Keiko, Light, Nicoxa, Malik, Maya y YuiLa armadura negra no pudo hacer nada por defenderse cuando Keiko disparó un Perla contra él. El casco de la armadura reventó en cientos de fragmentos metálicos que se esparcieron por el suelo.
Fue entonces cuando la Llave Espada que portaba empezó a desvanecerse y las cadenas se contrajeron liberando al corazón atrapado, que ascendió hasta que desapareció con un estallido de luz.
En cuanto la barrera se vino abajo, Malik y Keiko empezaron a correr hacia Jasper. Maya, para evitar cualquier ataque sorpresa, lanzó un Mutis contra el viejo que acertó de lleno.
Por otro lado, Light, Nicoxa, Yui y la propia Maya empezaron a golpear con todo lo que tenían a Shiro. El efecto del Paro se desvaneció pocos segundos después, pero su cuerpo tenía múltiples abolladuras.
Shiro dio un manotazo a Yui, y con su Llave Espada golpeó a Nicoxa para apartarla. Saltó hacia atrás utilizando a Maya como soporte y volvió a saltar, pero esta vez para caer de lleno sobre Light con la Espada en ristre.
Y, de pronto, la armadura se desmontó por sí sola y se desplomó a los pies del aprendiz. La cadena que rodeaba y atrapaba el corazón de la Llave Espada se soltó dejando libre el corazón apresado.
Keiko y Malik habían alcanzado a Jasper, y sin ningún miramiento lo habían atravesado con sus Llaves Espadas, empapadas en la sangre del viejo. El hombre cayó de su silla de ruedas y se arrastró por el suelo. Abrió la boca y emitió un grito de agonía, enmudecido por el hechizo de Maya.
—
Aaah… Trágico final para el recuerdo de aquel que casi extingue a los Portadores —La voz del Guía resonó en la estancia —.
Nunca tuvo poderes mágicos y fue incompatible con el poder de la Llave Espada cuando se la ofrecieron… Pero eso no lo frenó. Nicolae Jasper era un mercader que, con el don de la palabra, se hizo con el control de una gran parte de Tierra de Partida. Destruyó un mundo, provocó una guerra civil… Y murió cuando intentaba hacer un experimento al que llamó “Su Obra Maestra”. El encapuchado surgió del suelo frente al moribundo Jasper, al que cogió por sus prendas y lo levantó sin ningún esfuerzo.
—
Mírate, Jasper… Tan triste, derrotado por Portadores una vez más. Tu única fuerza era poder engañar, que aquellos que eran manipulados por ti confiasen todo a tu cometido… Incluso si tenían que acabar con amigos y familiares por ti… Hasta que sus corazones se consumieron convirtiéndose en meras corazas vacías a tus ordenes. El suelo se levantó alrededor del viejo y lo envolvió como si se tratase de una sábana y Jasper luchó por escapar, casi sin fuerzas, y fue engullido sin poder emitir ni un solo sonido.
—
¡Felicidades! —Exclamó cambiando por completo su tono enigmático a uno muchísimo más jovial —.
Aaaah, por un segundo pensé que ibais a perder. Suerte que intervine a tiempo, ¿no creéis? No quiero saber cómo podría haber acabado esto de haber continuado así. El Guía llevó ambas manos a la cabeza y se echó la capucha atrás con lentitud. Los rasgos del Guía quedaron al descubierto al fin.
Ronin, el Maestro de Maestros de Tierra de Partida. Una sonrisa escalofriante adornaba su rostro. Sin embargo, cuando la luz de la habitación lo alcanzó, esta se desvaneció y el hombre sacudió la cabeza, y cuando les miró, suspiró.
—
Sé que ahora mismo tenéis un montón de preguntas, chicos… Pero me temo que no es el momento de responderlas. Por desgracia debo seguir una especie de “guión” o reglas que el castillo me obliga a cumplir y de no hacerlo… Prefiero no saber lo que ocurriría.
»
Tomad esto y continuad escaleras abajo, ¡venga! Ronin materializó en sus manos un pequeño libro que entregó a cualquiera de los allí presentes. A los pocos segundos, y sin llegar a despedirse el Guía o quien demonios fuese, ya se había desvanecido como si de aire se tratase. La puerta que había al fondo de las escaleras se abrió.
