Capital del caos (2)La idea de ir con el grupo de soldados no fue del agrado de Xiang. Desde el mismo momento en el que Watson expresó su propuesta el guerrero se mantuvo reacio, pero sus razonamientos eran impresisos y poco convincentes: su temple y seriedad parecían haberse debilitado con sólo contemplar la posibilidad. Y además el aprendiz de Bastión Hueco no se dio por conforme con esta respuesta: tomó a su compañero y le obligó a correr en dirección al grupos.
Les terminaron de alcanzar en una plaza cercana a la muralla del palacio. Una fuente que nacía de los muros a modo de cascada daba un encanto especial al lugar, donde además crecían varios árboles de frutos de color jazmín. Los edificios estaban a una distancia lo suficientemente alejada de las murallas como para evitar que nadie intentara saltarlas, las cuales debían medir al menos veinte metros de altura.
Los cuatro soldados luchaban contra un pequeño grupo de Sincorazón que amenazaban la vida de una mujer y su bebé. Pese a no ser Caballeros lo hacían con gran destreza: estaban curtidos en batalla y, además, sabían manejarse ante los Sincorazón. No eran novatos, eso seguro, y apreciarían la ayuda de Watson si se ofrecía a ayudarles.
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¿Civiles? —preguntó en voz alta el que parecía ser su capitán tras eliminar los Sincorazón mientras indicaba con la mano a la mujer que saliera corriendo a ponerse a salvo, cosa que hizo de inmediato—
. ¿Qué hacéis aquí? ¡Id a protegeros en vuestras casas!Xiang pareció dudar ante lo que ordenó el hombre y, por un momento, casi estuvo a punto de obedecerle. Sin embargo, el grito de la bestia que habían escuchado poco antes descolocó al guerrero, y en pocos segundos todo terminó por irse a la porra.
Tal y como estaban advertidos si tomaban aquel camino el gobernador del cielo no tardó en hacer acto de presencia. Notaron el viento agitarse con el batir de sus potentes alas y sus alas taparon la luz de la luna y las estrellas. Su silueta vibró en el cielo, con sus dos enormes ojos amarillos clavados en los guerreros.
De su sombra surgieron nuevos Sincorazón rodeando a los seis. Xiang tomó su espada de inmediato, y lo mismo hizo el grupo de soldados: sin embargo eran demasiados enemigos. Mínimo superaban la docena de los que parecían noctámbulos, y tres minotauros los lideraban. Enfrentarse a ellos era una opción, pero quizás no la mejor de todas.
Sin embargo no atacaron. Se quedaron quietos, en posición amenazante, mientras les observaban. Durante medio minuto nada sucedió: fue entonces cuando uno de los soldados, el larguirucho, señaló a lo alto de la muralla.
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¡Capitán Li, allí!Una figura enorme, grande como una montaña observaba desde lo alto. Su silueta rezumaba oscuridad propia, acompañado de sus dos diminutos y brillantes ojos. Un águila descansaba en su hombro, con sus alas guardadas con cuidado, y a su lado un anciano contemplaba con seriedad y desagrado los horrores de la ciudad. El primero amenazaba al segundo con una espada en el cuello: el otro parecía verse poco afectado por ello.
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¡Pueblo de China! —La voz del hombre sonaba con tal fuerza que se podía escuchar a través de toda la ciudad, casi como si hablara a través de un amplificador—
. Vuestras guerras y victorias son una gran mentira. Los pecados de vuestra Historia han vuelto para castigaros. ¡Vengo a purificaros! ¡Si amáis a vuestro Emperador, someteos de inmediato!Los Sincorazón no atacarían si Watson no lo hacía. El resto de soldados parecía dudar, pero bajaba sus armas poco a poco. La rendición podía olerse en el ambiente.
* * *
Amistades extrañas (2)—
¡Pues claro que eso era un dragón, tontaina! ¿Crees que se trataba de una dulce sirena equivocada de mundo? ¡Y te lo he dicho, mi nombre es Super mata dragones heroico ultra guay!Gilgamesh hizo una nueva pose mostrando los músculos, orgulloso de sí mismo y sus capacidades. El caballo bufó junto a Ragun y se levantó para agitarse de la paja. Sin embargo no tuvo mucho tiempo para recuperarse: la bestia de los cielos pasó por encima de ellos de nuevo y se quedó volando en el aire encima de una plaza. El nuevo mejor amigo de Ragun no tardó en aprovechar la situación y le cogió de los hombros:
—
Mira, sé que nos acabamos de conocer y que probablemente no quieras saber nada de esto, pero vengo a llamar a tu héroe interior. Está pasando algo muy gordo aquí y esta ciudad necesita dos superhéroes de los guays. ¿Me ayudarás? Piensa en los pobres huerfanitos cuyas madres han sido devoradas por ese bicharraco gigante. ¿Qué me dices? ¿Eh?—
¡Pueblo de China!Aquella voz sonó casi como un rugido, y su origen parecía ser las murallas que rodeaban la casa del Emperador. Gilgamesh ignoró a aquel que reclamaba atención y tomó a Ragun por los hombros, pasando a explicarle sus intenciones.
