—“Bien hecho, Maya. Has superado la prueba”.
Volvía a encontrarse en la estancia donde había conocido a Awyr, y la dama la contemplaba con amabilidad. Inclinó la cabeza como seña de reconocimiento.
—“No había una elección correcta o incorrecta. Sólo acciones que podían llevar a una catástrofe. Si hubieras accedido a acudir a la llamada, podrías haberte encontrado con tu abuelo y podrías haber tomado una nueva decisión. Pero escogiste regresar. Eso significa que tienes la capacidad para enfrentarte a las ilusiones a las que te somete el Castillo. Enhorabuena.”—Tras sonreír, Awyr entornó los ojos y dijo—: “Eso que portas es… ¿Una pluma? Ya veo. Te será útil, Maya, es un don muy apropiado. Te permitirá escoger un camino apropiado y además distinguir la ilusión de la mentira. Con todo, no creo que el Guía te permita que la conserves durante mucho tiempo. Empléala bien. Ten esto como recompensa por haber superado la prueba”.
En las manos de Maya aparecieron una Ultrapoción y un naipe. También lo que parecería ser la entrada de un diario.
Año 2 del gobierno de los Unicornios. 4 de enero
Gracia ha muerto. Lo ha hecho pacíficamente, sin dolor, y no dejo de dar gracias por ello, porque no se merecía una muerte dolorosa. No después de todo lo que ha hecho por la Orden y por todos.
Pero ahora sé que estoy solo. Ya no queda nadie a quien pueda recurrir, ya no hay nadie vivo de cuando yo nací. Les he visto morir uno tras otro. Primero padre, después los científicos, ahora Gracia.
No he puedo dejar de darle vueltas. A partir de ahora debo seguir por mi cuenta y aunque tengo un hogar y responsabilidades, la idea se me hace demasiado cuesta arriba. Ya era difícil aguantar la presión de los clanes cuando estaba con ella, ahora… No, no debo exagerar. No debo depender de los demás para siempre. Además, mis alumnos me han apoyado con mucho cariño. Darles clase es lo mejor que me ha podido pasar. Sí, tengo que seguir adelante y cumplir con nuestro plan. Hay que abrir Tierra de Partida al resto de los mundos, hacer que crezcan los clanes menores, apoyar la variedad y abrir el Consejo. Sí, queda mucho que hacer. Gracia tenía razón: las cosas se vuelven más llevaderas cuando tienes un objetivo en mente.
Padre me hizo como él con la esperanza de que pudiera proteger Tierra de Partida. No debo depender de los demás, sino convertirme en su guía y protector. En el guardián que este mundo necesita.
Verdad, ¿Gracia?
—“Sin embargo, Maya, esta no era una prueba sin sentido. Tiene su base, está pensada para cuando tengas que enfrentarte a la realidad. ¿Qué elegirás cuando llegue el momento?¿Proteger lo que amas o sacrificarlo porque es necesario? Esta vez no ha habido grandes consecuencias. La próxima, no será igual”.
Awyr no añadió nada más, se limitó a esbozar una sonrisa triste. ¿A qué se refería? ¿A una próxima prueba, a algo que iba a suceder, o era una simple especulación? Podía hacerle preguntas, si así lo deseaba.
En cualquier caso, era el momento de continuar su camino. Tras Awyr se abría una puerta en la que podría usar el naipe.
¡Un nivel más superado!
Light
—Gracias por la información —dijo Light con voz débil decaído—. Pero… ¿Por qué me ayudas? ¿Quién eres tú? ¿Eres aliado de Tierra de Partida?
El ángel entornó los ojos. Su expresión no cambió, pero había algo en su postura, en el aura que le rodeaba, que desprendía una tristeza indescriptible.
