Light no había quedado muy satisfecho tras la fuga del primer cliente. Su intención había sido la de intimidarlo y bajarle los humos, no obligarle a dejar el local. Esperaba que no se corriera la voz y nadie más supiera que no les quedaba ron, o de lo contrario corrían el riesgo de quedarse sin clientela.
Cogió rápidamente una escoba y se dispuso a recoger lo que quedaba de los vasos destrozados. Durante el barrido oyó unas risotadas lejanas: varias personas estaban acercándose a la taberna. Y qué personas.
Una banda de ruidosos e intimidantes piratas entraron. Formaban un grupo numeroso, de doce corsarios más o menos, bastante variopinto cabe decir. Charlaban entre ellos, recordando los actos de piratería que habían cometido aquel día o meramente alguna divertida anécdota.
El líder barbudo de todos ellos, el capitán, se adelantó y se aproximó a la barra.
—
¡Vaya! ¿Se ha retirado ya Richard? —Se le veía bastante guasón y simpático, aunque lo mejor que podía hacer era no fiarse de las apariencias. El resto de sus compañeros estallaron en carcajadas tras su comentario—.
¡Venga! ¡Sírvenos una de ron a cada uno, chaval! ¡Mis hombres lo están deseando! «
Mierda», empezaba a confirmarse la teoría de que en aquella taberna solo bebían ron.
Tragó saliva. Light apenas requirió tiempo para pensar, ya que los piratas esperaban una respuesta inmediata. Se mordió el labio inferior.
Tenía que usar su as, su plan para ganar tiempo, no le quedaba otra.
—
Así que lo que nos dijo el loco de John era cierto, no hay ron… —soltó uno de los corsarios, enarcando una ceja, a la vista del gesto del aprendiz y la espera—.
¿Pero... y el monstruo del que hablaba?«
¡El muy hijo de puta se ha chivado!», el pirata de antes, el que había salido huyendo.
—
No, sí que hay. Ron, digo. —Negó de inmediato con la cabeza, algo intranquilo—.
Pero… os lo tendréis que ganar —afirmó, intentando sonar convincente, aunque resultaba difícil. Cada vez estaba menos seguro de que su plan fuera a funcionar.
—
¿Qué cojones…? —Algunos de los piratas se miraron entre ellos, confundidos.
—
Con el permiso de Richard —en realidad no les había dado ninguno, pero sonaba más creíble si lo afirmaba—
hemos organizado un concurso de grog. —En otras palabras, que tendrían que conformarse con la otra bebida en lugar de ron.
—
¿Un concurso? ¿De qué coño habla este crío?—
¡Saqueemos el local! —gritó un majareta del grupo, levantando su sable.
—
¿Y qué ganamos nosotros con esto? —preguntó el capitán, nada convencido. No parecía tomarle demasiado en serio.
—
A eso voy, a eso voy. —Puso los ojos en blanco—.
El ganador será la persona que beba más vasos de grog y se le recompensará con mucho ron de gran calidad. —Esta vez volvió a tirarse un farol (a priori no sabía cómo sería el ron que conseguiría Fátima, ni la cantidad), pero era necesario para que su idea les convenciera… y no le dieran una paliza (o lo mismo ellos acababan siendo los heridos, a saber).
El capitán le dio la espalda y comenzó a discutir con el resto de sus compañeros, en voz alta. La idea de una competición de bebida no les desagradaba demasiado (en especial a los más competitivos) e incluso les parecía divertida; sin embargo, ellos lo que querían era ron y no grog. Aunque la recompensa resultaba de alguna manera tentadora…
Light llegó a captar por los gestos de sus rostros que no habían quedado demasiado satisfechos con la propuesta.
«
Joder, sí que me han salido exquisitos», tenía que convencerles del todo de alguna forma. ¿Pero cómo? Parecía mentira que fuera aprendiz de un pirata. Debía saber lidiar con ellos mejor que nadie.
Se le volvió a iluminar la bombilla. Podía producir una catástrofe si ese plan fallaba, pero había que probar, ¿no? Debía sacar su carácter…
—
¡Venga! ¡¿Es que no tenéis huevos a beber grog o qué?! —Golpeó la mesa con el puño mientras exclamaba, desafiante. Tenía el pulso acelerado por los nervios—.
¿¡Qué clase de piratas tienen miedo a esta bebida de nada!? Se hizo un silencio sepulcral durante escasos segundos. Los piratas se miraron entre ellos.
«
Seguro que la he cagado».
—
¿Que no tenemos huevos ha dicho...? —dijo uno de los integrantes del grupo, rompiendo el silencio. ¿En serio iban a dejar que un muchacho les soltara eso…?
No transcurrieron más de tres segundos cuando el primero de los corsarios, el mismísimo capitán, le pidió a gritos el primer vaso de grog. Todos los demás le imitaron, prácticamente al mismo tiempo. Light sonrió.
«
Que empiecen los juegos del grog».