[Evento Global] Ruta del Caído

por **LightHelco** » Dom May 31, 2015 6:04 pm

Ninguno de nuestros ataques consiguió herir al joven, pero aun, lo único que conseguí fue que me tomara a broma. Llamé a Ilana para replegarnos y buscar una nueva forma de atacarle, invocar aquellas palomas consumía más energía de la que me gustaría y si no eran capaces siquiera de alcanzarle, no iba a insistir con un segundo ataque.

—Esto es un poco triste, la verdad. ¿De dónde te han sacado, de un circo? —se mofó Assur desde la seguridad que le daba aquella nube de oscuridad.

—Solía dedicarme a los trucos de magia, cosas de haber nacido sin el don —fue la respuesta que le di al chico de la forma más seca que pude.

Y habría seguido debatiéndole el porque había creado un conjuro como Palomas Blancas, pero entonces escuché como un cristal rescrebajandose seguido de las palabras de Assur. Aquel artefacto no estaba allí para que el mago lo destruyera, era una bomba.

Intenté colocarme entre Ilana y el cristal para que al menos esta no sufriera daños graves, pero de poco sirvió, ya que gracias a las marcas que el joven hechicero nos había grabado en el cuerpo, el ataque dio de lleno ignorando cualquier defensa nuestra. La explosión nos derribo a los dos dejándonos malheridos y aturdidos en el suelo.

Viendo que ya no podíamos hacer nada, Assur salió de su nube y se acercó hasta donde estábamos agarrando a Ilana del pescuezo para que no pudiera moverse, para seguidamente alzarla y poder verla mejor. Si no hubiese sido por las heridas que me había causado la explosión, estaba seguro de que me habría lanzado sobre aquel chiquillo para recuperar a mi compañera.

—Suéltala —mascullé intentando levantarme pese al dolor.

El mago no me hizo caso, simplemente se quedó mirando hacia un lado de la sala algo pálido, como si hubiese visto un fantasma. Al girar la cabeza en la misma dirección a la que Assur miraba, me encontré nuevamente con la imagen del angel del recuerdo, El Primero, como le habían llamado la gente del pasado ¿Assur le conocía?

—No me gustan los magos de pacotilla como tú —volvió a hablar el chico señalándome con el bastón para que me pusiera en pie, me daba rabia el ver a ese criajo poder dominarme de aquella forma ¿tan poco poder había conseguido durante estos últimos años? —. Tus ataques pueriles no me harán daño. Fui el mago más poderoso de mi época. No me llegas ni a la planta de los zapatos, y eso que en esta forma sólo tengo 12 años —. Y si en esta forma era capaz de vencerme haciendo lo mínimo, no quería saber lo que habría sido capaz como adulto —. Pero tú no querías hacer la guerra. Tienes algo bueno, dentro de ti, aunque te guste enviar a gatos a pelear en tu lugar.

—Es mi Familiar, luchamos como uno solo —le corregí sin ganas y clavando mis ojos en la gata, si intentaba hacerle algo lo pagaría —. Y ella misma se lanzaría a por tu cara si viera que eres una amenaza para mí.

Dudaba mucho de que el mago me hubiera hecho caso alguno, como que le importaba lo que le dijera un brujo de pacotilla como yo.

—El Guía no desea que se haga más daño a Tierra de Partida. Ni tampoco él —. Sus ojos se desviaron en dirección al lugar donde momentos antes había estado el primero ¿cuándo había desaparecido? —. Sin embargo, tu desprecio por sus memorias nos ha convencido de que no mereces que se te dé más información. No la mereces, no eres de Tierra de Partida, no estás aquí por ningún motivo, te has dejado arrastrar por la corriente. No tienes un objetivo claro, sólo avanzas porque es lo que tienes que hacer. Esa actitud te llevará al olvido.

Aquellas palabras dolían, pero eran ciertas en gran medida. No hacía más que avanzar sin un objetivo en mente, siquiera había vuelto a Tierra de Partida por mi propia decisión, si no que Adam me había arrastrado hasta ahí. Me costaba creer que avanzara simplemente por la razón de que conseguir las llaves era nuestro objetivo y no por ayudar a mis antiguos compañeros ¿quizás cada vez me alejaba más de ellos por esta guerra? ¿Cuánto tardaría en empezar a verlos como enemigos?

—Además, te has separado de tus compañeros. ¿Es que no has aprendido nada? El Castillo no pone enemigos simples, es imposible que me venzas tú solo. Morirás.

—Porque necesitaba buscar mi propio camino, yendo en grupo no habría hecho más que dejarme arrastrar —repetí sus propias palabras.

Assur sonrió entonces, parecía divertirle la situación.

—Te doy dos opciones: ya que es imposible que me venzas, puedes renunciar a parte de tus recuerdos o tu magia. En tal caso te daré el naipe que necesitas para llegar al siguiente nivel. También puedes regresar por donde has venido. Puedes traer a tus amigos, no voy a impedírtelo —. Soltó finalmente a Ilana depositándola en el suelo, la gatita le maulló irritada antes de correr y colocarse a mi lado —. En tal caso espero que estés dispuesto a dejarte de juegos y a matarme. Tu voluntad es floja, no está templada. Bañarla en sangre parece que es lo único que te permitiría sobrevivir.

No, mi voluntad podía ser floja, era algo que sabía de sobras aunque me costara admitirlo, pero jamás me mancharía las manos de sangre. Incluso sabiendo que Assur era una simple imagen de alguien del pasado, no me veía capaz de atravesarle con ninguna de mis armas, verme en la situación de tener que arrebatarle la vida a alguien era algo que me aterraba. Aun así, no iba a entregarle mi magia, algo que siempre había deseado poder tener y que tanto anhelaba ver evolucionar, sin contar que como me quedase sin magia estaría aun más a merced de las trampas del castillo.

Entonces, ¿sería capaz de traer a otros aprendices a este lugar para luchar contra un enemigo que ni yo era capaz de dañar? Estaba seguro de que Saxor si podría plantarle cara si yo le apoyaba, ¿pero qué pasaba con Nikolai y la otra aprendiza? No tenían tanta habilidad, Assur podría llegar a matarlos sin problemas y todo porque yo no sabía que más hacer para avanzar.

Tenía que encontrar una razón para avanzar, dejar de dar palos a ciegas, pero no podía hacer nada. El chico tenía razón, no era de Tierra de Partida, los asuntos de este mundo no deberían preocuparme, era el mundo de nuestros enemigos después de todo. Porque este era el maldito problema, esta estúpida guerra era el problema de todo, el que los Sincorazón atacasen Tierra de Partida, el que estuviésemos atrapados ahora en este laberinto de pesadilla. Ojala desapareciera todo el odio que sentimos hacia el otro bando de nuestras vidas.

“Espera… ¡eso es! Los recuerdos pueden hacerlo desaparecer”

—Ya te he dicho, nací sin el don y no deseo volver a vivir sin él. Tampoco voy a manchar mis manos, ni arrastrar a otros a una lucha sin razón para que puedan morir —le hablé a Assur con decisión —. Dices que necesito una razón para avanzar, bien, la tengo… o más bien, la tenía antes de que la guerra empezara. Son recuerdos lo que quieres, ¿cierto? Entonces puedo darte aquello que tanto me impide avanzar: Las memorias de mi estancia en Bastión Hueco.

Esperé a ver que era lo que el joven me respondía antes de seguir.

—El día en que la guerra empezó cometí el mayor error de mi vida, abandonar a aquellas personas que habían visto un aliado en mí por orgullo —admití avergonzado apretando con fuerza los puños —. Se que lo que te pido es egoísta, pero es la única forma que veo de poder ayudar a salvar este lugar, el que un día también fue mi hogar. Quiero poder ayudar a mis amigos y eso solo podré hacerlo si vuelvo a recordar quienes son mis verdaderos compañeros.

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por **Reimeow** » Dom May 31, 2015 7:16 pm

Ronin, ante nuestra posición de no entregarla, se rió retrocediendo mientras alzaba las manos. Este apoyó o aceptó de alguna manera nuestra decisión llamándola a la vez que inteligente, estúpida. Terminó por referirse al chico, Malik, al que miré durante unos segundos, a la vez que miraba a Keiko, quién se había presentado hacia unos segundos y terminé por mirar a Chihiro la cuál había dado un paso al frente para encararse con Ronin.

-¿Por qué me quieres? ¿Para qué, qué piensas que vas a lograr secuestrándome?

-Shhh, yo no lo llamaría <<secuestrar>>. Al fin y al cabo podría haberte abducido como hice con Kazuki pero no lo he hecho, ¿verdad? Estoy respetando en la medida de lo posible vuestras voluntades.–Ahora que lo nombraba, ¿qué había sido de Kazuki? ¿Seguiría vivo aquel Maestro?-Y, respondiendo a tu pregunta, todo recuerdo es alimento para nosotros. Y tú tienes unos cuantos que me encantaría abrir y mostrar a todo el mundo.–Este sonrió de una forma que me erizó los pelos, ¿a qué se refería? ¿Chihiro ocultaba algo?.-Al fin y al cabo, no eres un Caballero. Eres nuestra enemiga. Has intentado destruir y robar elementos de este Castillo. Todavía esperas lograrlo.

Aquella mujer cada vez captaba más mi curiosidad, ¿quién era en verdad Chihiro? ¿La odiaban algunos precisamente por esto? ¿O cuál era la verdadera razón? Y, ¿por qué Kazuki quería permanecer cerca de Chihiro?

-Con todo, no habéis sido buenos chicos. No estáis actuando para proteger Tierra de Partida, sino siguiendo los deseos de un hombre egoísta que podría haber condenado sin problemas este Castillo por su estupidez.-Rió. ¿Hombre egoísta? ¿De que estaba hablando?—. La Orden ya no es lo que era, no. Me pregunto a qué estaréis dispuestos cuando lleguéis al fragmento de Llave… Ah, ¿no crees que sería buena idea contarles lo que les espera, Chihiro?

¿Ella sabía lo que nos lo esperaba? ¿¡Por qué no nos lo ha contado!? La miré fijamente esperando alguna respuesta de la mujer la cuál suspiró pasándose la mano por la frente, aún se notaba bastante débil. Tardó en contestar, pero yo por mi parte solo me limité a esperar su respuesta quedándome cerca de ella, no quería presionarla y menos en el estado en el que se encontraba.

La respuesta se hizo esperar pero al fin llegó, no era exactamente la contestación que esperaba. La mujer simplemente decía que necesitaba reposar indicando el jardín, alegando que si le permitíamos descansar o la curábamos nos daría la explicación que queríamos y que nos diría lo que sospechaba que teníamos que hacer para salir de aquí.

-Estamos todos en la misma situación: queremos llegar a la mitad de la Llave y si no nos damos prisa, moriremos. A ti te espera alguien-Señaló al chico-y vosotras dos no tenéis nada que ver con este lugar, no tenéis porqué perder la vida de forma estúpida. Estoy segura de que tenéis cosas que hacer, que teníais sueños por cumplir. Y se vendrán abajo si no colaboramos. Podéis seguir dando golpes de ciego cuanto queráis, pero si no razonamos, perderemos un tiempo precioso y no podréis prepararos para la prueba final como yo.

Suspiré, tenía bastante razón y si tenía alguna idea de cómo salir de aquí no iba a desobedecerla ya que lo único que quería ahora mismo era encontrar el maldito trozo y salir de allí. Por otra parte Keiko usó una poción en la mujer mientras explicaba su meta, supongo que eso la ayudaría bastante a restaurar sus fuerzas. Y el chico también decidió ir por sus propias razones.

Sin pensarlo mucho acompañé tambien a Chihiro al jardín. No me venía mal tomarme un descanso y creo que a mis compañeros tampoco.

por **Mentos** » Dom May 31, 2015 9:28 pm

Tras una silenciosa pausa y un rostro de gran desconcierto, Kazuki se atrevió a responder las cuestiones del grupo:

—No, no recuerdo nada pero… Chihiro. Chihiro, Chihiro. Ese nombre me resulta muy familiar… ¿Por qué…? ¿Cuándo… cuándo llegue aquí? —Su confusión parecía ir en aumento—. Castillo del Olvido. Vaya, tiene sentido. Entonces, ¿por estar aquí he olvidado cosas? Pero, ¿por qué…? Es como… Como si fuera alguna clase de castigo.—Una lágrima recorrió tímidamente su mejilla—. Perdón. Es… E-es que es mucho de golpe. Me cuesta creer que no os esté imaginando. Porque, no estoy loco, ¿verdad? ¿Cuánto tiempo llevo así…?

—No mucho, diría yo. Intenta no esforzarte demasiado, alguna forma habrá de devolverte tu memoria…

De repente, Coli sintió un sonido detrás de ella, como si una bandera estuviese ondulando. Tras darse la vuelta, vio a un misterioso hombre… o ángel, mejor dicho.

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<<¿Son alas de verdad…?>>

—Tú otra vez —suspiró Kazuki, algo aliviado—. Es él quien me ha ayudado a sobrevivir. Nunca me ha hablado, pero siempre que creía que no podía más, ha venido a indicarme un camino. No sabréis, por casualidad, quién es, ¿verdad? Creo que lo averigüé en su momento, pero que he vuelto a olvidarlo… —Se limitó a sacudir su cabeza—. Sigámosle.

—Si nadie tiene alguna queja…

Sin muchas más opciones y confiando en la palabra del maestro, la bellísima aprendiza siguió a la misteriosa persona por el pasillo, junto con los demás. Tras un pequeño rato caminando, Kazuki interrumpió el paseo tras intentar recordar más cosas pasadas.