—Tierra de Partida es y será siempre el lugar que quiero proteger—esbozó una triste sonrisa—incluso si mi persona es non-grata. No importa quién soy, no necesitas saber mi nombre. Podría suponer un problema. Sólo necesitas saber que no quiero que el Castillo os haga daño.—Pareció que iba a irse, pero entonces se adelantó y le puso una mano en el hombro—. No ha sido tu culpa, Light. Es todo un juego del Castillo, que se aprovecha de vuestros miedos para poneros a prueba. Espero que pronto podáis daros cuenta todos. Ahora vete, cada vez hay menos tiempo.
Dicho esto retrocedió y, posiblemente Light ya se hubiera acostumbrado, desapareció. El joven se quedó a solas frente al camino que había escogido seguir.
El camino terminaba en una sala abierta, luminosa y acristalada. Light sintió la caricia del viento fresco y escuchó el canturreo de los pájaros. La estancia era circular y había una gran ventana que daba a un cielo azul. En el centro había una especie de pequeño altar, sobre el cual flotaba una esfera negra que de tanto en tanto dejaba escapar algún reflejo azul oscuro. Si Light se acercaba, comprobaría que era más o menos lo suficiente grande como para que le entrara en el puño.
—¿Quieres llevártela?
Por algún motivo no se había percatado de la presencia de aquel hombre. Era alto, con una melena larga oscura y llevaba una espada al cinto. Le sonrió de medio lado.
—Es un objeto interesante. Sirve para destruir cualquier clase de magia, pero tiene un único uso. Es decir, que lo empleas mal, puedes despedirte. Lo fabricó Zephyr, como tantas otras cosas, hace muchos siglos.—Se cruzó de brazos—. Lamento decirte que si lo quieres, debes dejar algo de igual valor para ti… En el altar. No tiene por qué ser un objeto poderoso: puede tratarse de un recuerdo, una magia, una habilidad.... Pero no tiene sentido que te lleves algo sin dar nada a cambio. —El desconocido escucharía las palabras de Light y luego diría—: También hay otra forma. Puedes luchar conmigo. Sin embargo, he de advertirte que provengo de un tiempo en el que los Caballeros eran mucho más fuertes que ahora. Quizás tu amiga Nadhia pueda decírtelo cuando regrese a vuestra época.—El hombre sonrió—. La vi en su momento, junto a vuestros compañeros que decidieron ir al pasado. Lamentablemente, no puedo enviarle ningún mensaje. Sólo soy un recuerdo, morí hace más de mil años.
»El caso es que te recomiendo dejar algo atrás. Piensa que puede que dentro de mil años alguien active de nuevo el Castillo del Olvido y se encuentre con que tu objeto le salva la vida. Desde luego, te daría las gracias. Además, esta esfera te permitiría avanzar en un par de minutos por la habitación del laberinto en vez de gastar una o dos horas. Y el tiempo, ahora mismo, es imprescindible.
El hombre aguardó, mirándolo con serenidad. Light podía hablar con él, preguntarle lo que quisiera y seguramente recibiría respuestas. También, si decidía luchar, su rival aguardaría a que tomara las medidas necesarias y se pusiera en guardia. Incluso le dejaría atacar primero.
Nicoxa
«Traición» y «traidor». Aquellas fueron las palabras que Nicoxa escogió.
Una buena elección. Los espacios en blanco se rellenaron y el portal pareció emitir un suspiro mientras permitía que Nicoxa lo atravesara y dejaera atrás aquel lugar de pesadilla. Lo último que escucharía antes de que la luz la envolviera, sería una gigantesca explosión.
La desconocida no la había seguido.
La recibió un aplauso. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz vio, cómo no, al Guía en medio de un pasillo blanco, cortándole el camino. Tenía el aspecto de Ronin y sonreía como lo haría un padre orgulloso.
—¡Es maravilloso! ¡Estáis aprendiendo a anteponer vuestros objetivos, a garantizar vuestra supervivencia a coste de los demás! Al final parece que tenéis una oportunidad de llegar a vuestro destino. Aunque no todos, unos cuantos ya han desaparecido. —Tras reír por lo bajo, el Guía materializó lo que parecía ser una hoja y se la entregó a Nicoxa—. ¡Como premio!
