—
¡Perfecto! Aunque... puedes omitir de momento lo de señor, no soy tan mayor.—
Perdone, señ… digo, Light, es simplemente una forma formal de trataros a vosotros los orgánicos, ya que supuestamente el tener a alguien tratándoos con respeto y grandilocuencia os sube la moral —se excusó Dos como mejor supo.
Light se levantó del asiento que había estado usando, listo para empezar a hacer los preparativos para hacer de la robot parte de los Portadores. Colocándose delante de la droide, el joven materializó una extraña espada de color dorado y azul, muy ornamentada además. Dos inspeccionó el arma con curiosidad cuando Light le extendió el mango para que lo cogiera.
—
Si aceptas convertirte en Aprendiza de la Llave Espada y luchar contra la oscuridad que amenaza los mundos, coge esta llave. Una vez lo hagas, no habrá vuelta atrás —le advirtió el joven antes de que la cogiera.
—
¿Siquiera reseteándome la memoria cambiaría la decisión que vaya a tomar? —preguntó por curiosidad antes de reírse ella misma —
. A quien quiero engañar, tengo unas ganas terribles de irme a visitar mundos. Que me reseteen si quieren.Dos agarró con gran seguridad la espada que Light le estaba ofreciendo. Pero tan rápido como la tuvo en sus manos, desapareció en un haz de luz y regresó con su dueño. Los ojos de la droide se abrieron, las cámaras que los componían intentando captar bien que acababa de ocurrir.
—
Qué curioso, cuenta un sistema de retorno en caso de que acabe en manos que no son las de su dueño ¿Puedo tomarla otra vez para verlo mejor? Pero la inocente petición de Dos se quedó en el aire, ya que el chico prefería que ella intentara invocar su propia Llave Espada. Dándole unas sencillas indicaciones que la robot siguió al pie de la letra, esta extendió su mano y se imaginó (si es que los robots pueden usar la imaginación) con una espada como la de Light. Y de un nuevo haz de luz, un arma apareció en las manos de la droide, pero no era como la del que se estaba volviendo su mentor, si no más básica y parecida a una llave gigante con el filo grisáceo y el mango dorado.
—
Felicidades, ya eres oficialmente una aprendiza. Mi primera aprendiza de hecho. Pero no hemos acabado. —la congratuló Light pasando a recordar la siguiente lección.
—
¿Con lo de ser su aprendiza significa que ya es oficialmente mi amo? No es el método habitual, para nada, normalmente el nuevo dueño registra su nombre en el panel que llevo a la espalda, pero viendo que esta espadita parece la hermana pequeña de la vuestra, quizás si me condiciona como su pertenencia, amo Light —Dos dijo aquellas últimas palabras con una sonrisa, intentando acostumbrarse a ese nuevo término.
Y mientras Light se decidía si prefería ser llamado así o de otra forma, sacó de su bolsillo un aro metálico que pasó a su aprendiza junto a la siguiente explicación.
—
Equípate esta pieza donde te parezca, y haz lo mismo que hago yo. —
Sí, amo.Mientras buscaba un buen lugar en donde colocarlo, Dos pudo presenciar como el joven se volvía a colocar su armadura azul al presionar una placa que llevaba al pecho. Impresionada por el espectáculo, la robot dio un buen repaso a sus planos para ver cuál era el lugar más óptimo en el que llevar la placa. Tras bastante farfullar y mirar, acabó colocándose el aro en una de las orejas, haciendo que se amoldara y tomando forma de alita. Presionado la placa del centro, liberó el resto de la armadura, que fue acoplándose a su metálico cuerpo de forma diferente a Light.
Pero el resultado fue similar, quedando Dos envuelta en una armadura de color rojo y naranja que casi hacía que pareciera un droide diferente. Contaba con un casco con visor del que solo sobresalía la oreja con la placa, el pañuelo que siempre llevaba había decido quedarse por encima de la armadura para seguir cubriendo la apertura de su pecho. Este sobresalía de forma redondeada, dándole un aspecto más defensivo que su carcasa normal. Los brazos de Dos terminaban ahora en unos puños bastante grandes, pero no lo suficiente para no poder manejar objetos y sus piernas habían recibido más protección, pero dejando la planta de los pies sin cubrir del todo para no impedir a la robot saltar. Hasta su cola estaba protegida, siendo ahora de color rojo en conjunto al traje.