—Cre-creo que recuerdo algo, pero no estoy seguro. Creo que recuerdo a una mujer… De pelo blanco. Quería ayudarla, quería salvarla pero… Me hundí en la oscuridad. ¿Por qué…?

<<La frígida…>>

Poco después, el ángel acabó por pronunciarse ante ellos.

—Aquí —dijo tras pararse frente a una puerta—. Da al siguiente nivel. Pero es una prueba, dura. Kazuki no puede superarla. Está atrapado, por culpa del Guía. Si queréis llevároslo con vosotros, debéis seguir otro camino. —Señaló el fondo del pasillo, a una puerta con una doble Llave Espada cruzada—. Es el camino más largo.

—Así que nos estás haciendo elegir. Pues la verdad es que…

—¡Buh!

—¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH! —Coli fue sorprendida por el guía disfrazado como Ronin, y dejó escapar un grito de sorpresa.

>>Ugh… ¿por qué no te teletransportas delante de nosotros, eh?

—¡No me hagas aparecer como si fuera el malo! Kazuki ha pagado suficiente por su crimen. Si queréis, puedo permitir que vaya recuperando la memoria. Eso significa que estará desconcertado y que podréis sonsacarle respuestas. Pero sólo si vais por el camino largo. Porque merecéis información, ¿no es cierto?

<<Cállate ya>>.

Acto seguido, se materializó detrás de Nikolai.

¿No es frustrante cuando los Maestros os consideran meros peones en su juego? —Dirigió su mirada hacia Saxor—. ¿Cuándo consideran que no merece la pena deciros nada a cambio de que arriesguéis vuestra vida? ¡Ni siquiera sabéis el verdadero motivo por el que empezó esta guerra! ¿No, Kazuki? ¡Qué lástima que no recuerdes ni siquiera que tu querida Chihiro fue el motivo de tu pecado!

—No sé de qué me hablas. ¿Pecado? Entonces, ¿sí que es un castigo…?

Inmediatamente, su semblante se volvió frío y serio. Colibritany no pudo evitar asustarse un poco.

—Claro que lo es. Te lo he explicado más de una vez, pero aquí es fácil olvidar lo que uno no quiere escuchar o lo que pretende… negar. —Mostró en su rostro una sonrisa siniestra—. Veréis, le advertí que debía pagar y que si no se andaba con cuidado, la pérdida de memoria sería irreversible. Pero, ¡ah, no quiso escuchar!—suspiró—. ¿Para qué había venido yo…? Ah, sí. Nuestro emplumado amigo tiene razón. Un camino u otro. Por un lado os aguardan respuestas, por otro, un sendero más directo a vuestro objetivo.¡No olvidemos que el tiempo apremia y podríais morir de un momento a otro! O acabar como Kazuki, claro. Quién sabe si la pérdida de memoria es contagiosa.

—Contigo cualquier cosa es posible, me temo…

—¿Quién era ese? Me resulta… familiar, también. —Kazuki se apretó el brazo herido y se mostró asustado—. ¿Vais a dejarme aquí?

—Eso es lo que quiere que hagamos, así que obviamente no.

—No. —contestó su compañero—. No soy tan ruin como para dejar tirado a quien me ha salvado la vida.

Tenía toda la razón del mundo. Si no hubiese sido por la intervención de Kazuki, los tres estarían muertos sin duda. Aunque era el maestro del bando contrario, nunca se había mostrado como un enemigo ante Colibritany, y mucho menos ahora, teniendo en cuenta su estado actual.

—Entonces todos estamos de acuerdo en tomar el camino largo, ¿no?

por **Sito** » Dom May 31, 2015 11:50 pm

—¿Ah, sí? Pues vale —contestó sin girarse y con total indiferencia el chaval de Tierra de Partida ante las sabias y simpáticas palabras de Nicoxa. Ambos estaban dándose la espalda, por lo que ella tampoco se giró.

Empezó a abrir y cerrar sus puños repetidas veces para no dejarse llevar por su temperamento y soltarle cuatro insultos malsonantes a ese aprendiz maleducado. Se pasó la mano por el pelo para calmarse.

«Cálmate, Nicoxa», se dijo mientras se ponía cada vez más roja, ¡era tan difícil aguantarse! Tenía que salir de ahí rápido: no iba a perder más tiempo intentando ser amable con alguien así, por lo que se limitó a soltar un sonoro suspiro y siguió su camino hacia la puerta roja antes de que estallara.

Nico no quería juzgar a todos los aprendices del bando contrario en base a unas pocas personas, pero si todos eran igual que la maestra Yami y ese aprendiz casi que se sentía aliviada de pertenecer a Bastión Hueco...

En aquel momento fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba definitivamente sóla y echó más en falta que nunca a Colibritany. Pero entonces se pellizcó la cara para evitar volver a pensar por enésima vez en lo mismo y ser más positiva que nunca. Tenía que serlo, por lo que empezó a andar sensualmente, poniendo especial esmero y concentración en cada paso que daba para así distraerse y evadirse.

Miró hacia la puerta roja que la esperaba y, sin previo aviso, se abrió y absorbió a la aprendiza, acabando con sus andares absurdos. Cuando Nicoxa quiso darse cuenta, el castillo la sorprendió una vez más.

* * *

Se encontraba ante unas murallas que estaban siendo atacadas por un ejército de Sincorazón. La gente huía como loca mientras unos guerreros intentaban frenarles. Lo que no sabía cómo iban a frenar era... al Sincorazón gigante que acompañaba a los pequeños: Nicoxa lo reconoció inmediatamente mientras un sentimiento de terror recorría su hermoso cuerpo, ¡era el mismo que había atacado Tierra de Partida y del que habían huído todos los aprendices!

—¡Corre, muchacha! —gritó una mujer a Nicoxa mientras la cogía del hombro para intentar que la acompañara—. ¡Subamos a la ciudadela, pronto!

En ese preciso instante una parte de la muralla fue destruída: una torre había caído y rompió lo que parecía una barrera. El miedo no hacía más que aumentar a la vez que el Sincorazón se acercaba cada vez más: lento pero sin pausa.

Nicoxa cerró los ojos y juntó sus manos, preparada para rezar lo primero que le viniera a la cabeza en una situación tan desesperada como esa.

«Si algo parece imposible, pero es bueno y necesario...», empezó a decir para sus adentros. Abrió los ojos momentáneamente y reparó en una persona que, aunque destacaba claramente sobre los demás, nadie parecía hacerle caso.

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Se olvidó de sus rezos y centró su atención en aquel ser alado. Nicoxa estaba fascinada con su apariencia, casi abstraída de lo que ocurría a su alrededor mientras le admiraba: le daba la sensación de que era alguien realmente importante y por alguna razón la hacía sentir segura. El ángel clavó la mirada en Nico y ella se sonrojó durante un instante. Observó cómo señalaba un gran edificio al que huían todos los habitantes de aquel lugar que recordaba vagamente a lo poco que conocía de Tierra de Partida.

—La salida es por ahí, en el interior del Alcázar—le dijo con una voz clara que Nicoxa entendió perfectamente pese al jaleo general que había—. Busca las palabras. Ten cuidado o morirás.

No pudo ni responderle porque alguien había empujado a la peliazul con bastante fuerza. Nicoxa se precipitó al suelo y tuvo que ponerse en pie rápidamente si no quería ser aplastada por la multitud que corría sin cesar por salvarse.

—¡Mira por donde vas! —le gritó mientras buscaba con la mirada al ángel. Ya no había ni rastro de él, se giró furiosa hacia la figura que chocó con ella para cantarle las cuarenta. Entonces se dió cuenta de que iba en dirección contraria a todo el mundo: se dirigía directamente hacia el Sincorazón gigante.

Nicoxa no entendía nada, ¿quién era esa persona y por qué valoraba tan poco su vida? Recordó el fuerte golpe que le dió y supuso que llevaba una armadura o algo similar.

—¡¿Qué haces?! ¡Esa cosa acabará contigo! —gritó al desconocido. Parecía ir en una misión suicida y ella no se veía capaz de ayudar de ninguna forma contra un enemigo tan grande, no estaba preparada. ¿Lo estaría él?

Cerró los ojos con fuerza para aclarar sus ideas, recordando las palabras del ángel: la salida estaba en el edificio, pero también le dijo que buscara unas palabras y, justo después, se choca con esa misteriosa persona. Quizás era una señal...

—Intentaré distraerle, espero que sepas lo que estás haciendo —ella, al menos, no tenía ni la más mínima idea de porqué iba a hacer lo que iba a hacer. Aquella persona ni se había disculpado con ella por el golpe y, aun así, el ver que nadie más quería ayudarle hizo que Nico quisiera echarle un cable. Estaba demostrando tener agallas.

Nicoxa corrió como una loca para situarse a un lado del gigantón distinto al que parecía ir el extraño, lo más cerca que le permitirían los sincorazón pequeños. Con manos temblorosas invocó su llave espada y le lanzó un conjuro Hielo apuntando a su cabeza, inmediatamente después se puso en guardia para volver a salir pitando si era necesario: aunque poderoso, aquel enemigo parecía moverse con una lentitud abrumadora.

Nico tenía la esperanza de que el hechizo sirviera para distraer al sincorazón aunque fuera durante un instante, como si le hubiera picado un insecto. Un instante que esperaba que aquel loco aprovechara para demostrarle de qué era capaz.

por **Suzume Mizuno** » Mié Jun 03, 2015 3:32 am

Maya

—¡Eh, espera! ¿De qué trampa se trata? ¿Qué está ocurriendo aquí?

Cuando doblara la esquina, Maya se encontraría con que el ángel la aguardaba y casi se dio de bruces con él. La miraba, pensativo, como si estuviera planteándose qué hacer. Entonces se arrancó una pluma que depositó en manos de la muchacha. Era tan ligera, tan suave que no parecía material. Casi daba la impresión de que fuera a desvanecerse si la niña apretaba demasiado los dedos.

—Consérvala. Te dará claridad. Lo que te espera es una trampa, un engaño, pero tú debes decidir qué es falso y qué no. Eres tú quien importa, después de todo. Las elecciones nos ayudan a avanzar, aunque a veces parezca que retrocedemos. No lo olvides cuando tengas que escoger. Cuando lleguéis al fondo del Castillo.—El ángel suspiró con suavidad y sus alas parecieron encogerse por un instante—. Si bajas, hallarás una prueba. Si no bajas, puedes salir de este lugar y continuar con tu camino, buscar ayuda pero… ¿Qué vale más, Maya? ¿Proteger este lugar que amas o entender que a veces hay que hacer sacrificios?

El ángel esbozó un asomo de sonrisa y retrocedió. Una vez Maya parpadeara, este habría desaparecido y lo único que quedaba era la pluma en las manos de la muchacha. El silencio continuaba envolviéndola, pero de pronto pudo apreciar diferentes detalles. De debajo de sus pies necesitaba un temblor casi imperceptible, muy desagradable, y una caricia fría en las plantas que iba ascendiendo con lentitud por sus piernas. Allí, abajo, había algo. Algo muy malo. Algo que ni siquiera sabía si podría vencer por su propia cuenta.

En cambio, si regresaba sobre sus pies y buscaba desde una ventana la salida del Castillo, la encontraría abierta de par en par, casi rebosante de luz, como si la invitara a huir.

No había nada en aquel lugar. No había nadie. Pero sí había algo. ¿La había llamado esa presencia? No, la voz había sido la de un hombre anciano, insistente pero no con tinte malvado.

¿A lo mejor no estaba sola?

En cualquier caso, era su decisión qué camino tomar.

****
Light

—No. No pienso abandonarte, de ninguna manera. Me da igual si eres una ilusión o no. —Yami volvió ligeramente la cabeza hacia él, con los ojos muy abiertos.

—P-pero, chocobito…

—Qué valiente y estúpido.

—Ojalá hubieras muerto en La Red, maldito asesino. Mereces morir. Por lo de Vergel Radiante, por lo de Zeix y ahora por esto… Todo lo que has provocado es imperdonable y debo acabar contigo. No sé cuándo seré capaz, solo sé que algún día lo haré. Pero ahora tengo clara una cosa.»¡¡No vas a avanzar más!!

Ryota apenas sí retrocedió un paso cuando Light lo embistió. Cuando invocó su katana en la otra mano, Ryota la evadió sin demasiados problemas. Una vez Light atacó con su Onda lunar, Ryota recibió el impacto en el estómago. El hombre se dobló por la mitad, dejando escapar una exclamación, pero luego miró a Light con fijeza y cuando el chico quiso darse cuenta se vio catapultado hacia atrás por un golpe de viento que le abrió una fea herida en el cuello.

Entonces Yami se interpuso entre él y Ryota y disparó una onda de oscuridad a la vez que, con un gemido de esfuerzo, empujaba a Light para apartarlo.

Dos hojas de viento la acertaron de lleno. Yami se desplomó de espaldas, con los ojos anegados en lágrimas y cubierta de sangre. Esbozó una temblorosa sonrisa en su dirección:

—V-vuela.

Y cerró los párpados. No salió ningún naipe.

Fue en ese momento cuando Light invocó su Círculo de minas, al mismo tiempo que Ryota avanzaba con paso decidido hacia Yami. El aprendiz tuvo tiempo de montar sobre Gaomon y salir despedido de vuelta sobre sus pasos y alejarse a toda velocidad.

Ryota sonrió y trató de ir tras él, pero, entonces, Yami le aferró por un tobillo. Tenía la mirada desenfocada y apenas sí podía respirar. Ryota echó una ojeada hacia el lugar por el que Light había escapado y después se acuclilló al lado de la joven.

—Lo has hecho bien.

Yami le escupió una mezcla de saliva y sangre al rostro y le sonrió. Ryota se limpió el rostro sin alterar el gesto.