Aquel que obtuvo el libro, que resultó ser un diario estaba completamente en blanco, sin embargo si pasaba las páginas vería que una de las páginas estaba escrita, solo una...
Año 5 del gobierno de las Serpientes. 14 de mayo.
El entrenamiento de hoy ha terminado tal y como esperaba. Cada vez hay menos aprendices que puedan medirse conmigo, y a los Maestros no les hace ilusión pelear. Les avergüenza que les derroten en público. Sin embargo, a pesar de ello, estoy contento. Mañana emprenderé un viaje al mundo de las arenas con Gracia y podré intentar averiguar qué sucedió con padre. Me niego a creer que lo vencieran, por muchos enemigos que hubiera. Gracia también se muestra suspicaz.
Antes, sin embargo, he de presentarme ante el Consejo e informar de mis movimientos. Temen que me suceda lo mismo que a padre. No soy tan temerario como lanzarme contra hordas de Sincorazón buscando una ridícula venganza, así que no tienen nada por lo que preocuparse. Lo que yo quiero averiguar es qué sucedió. Cómo pudo ser posible.
En cualquier caso, espero con ansias este viaje. No podemos pretender convertirnos en un mundo capital, en un mundo avanzado y desarrollado sin conocer cosas nuevas. Gracia dice que hay grandes magos en el mundo de las arenas, así como hadas y diversas criaturas en el de los bosques. Asegura que me encantarán. Eso espero también.
Ahora lo único que me preocupa es que el viaje pueda durar demasiados años. No es fácil viajar por el Vacío y nuestros mapas todavía tienen que perfeccionarse mucho. También reconozco que me disgusta la idea de dejar Tierra de Partida. Hace tiempo que no recibimos grandes ataques, pero podrían ocurrir en cualquier momento. Precisamente por ello debo encontrar nuevas fórmulas para protegernos, y también reclutar en la medida de lo posible a gente de corazón fuerte para incrementar nuestras filas. Claro que eso a los Clanes no les hará demasiada gracia. Todavía recuerdo cómo les sentó la idea de que acogiera aprendices por mi cuenta. En fin, Gracia ya me advirtió que se trataba de gente muy estricta. Traeré a todos los jóvenes posibles y los dejaré con los clanes menores. Piensen lo que piensen los Unicornios, mientras se posea un Corazón fuerte, todo el mundo es digno de portar la Llave Espada.
Y quizás, en mi viaje, pueda aprender más sobre los Sincorazón. Y… No. No lo apuntaré por si alguien lee este diario, algo que no me extrañaría, teniendo en cuenta cómo me vigilan los Unicornios y los demás Clanes principales.
En cualquier caso, ojalá que sea un viaje de provecho.
Chihiro permanecía quieta en el sitio… ¿Era buena idea dejarla sola o debían llevarla con ellos? ¿Quién debería pues llevar agarrada a la mujer?
El pasillo que les esperaba era corto y finalizaba en una puerta que desembocaba, a su vez, en una sala completamente negra. Una vez sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, comprobaron que unas escaleras de caracol hechas de cristal descendían a un abismo aparentemente infinito.
Una vez avanzasen un poco la puerta que tenían detrás desaparecería por completo fundiéndose con el abismo que les rodeaba. No había forma de ascender, por lo que solo tenían una única vía posible.
Las escaleras finalizaron tras un descenso de al menos trescientos metros en un suelo liso y de mármol azabache: la única iluminación venía de los escalones que aquellas escaleras de cristal, que emitían una tenue luz azulada.
Pero fue suficiente para ver con horror lo que allí esperaba. Todos pudieron ver un cuerpo malformado y demacrado por múltiples contusiones a los pies de la escalera. Su cuerpo desprendía pequeños fragmentos de luz que se perdían al flotar varios metros: estaban desapareciendo.
—
¿Quién es? —Una voz femenina, que sonaba muy débil, resonó como un eco.
Yami se incorporó, trastabillando, resollante, exhausta. Estaba cubierta de heridas, si bien la peor de todas era la que se abría en su abdomen. La mujer prácticamente se desplomó sobre Light.