—
El plan es simple: tenemos que ir al palacio. Allí está la clave de todo esto. Y tengo pensado el modo perfecto para adentrarnos, aunque significa abandonar al caballo y puede que aprender a volar en caso de que uno de los dos tenga la mala suerte de tropezarse. ¿Confías en mí?Aquella pregunta era clave. ¿Lo hacía lo suficiente como para arriesgarse a acompañarle?
* * *
Peligro inmediato (2)El equipo de Tierra de Partida no se iba a separar bajo ningún concepto. Todos decidieron subir las escaleras, y entre los cuatro Caballeros, el experto arquero y la semidiosa hicieron frente a la media docena de noctámbulos que les bloquearon el paso. Lo cierto es que nada más verles parecieron asustarse y pretendieron huir en dirección contraria, pero entre los rápidos sablazos de Fátima, los bloqueos de Saxor, las estocadas más disparo a bocajarro de Hiro y los ataques de Exuy no tuvieron ni la más mínima oportunidad. Entraron en la habitación sin problemas y Shiva se encargó de bloquear la entrada de inmediato con hielo.
Los Sincorazón se pegaron al otro lado del hielo e intentaron entrar por todos los medios, y no tardaron en comenzar a quebrarlo. Poco podían hacer los Caballeros más allá de analizar la habitación en busca de pistas de lo que había sucedido allí. Como vía de escape tenían las ventanas, aunque era más que destacable que una de ellas se encontraba rota, como si alguien hubiese atravesado la madera con una espada y se la hubiese cargado a lo bruto.
Quien quisiera que hubiese sido se había encargado de dejar toda la habitación patas arriba. Las mantas de Rei estaban desperdigadas por el suelo, y peor aún, se encontraban manchadas de sangre: una cantidad alarmante, pero definitivamente no la suficiente para que alguien muriese desangrado. Allí había habido una pelea entre dos personas, y la ganadora había tomado a la fuerza a la otra y se la había llevado por la ventana, aunque no a rastras. Quien hubiese sido tenía que tratarse de alguien fuerte.
Varios pergaminos de los planes que habían estado organizando se encontraban por el suelo, arrugados como si alguien los hubiese agarrado. Si se agachaban a recogerlos verían que todos ellos eran sobre el plan de infiltrarse en el palacio por medio de la torre y los subterráneos. Quizás alguien se diera cuenta de que había algunos pergaminos rotos, reducidos a casi nada, y que se trataba de aquellos que indicaban el camino por los conductos de alcantarillado. Era el plan con el que Rei no estaba conforme; ¿era posible que el invasor no hubiese reparado en ellos, pero sí en los otros?
El hielo se quebró definitivamente ante una lanza que lo atravesó. Estaban a punto de entrar y no había demasiado tiempo para organizarse: debían salir de allí pronto. Y tanto si lo hacían y llegaban al jardín o no escucharían el estruendo de una poderosa voz que invadió la ciudad al completo:
—
¡Pueblo de China!Shiva tembló de inmediato al escucharla. Sus ojos se quedaron en blanco por un momento y la seguridad en su sonrisa se desvaneció mientras dirigía los ojos hacia la muralla del palacio a lo lejos. Era casi imposible de distinguir en la distancia, pero dos figuras parecían estar coronándola.
—
Mis temores eran ciertos. Él continúa con vida.Quizá alguno de los presentes reconociera su voz. Ahora sabían a lo que se enfrentaban: un enemigo inesperado, y muy probablemente el culpable de la desaparición de Rei. Y por ello debían ponerse manos a la obra de inmediato. Era antes de lo que esperaban, pero la ciudad entera estaba siendo tomada por Sincorazón.
¿Tomarían el camino por encima de la muralla, o atravesarían los conductos para pasar a los jardines e intentar entrar de incógnito al palacio?
Habían estado organizando aquel momento: era
Fecha límite: jueves, 24 de marzo.
Probablemente ronda final. Tras esto pasamos a la Parte 2; espero lograr más emoción para todos~