—La pena es que haya dicho que no iba a abandonarte, pasara lo que pasara. Es un pequeño mentirosillo, ¿verdad?

Se incorporó con elegancia y sus ojos refulgieron mientras su rostro se sumía en las sombras.

—Necesitan aprender cuándo es el momento de huir. Y eso está bien. La pena es que hay enemigos que no puedes evitar. Ni tú pudiste vencerle a él… Para eso hace falta que toda Tierra de Partida esté unida. Me pregunto si llegarán a entenderlo.

Para entonces Ryota, o más bien, el Guía estaba envuelto en su acostumbrada capa y, por una vez, no sonreía. En su lugar miraba hacia donde Light había escapado con una expresión de severidad mientras los rasgos de Ryota se difuminaban. Bajó la mirada hacia Yami, que no se movía. Luego desapareció sin dejar rastro.

*

Light, entre tanto, recorría el camino del camino que había seguido con Yami. En uno de los recodos se encontró con un trecho recto muy largo, aunque a los lados se abrían diferentes caminos. Si Gaomon tenía cuidado, sin duda podría llevar a su amo de regreso a la habitación donde todos los aprendices se habían separado.

Sin embargo, al final del túnel les estaba aguardando alguien.

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No era una presencia agresiva, al contrario. El ángel aguardaba con tranquilidad e incluso si hacían ademán de intentar dañarle, se limitaría a levantar una mano para pedirles que se detuvieran. Y tendrían que hacerlo, pues les impedía regresar, a menos que quisieran tomar otro camino, por supuesto.

En caso de que Light decidiera acercarse al ángel, este diría:

—Moverse solo en este lugar es demasiado arriesgado: debes reunirte con tus compañeros. Pero ahora mismo no podéis avanzar en esa sala, es muy difícil romper su ilusión. A menos que obtengas un objeto particular. Te aguarda al final de ese camino.—Señaló con una mano uno de los desvíos, no muy lejos de Light, a su izquierda—. Si te permites perder un poco de tiempo, puedes cogerlo y regresar para ayudar a tus compañeros.

El ángel calló, aunque Light podía hacer preguntas, mientras se echaba a un lado por si deseaba continuar de largo a pesar de su sugerencia.

Era una idea interesante pero, ¿estaría dispuesto a confiar en su palabra?

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****
Nicoxa

—Intentaré distraerle, espero que sepas lo que estás haciendo.

La muchacha se arrojó al frente para intentar dar una oportunidad al desconocido para que venciera al Sincorazón. Nicoxa disparó un Hielo contra la cabeza de la criatura. Esta, sorprendida, volvió los ojos en su dirección. Fue suficiente.

Aunque no para lo que ella esperaba.

El encapuchado no atacó a la criatura. En su lugar invocó su glider y… Saltó al hombro del Sincorazón. Este, en lugar de intentar atraparlo, continuó andando y cuando el encapuchado señaló en dirección hacia la ciudadela, el Sincorazón echó a andar con paso cansino. Suerte que Nicoxa se había retirado con rapidez, porque podría haberla aplastado sin problemas. El desconocido miró a Nicoxa desde lo alto y exclamó, con una voz neutra, que imposibilitaba distinguir si se trataba de un hombre o una mujer:

—Vete rápido, chica. Antes de que este mundo se venga abajo.

¿Quizás era un agradecimiento por haber intentado echarle una mano? No llegó a saberlo, porque entonces uno de los Sincorazón pequeños se precipitó sobre ella. Antes de que pudiera alcanzarla, sin embargo, escuchó un estruendo y cuando quiso darse cuenta el Sincorazón había sido partido por la mitad y se desvanecía, dejando escapar un corazón.

Una mujer pelirroja enfundada en una armadura dorada, montada en lo que parecía ser un unicornio de metal, había destruido a los Sincorazón antes de que pudieran dañarla arremetiendo contra ellos. Ahora, al verla, apretó los labios y le tendió una mano:

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—¡Monta, rápido!

Si Nicoxa reaccionaba tarde o intentaba apartarse, la mujer soltaría un rugido de exasperación, la aferraría por el cuello de la ropa y la cruzaría sobre sus piernas. Después se alejaría a toda velocidad. Desde ahí, Nicoxa comprendería que aquello no era un caballo. Era un glider, porque estaba volando. Se alejaron por una calle y entonces la mujer gritó:

—¡Agárrate bien!

Apenas sí había terminado la frase cuando algo explotó tras ellas y un rayo de oscuridad gigantesco las rozó, alcanzando una casa, que reventó en pedazos. La onda expansiva las alcanzó y las arrancó del glider. Nicoxa rodaría por el suelo y cuando consiguiera levantarse, cubierta de polvo y ladrillos —con un par de contusiones en los brazos y las piernas— se encontraría con que la mujer se había plantado frente a ella con un ademán protector, portando una Llave Espada.

Asomándose por la calle, el gigantesco Sincorazón les clavaba la mirada. Y sobre su hombro continuaba montado el desconocido.

—¡Maldito y asqueroso traidor! ¿Por qué has hecho esto? ¿QUÉ ES LO QUE PRETENDES DESTRUYENDO TIERRA DE PARTIDA?—rugió la mujer, tan sucia como Nicoxa.

—Hace mucho que Tierra de Partida debió haber caído. Tierra de Partida está impidiendo el equilibrio. ¡Un mundo regido por personas como tú, incapaces de reconocer y aceptar las diferencias, que destruyen a sangre y espada lo que no obedece a sus reglas, debe desaparecer! Más vale que sea ahora consumido por la oscuridad a que precipite a los demás mundos a su ruina.

—¿Y qué te diferencia a ti de mí?—murmuró la mujer con voz ronca, pero sólo Nicoxa pudo escucharlo. Se volvió entonces hacia ella y dijo mientras le lanzaba algo a las manos:—.Corre a la ciudadela, muchacha. ¡Ahora!

Apenas sí tendría un par de segundos para ver lo que la pelirroja le había dado: una poción y un… ¡Un naipe con el diseño de una Montaña!

El Sincorazón se irguió y en su pecho comenzó a acumularse la oscuridad. Nicoxa comprendería que iba a disparar un nuevo rayo de oscuridad y, sin duda, no sobreviviría.

Pude haberlo impedido

La voz era la del ángel, a pesar de que no estaba por ningún lado. Aun así Nicoxa le oía hablar con claridad, como si… Viniera de su propia cabeza.

¡Si mi padre hubiera estado conmigo, podría haberlo evitado!

—¡Corre!—La mujer se interpuso entre ella y el Sincorazón y empezó a acumular magia a su alrededor.

Ahora es vuestro turno. No permitáis que vuelva a suceder nada igual.

Si Nicoxa se daba la vuelta, vería que la muralla de la ciudadela no estaba muy lejos: es más, la puerta estaba abierta de par en par. Al otro lado veía algo resplandecer. Un… un arco plateado. Nadie parecía verlo, todos lo esquivaban como habían hecho antes con el ángel. Allí dentro debía estar la salida. Ahora que tenía el naipe, podría pasar al siguiente nivel del Castillo. ¡Sólo necesitaba asegurarse de que había escuchado la palabra que le iban a pedir para salir! Bueno, tampoco es que tuviera tiempo. Necesitaba salir de allí, a menos que quisiera arriesgarse a luchar hombro con hombro con aquella mujer cuyo nombre desconocía.

En cualquier caso, si se acercaba al arco, vería sobre el mismo que había escritas unas palabras:

Piedad por el culpable es ******** al inocente.
Sin embargo, ¿quién es el ******* y quién el justo?

No era muy difícil encajar las palabras. Sólo necesitaba hacerlo para salir de aquel infierno. Si es que decidía marcharse, claro.

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****
Malik, Yui y Keiko

Chihiro ignoró a los aprendices hasta que hubo examinado el lugar. El jardín daba al interior de una pequeña casa, cuyos utensilios sugerían que era bastante antigua. En al cocina halló pan, que cortó en rebanadas, queso, leche, cacao, pollo frío y también algo de fruta. Trajo lo que pudo al exterior, se sentó a una mesa y comenzó a comer con mesura pero sin pausa. Masticaba con lentitud, con la mirada fija en la nada, sin que diera la impresión de que estaba disfrutando al llenar su estómago vacío. Lo aprendices podrían comer y beber también si así lo deseaban. Además, sólo el hecho de sentarse les ayudó a descansar y recuperarse un poco.

Había apurado la leche y el pollo, sin duda abusando de la paciencia de los aprendices, cuando empezó a hablar:

—Se dice que el Castillo del Olvido fue levantado para proteger Tierra de Partida. Sin embargo, también se sospecha que tiene otra función y no es otra cosa que la de encerrar un poder muy importante. Muy peligroso. Lo suficiente para que fuera temido en su tiempo. Su nombre se ha perdido en el tiempo. No, se ha olvidado. Su persona fue eliminada, temerosos como se encontraban los antiguos de su poder. Y ahora ese poder alimenta el Castillo del Olvido. No sé mucho más.—Dio un sorbo a la leche—. Supuestamente vivió durante la etapa en la que Zephyr aún se encontraba en Tierra de Partida, aunque no sé si nuestro olvidado pisó este mundo por entonces. Pero se supone que duerme en lo más profundo de este Castillo. Probablemente junto al fragmento de Llave que queremos obtener.

Chihiro parecía encontrarse algo mejor, aunque se darían cuenta de que su expresión se mostraba más vacía que antes. Se tomó entonces la Poción que le había dado Keiko, si bien ni eso le devolvió muchas energías.

—Esta habitación es una ilusión. No debemos intentar avanzar o retroceder. Lo importante es llegar al centro, ya que se trata de un laberinto.—Con un gesto señaló con la barbilla hacia el «cielo» de los aprendices. Se refería, casi sin dudas, al centro de la estancia, la única parte vacía—. De ahí proviene la energía que mantiene todo esto en pie. Y…—Hizo una mueca de dolor y se llevó una mano al pecho—. Hay que… seguir caminos que… suban…

Dio, sin querer, un golpe al agua, que se volcó sobre la superficie de la mesa y se desplomó sobre la misma. Chihiro exhaló un suspiro tembloroso y negó con la cabeza. De algún lugar les llegó la voz del Guía:

—Sí, sí. ¿Por qué no iban a ver…?

Y de repente el agua dejó de extenderse y su superficie se tornó opaca. Tras unos instantes, en ella apareció una imagen. Chihiro avanzaba por un lugar oscuro. Sus pasos resonaban con un eco extraño, como si estuviera muy lejos.

Se detuvo frente a una figura, que aparecía sentada en una silla. Era imposible verla, ya que parecía sumida en las sombras. Realizó un gesto en dirección a Chihiro, que asintió con la cabeza.

—Ya está hecho. —Un nuevo gesto. Debía estar hablando, pero a ellos no les llegaba su voz—. Sí. Todo el mundo piensa que ha sido Ronin. Ni sus propios Maestros confían en él. Fue fácil.—La Chihiro de la imagen cerró los ojos—. Creo que sí puede sospechar, pero no tiene pruebas. No, no nos dará problemas.—De pronto, la mujer de la imagen sonrió con tristeza—. Porque él no es capaz de hacerme daño.

»Y gracias a eso, Tierra de Partida y Bastión Hueco estarán ocupados matándose los unos a los otros. Al menos durante un tiempo.

La imagen se desvaneció y de pronto el Guía estaba detrás de Chihiro, acariciando uno de sus largos mechones de pelo y sonriendo con crueldad. Una expresión extraña en el rostro de Ronin:

—Es una lástima que Ryota no muriera, ¿verdad, Chihiro…?

Miró a los aprendices, con seriedad, y se desvaneció una vez más. Chihiro permaneció en silencio, apretando las manos sobre el corazón, demasiado débil como para levantarse o protestar.

Ahora…

¿Cuál sería la reacción de los aprendices?

****
Saxor, Nikolai y Colibritany

Los tres aprendices se negaron a dejar solo al Maestro amnésico y cruzaron la puerta con la señal de las Llave Espada cruzadas. Al otro lado encontrar una escalera amplia, blanca, que descendía con suavidad en medio de la oscuridad.

—¡Ah! Para animar el ambiente, ya que ninguno ha hecho preguntas: ¿por qué no lees esto en alto? —El Guía apareció un instante y dejó una hoja doblada en las manos de Nikolai—. Creo que os resultará interesante.

Si abría el papel vería que se trataba de una carta, escrita con tinta de mala calidad y letra temblorosa.

He consultado las veces que he escrito en este cuaderno y, si no estoy equivocado, llevo aquí seis meses. Sólo recuerdo una semana, sin embargo. Cada página es como si perdiera una y otra vez la memoria. Parece que me hará lo mismo una hasta que me rinda. No importa.

Por mucho que ese Guía quiera mantenerme encerrado, voy a salir. Dice que he pecado y, en cierto sentido, tiene razón, pero cada uno posee su propia concepción de lo que es «pecar», y si este es mi castigo, lo aceptaré. Pero no ahora. No cuando ella está herida, me necesita.

¿De qué serviría lo que he hecho si ahora rectifico, si me echo atrás? ¿Para qué he puesto la Orden en peligro, entonces…?

A veces pienso que no tendría que haberla dejado entrar, pero… Ya no hay nada que pueda hacer. Sólo espero que el Guía no haya comenzado a cebarse con ella. Si me odia a mí, no quiero imaginar lo que sentirá contra Chihiro.

Cuando Nikolai terminara de leer en voz alta —o, en caso de que no quisiera, Kazuki le arrebataría la carta y la leería—, el Maestro se quedó congelado en uno de los escalones.

—Esta es mi letra… ¡Es mi…! ¿Chihiro es... esa mujer del pelo... blanco? ¿Estáis diciendo que yo he… he traicionado de verdad a Tierra de Partida?

