco tiempo, los rayos atravesaban el cielo continuamente y la lluvia estaba tan helada que no era para nada difícil enfermarse. La comida escaseaba cada vez más, pero aún había menos medicamentos aún.
Deimos y Kenji eran dos de esas pocas personas capaces de sobrevivir más de un día entero en aquel lugar de mala muerte... Pero era complicado, y cada vez más. Todo el alimento de los edificios cercanos se había terminado por lo que tendrían que explorar nuevas zonas en busca de suministros. ¿Quién sabe? Tal vez encontrasen algún otro habitante del mundo...
Una vez saliesen de su refugio llegarían a la calle. No había nada en particular allí, podían entrar en cualquier edificio y casa del mismo, pero ya habían comprobado que estaban vacías, por lo que nada se les perdía por allí.
La calle solo les permitía ir hacia su derecha hasta alcanzar una especie de vía principal con una carretera ancha rodeada de edificios, uno de los extremos de aquella carretera (a la derecha) terminaba en un abrupto abismo sin fin. A lo lejos, al otro lado del abismo se podía ver otras zonas de la ciudad inaccesibles para ellos.
El otro extremo de la carretera (a la izquierda)estaba despejado, muy a lo lejos veían una especie de edificio que sobresalía sobre los demás; un rascacielos al que nunca habían ido, tras la silueta del edificio había un enorme castillo blanco flotando en el aire. Era imposible llegar a él sin poder volar, eso seguro. ¿Pero y si se acercaban? ¿Habría gente viviendo dentro que pudiesen socorrerles? Nunca lo habían intentado... Pero con lo desesperados que estaban por poder llevarse algo a la boca... Tal vez mereciese la pena intentarlo.