Hijo mío
Sé lo que vas a decirme, pero he de pedirte que hagas acopio de toda tu paciencia. Pronto podrás salir y conocer la bella Tierra de Partida, pero todavía no estás preparado. Es cierto que posees una fuerza latente indescriptible, sin embargo, todavía eres como una criatura de unas pocas décadas que ha comenzado a dar sus primeros saltos para intentar volar. ¡Y apenas sí puedes mantenerte en el aire unos minutos! No, todavía no ha llegado el momento. Hay tanto que debes aprender, y entiendes tan poco… Has de estar preparado antes de enfrentarte a nuestro mundo.
Es necesario. Eres mi sucesor, eres quien protegerá el Corazón de los mundos. Debes convertirte en un guía, has de ser lo fuerte para representar la Luz que estos pobres mortales aplastados por la Oscuridad necesitan con desesperación.
No me habría marchado de esta forma intempestiva de no haber sido necesario. Los Sincorazón se acumulan, están arrasando innumerables pueblos, reduciéndolos a cenizas, desbaratando el escaso equilibrio que resta. Aun así, percibo que sus acciones están demasiado bien elaboradas para que se trate de algo natural
—Y no te entretengo más. ¡Sigue adelante, a ver qué te espera en la siguiente puerta! A menos que tengas alguna pregunta, claro.
Si no había ninguna, se desvanecería, dejando el camino libre. Al final del mismo, aguardaba una puerta dorada con la que podría usar su naipe.
Malik, Yui y Keiko
—Chihiro, ¿qué demonios ha pasado? ¿Y a qué se refiere Ronin con lo de que es una pena que Ryota no muriese?
Chihiro no estaba en condiciones de responder y, de todas formas, tampoco lo habría hecho. Por suerte para Keiko, Malik decidió intervenir y dejar las cosas un poco más claras. Después, el aprendiz se dirigió a Chihiro:
—Si no tuvieras que traer de vuelta a los demás del pasado estarías muerta, bruja. Sé que todavía estás débil, no me sería difícil...
La mujer, que apenas sí podía levantarse de la mesa, emitió un suave resoplido despectivo antes de que el hombre la obligara a levantar la barbilla usando la Llave Espada.
—¿Quién estaba contigo en aquella habitación? ¿Quién te encargó enfrentarnos con Bastión Hueco? ¡Habla!
Ahora que podían mirarla a la cara, se darían cuenta de que los ojos de Chihiro parecían extrañamente vacíos, opacos. Aun así, quedaba un atisbo de humor porque les dedicó una sonrisa torcida. La intervención de Yui no sirvió de mucho: Malik era bastante más fuerte que ella y no le costaría apartar su Llave Espada. Además, Chihiro respondió con tranquilidad:
—Su nombre no os diría nada, con saber que desprecia a los Caballeros es suficiente. Vuestra Orden, las dos órdenes, son una monstruosidad. Bastión Hueco es un poco mejor que Tierra de Partida, pero al final… los dos sois iguales. Hasta este Castillo… que se supone que debe protegeros, os está juzgando por vuestros errores. Si llegáis a los sótanos será un maldito milagro—dijo con voz ronca, pastosa. Respiró hondo y apartó la Llave Espada de Malik mientras se ponía en pie. Estaba mortalmente pálida y comenzaban a formarse ojeras bajo sus ojos, pero consiguió mantenerse erguida y conservar un ápice de dignidad—. Yo he cumplido mi parte del trato. Como has dicho, tengo que traer a vuestros amigos de vuelta y tus amenazas están vacías. Dejemos de perder el tiempo y continuemos.
Dicho esto, Chihiro comenzó a buscar por los alrededores y dio con una escalera que subía, pegada, a un lado del balcón. Empezó a ascender con paso vacilante y, de pronto, se desplomó hacia un lado, amenazando con caer.
Antes de que pudiera hacerlo, una mano la sostuvo. Cuando quisieron darse cuenta, en la escalera había aparecido un hombre. Era calvo como una bola de billar y que vestía una túnica simple aunque elegante, que resaltaba su altura.