Abrió mucho los ojos. Antes no sabía qué era Tierra de Partida. Ahora, en cambio… Se llevó la mano a la cabeza.

En la oscuridad se proyectaron imágenes confusas, algunas de las cuales les resultaron muy familiares, pues en ellas aparecían momentos de sus propias vidas. La celebración de cumpleaños de Port Royal, la trampa que le habían tendido a Nikolai, la caída de Vergel Radiante que Saxor había presenciado, un extraño mundo en blanco y negro donde Alec, Maya y Saito se encontraban junto a una especie de Ronin mucho más joven y otro hombre más…

Kazuki gimoteó de dolor.

Entonces, frente a ellos, al lado de Colibritany apareció la imagen de una mujer joven pero que, aun así, tenía una larga melena blanca. Sonreía a Kazuki y extendía una mano hacia él, con ademán de ir a estrechársela:

—Gracias. Nunca lo olvidaré, Kazuki. Tú tampoco lo hagas.

Kazuki negó y se agachó para sentarse en uno de los escalones, pálido como un muerto. Tras un momento, miró a Colibritany y dijo:

—Vosotros… Sois de Bastión Hueco. Y tú, Saxor… ¿También o ya…no? Chica, ¿quién… quién os dejó entrar a Tierra de Partida?

—¡Tú, maldito perro sarnoso de mierda!—chilló una voz infantil.

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Alexis los observaba desde lo alto de las escaleras con tanta furia que temblaba de los pies a la cabeza. Gracias a la iluminación de las escaleras pudieron ver que estaba cubierta de sangre y cojeaba.

—¡Lo planeasteis todo! ¡Queríais matarnos a todos y Ryota cayó en tu estúpida trampa como un completo subnormal! ¡Y es todo culpa tuya! ¡Te voy a destripar, asqueroso, además fingiendo que no sabes lo que has hecho!

E invocó la Llave Espada antes de, con un rugido de rabia, precipitarse escaleras abajo, hacia ellos. Kazuki se había quedado en blanco, demasiado aturdido para reaccionar. Murmuró algo, quizás el nombre de Alexis, y después retrocedió un paso llevándose la mano a la cara. No parecía que fuera a defenderse. Y Alexis, desde luego, venía con ganas de matar. Podían dejar que el Maestro se las apañara por su cuenta, o intentar detener a Alexis.

También… ¿Sería la verdadera?

En cualquier caso, en pocos segundos la tendrían encima. Y necesitaban decidir qué hacer cuanto antes.

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****
Alec

—Ya te he dicho, nací sin el don y no deseo volver a vivir sin él. Tampoco voy a manchar mis manos, ni arrastrar a otros a una lucha sin razón para que puedan morir.—Assur le contempló en silencio, sin interrumpir—. Dices que necesito una razón para avanzar, bien, la tengo… o más bien, la tenía antes de que la guerra empezara. Son recuerdos lo que quieres, ¿cierto? Entonces puedo darte aquello que tanto me impide avanzar: Las memorias de mi estancia en Bastión Hueco.

El chico arqueó las cejas y pareció meditarlo.

—No sería imposible, pero me sorprende.

—El día en que la guerra empezó cometí el mayor error de mi vida, abandonar a aquellas personas que habían visto un aliado en mí por orgullo . Se que lo que te pido es egoísta, pero es la única forma que veo de poder ayudar a salvar este lugar, el que un día también fue mi hogar. Quiero poder ayudar a mis amigos y eso solo podré hacerlo si vuelvo a recordar quienes son mis verdaderos compañeros.

Assur cerró los ojos y se pasó la vara de una mano a otra.

—Si es lo que vas a dar a cambio de avanzar, me parece bien. Aun así, puede que sea demasiado, incluso para un mago de pacotilla como tú. Así que dejaré que te lleves tus recuerdos. Tú decidirás si quieres recuperarlos o no.—Hizo un mohín y con un chasquido de dedos apareció un papel y una pluma en las manos de Alec—. Apunta los hechizos que hayas aprendido durante el período que vas a olvidar. Se me castigaría si te arrebato también tu magia.

Acto seguido, el jovencísimo mago extendió los brazos a los lados y comenzó a murmurar algo. Alec tuvo tiempo para darle alguna instrucción a su gatita, si así lo quería, y a tomar nota de la magia que había desarrollado a lo largo de un año antes de que Assur avanzara con paso firme y apoyara el báculo contra la frente de Alec.

—Esperemos que te sirva para templar tu voluntad. No nos volveremos a ver.—Assur sonrió.

Entonces, todo se volvió oscuro para Alec.

Assur, con un gesto, impidió que se diera un buen golpe en la cabeza. Después se cruzó de brazos y observó al ángel, que acababa de aparecer frente a él, con el ceño fruncido.

—Olvidar es escapar del pecado, pero a veces es necesario. ¿No?—El ángel alzó las comisuras de los labios y Assur resopló mientras empezaba a desvanecerse—. No te quedes mucho con él. Estás interviniendo demasiado. Al final el Guía tendrá que detenerte.

Y dejó a solas al ángel y al muchacho. El primero se agachó y acarició a Ilana, calmándola de inmediato.

—No te preocupes. Todo saldrá bien.

*

Cuando Alec abrió los ojos, sin duda se quedó desconcertado. Estaba acostado, boca arriba, en medio de una inmensa habitación de un blanco cegador. Ilana se encontraba a su lado y, erguido a su lado, había un hombre.

No, un ángel de alas blancas y melena dorada.

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—No puedo quedarme mucho contigo, Alec. Has perdido tu memoria de un año. Te encuentras en Tierra de Partida, cambiada, porque está siendo atacada por una horda de Sincorazón. Se ha convertido en un Castillo que se alimenta de vuestros recuerdos. Para devolver Tierra de Partida a su imagen original debes seguir bajando, nivel tras nivel, hasta alcanzar el fondo del Castillo y recuperar la mitad de una Llave Espada. Es la única forma de que todo vuelva a la normalidad. Usa ese naipe—señaló la mano de Alec, donde había un naipe en blanco— para abrir puertas doradas como esta. En ocasiones no podrás acceder a ellas y tendrás que buscar otra ruta.—El ángel, que había hablado con calma, parpadeó y estiró un poco las alas—. Debes tener muchas preguntas. Hazlas y te las responderé en la medida que sea capaz, pero debo irme pronto.

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Fecha límite:sábado 6 de junio a las 23:59

por **Light** » Mié Jun 03, 2015 11:34 pm

La onda que arrojó por sorpresa afortunadamente golpeó a Ryota; por un segundo, el mero hecho de dañar a un Maestro de aquel nivel le llenó de satisfacción. Su contrincante, muy superior a él, contraatacó invocando una ráfaga que le empujó con mucha fuerza y le produjo una herida.

Se reincorporó lo más rápido que pudo. Light hubiera estado a su merced de no ser por Yami, quien se interpuso entre ellos y liberó un hechizo de oscuridad para proteger al aprendiz.

Aquel movimiento le salió muy caro. Ensangrentada, cayó derrotada a causa de las hojas de aire que impactaron contra ella. Un sentimiento tremendo de angustia despertó dentro del joven y se dejó caer sobre el suelo, cerca de la Maestra.

—V-vuela.

—No… —pronunció en voz baja, negando con la cabeza.

Fueron sus últimas palabras. Después, cerró sus ojos anegados en lágrimas y… no dijo nada más. Su aprendiz simplemente se quedó petrificado.

Experimentaba rabia e impotencia a partes iguales. Light se abrazó a sí mismo y se clavó sus propias uñas en los brazos, enfurecido. Cerró sus ojos momentáneamente, conteniendo el llanto. No iba a llorar, no iba a darle ese gusto al enemigo. Le odiaba tanto que sentía que enloquecería en cualquier momento y se abalanzaría sobre él. Lo que daría por verle muerto, puede que incluso su propia vida.

Pero él no lo permitiría.

«¡Olvídate de Yami y huye! ¡Ahora va a ir a por ti!», le advirtió Gaomon a través de telepatía. Si no había aparecido ningún naipe todo indicaba que así sería: claramente estaba en peligro.

«¡Pero yo…!».

«¡Ya no puedes hacer nada por ella! ¡No malgastes la vida que te dio y reacciona de una maldita vez!», expresó muy alterado el eidolon, haciendo referencia al momento en que Yami le salvó (cuando le empujó para interponerse entre él y Ryota).

Era cierto que había sido un estorbo, en efecto. Y un iluso al pensar que podía afrontar a Ryota. No había podido hacer absolutamente nada para ayudar a Yami y no se lo perdonaría en lo que le quedaba de vida; tampoco olvidaría el crimen del Maestro traidor, por supuesto.

«¡Mierda!», fulminó a Ryota con la mirada.

En un arrebato de furia, estampó la palma de su mano en el suelo, invocando un hechizo: se protegió con unas minas ocultas que quizá detendrían el avance del Maestro enemigo. Gaomon, consciente de que había logrado convencer a su invocador, inmediatamente se materializó y le ofreció su espalda para que montara sobre él sin más dilación.

Rápidamente, y con cuidado de no activar ninguno de sus explosivos, salió huyendo, con el corazón en el puño. Saltó sobre el lomo de su mascota y se dispuso a dejar aquella sala, abandonando allí a Ryota y a una Yami acabada.

Incapaz de contener toda aquella frustración, soltó un grito desgarrador:

—¡MIERDA!

***

«Odio no poder hacer nada».

Una Maestra de Tierra de Partida había caído delante de sus narices y la había dejado allí para salvarse el pellejo. La había hecho caso y dolía tanto...

No solo la muerte de Yami le atormentaba. Akio y los demás seguramente habían terminado igual que ella. Si aquello era una pesadilla, estaba deseando despertar cuanto antes.

Durante su viaje por los túneles no entabló conversación con su mascota. Ni una sola palabra salió de su boca. Estaba completamente hundido, aterrado y lleno de remordimiento. Cabizbajo, clavaba la mirada vacía en el suelo, sin pestañear apenas.

Resultaba un alivio que Light se molestara en memorizar el camino antes. Gaomon, que había tenido acceso a su mente como buen eidolon, sabía en todo momento qué desvíos tomar para abandonar el laberinto sin perderse. Impulsado por su habilidad, atravesó velozmente todos aquellos pasillos hasta alcanzar la salida.

La mascota se detuvo en seco cuando se dio cuenta de que alguien les esperaba. Light alzó la vista y se sorprendió al comprobar que se trataba de un ángel: un hombre de cabellos largos con dos grandes alas en la espalda. ¿Le estaban engañando sus ojos?

A simple vista no parecía mostrar un comportamiento hostil, ¿podría considerarle un enemigo? Light, más relajado, abandonó la espalda del perro —éste desapareció, sin dejar ningún rastro— y se acercó a aquel individuo, muy serio. De alguna manera le infundía respeto y le transmitía mucha tranquilidad: era un sentimiento extraño que no podía describir.

—Moverse solo en este lugar es demasiado arriesgado: debes reunirte con tus compañeros. Pero ahora mismo no podéis avanzar en esa sala, es muy difícil romper su ilusión. A menos que obtengas un objeto particular. Te aguarda al final de ese camino —le indicó, señalando la susodicha ruta con la mano—. Si te permites perder un poco de tiempo, puedes cogerlo y regresar para ayudar a tus compañeros.

Pensativo, observó durante escasos segundos el camino que le señalaba el ángel y, tras meditarlo un poco, finalmente decidió tomarlo. Su situación difícilmente podía ser peor y el castillo pronto sería destruido por los Sincorazón si no se daban prisa.

Además, quería ser útil. Había fallado a Yami, pero todavía podía ayudar a Malik y los demás consiguiendo aquel objeto que supuestamente facilitaría su avance.

Sin embargo, ¿podía permitirse confiar en aquel ser? A simple vista no parecía un enemigo. No se consideraba religioso, pero sabía que los mensajeros de Dios no se caracterizaban por su maldad precisamente. Esperaba que no se tratara de un demonio.

—Gracias por la información —expresó decaído, con la voz algo apagada. Incapaz de contener la curiosidad, intentaría saciarla. Retiró la vista de aquel pasillo y se volvió hacia el ser alado: no se quedaría del todo tranquilo hasta que le contestara algunas cuestiones—. Pero… ¿Por qué me ayudas? ¿Quién eres tú? ¿Eres aliado de Tierra de Partida? —Le miró fijamente a los ojos, analizándole.

Esperaría su respuesta antes de continuar su camino: el señalado por aquel misterioso ser.

por **Drazham** » Jue Jun 04, 2015 6:35 pm

Decidido por unanimidad, el trio de aprendices se quedó con Kazuki, llevándoselo con ellos a la puerta con las Llaves Espada cruzadas. Al abrirla, se toparon con una escalinata del ya conocido mármol blanco que descendía a los pisos inferiores. Al poco rato de llegar a la mitad de las escaleras, el Guía se apareció ante ellos para frenarles.

—¿Y ahora qué quieres? —le preguntó de mala gana.

—¡Ah! Para animar el ambiente, ya que ninguno ha hecho preguntas: ¿por qué no lees esto en alto? —Le tendió una hoja de papel doblada a Niko. El joven arqueó una ceja, y tomó el papel con suspicacia—. Creo que os resultará interesante.

Con su cometido cumplido, desapareció. Nikolai, invadiéndole la curiosidad y el temor, desplegó la hoja, revelando un texto escrito con una caligrafía de pésima calidad. Quien la escribiese no debía de estar muy tranquilo, la letra daba a entender que no tendría el pulso firme en ese momento. Agudizó la vista (a modo de contrarrestar sus problemas con su vista de cerca) y leyó en voz alta el contenido de la carta:

He consultado las veces que he escrito en este cuaderno y, si no estoy equivocado, llevo aquí seis meses. Sólo recuerdo una semana, sin embargo. Cada página es como si perdiera una y otra vez la memoria. Parece que me hará lo mismo una hasta que me rinda. No importa.