—
Nos han traicionado… —sollozó, incapaz de elevar la voz, ahogándose con sus propias palabras—.
Los chocobitos, los chocobitos están… Akio y Rebecca… —Miró con los ojos arrasados por las lágrimas a Light y farfulló—:
¿Light…? ¿Estáis todos…?Su mirada vagó hasta que se topó con los miembros de Bastión Hueco. Entonces empalideció e invocó su Llave Espada. Pero estaba demasiado débil y tuvo que aferrarse a Light para no precipitarse al suelo.
—
Nosotras estábamos a cargo. Nosotras teníamos que protegerlos, y no pudimos —gimió—.
¡Lo tenían pensado desde el principio! ¡Querían separarnos! —Un ataque de tos le impidió continuar—.
¡Ryota lo planeó! Dijo que quería que nos mataran a todos. Y nosotras no pudimos… evitar que los… —No fue capaz de continuar, sólo apuntó con la Llave Espada a sus enemigos y los miró con un odio, uno como nunca ningún aprendiz de Tierra de Partida habría visto en el rostro de aquella mujer—.
¡No confiéis en ellos!>>
No debimos dejarles atrás...Yami giró la cabeza para mirar una puerta que apenas era perceptible.
—
Ese malnacido se fue por ahí —acabó diciendo presionando su cuerpo contra Light con las pocas fuerzas que le quedaban.
Maya:
VIT:34/34
PH: 7/32
Light:
VIT: 54/54
PH:16/40
Quedan 2 Rondas de Nexo-D
Gaomón:
VIT: 36/36
PH: 4/20
Keiko:
VIT: 12/12
PH: 2/14
Malik:
VIT: 64/64
PH: 16/26
Nikoxa:
VIT: 32/32
PH: 4/10
Yui
VIT: 6/6
PH:2/4
Alec
Alec fue el único que decidió meterse por la puerta que había al fondo de la estancia. Llegó entonces a un lugar muy familiar para él: una réplica de la Sala del Trono de Tierra de Partida, con la diferencia de que aquel lugar no tenía ningún tono dorado y las cristaleras eran opacas. Hasta el más mínimo detalle estaba hecho en aquella piedra de blanco puro. Tuvo que subir las escaleras para alcanzar el lugar donde estaban los tronos, donde no había nada ni nadie… Excepto una puerta blanca y aquellos tres tronos desde los que los Maestros recibían a sus aprendices.
No había otro camino posible, por lo que tuvo que explorar la zona. Fue entonces cuando llegó a los tronos que, imponentes, presidían la gran sala del trono. Pronto se daría cuenta de que en el asiento central había una hoja. No, mejor dicho… Un fragmento de una hoja de papel.
de modo que has de imaginar lo que está sucediendo. Durante todos estos años me he dedicado a preparar a Tierra de Partida para que se convierta en el refugio que la Luz necesita ahora mismo, pero ya no es suficiente. He de buscarlos y obligarlos a retroceder, antes de que la Oscuridad destruya la escasa esperanza que albergamos.
Sin embargo, hasta una pequeña chispa en medio de las más profundas tinieblas resulta más que suficiente para cambiar el mundo. Nada es absoluto, ni la Oscuridad, ni la Luz. Ahora la Luz debe recuperar el terreno perdido y encontrar el balance natural que ha de regir a todos los mundos. Por eso hemos de aferrarnos a Tierra de Partida, que, gracias a mí, gracias a ti, se convierte paso a paso en la Luz de las especies que habitan estas pequeñas y dispersas dimensiones.
Me pregunto demasiado a menudo qué habría sucedido si no hubiera intervenido, si no hubiera sido capaz de juntar los despojos de los antiguos Caballeros y ofrecerles un futuro.
Es en situaciones así cuando más me alegro de que existas, pues significa que no estoy solo. Saber que un día podrás luchar conmigo, que podré confiar en que cumplas con mi deber con mucha más habilidad que la que he demostrado ostentar yo mismo
En cuanto leyó el contenido de aquella hoja un sonido llamó su atención en su espalda: una de las puertas que había en los laterales de la sala del trono (y que llevaban a la zona de las habitaciones) acababa de volverse dorada. El aprendiz pudo abrir aquella puerta sin mayor contratiempo avanzando a un nuevo lugar. Un pasillo largo con forma de “Y”, por lo que tenía dos alternativas muy simples: Camino de la derecha, o el de la izquierda. Ninguno de ellos tenía algún detalle que hiciese especial una u otra opción, al menos no en un principio.