Se cargó a Chihiro al hombro y la bajó hasta la altura de los aprendices, para recostarla en el suelo. Se acuclilló a su lado y le posó una mano en la frente. Meneó la cabeza.
—Mal asunto. Su corazón se está desvaneciendo. Me temo que si sigue a este ritmo, no tardará en morir. —Alzó la mirada hacia los tres—. Veo que os angustia la idea de que no conteste a vuestras preguntas. Creéis que la necesitáis, pero la realidad es diferente. Podríais matarla ahora mismo y seguramente os vendría mejor: con este poder, es imposible que sea capaz de abrir un portal temporal, a menos que descienda mucho, mucho más en el Castillo. Y aun así, le costaría la vida. Algo que dudo que esté dispuesta a sacrificar por traer de vuelta a los Caballeros que tanto odia. Además, sería una tarea inútil.
Se incorporó y esbozó una sonrisa calmada mientras ocultaba las manos en las largas mangas de su túnica e inclinaba la cabeza a modo de saludo.
—Probablemente no me reconocéis: cuando me retrataron había ganado unos cuantos kilos y tenía el triple de edad. Me llamo Zephyr, o al menos me llamé así una vez. Ahora se podría decir que soy la parte de un todo de memorias, por lo que estáis hablando con un fragmento que pertenece a un colectivo mucho más grande. Pero lo que importa es que conservo sus memorias y su personalidad, por lo que en términos exactos soy Zephyr. Un placer conoceros a los tres.
A los aprendices les daría tiempo a hacer una o dos preguntas antes de que todos notaran algo extraño y que les puso los pelos de punta. Zephyr bajó la vista con parsimonia.
—Oh, oh. Esto tiene mala pinta. Yo os recomendaría retroceder.
Nada más terminar la frase, pudieron ver que una extraña aura grisácea emergía del cuerpo de Chihiro. El semblante de la mujer se contrajo de dolor y rechinó los dientes. De pronto, con un susurro, el suelo comenzó a resquebrajarse. Como si una sombra estuviera devorando lentamente todo lo que rodeaba a Chihiro, la superficie se fue tornando arenosa y los pies de los aprendices se hundieron un par de centímetros antes de que pudieran hacer caso y correr por donde habían venido. Zephyr fue con ellos y comentó:
—Fascinante. Como ya casi no le queda corazón, sus poderes se están desatando. Esto es como una bomba de autodestrucción, lo que significa que si no se la detiene, devorará esta habitación y a toda la gente que encuentre por el camino… Es posible incluso que se transmita a otras estancias.
—Aaaah, ¿por qué tuvieron que dejarla entrar? —Detrás de Keiko había aparecido el Guía, que se le revolvió el pelo con un gesto que recordaría sin duda a Ronin—. Malik tiene razón, Keiko, no soy Ronin. ¡Aunque si queréis, puedo comportarme como él! Es que es divertido, por lo que leo en los recuerdos de tus compañeros parece que la figura de Ronin se ha usado más de una vez contra vosotros. ¿Por qué iba a ser yo menos? Además, él también tiene parte de la culpa. Merece un pequeño castigo. Ups. —La infección del tiempo se extendió hasta el principio de las escaleras y devoró a las personas y las mesas—. Esto es un problema…
—Podrían escapar sin preocuparse por ella —comenzó Zephyr—. Nuestro amigo Malik deseaba matarla, aunque se ha aguantado como un caballero. Ahora que le he insinuado que no les sirve, puede que haya perdido el interes.
—Bueno, podéis hacerlo, pero no obtendréis los naipes que necesitáis para acceder al siguiente nivel. Una lástima, ¿no? —El Guía dio un codazo a Yui, divertido—.¿Sigues queriendo defender a Chihiro, Yui~?
Zephyr miraba con concentración hacia el lugar donde se encontraba Chihiro.