Por mucho que ese Guía quiera mantenerme encerrado, voy a salir. Dice que he pecado y, en cierto sentido, tiene razón, pero cada uno posee su propia concepción de lo que es «pecar», y si este es mi castigo, lo aceptaré. Pero no ahora. No cuando ella está herida, me necesita.

¿De qué serviría lo que he hecho si ahora rectifico, si me echo atrás? ¿Para qué he puesto la Orden en peligro, entonces…?

A veces pienso que no tendría que haberla dejado entrar, pero… Ya no hay nada que pueda hacer. Sólo espero que el Guía no haya comenzado a cebarse con ella. Si me odia a mí, no quiero imaginar lo que sentirá contra Chihiro.

Pérdidas de memoria, castigos… y Chihiro. Todo aquello se había convertido en el tema principal a tratar durante los últimos minutos que habían permanecido con el Maestro perdido. Uniendo todos los puntos, se podía deducir quien había escrito aquella carta.

Tampoco hacía falta pensarlo mucho, ya que Kazuki reaccionó de inmediato, arrancándole la hoja a Nikolai de las manos al terminar de leerla.

—Esta es mi letra… —<Premio>—. ¡Es mi…! ¿Chihiro es... esa mujer del pelo... blanco? ¿Estáis diciendo que yo he… he traicionado de verdad a Tierra de Partida?

Miró con el ceño fruncido a un exasperado Kazuki. Que fuese recuperando retazos de su memoria significaba que el Guía estaba cumpliendo con su parte del trato.

La carta no fue el único evento extraño: proyecciones como las de la réplica de la aldea se mostraron por toda la sala. Lo curioso fue que en esa ocasión, se trataban de escenas en las que aparecían ellos. Escenas del pasado, por lo que parecía.

Nikolai reconoció una de las proyecciones en la que se le veía a él en el hotel de Ciudad de Paso junto a Paco, el vecino que se alió con uno de los Villanos Finales. Le entró un sentimiento de nostalgia, rememorando aquel día en el aceptó el poder de la Llave Espada. Le había ocurrido de todo en los meses siguientes: visitar mundos desconocidos, conocer a sus nuevos compañeros, e incluso enamorarse.

Una última imagen apareció, mostrando a una mujer que no le sacaría muchos años, con una larga melena plateada, y extendiéndole la mano a Kazuki con una dulce sonrisa dibujada en su cara. Una mujer que le resultaba muy, muy familiar.

<Esa no es…>.

—Gracias. Nunca lo olvidaré, Kazuki. Tú tampoco lo hagas.

Lo era; aparentaba menos edad, pero su tono de voz era el mismo. La cara del Maestro se volvió blanca, como si acabase de ver a un fantasma. Se sentó en uno de los escalones y se dirigió a los aprendices.

—Vosotros… Sois de Bastión Hueco. —Niko alzó ambas cejas, curioso. No se esperaba que el hombre estuviese recuperando la memoria tan rápido—. Y tú, Saxor… ¿También o ya…no? Chica, ¿quién… quién os dejó entrar a Tierra de Partida?

—¡Tú, maldito perro sarnoso de mierda!

Una voz femenina se hizo de notar a pleno volumen desde arriba. Niko alzó la vista, hallando a una chica joven de pelo puntiagudo en lo alto de las escaleras, observándolos con una expresión llena de ira. La conocía, era una de las aprendizas que se juntó con los Maestros durante la reunión que tuvieron en la sala del trono del bastión. Si la memoria no le fallaba, creía recordar que su nombre era Alexis.

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<¿Qué hace ella aquí?>, nada más verla, Nikolai presintió que algo iba mal. Alexis se había quedado con el grupo que defendería la entrada del castillo de los Sincorazón. Sin embargo, ahora la tenían justo en frente, empapada en sangre y con dificultades para mantenerse erguida. Se temió lo peor ¿Qué demonios había ocurrido en la entrada?

O… ¿Se trataba de un truco? Una Alexis falsa que había creado castillo para causar la discordia en el grupo. Tenía que considerar también esa posibilidad, no era la primera vez que se la estaban jugando.

—¡Lo planeasteis todo! ¡Queríais matarnos a todos y Ryota cayó en tu estúpida trampa como un completo subnormal! ¡Y es todo culpa tuya! ¡Te voy a destripar, asqueroso, además fingiendo que no sabes lo que has hecho!

Con Llave Espada en mano, Alexis se lanzó hecha una furia, dispuesta a causar más que leves heridas. Kazuki no hizo otra cosa que retroceder y encogerse cual gato asustadizo. El joven chasqueó la lengua, viendo que tendrían que ser ellos los que tomasen cartas en el asunto.

Falsa o auténtica, tenían que pararle los pies antes de que diese lugar a una carnicería.

—Que uno se quede vigilando a Kazuki —comandó con urgencia a sus compañeros—. El otro, que me ayude a retenerla.

Con un movimiento de su brazo, se envolvió en un velo de ocultación y echó a correr hacia la colérica aprendiza. Con lo alterada que estaba, no le resultaría difícil acercarse a ella por uno de sus flancos mientras permanecía invisible por los efectos del Impulso Efímero y derribarla, apresándola una vez cayese al suelo.

Una vez la retuviese, le recurriría:

—¡Alexis, para! ¡No vas a ganar nada matándolo! ¡Le necesitamos!

Porque así era: no iban a ganar nada descuartizando a Kazuki, sino todo lo contrario. El Maestro se estaba guardaba información sobre la guerra, esa supuesta “traición” a Tierra de Partida y la misteriosa mujer que se había aliado con Bastión Hueco. Y bajo ningún concepto iba a permitir que esta oportunidad se le escapase de las manos.

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por **Saxor** » Vie Jun 05, 2015 8:00 pm

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Kazuki se vio completamente saturado por toda la información que le dimos. Realmente, a menos que tuviera una memoria a corto plazo tremenda (y eso en aquellos instantes seguro que no serviría de mucho) se quedaría nada más que de unos pocos pedazos de información... Pero una palabra sí que le impactó más que el resto.

—No, no recuerdo nada pero… Chihiro. Chihiro, Chihiro. Ese nombre me resulta muy familiar… ¿Por qué…? ¿Cuándo… cuándo llegue aquí?

—Se supone que llevamos aquí nada más que unas horas...—respondí. Sin embargo, no estaba muy seguro. ¿Y si el tiempo avanzaba de forma distinta en distintas partes del castillo? No era algo imposible, y desde luego no me gustaría un pelo.

—Castillo del Olvido. Vaya, tiene sentido. Entonces, ¿por estar aquí he olvidado cosas? Pero, ¿por qué…? Es como… Como si fuera alguna clase de castigo. Perdón. Es… E-es que es mucho de golpe. Me cuesta creer que no os esté imaginando. Porque, no estoy loco, ¿verdad? ¿Cuánto tiempo llevo así…?

Fue entonces cuando un ser muy semejante a un ángel (si es que no lo era) se presentó en mitad del pasillo, dejando a Guilmon con una expresión de asombro. Aunque casi parecía una estatua que se movía por su cuenta, el Maestro Kazuki suspiró de alivio ante su presencia.

—Tú otra vez. Es él quien me ha ayudado a sobrevivir. Nunca me ha hablado, pero siempre que creía que no podía más, ha venido a indicarme un camino. No sabréis, por casualidad, quién es, ¿verdad? Creo que lo averigüé en su momento, pero que he vuelto a olvidarlo… Sigámosle.

Y el maestro siguió a su guía personal a través de los pasillos. Pareció recordar algo más mientras le seguíamos, aunque sus descripciones encajaban con la propia Chihiro. Y hablaba de salvarla... ¿Qué le habría pasado? El ángel se detuvo frente a una puerta.

—Aquí. Da al siguiente nivel. Pero es una prueba, dura. Kazuki no puede superarla. Está atrapado, por culpa del Guía. Si queréis llevároslo con vosotros, debéis seguir otro camino.—Señaló a una puerta al final del pasillo, con dos llaves espada cruzadas—. Es el camino más largo.

—¡Buh!—oí un grito que hizo que tanto la chica de Bastión Hueco como Guilmon chillaran del susto. Pero lo que me encontré me dejó con la mente en blanco... ¿Cómo podía ser posible...?

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¿Cómo rayos podía ser mi propio Maestro el Guía que nos había dado la murga todo el tiempo que llevábamos en el Castillo del Olvido?

—… ¿Ronin?

─Pe-pe-pero...—no podía creérmelo. ¿Qué hacía el Maestro Ronin comportándose de esa manera? Y no solo eso, si no hubiera sido por aquella jerga pirata de antes, no habría sido capaz de creérmelo.

—¡No me hagas aparecer como si fuera el malo! Kazuki ha pagado suficiente por su crimen. Si queréis, puedo permitir que vaya recuperando la memoria. Eso significa que estará desconcertado y que podréis sonsacarle respuestas. Pero sólo si vais por el camino largo. Porque merecéis información, ¿no es cierto? ¿No es frustrante cuando los Maestros os consideran meros peones en su juego?—aquella mirada suya hizo retumbar las palabras "carne de cañón" en mi cabeza—. ¿Cuando consideran que no merece la pena deciros nada a cambio de que arriesguéis vuestra vida? ¡Ni siquiera sabéis el verdadero motivo por el que empezó esta guerra! ¿No, Kazuki? ¡Qué lástima que no recuerdes ni siquiera que tu querida Chihiro fue el motivo de tu pecado!

Cada vez la palabra Chihiro se oía más. No sabía si era mera casualidad o no, pero parecía innegable el hecho de que aquella mujer le afectaba especialmente a Kazuki... ¿Pero qué tenía que ver ella con el incidente de Datastream? Aunque lo desconocía, el Maestro Kazuki podría contarlo (o se negaría en rotundo a hacerlo) si recuperaba la memoria.

—No sé de qué me hablas. ¿Pecado? Entonces, ¿sí que es un castigo…?—con esa pregunta, el humor de Ronin se congeló de golpe... Pocas veces había visto a Ronin tan serio.

—Claro que lo es. Te lo he explicado más de una vez, pero aquí es fácil olvidar lo que uno no quiere escuchar o lo que pretende… negar. Veréis, le advertí que debía pagar y que si no se andaba con cuidado, la pérdida de memoria sería irreversible. Pero, ¡ah, no quiso escuchar!—Volvió a su actitud corriente—. ¿Para qué había venido yo…? Ah, sí. Nuestro emplumado amigo tiene razón. Un camino u otro. Por un lado os aguardan respuestas, por otro, un sendero más directo a vuestro objetivo. ¡No olvidemos que el tiempo apremia y podríais morir de un momento a otro! O acabar como Kazuki, claro. Quién sabe si la pérdida de memoria es contagiosa.

—¿Quién era ese? Me resulta… familiar, también—me negué a responder a eso, ya que tenía demasiadas dudas en mi cabeza—. ¿Vais a dejarme aquí?

—No. No soy tan ruin como para dejar tirado a quien me ha salvado la vida.

—Yo... tampoco—murmuré pensativo, aún preguntándome si realmente mi Maestro era el Guía... Porque no era la primera vez que alguien suplantaba su identidad. Atravesamos la puerta junto con el Maestro, e inmediatamente Ronin nos pasó una hoja de papel, que Nikolai leyó en voz alta.

—¡Ah! Para animar el ambiente, ya que ninguno ha hecho preguntas: ¿por qué no lees esto en alto? Creo que os resultará interesante.

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He consultado las veces que he escrito en este cuaderno y, si no estoy equivocado, llevo aquí seis meses. Sólo recuerdo una semana, sin embargo. Cada página es como si perdiera una y otra vez la memoria. Parece que me hará lo mismo una hasta que me rinda. No importa.

Por mucho que ese Guía quiera mantenerme encerrado, voy a salir. Dice que he pecado y, en cierto sentido, tiene razón, pero cada uno posee su propia concepción de lo que es «pecar», y si este es mi castigo, lo aceptaré. Pero no ahora. No cuando ella está herida, me necesita.

¿De qué serviría lo que he hecho si ahora rectifico, si me echo atrás? ¿Para qué he puesto la Orden en peligro, entonces…?

A veces pienso que no tendría que haberla dejado entrar, pero… Ya no hay nada que pueda hacer. Sólo espero que el Guía no haya comenzado a cebarse con ella. Si me odia a mí, no quiero imaginar lo que sentirá contra Chihiro.

Todo aquello me confundía aún más. Aunque era claramente de Kazuki, ahora el "pecado" parecía ser de ese mismo día, y no de los incidentes de Datastream (o aquella era mi interpretación, podía estar hablando de ese día), pero no conseguía entender la relación de Chihiro en todo aquel asunto.

Cuando Nikolai terminara de leer en voz alta —o, en caso de que no quisiera, Kazuki le arrebataría la carta y la leería—, el Maestro se quedó congelado en uno de los escalones.

—Esta es mi letra… ¡Es mi…! ¿Chihiro es... esa mujer del pelo... blanco? ¿Estáis diciendo que yo he… he traicionado de verdad a Tierra de Partida?

¿Estaba insinuando que la situación actual del castillo era cosa suya? Si fuera verdad, me sentiría bastante decepcionado, pero no era capaz de sentir eso en esos momentos, por muy verdadero que fuese. Una persona amnésica no podía sentirse responsable de lo que él había hecho... A menos que no se arrepintiera después.

Y una gran cantidad de imágenes del pasado se mostraron a través del pasillo. Algunas no las conocía, pero había otras... que me dolía ver.