Nikolai, Coli y Saxor La pequeña aldea era escalofriante. Decenas de estatuas de personas permanecían inmóviles a lo largo de las calles y cada una parecía realizar una tarea, ya fuese caminar, entrenar contra un muñeco o pasear avanzados de la mano. El detalle de cada estatua era impresionante, tanto por sus expresiones llenas de emoción como sus poses. Más que estatuas parecían personas que habían sido petrificadas y condenadas a vivir allí encerradas para siempre.
Aparte de sus pétreos habitantes, no había gran cosa, pero cuando alcanzaron los pies de la muralla encontraron más esculturas. Muchas miraban hacia los portones, abiertos de par en par, y algunos subidos a lo alto del muro señalaban al exterior con expresiones deformadas por el horror.
Si se acercaban a las puertas encontrarían que una espesa niebla les impedía ver nada. Sin embargo, a medida que avanzaban, esta iba retirándose, como si temiera rozar sus pieles.
Al principio la niebla dejó al descubierto un par de decenas de sincorazón. Luego fueron capaces de distinguir innumerables formas que se perdían hacia el horizonte. Centenares. Miles.
—
La Gran Horda —dijo el encapuchado, emergiendo de la niebla que se extendía frente a ellos—.
Fue un evento terrible en la historia de Tierra de Partida. Un ataque masivo de sincorazón a la aldea de los portadores que acabó con muchos guerreros valerosos. La niebla se disipó un poco más mostrando a varios Caballeros portando grandes armaduras de placas y Llaves Espada. Cada uno llevaba grabado un emblema con la cabeza de un animal: Un oso, una serpiente, un puma, un zorro y un unicornio.
Todos se enfrentaban a los sincorazón con un valor que muy pocos podrían demostrar en esa clase de situación. La niebla se disipó más y más hasta que se convirtió en una fina capa blanquecina, al fondo de la sala pudieron distinguir una puerta dorada.
—
A pesar del peligro al que se vio sometida, también fue la era dorada de Tierra de Partida. Los cinco clanes principales gobernaban el mundo con un consejo y gestionaban al resto de clanes más pequeños con mano dura.
La mayor parte de clanes se creaban por familias y el poder de la Llave Espada era casi como una herencia que se entregaba a todo aquel que habitaba en el mundo. El Guía acarició una de las estatuas con la yema de sus dedos.
—
Las defensas de Tierra de Partida eran nulas y las pocas que poseían eran débiles. Necesitaban con urgencia crear algo que repeliese los sincorazón no solo de la aldea, sino del mundo. Fue por eso que empezaron a buscar un hechizo que provocase que los sincorazón no osasen acercarse: las Cadenas. Aunque para eso quedaba mucho, claro —Hizo una pausa dramática y sonrió bajo su capucha—.
Cambiando de tema… ¿Cómo se os daría a vosotros sobrevivir a una horda sincorazón? Como reaccionando a las palabras del Guía un sincorazón de cinco metros de altura y aspecto humanoide surgió de un portal de oscuridad que se abrió en el cielo. Aquel monstruo tenía un enorme agujero en mitad del pecho con forma de corazón y unos ojos amarillos casi ocultos tras una capa de lo que parecía ser cabello. Sus movimientos eran muy lentos y todo su cuerpo era negro, a excepción de sus manos, que lucían de color rojo, al igual que las puntas de su “pelo”, que en realidad eran un conjunto de múltiples antenas. A su espalda lucía un pequeño par de alas, demasiado pequeñas como para que le permitiesen volar. Las estatuas más cercanas al enorme sincorazón comenzaron a “revivir” transformándose en sincorazón sombras dispuestos a acabar con ellos.
—
No os molestéis en tratar de volver atrás, he levantado una barrera —comentó con tono burlón—.
Seguid divirtiéndome como hasta ahora, mis pequeños juguetes. Y con aquellas palabras se marchó dejándoles a solas con aquella monstruosidad.
Fecha límite 24/04/2015