—Bueno, hay una forma de detenerla, si es que todavía queréis seguir por este camino, aunque es peligroso. Uno de vosotros tendría que acompañarme a echar un vistazo al corazón de Chihiro, para encontrar un recuerdo lo suficiente fuerte como para mantenerla cuerda. Los demás deberían traerme… un reloj, sí. Guía, ¿no puedes hacer aparecer uno?
—¿Yo? ¿Por qué? Por mi parte lo mejor es que Chihiro muera ahora mismo. Entiendo que tú no quieras que tu obra de arte se venga abajo pero es una amenaza… Aunque así no sería tan divertido. De acuerdo. —Chasqueó los dedos. No sucedió nada. El Guía sonrió con el rostro de Ronin—. Hecho. Acaba de aparecer un reloj exactamente por donde vinisteis. Pero si Zephyr se mete dentro del corazón de Chihiro, necesitaréis que alguien lo convierta en un amuleto en su lugar. ¡Y el único que puede hacerlo soy yo! A cambio os pediré algo importante, aunque no os diré ahora qué. Podéis pagarlo en grupo para atenuar el precio o sólo sacrificar a uno. ¿Qué os parece?
Zephyr y el Guía los contemplaron un momento. Después el primero resopló y le escucharon murmurar algo que sonó a «de haber sabido que saldrías así…» y echó a andar hacia el balcón, en el que ya no quedaba ninguna persona y en vez de haber un balcón quedaba una especie de distorsión. La imagen se retorcía sobre sí misma una y otra vez, dejando ver retazos de esa luz blanca típica de las habitaciones del castillo, el balcón que debía haber sido en su momento y una especie de versión destruida del futuro.
Los aprendices, por supuesto, podían decidir si ceder o no. En cualquier caso, tendrían que retroceder sobre sus pasos y regresar al inicio de la estancia. Cerca de una de las casas escucharían un extraño susurro y si se asomaban por una ventana verían que del techo colgaba una cadena dorada que terminaba en una balanza. En uno de sus platillos había un reloj de arena. El otro estaba vacío. Si decidían entrar, comprobarían que había una especie de barrera que les impediría coger el reloj… A menos que dejaran algo de igual valor en el otro plato.
También podían continuar de largo e intentar salir de esa estancia antes de que fuera demasiado tarde.
Saxor, Nikolai y Colibritany
Nikolai trató de calmar a Alexis, precipitándose al frente para interponerse en su camino, pero no contó con la explosión de Saxor.
—¡¡Vosotros provocasteis la masacre de Vergel Radiante!! ¡¡Mi familia y mis conocidos fueron asesinados por VUESTRA CULPA!! ¡¡Me lo habéis quitado todo, los habéis matado!! ¡¡¡NO OS ATREVÁIS A HABLAR DE MATANZAS, OKUPAS Y ASESINOS DE MIERDA!!!
Alexis detuvo su ataque, si bien no pudo impedir que Saxor arremetiera contra ella empleando su Vorágine Oscura. La chica cayó hacia atrás, con todavía más heridas abiertas y se golpeó la cabeza contra un escalón. Se escuchó con total claridad un chasquido escalofriante. Luego su cuerpo quedó exánime al que se sucedió un pesado silencio.
Alexis abrió los ojos y los clavó con una furia abrasiva en Saxor. Le dio tal patada en la rodilla que el joven vería las estrellas y notaría que algo se salía de su sitio. Con un brazo hecho papilla y un párpado cerrado, Alexis se incorporó como pudo y le apuntó con una mano. Cuando quiso darse cuenta, Saxor se encontró flotando a un metro de la escalera.
—¡No me jodas, puto traidor de mierda! ¡Vete a llorar a las faldas de tu madre muerta, no me vengas con tus mierdas, inútil imbécil bipolar! ¡Si no has sido capaz de vengarte en todo este tiempo, si eres así de débil te echaré una mano y te mataré ahora mismo! ¡Porque sólo los fuertes tienen derecho a reclamar venganza! ¡Los demás MUEREN!