¡¿Saxor?!

¡Huid, salid por la ventana!

¡Déjame aquí, sálvate tú!

Unas pocas imágenes de aquella masacre eran más que suficientes para aflorar toda ella en mi cabeza. Mi padre, mi madre, casi toda la gente que había conocido muriendo delante de mis ojos, sin poder hacer nada. Y yo fui el único que no murió por Xayim... Aparté la mirada, respiré con agitación y me sujeté la cabeza, agarrando un mechón de pelo con fuerza. No quería volver a recordarlo, solo quería olvidar. ¡¿Por qué me tenían que hacer ver esas cosas?!

—Gracias. Nunca lo olvidaré, Kazuki. Tú tampoco lo hagas.—tardé en darme cuenta de que la imagen de una chica de cabello plateado había extendido la mano hacia Kazuki. Sin embargo, este se negó y se sentó en las escaleras.

—Vosotros… Sois de Bastión Hueco. Y tú, Saxor… ¿También o ya…no?

—Nunca quise serlo... Yo nunca...—yo nunca había querido ser de Bastión Hueco, fue Xayim quien estuvo allí, suplantando mi identidad. Me negaba a aceptar aquella afirmación. Yo odiaba a Bastión Hueco.

—Chica, ¿quién… quién os dejó entrar a Tierra de Partida?

—¡Tú, maldito perro sarnoso de mierda!

Al girarme hacia el origen de la voz, pude ver a la chica de Bastión Hueco... Era, si no recordaba mal, Alexis, la chica que no paraba de jugar con los videojuegos. Y estaba roja de ira.

—¡Lo planeasteis todo! ¡Queríais matarnos a todos y Ryota cayó en tu estúpida trampa como un completo subnormal! ¡Y es todo culpa tuya! ¡Te voy a destripar, asqueroso, además fingiendo que no sabes lo que has hecho!

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—¡¿Cómo has dicho?!—gruñí al segundo de que Alexis invocara su llave espada, mientras un aura oscura me envolvía por completo. ¡¿Cómo podía atreverse?! Ella no era la única que había estallado de ira. Apenas hubo un segundo de diferencia entre su grito y el mío.

E ignoré las palabras de todos los demás. Ignoré a Guilmon quien se había quedado con Kazuki. Ignoré a Nikolai que decía que la detuviéramos. Estaba demasiado cegado como para hacer caso a esas trivialidades. Si ella atacaba a matar... Yo tenía aún más razones. Corrí hasta ella con mis espadas en las manos y choqué mis armas con la suya.

—¡¡Cómo te atreves!! ¡¡¿Te crees que estás en condiciones de quejarte?!! ¡¡Me importa una mierda si lo que dices es verdad o no, NO TIENES DERECHO!!—inmediatamente realizaría una Vorágine Oscura si se me daba la oportunidad, e incluso si no, la utilizaría. Me daba igual que fuera seguramente más poderosa que yo. Me daban igual sus habilidades gravitatorias. Me daban igual los golpes que me diera.—¡¡Vosotros provocasteis la masacre de Vergel Radiante!! ¡¡Mi familia y mis conocidos fueron asesinados por VUESTRA CULPA!! ¡¡Me lo habéis quitado todo, los habéis matado!! ¡¡¡NO OS ATREVÁIS A HABLAR DE MATANZAS, OKUPAS Y ASESINOS DE MIERDA!!!—no habría parado de intentar atacar en todo lo que había dicho.

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por **James Bond** » Sab Jun 06, 2015 1:54 pm

Las preguntas que Keiko realizó a la mujer de pelo plateado no obtuvieron respuesta en aquel momento. Chihiro examinó el lugar, como si fuera la típica persona paranóica que ve gente que le quiere matar por todas partes.

Tras examinarlo todo, la mujer volvió con algunos alimentos y bebida, Keiko se sentó en la mesa y empezó a comer también, pues el estómago le empezó a rugir en el momento que vio aquellos manjares.

Entonces, fue cuando la albina comenzó a explicarlo todo. Según ella, el Castillo no solo servía para proteger Tierra de Partida, además, tenía la función de encerrar un poder. Keiko ignoraba que podría ser ese poder, pero muy poderoso tenía que ser si como Chihiro decía, era temido. Y que lo más seguro era que dicho poder, protegiese el fragmento de la llave que buscáramos.

—Genial, como si no tuviéramos ya bastantes problemas de por sí, ahora resulta que un malvado y poderoso poder está oculto en lo profundo del sótano y seguramente guarde el fragmento de Llave—Keiko dejó escapar un suspiro, si de verdad se tenían que enfrentar a algo tan poderoso, podían dar Tierra de Partida por perdida.

Luego Chihiro dijo que la habitación en la que estaban actualmente era una ilusión, y que tenían que llegar hasta el centro del laberinto.

Keiko no supo lo que pasó luego de que se oyese la voz del Guía/Ronin pero lo que si supo fue que cuando le vio, estaba sonriendo cruelmente y acariciaba el pelo de Chihiro. Dijo algo como que era una lástima que Ryota no muriese y se desvaneció de nuevo.

—Chihiro, ¿qué demonios ha pasado? ¿Y a qué se refiere Ronin con lo de que es una pena que Ryota no muriese?

por **Tanis** » Sab Jun 06, 2015 2:47 pm

Malik siguió los pasos de Chihiro hacia el jardín de nuevo en silencio, esperando a que ella contestara a las preguntas. Al pasar cerca de las estatuas le echó una ojeada al lugar, no muy seguro de si cualquier otra trampa les esperaba. Todavía estaba cansado por la pelea contra Jasper y las armaduras y tal y como había dicho Chihiro, necesitaban pararse, aunque fuera para pensar.

No sabía qué estaba haciendo. Se había dejado llevar por las circunstancias, con la idea fija de avanzar para alcanzar la mitad de aquella Llave, pero ahora ya no se sentía tan satisfecho consigo mismo. Ya no sentía tanto el tirón de aquella responsabilidad, sabiendo que otros miembros del grupo separados de él estaban tras su pista. Lo único que quería era retroceder hasta la puerta y buscar a Fátima, comprobar que estaba viva.

Mientras Chihiro entraba a aquella casa y extraía comida de la cocina, Malik se sentó a la mesa que la mujer eligió y apoyó los brazos en la tabla. Luego se tapó la cara con las manos y exhaló un suspiro largo, para por último apretarse el puente de la nariz con los dedos. Observó a las dos aprendizas, a Keiko y a la muchachita de Bastión Hueco y se preguntó que sería del grupito. Incluso aunque una de ellas fuera una enemiga, era una chiquilla y Malik volvió a sentir el pinchazo de la paternidad tardía. No intentó entablar demasiada conversación con ellas, no estaba de ánimos, ni humor...

Cuando Chihiro terminó de traer todo lo que se le antojó, alargó la mano y cogió una manzana a la que dio un mordisco. Masticó en silencio, al igual que la mujer, y esperó. También le echó un trago a una de las botellitas de leche. Poco a poco sintió cómo recuperaba las fuerzas, gracias al descanso y la comida. No le quitó la vista de encima a Chihiro. Estaba tentando a su paciencia, estaba seguro de eso. Sin embargo, al poco de terminar de comer habló, y lo que dijo no le dio demasiado ánimos.

Malik torció un poco el gesto a medida que la información calaba en él. No le gustaba la idea de que hubiera existido aquel castillo desde el principio y no se les hubiera enseñado nada. Quizá si se hubiera hecho, no estarían en esa tesitura general. Comprendía perfectamente su mecanismo de defensa, como una fiebre que combatía una enfermedad, pero... ¿Y la otra función? ¿Qué clase de poder podían esconder allí para que necesitasen aquel lugar como cárcel?

—Genial, como si no tuviéramos ya bastantes problemas de por sí, ahora resulta que un malvado y poderoso poder está oculto en lo profundo del sótano y seguramente guarde el fragmento de Llave

—No ha dicho malvado, Keiko —corrigió Malik con voz tensa—. Sólo poderoso y peligroso, pero no malvado.

Lo cual era peor, porque si era algo neutro, cualquiera podía influir en él y utilizarlo.

—Esta habitación es una ilusión. No debemos intentar avanzar o retroceder. Lo importante es llegar al centro, ya que se trata de un laberinto.

Malik levantó la cabeza, hacia el supuesto cielo. La ilusión era muy buena, porque parecí de verdad que estaban al aire libre. Coincidió con su idea de buscar una manera de alcanzar la parte de arriba, que según ella era el centro del dichoso laberinto. Chasqueó la lengua y se levantó de la mesa, avanzando junto a uno de sus laterales para mirar en derredor y empezar a maquinar un plan de subida.

—Quizá podríamos usar las estatuas.

Fue entonces cuando...

—Hay que… seguir caminos que… suban…

El sonido del agua le hizo girarse hacia la mesa, extrañado y al dar un paso para acercarse lo poco que se había alejado, oyó la voz del Guía. Se tensó de forma automática.

—Sí, sí. ¿Por qué no iban a ver…?

Miró en derredor de reojo, intentando averiguar por dónde aparecería el Guía, pero el movimiento que se formó en el agua derramada llamó más su atención. Lo que vio en la superficie acuosa, como si de una ventana se tratara, hizo que se congelara de pie en el sitio.

—Ya está hecho. Sí. Todo el mundo piensa que ha sido Ronin. Ni sus propios Maestros confían en él. Fue fácil. Creo que sí puede sospechar, pero no tiene pruebas. No, no nos dará problemas. Porque él no es capaz de hacerme daño.

»Y gracias a eso, Tierra de Partida y Bastión Hueco estarán ocupados matándose los unos a los otros. Al menos durante un tiempo.

De repente fue como si la gravedad aumentara y le aplastara contra el suelo. De repente fue como si la garganta se le secara de golpe. Le temblaron las manos sin poder evitarlo.

—¿Qué... ? —musitó con un vahído.

«No, no puede estar hablando de... No puede ser... No puede... ».

Levantó la vista de la imagen nada más desvanecerse. Vio al Guía tras Chihiro. La expresión de crueldad en el rostro del maestro le dio miedo, pero peor fueron sus palabras siguientes. Peor fue darse cuenta de que un montón de piezas que hasta entonces no habían encajado en su cabeza, ahora encajaban. Peor fue sentir cómo le escocían los ojos con lágrimas de pura rabia a punto de rodarle por las mejillas.

—Es una lástima que Ryota no muriera, ¿verdad, Chihiro…?

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Malik no se movió, no dijo nada, cuando el Guía se desvaneció de nuevo. Sólo por medio segundo se le pasó por la cabeza la idea de que aquello fuera un truco, pero...

Nada más soltar a Fátima, Malik percibió el extraño cambió de ambiente. Un frío extraño y súbito, el descenso de la luz, y de pronto el resplandor de una Llave-Espada. Giró la cabeza hacia el punto del resplandor, confuso, descubriendo al tenso maestro Kazuki empuñando su arma.

Frunció el ceño.

Fue entonces, sólo entonces, cuando por el rabillo del ojo percibió el movimiento del cuerpo de Ryota, y oyó el grito atronador de Nanashi. Estupefacto, contempló la carrera de la maestra, la sangre que ya manchaba el suelo, la herida de Ryota, desde lejos, el asombro y se dejó imbuir el silencio densode todo el mundo. Se le abrieron los ojos de pura sorpresa. Hacía un momento estaban abrazándose, eliminando por fin la fricción entre los bandos… ¿Y Ronin había... ?

¿Había atacado a Ryota? ¿Había destruido la oportunidad de reconciliarse con el otro bando? ¿A traición?

«Kazuki lo sabía. Kazuki lo sabía, o por lo menos lo pensó... ». Una a una, las piezas de aquella noche se unieron y terminaron de conformar el rompecabezas. Después de ver aquello, y de oír al Guía, ya no tenía dudas sobre el autor de aquel golpe. Conocía lo suficiente de Chihiro, de su maldad, para creer que todo era Verdad, que ella había sido la culpable de que Tierra de Partida y Bastión Hueco estuvieran en guerra.

—Chihiro, ¿qué demonios ha pasado? ¿Y a qué se refiere Ronin con lo de que es una pena que Ryota no muriese?

Apenas se dio cuenta de que la Llave-Espada se materializaba en su mano, pero sí que fue consciente, dolorosamente consciente, de que apuntó a Chihiro con su arma con toda la intención de matarla. Su gesto era frío, duro, una magnífica expresión de todo lo racional que podía ser la furia y la ira. Esa vez no le tembló la mano, ni le importó que Chihiro estuviera débil.

—Ese no es Ronin —replicó duramente a Keiko, seco—. Es una entidad de este Castillo, que ha ocupado el cuerpo del maestro. Deja de llamarle Ronin. —Reunió todo el control del que podía disponer e inspiró hondo. No intentó descifrar las palabras del Guía, no le hacían falta. Cuando volvió a hablar, se dirigió exclusivamente a Chihiro—. Si no tuvieras que traer de vuelta a los demás del pasado estarías muerta, bruja. Sé que todavía estás débil, no me sería difícil...

«Ya no me quedan escrúpulos», pensó una voz dentro de su cabeza, con tristeza.

Con un movimiento rudo, levantó la barbilla de la mujer con la punta de la llave, para hacer que le mirase. Al mismo tiempo amenazó su garganta, si intentaba algo, lo que fuera, no tendría reparos en golpearla.

—¿Quién estaba contigo en aquella habitación? ¿Quién te encargó enfrentarnos con Bastión Hueco? ¡Habla!