—
¡Mola! —gritó muy ilusionada —
. Casi lo siento como un cuerpo nuevo que algo que va por encima de mi cuerpo ¿quizás actué diferente debido a que soy un ser robótico? Que clavos, entre esto y la espada ya me siento preparadísima para enfrentarme a todo.—
Esta armadura te protegerá cuando viajes por el espacio, úsala siempre que salgas, ¿de acuerdo? Y ahora toca el glider. Lanza la Llave Espada como hago yo. —explicó Light mientras Dos pegaba espadazos y puñetazos al aire.
—
¿Lanzarla?
La respuesta llegó de inmediato cuando el arma del joven se transformó en un vehículo de color azul y gris. Este descendió poco a poco hasta estar a una altura en la que el Maestro pudo subirse a él y prepararse para ponerlo en marcha.
—
Usaremos esto para ir a Tierra de Partida. Mola, ¿eh? —
Muchísimo, amo, es mucho mejor que el patinete espacial que me dieron… y que a saber dónde está. Aunque siendo tan cutre ni lo recordarán.—
Bien, pues esto es todo, cuando quieras nos vamos. Despídete de tus amigos, prepara lo que te quieras llevar al castillo y todo eso. Recuerda que podrás volver, así que no te molestes en llevar mucho equipaje, solo lo imprescindible. Dos asintió y salió corriendo de vuelta junto al Doctor. El cual se llevó bastante susto al verla entrar con esa armadura.
—
Perdone, Doctor Tezuka, quizás debería haber venido sin la armadura, pero no debe preocuparse sigo siendo su preciada Dos —aseguró la droide sonriendo bajo el casco
—. La cosa es que debo despedirme, porque el amo Light no puede esperar hasta mañana para que nos vayamos, supongo que se le olvidó informar que se ausentaría de esta forma.Tezuka se quedó en el lugar recuperándose del shock y comprendiendo lo que la robot le decía ¿debía irse ya? Se lo tenía que haber imaginado, había oído y leído sobre los Portadores lo suficiente para saber que no tendían a quedarse mucho tiempo en una zona y menos si esta no necesitaba de sus servicios. Aun así costaba despedirse.
—
Tengo tu palabra de que vas a volver, así que tampoco debería preocuparme —sonrió el hombre aceptando un abrazo que la robot no dudó en darle —
. Pero intenta tener cuidado ahí fuera, no quiero que el señor Light deba volver aquí contigo hecha un puzle.—
A saber quién se atreve a tocarme con esta preciosidad —Dos golpeó la armadura con orgullo —
. Y ahora si me disculpa, voy a recoger mi consola, que fijo que si la dejo aquí alguien me borra la partida.Y la droide se dispuso a abandonar el taller, mas antes de que se fuera, Tezuka la detuvo cogiendo algo de una de las mesas.
—
Dos, antes de que te vayas —le dijo tendiéndole un extraño brazalete bastante grande —
. Lo encontramos en la misma nave que tú. Parece ser una especie de arma y coincide con los enganches de tus muñecas, por lo que estoy seguro de que te ayudara en la batalla.—
Mu… ¡Muchas gracias, Doctor Tezuka! ¡Le prometo que lo usaré y cuidaré con muchísimo mimo! Y que vendré, porque pienso venir. Una vez a la semana… o dos veces al mes… aun no lo he decidido, pero vendré.—
Por ahora mejor que te vayas, no sea que Light te dejé aquí.Algo se encendió bajo el casco de Dos y la robot salió disparada a buscar sus cosas para volver lo antes posible con el Portador.
—
Todo a punto, amo Light —declaró lanzando su Llave Espada al cielo y dejando que esta bajara como una tabla que compartía los mismos colores que su armadura. Varios anclajes sobre esta permitían al que iba encima agarrarse desde los pies para no caerse por accidente y poder adoptar más de una pose con los pies.
—
¿Ya? Pues nos vamos. Un placer contar contigo, Dos. —. Le dio una palmada en la espalda.
La droide sonrió subiéndose a su nuevo y brillante Glider y encajando los pies en la parte central.
—
Lo mismo digo, amo Light ¿o prefiere que le llame Maestro? Quizás el resto sientan envidia si ven que soy un droide de un único dueño —sugirió Dos finalmente justo cuando despegaban los dos vehículos.
Fueron dejando atrás poco a poco la nave de Tezuka y su equipo, adentrándose en el Intersticio de los Mundos con un objetivo claro: Tierra de Partida y los miles de recuerdos que memorizaría allí.
Siento la tardanza, he tenido muchos dias ajetreados durante las fiestas. Pero encantada con el prologo y agradecida de que Light haya aceptado ser el Maestro de mi niña robotica. Y bueno, a Nell por llevar el Prologo claro.