Entonces lo empujó por el hueco de la escalera y con una sonrisa retorcida, apretó un puño. La fuerza que sostenía a Saxor en el aire se desvaneció y el muchacho se precipitó hacia la oscuridad. Alexis respiró hondo, se colocó mejor el brazo destrozado y se volvió hacia ellos con una mueca. Guilmon fue elevado en el aire y siguió el mismo camino que su amo.
—Ya habéis oído. Apartad de mi camino. Voy a matarlo. —Se tambaleó un poco al avanzar, pero teniendo en cuenta que debería estar muerta por el golpe en la cabeza y que movía el brazo como si fuera de trapo sin gritar… Era una rival importante. Posó su mano sana, todavía sosteniendo su Llave Espada, en el pecho de Nikolai y lo empujó sin demasiada fuerza a un lado. Sus ojos parecieron perforar al chico—. Aparta o ayúdame.
Colibritany, entre tanto, había bajado muchos escalones con Kazuki para ponerlo a salvo. Cuando Alexis arrojó a Saxor por el hueco de la escalera, el hombre soltó un alarido y extendió su brazo en su dirección, pero no tuvo nada que hacer. Entonces tuvo que apoyarse contra una pared y apretarse una sien con la mano sana, gimiendo de dolor. De pronto abrió los ojos como platos y miró a Colibratiny como si fuera la primera vez y retrocedió un paso al mismo tiempo que Alexis comenzaba a descender hacia él. Sus facciones se ensombrecieron y espetó:
—¿Y qué hay de vosotros? ¿Qué hacía Bastión Hueco en Tierra de Partida? ¡No engañé a Ryota, permití que os refugiarais todos a pesar de que sabía…!—Se le quebró la voz—. ¡Que no estabais aquí por casualidad, ni para ayudarnos!
—¡Genial, eres un superdotado! ¡Ahora estate quieto para que pueda cortarte en pedazos!
Kazuki bajó los ojos hacia Colibratiny y masculló:
—Si no os hubiera dejado entrar, estaríais muertos. No sé por qué, todavía, pero estoy seguro. Ibais a morir, ¿verdad? .
Después comenzó a retroceder sin apartar los ojos de Alexis y de Colibritany, que era la que se encontraba más cerca. Ahora que habían descendido más, podían ver que un tramo más abajo, había una puerta. Las escaleras continuaban, pero sin duda Kazuki intentaría escapar por ahí.
¿Y Nikolai y Colibritany qué harían? Alexis había dejado muy claro que si no la ayudaban, debían mantenerse aparte. Pero ni Kazuki parecía lo suficiente en forma para detenerla, ni Alexis era una rival tan brutal… Ahora que estaba herida. Aun así, se había levantado incluso cuando Saxor la derribó y escucharon con claridad cómo algo se quebraba. Quizás sería más sencillo, simplemente, colaborar.
Pero entonces no obtendrían respuestas y parecía que Kazuki recuperaba la memoria cada vez más rápido.
Saxor
Saxor se despertó en un suelo frío y de inmediato lo asaltó el dolor. La cabeza le latía con vida propia y si intentaba ponerse en pie, la pierna herida le mandaría cuchilladas a los nervios de la cabeza. Necesitaba una cura cuanto antes, aunque podía caminar. El problema era que iba a cojear bastante…
Parecía haber acabado al final de las escaleras, porque podía verlas no muy lejos de él, y le llegaban gritos desde arriba. Guilmon estaba cerca de él, también herido, aunque nada tan grave como lo que le había sucedido al propio Saxor. Quizás el aprendiz se percataría de que parecía haber evitado a la muerte gracias a un colchón de plumas blancas que, una vez comenzó a moverse, se desvanecieron entre volutas de luz.
¿Quién le había salvado la vida?
En un extremo había una puerta blanca. Sin duda, le resultaría mucho más cómodo llegar hasta ella que subir las escaleras para reunirse con sus compañeros. La decisión, sin embargo, era suya.