Si no quería hablar, la cogería del cuello de la ropa y la apartaría de la mesa para tirarla al suelo y apuntarla con su llave de nuevo. No le importaba que fuera una mujer, estaba lo suficientemente furioso como para que le jodieran a todo.

por **Mentos** » Sab Jun 06, 2015 5:13 pm

Sin más dilación, los tres aprendices cruzaron la puerta, en busca de más respuestas. Una vez dentro de la nueva sala, una blanca escalera se extendía ante ellos, alzándose en medio de la oscuridad.

—¡Ah! Para animar el ambiente, ya que ninguno ha hecho preguntas: ¿por qué no lees esto en alto? —El Guía volvió a aparecer y entregó una hoja a Nikolai—. Creo que os resultará interesante.

<<Seguro que es algo falso...>>

He consultado las veces que he escrito en este cuaderno y, si no estoy equivocado, llevo aquí seis meses. Sólo recuerdo una semana, sin embargo. Cada página es como si perdiera una y otra vez la memoria. Parece que me hará lo mismo una hasta que me rinda. No importa.

Por mucho que ese Guía quiera mantenerme encerrado, voy a salir. Dice que he pecado y, en cierto sentido, tiene razón, pero cada uno posee su propia concepción de lo que es «pecar», y si este es mi castigo, lo aceptaré. Pero no ahora. No cuando ella está herida, me necesita.

¿De qué serviría lo que he hecho si ahora rectifico, si me echo atrás? ¿Para qué he puesto la Orden en peligro, entonces…?

A veces pienso que no tendría que haberla dejado entrar, pero… Ya no hay nada que pueda hacer. Sólo espero que el Guía no haya comenzado a cebarse con ella. Si me odia a mí, no quiero imaginar lo que sentirá contra Chihiro.

Cuando Nikolai terminó de leer la carta en voz alta, el rostro de Kazuki se quedó petrificado.

—Esta es mi letra… ¡Es mi…! ¿Chihiro es... esa mujer del pelo... blanco? ¿Estáis diciendo que yo he… he traicionado de verdad a Tierra de Partida?

Mientras el maestro se lamentaba con sorpresa en medio de la oscuridad, empezaron a proyectarse imágenes de recuerdos pasados, probablemente de la gente encerrada en el castillo. Coli sólo pudo atisbar uno que reconocía: la fiesta de Coliflor a la que asistió junto con su amiga del alma Nicoxa. Un momento que, pese a todo, lo recordaba feliz. Justo en ese instante, también recordó que llevaba ya mucho tiempo separada de Nico. ¿Volvería a verla otra vez...?

De repente, sintió una presencia proveniente de su derecha. Al girarse, la imagen de una joven con un cabello largo y blanco se encontraba delante de ella. Extendió su mano hacia Kazuki, mientras le dedicaba una calmada sonrisa.

—Gracias. Nunca lo olvidaré, Kazuki. Tú tampoco lo hagas.

Él se negó y acabó por sentarse en un escalón, muy preocupado. Después, miró directamente a la más bella del lugar y le dijo:

—Vosotros… Sois de Bastión Hueco. Y tú, Saxor… ¿También o ya…no? Chica, ¿quién… quién os dejó entrar a Tierra de Partida?

—Pues...

—¡Tú, maldito perro sarnoso de mierda!

<<Y ahora qué...>>

Cuando Colibritany pudo localizar de donde vino esa voz, la vio mirando desde el punto alto de las escaleras.

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<<Alexis...>>

Su ropa estaba totalmente ensangrentada y estaba temblando sin control, como un flan de té. Sin embargo, no se mostraba débil o que necesitara ayuda.

—¡Lo planeasteis todo! ¡Queríais matarnos a todos y Ryota cayó en tu estúpida trampa como un completo subnormal! ¡Y es todo culpa tuya! ¡Te voy a destripar, asqueroso, además fingiendo que no sabes lo que has hecho!

La muchacha cargó contra el grupo de frente, empuñando su llave espada. En pocos momentos, estaría justo delante de ellos.

—Que uno se quede vigilando a Kazuki —sugirió decidido Nikolai—. El otro, que me ayude a retenerla.

—¡¿Cómo has dicho?! —Saxor fue envuelto en una especie de aura y arremetió contra Alexis sin piedad mientras le recriminaba cosas que Coli no entendía muy bien.

—Pues creo que ya están decididos los papeles...

Coli agarró de un brazo a Kazuki, que se mostraba totalmente desorientado y confuso, e intentó arrastrarlo con ella hacia un rincón alejado de la sala.

—¡Debemos retroceder o nos alcanzarán sus ataques!

por **LightHelco** » Sab Jun 06, 2015 6:57 pm

Aunque no lo recuerdes, sabes estos hechizos, apréndetelos algunos nos han salvado la vida:

- Reina de Tréboles: Activación: Mano medio cerrada y movimiento ascendente. Usa el poder de las plantas para crear una barrera contra ataques no-magicos. Son plantas, se queman.

- Reina de Picas: Activación: Leve giro con la mano por encima de la cabeza. Reune viento para crear una corriente que repele ataques magicos. Las piedras la traspasan y cuidado con los ataques que vengan bajo tierra.

-Reina de Diamantes: Activación: Alzar los dos brazos hasta que la nube este formada y seguidamente bajarlos para iniciar la lluvia. Una nube de lluvia con poderes curativos, no la lies y la mandes contra los rivales. Los ataques de viento la destruyen y también los poderosos, por suerte es lo suficientemente alta como para que no la destruyan de un espadazo.

-Reina de Corazones: Activación: Extender los brazos y hacer como una especie de esfera con las manos para reunir fuego, seguidamente separarlos para extenderlo. Circulo de llamas pequeñas bajo los pies de los enemigos que va debilitándolos poco a poco. No lo uses contra enemigos que tengan habilidades de agua, se apaga.

-Piro +

P.D: Tu antiguo sombrero lo tiene tu amiga Shiki. El traje quedó calcinado.

* * *

Varios maullidos cerca de mi oreja me despertaron de golpe, aunque tardé algo más en reincorporarme. La cabeza me dolía y no entendía muy bien porque acababa de desmayarme. También sentía como un extraño vacío, pero lo achaque a que Dark Light hubiese desaparecido y perdido en el extraño mundo que era La Red.

—¿Qué demonios ha pasado? Vale que hemos tenido unas batallas bastante duras, pero tampoco estaba tan exausto —farfullé llevándome una mano a la cabeza.

Al instante sentí un fuerte golpe en el estomago, cosa de Ilana que se había tirado encima de mí y tras colocar sus patitas delanteras sobre mi pecho, se dedicó a frotar su cabezita contra mi cara.

—¡Eh! Vamos, Ilana, tranquila —le pedí agarrándola y apartándola un poco, pero sin llegar a dejarla en el suelo —. Solo habré estado desmayado unas horas por cansancio, dudo que sea tan… ¿grave?

Fue entonces cuando me fijé en la figura que se alzaba ante mí. Un joven de cabellos rubios que vestía una larga túnica blanca me miraba con calma, como si hubiese estado esperando a que me despertara, aunque no era esto lo que me desconcertaba de él, si no las dos enormes alas blancas que salían de su espalda ¿Cómo demonios había llegado un angel a Tierra de Partida?

Al menos aquello sirvió para que me diese cuenta de que no me encontrase en mi habitación o la enfermería, siquiera me pareció que estuviese en un lugar conocido. Ni llevando una ropa conocida, ¿por qué iba vestido de azul? Vale, era me gustaba mucho el traje, pero juraría que antes de desmayarme iba de morado.

—No puedo quedarme mucho contigo, Alec —habló el angel tras que me levantase, aun con Ilana en brazos.

—¿Sabe mi nombre? —pregunté perplejo al saber aqullo. Esto cada vez era más extraño — ¿Podría entonces decirme que esta pasando?

El angel procedió entonces a explicarme todo lo que había pasado. Cuanto más escuchaba, menos entendía, lo único que me quedó claro es que estaba amnésico.

—Supongo que tardaré un rato en procesar todo esto —reí para quitarle seriedad al asunto y porque realmente no sabía si ponerme a llorar y o seguir riéndome en esa situación —. La cosa es que algo le ha pasado al castillo y la única forma que hay de salvarlo se encuentra en la única planta, ¿verdad? Bien, no tengo ni idea de cómo hemos acabado en esta situación, pero puedes tener por seguro de que pienso conseguir esa llave cueste lo que cueste. Ni en broma voy a dejar tirada a la Orden —declaré confiado guardando el naipe, que por alguna razón, había estado todo el tiempo en mi mano —. Y bueno, no sabría muy bien que preguntar, todo esto me supera, ¿pero sabes de la situación del resto de habitantes? Light, Maya, Nadhia o el Maestro Kazuki entre otros.

>>Imagino que siendo una situación tan grave Bastión Hueco estará dispuesta ayudar, ¿hay algún Maestro o Aprendiz de allí atrapado también en el castillo?

Tras que me contestase y si el ángel daba por finalizada la conversación, me dirigiría a la puerta dorada que este había mencionado para seguir avanzando. No estaba seguro de si podría recuperar esos recuerdos perdidos, pero por ahora me era más importante centrarme en la misión, todo el tema de los Sincorazón sonaba a que podría haber victimas y tenía claro que mientras yo estuviese en pie no iba a dejar que ningún compañero perdiera su vida.

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por **Reimeow** » Sab Jun 06, 2015 8:13 pm

Cuando llegamos a aquel jardín, Chihiro fue al interior de una pequeña casa que se encontraba allí mientras que los otros dos aprendices se sentaban en la mesa, fuí la última en hacerlo, ya que me había quedado un momento pensando en si seguir a la mujer o sentarme, y la necesidad de descansar me ganó.

Dejé caer mi cuerpo con pesadez en la silla, recostándome un poco en el respaldo mientras tenía mi mirada fija en aquello que parecía el cielo. Dudaba bastante de que en el interior del castillo hubiera una zona del sótano al aire libre… aunque ya no me extrañaría con tanta locura de habitaciones. Estuve pensando en cómo les iría a los demás aprendices de Bastión Hueco en sus rutas, aunque poco me importaban, menos una o dos personas quizás. Me centré sobretodo en recopilar la información que llevaba acerca de aquel castillo, pero de poco servía si no me daban el paradero del fragmento de la llave… aunque había una persona que podía tener información valiosa.

Aquella persona era Chihiro que, al fin, apareció con comida que había sacado de aquella vivienda, seguidamente se sentó y comenzó a comer con bastante lentitud, la información iba a tardar en darla. Al ver que los demás se servían comida y bebida, no fui menos y decidí coger un poco de pan y queso con lo que saciaría un poco del hambre que llevaba. Había terminado de comer lo que había cogido pero Chihiro seguía comiendo con esa lentitud, era obvio que iba a llevar su tiempo que esta mujer empezara a hablar, pero al fin, tras un rato, comenzó.

Ésta habló sobre que el Castillo del Olvido era una protección de Tierra de Partida aunque sospecha que tiene algo más, un poder importante y peligroso y que este alimenta al castillo. Nombró a un tal Zephyr, que recordaba que había sido mencionado cuándo ella misma abría el portal al pasado. Lo último que dijo hizo que el vello se me erizara sin remedio. Aquel ser que albergaba ese poder probablemente se encontraba junto al fragmento de Llave.

-Genial, como si no tuviéramos ya bastantes problemas de por sí, ahora resulta que un malvado y poderoso poder está oculto en lo profundo del sótano y seguramente guarde el fragmento de Llave-Dijo la chica soltando un suspiro.

-No ha dicho malvado, Keiko –alegó Malik-.Sólo poderoso y peligroso, pero no malvado.

Me limité solo a escuchar y cruzarme de brazos mientras me erguía en la silla, no tenía nada que añadir acerca de eso, pero si aquello era peligroso, aunque no haya dicho la palabra malvado, tendríamos que tener cuidado, quién sabe lo que podría hacernos.

El chico de Tierra de Partida chasqueó la lengua levantándose de la mesa ante lo que Chihiro había dicho sobre el laberinto: hay que llegar al centro.

-Quizá podríamos usar las estatuas.

Sin previo aviso Chihiro hizo una mueca de dolor llevándose una mano al pecho, ¡hace un momento parecía encontrarse mejor! Me levanté de la silla con la intención de acercarme a ella cuando de repente la voz del Guía volvió a aparecer y el agua que había derramada sin querer la mujer se volvió… ¿opaca? Apoyé las manos sobre la mesa inclinándome un poco sobre ésta, el líquido entonces comenzó a proyectar a una Chihiro hablando con alguien al que no alcanzaba oír.

Hablaban de Ronin… de alguien más… algo que Chihiro había hecho, una especie de misión seguramente…

-Y gracias a eso, Tierra de Partida y Bastión Hueco estarán ocupados matándose los unos a los otros. Al menos durante un tiempo.

Entonces la imagen se desvaneció, al levantar la vista de la mesa me encontré con el Guía detrás de la mujer, acariciándole el cabello y sonriendo como un maniático.

-Es una lástima que Ryota no muriera, ¿verdad, Chihiro…?

Y entonces desapareció y volví a mirar a la mesa… ¿qué acababa de pasar? ¿qué había sido todo eso? ¿qué había querido decir con lo de Ryota? ¿Y eso de los bandos? Muchas preguntas se habían agolpado de repente en mi mente pero se mantenían con fieraza unas pocas… ¿Quién es Chihiro y qué es lo que oculta?

-Chihiro, ¿qué demonios ha pasado? ¿Y a qué se refiere Ronin con lo de que es una pena que Ryota no muriese?

Levanté la vista hacia Keiko, estaba tan perdida como yo en este asunto… pero Malik parecía saber qué había pasado ya que apuntó a Chihiro con la Llave Espada con intención de matarla, lo observé fría sin quitarle el ojo de encima por si trataba de atacarla. La necesitábamos, además había venido junto a mi bando como aliada temporal, y aunque en el fondo no me importara nada, sentía el deber de tener que protegerla.