Alec
El ángel escuchó todas sus preguntas, cerró los ojos un momento y, cuando los abrió, dijo:
—Algunos aprendices han viajado al pasado gracias a la habilidad de una mujer llamada Chihiro, como es el caso de Nadhia. Bastión Hueco se encuentra aquí, pero la situación es complicada. Los otros aprendices que has mencionado están dispersos por el Castillo. Kazuki está acompañado de miembros de Bastión Hueco y uno de Tierra de Partida, y su estado mental y físico no es el mejor. Light está a punto de reunirse con otros compañeros tuyos. En cuanto a Maya, pronto la verás.
»No me queda tiempo, Alec, presta atención: este Castillo está compuesto de recuerdos y es capaz de penetrar en vuestra mente. Hay una entidad que manifiesta la voluntad colectiva de todas las memorias que se han acumulado a lo largo de más de un milenio en este lugar. Se llama así mismo el Guía. Ha adoptado la forma de Ronin, pero no es él. En este lugar es difícil distinguir quién es una ilusión y quién no y un error puede ser fatal para vosotros. Cruza la puerta, Alec. Para continuar descendiendo necesitarás usar naipes como el que tienes y se te entregarán si superas las pruebas que te impone en el Castillo. Pueden ser mortales, así que no las tomes a la ligera. Por último, ten esto. —El ángel extendió una mano y en ella se materializó un frasco. Parecía contener alguna clase de líquido. Si Alec intentaba abrirlo, comprobaría que era imposible—. Aquí están contenidos tus recuerdos de un año, aproximadamente. No podrás recuperarlos a menos que abandones el Castillo, pero incluso entonces será tu elección si quieres asumir lo que has hecho… O no.
En cuanto Alec apartara la vista, el ángel desaparecería y el joven se quedaría a solas en aquella sala blanca, que sólo tenía una salida. Una vez empleara el naipe, este se desvanecería y podría franquear el umbral.
Alec, Maya y Nicoxa
Los tres aprendices aparecieron en la misma habitación blanca, a la vez que las puertas se sellaban a sus espaldas. Frente a ellos había otras tres puertas; una dorada y grande y dos blancas y más modestas flanqueando a la primera, al final de la habitación. Sentado en las escaleras de la primera aguardaba un chico joven, casi un niño.
—Hola. Me llamo Ren. Estoy aquí para explicaros más o menos lo que os espera.—Levantó las manos y señaló con ambas hacia las puertas blancas. Si se fijaban, comprobarían que una de sus manos era metálica, como una prótesis—. A vuestra derecha tenéis un camino más largo que os permitirá llegar a otro nivel pero os llevará más tiempo. A la izquierda hay una prueba donde podéis obtener naipes y usarlos para pasar desde esta sala al siguiente piso. La puerta de la derecha, aunque da a una ruta más larga, podría acercaros antes a vuestros compañeros. La del centro os mantendrá alejados quién sabe durante cuánto tiempo.—Respiró hondo, se cruzó de brazos y les sonrió mientras clavaba la mirada en Maya—. Tienes una pluma suya. Puedes usarla en la prueba, si lo deseas. Es un buen amuleto.
»Ah, por cierto. Quería pediros un favor. ¿Alguno conoce a Neru? Me gustaría dejarle un mensaje, si es posible, para cuando os encontréis. Porque seguro que superáis las pruebas del Castillo, aunque os esté costando.—El joven añadió—: Habéis avanzado mucho. Estamos todos muy sorprendidos. A cambio, me gustaría ofreceros información si la queréis, ya que comprendo que desconfiéis de mí. Puedo intentar responder a una única pregunta de cada uno de vosotros sobre vuestros compañeros, las pruebas o algo que tenga que ver con el Castillo. Más allá, no puedo deciros nada.
Ren trataría de satisfacer su curiosidad, si es que estaban dispuestos a confiar en su palabra. Por otra parte, sin duda los aprendices tenían muchas noticias y datos que intercambiar. Era un buen momento para tomarse un respiro antes de decidir qué hacer a continuación.
Fecha límite:domingo 14 de junio a las 23:59