-Ese no es Ronin–replicó a Keiko-. Es una entidad de este Castillo, que ha ocupado el cuerpo del maestro. Deja de llamarle Ronin. -Lo último fue dirigido hacia Chihiro.- Si no tuvieras que traer de vuelta a los demás del pasado estarías muerta, bruja. Sé que todavía estás débil, no me sería difícil…

Levantó entonces la barbilla de la mujer con la llave.

-¿Quién estaba contigo en aquella habitación? ¿Quién te encargó enfrentarnos con Bastión Hueco? ¡Habla!

-[b]Relájate.[/b] -Dije dirigiéndome al chico-. No sé que mierda pasa ni lo que acaba de ocurrir con esta mujer y me gustaría también saberlo, pero creo que no hace falta tener que recurrir a este tipo de amenazas.[/color]–Dije con el tono más tranquilo que pude mientras no le quitaba la vista de encima-. [color=#FF0000]Baja el arma.

Esperaba que se relajara o por lo menos bajara el arma, no quería peleas y menos en esta situación, pero si la atacaba intentaría bloquear su ataque con mi llave.

por **Zodiark** » Sab Jun 06, 2015 9:12 pm

—No puedes decirme que es una trampa e irte así —comenté al toparme con él.

El ángel me observaba, pensativo, y yo le devolvía la mirada con una ceja arqueada, confusa. Así estuvimos durante unos segundos, hasta que decidió arrancarse una pluma de las alas, la cual me entregó. La cogí con delicadeza, observando al "hombre" curiosa. Era tan ligera y suave... Podía notar lo delicada que era sólo sosteniéndola en mis manos. Casi me daba miedo tenerla, parecía tan frágil que podría hacerse añicos fácilmente.

—Consérvala. Te dará claridad —dijo el ángel—. Lo que te espera es una trampa, un engaño, pero tú debes decidir qué es falso y qué no. Eres tú quien importa, después de todo. Las elecciones nos ayudan a avanzar, aunque a veces parezca que retrocedemos. No lo olvides cuando tengas que escoger. Cuando lleguéis al fondo del Castillo.

¿El Castillo? ¿Se refería al Castillo Disney? Pero en ese caso no comprendía lo de "llegar al fondo". Preferí no darle demasiadas vueltas así que guardé la pluma con suavidad en uno de los bolsillos interiores de mi chaqueta. Si decía la verdad, me sería útil más adelante... Fuese lo que fuese a lo que se estaba refiriendo.

—Si bajas, hallarás una prueba. Si no bajas, puedes salir de este lugar y continuar con tu camino, buscar ayuda pero… ¿Qué vale más, Maya? ¿Proteger este lugar que amas o entender que a veces hay que hacer sacrificios?

Preocupada y confusa por las palabras del ángel, giré la cabeza y dirigí la mirada en dirección al salón del trono, preguntándome qué habría allí. Volví a girarme para seguir hablando con el ángel, pero había desaparecido.

—¡Ey! —exclamé a la nada, intentando hacer que volviera, sin éxito.

Tras introducir mi mano en el bolsillo para comprobar que la pluma seguía allí sana y salva, comencé a caminar, lenta e indecisa hacia el lugar donde se ocultaba la Piedra Angular. Pero mi caminata no duró mucho, pues algo en medio de aquel sepulcral silencio me hizo detenerme. Bajo mis pies notaba algo, un temblor leve, tanto que era perturbador, pero había algo más. No era simplemente un temblor, algo, o alguien, estaba allí debajo, y no era una presencia precisamente buena, o al menos eso notaba yo. Un escalofrío gélido recorrió mi espalda, y di unos pasos hacia atrás, asustada. No quería ir allí, no yo sola.

"Lo que te espera es una trampa, un engaño, pero tú debes decidir qué es falso y qué no. Eres tú quien importa, después de todo. Las elecciones nos ayudan a avanzar, aunque a veces parezca que retrocedemos."

Las palabras del ángel resonaron en mi cabeza, como si mi subconsciente me intentara decir algo.

"¿Qué vale más, Maya? ¿Proteger este lugar que amas o entender que a veces hay que hacer sacrificios?"

Era cierto, quería proteger aquel sitio más que nada en la vida. No sólo por mí, sino por mi familia también. Mi abuelo luchó con uñas y dientes para proteger la Piedra Angular, y con ello, para defender toda Ciudad Disney. Lo deseaba, pero... ¿De qué servía proteger un lugar vacío, carente de vida y de color, si además con ello ponía en juego mi vida? Aquel lugar ya no era mi Castillo Disney. Mi mundo, mi hogar, era el lugar donde resultase que se hallaba mi gente.

—No... —musité dando media vuelta y caminando en dirección contraria al salón del trono.

Saldría de allí y buscaría ayuda, tal y como dijo el ángel. Buscaría a mi hermana, a papá, a mamá, a Donald, a Goofy y al Rey Mickey... No pondría mi vida en peligro hasta que les encontrase. Claro que siempre cabía la posibilidad de que ellos se hallasen en el mismísimo salón del trono... Pero simplemente no podía manejar aquella situación yo sola, o eso presentía. Necesitaba salir y encontrar a alguien, quien fuera, y quizá así podría entender qué estaba sucediendo. Así pues, con la idea de salir del palacio en mente, busqué la salida, y no tardé en encontrarla desde una de las ventanas. Estaba abierta de par en par, así que parecía que tenía camino libre para marcharme.

Con una mano en el lugar donde estaba guardada la pluma, eché a andar hacia la salida, intentando no mirar atrás, dejando a un lado las dudas de si hacía bien yéndome. De todas formas, la decisión ya estaba tomada desde el momento en que decidí confiar en el ángel.

por **Sito** » Dom Jun 07, 2015 12:25 am

No podía creer que el hechizo hubiera funcionado. Aquel mastodóntico ser giró su cabeza para observar a Nicoxa, que seguía temblando. Miró hacia el extraño, esperando que realizara un ataque impresionante contra el sincorazón y, de alguna forma, acabara con él.

No fue así.

El individuo misterioso invocó su glider —con lo que eso significaba— y saltó sobre el hombro del gigante. El sincorazón no intentó siquiera atraparle o impedir que se situara ahí. Casi parecía receptivo ante el encapuchado que, de hecho, señaló la ciudad provocando que el terrorífico ser sobre el que estaba prosiguiera su camino de destrucción hacia allí. Las dudas de la aprendiza se habían disipado completamente: había intentado ayudar a la persona que controlaba al sincorazón.

Nico tuvo que apartarse lo más rápido que pudo para evitar ser aplastada. Tras recuperarse levantó la cabeza mientras se mordía la parte inferior del labio, mirando hacia el hombro del sincorazón.

«¿Pero por qué está atacando a toda esta gente? ¡¿Y cómo es capaz de dar órdenes a un bichaco tan grande y siniestro?!», no entendía nada, como parecía ser habitual últimamente.

El desconocido, que seguía completamente tapado, observó a Nicoxa desde lo alto.

—Vete rápido, chica. Antes de que este mundo se venga abajo.

Le sorprendió que se preocupara por ella, teniendo en cuenta que se le veía dispuesto a aniquilar a todos los habitantes de ese lugar. Tenía la intención de responderle, pero antes de poder abrir la boca uno de los pequeños sincorazón aprovechó el despiste de Nicoxa y saltó hacia ella.

Sólo podía cerrar los ojos esperando el impacto, porque no tuvo tiempo para protegerse del ataque que la amenazaba. Tampoco hizo falta: alguien había eliminado de un golpe al pequeño ser.

Abrió los ojos poco a poco, para descubrir a una muchacha pelirroja enfundada en una armadura violeta y que iba a lomos de un extraño unicornio artificial. Aquella chica la miraba mientras le tendía la mano, que Nicoxa no dudó en aceptar.

—¡Monta, rápido!

Ya había confiado hacía unos instantes en el otro individuo y había resultado ser un aliado del sincorazón colosal. Esperaba no equivocarse de nuevo al decidir ir con esa mujer... al menos con ella sí tenía mas motivos, puesto que la había salvado. Se subió detrás de ella lo más deprisa que pudo y se agarró con fuerza a su cintura para no caerse.

—Gracias por sacarme de ahí —le dijo casi en un susurro de lo cansada que se encontraba de tantas emociones.

Al cabo de unos segundos descubrió que ese unicornio sobre el que estaban era otro tipo de glider. Tampoco le sorprendió: no había mas que ver el glider de la propia Nicoxa. Cuando el animal mecánico emprendió el vuelo su salvadora gritó mientras huían por una calle:

—¡Agárrate bien!

No le dio tiempo. Nada más acabar su frase, un devastador ataque de oscuridad las rozó y destruyó una casa por completo. La explosión hizo que las lindas muchachas cayeran del unicornio, ensuciándose toda la ropa. Había sufrido algunas heridas, pero ver sus prendas en ese estado casi le sentaba peor.

«¿Puede empeorar la cosa?»

Se puso en pie a duras penas, y comprobó que la otra chica se situaba frente a ella con una llave espada en la mano con un gesto protector. El sincorazón gigante las miraba.

—¡Maldito y asqueroso traidor! ¿Por qué has hecho esto? ¿QUÉ ES LO QUE PRETENDES DESTRUYENDO TIERRA DE PARTIDA?—exclamó la mujer con una furia que hacía tiempo que no veía.

Esas palabras sorprendieron a Nicoxa: ¿traidor? ¿Quería eso decir que esos dos se conocían y que además fueron aliados en el pasado? ¿O habrían sido algo más...?

—Hace mucho que Tierra de Partida debió haber caído. Tierra de Partida está impidiendo el equilibrio. ¡Un mundo regido por personas como tú, incapaces de reconocer y aceptar las diferencias, que destruyen a sangre y espada lo que no obedece a sus reglas, debe desaparecer! Más vale que sea ahora consumido por la oscuridad a que precipite a los demás mundos a su ruina.

De esa declaración Nicoxa extrajo varias cosas importantes: que estaban en Tierra de Partida definitivamente y que aquella persona estaba mal de la cabeza. ¿Qué diantres había pasado entre esos dos para que intentara justificar unos actos tan crueles?

—¿Y qué te diferencia a ti de mí?—murmuró la chica exasperada, con lo que lógicamente sólo Nicoxa pudo escucharla. Se giró hacia la aprendiza y le lanzó algo a las manos—.Corre a la ciudadela, muchacha. ¡Ahora!

Lo que le había dado era una Poción y un... ¡naipe con el dibujo de una montaña! ¿a quién se le ocurría darle una carta en una situación así? Nicoxa iba a tirarlo al suelo pero entonces recordó en el último momento que aún seguía en el castillo y que aquel objeto seguramente sería importante para avanzar.

Iba a preguntarle de donde lo había sacado y a agradecerle el regalo cuando comprobó cómo el sincorazón gigante cargaba un ataque que tenía muy mala pinta. Tenía que huir de ahí ya.

Pude haberlo impedido

—¡No es momento de lamentarse! —contestó Nicoxa a la voz del ángel por instinto, sin darse cuenta de que era como si viniera de su propia cabeza.

¡Si mi padre hubiera estado conmigo, podría haberlo evitado!

«Espera... ¿qué diablos está pasando?»

—¡Corre! —La chica seguía empeñada en proteger a Nicoxa del Sincorazón y empezó a cargarse de energía. Nico se sentía muy agradecida y le sentaba fatal dejarla atrás.

—¡Ven conmigo, vamos! ¡No intentes detenerlo tú sola, es una locura! —realmente quería que la acompañara y huyeran juntas de ahí, pero después del esfuerzo que ponía esa muchacha para salvarla cada dos por tres no iba a permitir que se sacrificara en vano.

La muralla de la ciudad estaba abierta, y al otro lado algo resplandecía. Parecía decir "Nicoxa ven aquí venga" o eso interpretó ella. No dudó en que ese sería al lugar al que huiría.

Ahora es vuestro turno. No permitáis que vuelva a suceder nada igual.

Apretó los puños y empezó a correr sin mirar atrás, esperando que aquella chica hubiera hecho caso de sus palabras y fuera tras ella.

Al llegar al arco plateado —que la gente parecía no ver, tal y como pasaba con el ángel de antes— recordó que tenía que haber escuchado unas palabras para poder salir, tal y como parecía indicar la inscripción que se encontraba:

Piedad por el culpable es ******** al inocente.
Sin embargo, ¿quién es el ******* y quién el justo?

«¡¡Y yo que sé qué es esto!!» se estaba poniendo de los nervios, quería salir de ahí ya y no se le ocurría nada. Se agarró la cabeza, un poco desesperada e intentando mantener la calma.

Se miró la mano con la que agarraba la poción que le habían dado.

«¿Piedad por el culpable es poción al inocente, quizás...? ¡No! ¡Eso no tiene sentido!» tenía que ser algo malo para el inocente. Recordó las conversaciones que habían ocurrido en aquel lugar y vino a su mente la palabra que llamó su atención en cierto momento: cuando llamó traidor al encapuchado, ¿podría ser?

«Piedad por el culpable es traición al inocente... bueno, suena mejor. Ahora me falta la otra»

Se le ocurrían dos posibilidades: o bien traidor para seguir con lo mismo o bien injusto, que simplemente le sonaba bien ahí. Traidor sonaba tan redundante con la otra frase... pero injusto simplemente porque le rimaba...

No se decidía. Debía elegir algo ya, puesto que no disponía de todo el tiempo que quisiera, y escogió que diría traidor, esperando que aquel arco fuera amable con ella y le diera más intentos si no acertaba a la primera.

Traición y traidor serían sus palabras.

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