En la entrada del castilloRagun y Xefil apenas acababan de montar en sus gliders cuando un enorme estruendo, uno mucho más fuerte que todos los anteriores, sacudió el castillo hasta los cimientos.
Se hizo un silencio tenso. Su último momento de calma. En cuestión de un parpadeo, los pisos encima de ellos empezaron a venirse abajo, destrozando todo a su paso.
—
¡RETIRADA! ¡TODOS FUERA!* * * Grupo de Nithael Todo ocurrió muy rápido.
«
Sí, puedo hacer más cosas así.—respondió Chihiro a su aterrorizada huésped. Al ofrecerle toda su energía, Chihiro masculló algo y casi la sintió sonreír—.
Tienes valor. Bueno saberlo. La magia de Chihiro no aguantó mucho, solo unos veinte segundos antes de que Celeste empezara a sentir que
perdía la conciencia. Dentro de ella, Chihiro se permitió un sonido que basculaba entre el desdén y la frustración.
«
De modo que este es tu límite. Qué se le va a hacer. ¿Preparada para correr? *Malik «
Vamos a hacer un trato.»
Malik captó la atención de Aaron con éxito, y notó que lo invadía una mezcla de alivio y alegría. Sin el menor disimulo, Aaron rebuscó en su mente lo que se proponía.
La sorpresa fue inimaginable.
«
Claro. Buena idea.» La voz le temblaba. Hacía un inmenso esfuerzo para controlar la emoción. «
Vayamos a por Nith. Tenemos que salvarle.»
«
Vuelve a jugarmela y mis recuerdos no serán los que te atormenten.»
La sonrisa de Aaron brilló en la oscuridad.
«
No. No lo harán.»
Malik logró abrirse camino por la torre con éxito. El nerviosismo de Aaron incrementaba el poder de su magia y sus habilidades. Pero, cuando el portal se abrió, descubrió que el motivo de su buen humor no escondía nada bueno detrás.
Se detuviera Malik o no, el propio entusiasmo de Aaron le traicionó y, junto con el portal, se abrió una puerta a sus recuerdos. Unos muy intensos. Demasiados.
La torre desapareció ante sus ojos, y lo transportó a otro lugar. Malik reconoció vagamente Villa Crepúsculo.
Viejo y demacrado. A eso se había visto reducido su poder con el paso de los años. Él, que era el Caballero más puro que quedaba en el universo, el último de un larguísimo linaje, sentía la muerte pendiendo sobre su cabeza como una sombra.
Traicionado por su propio cuerpo. Qué irónico que hubiese sido una incursión al Reino de la Oscuridad lo que le había hecho enfermar de aquella manera. Justo cuando su poder traspasaba todos los límites imaginables... se veía incapaz de culminar su venganza, que tantos años llevaba planeando.
El reloj daba las siete en punto. Era la hora acordada y, como solía suceder, su invitada no le hizo esperar ni un segundo más de la cuenta.
—¿Te has decidido?
Aaron desvió la mirada de su reflejo y, sin girarse, la posó sobre la mujer. Antaño había sido una gran reina, había leído su historia en los libros de Tierra de Partida. Ahora su cuerpo, al igual que el de él, perdía la fuerza y la resistencia.
Por eso, la criatura que vivía dentro de ella le había ofrecido un trato. Aaron le prestaba su cuerpo, ella cumplía su venganza y le concedía poderes inimaginables. Al fin y al cabo, compartían muchos intereses. Se necesitaban.
Y la venganza era lo único que le quedaba.
—Sí. He tenido tiempo para pensarlo —respondió, volviendo al reflejo. Tenía bolsas bajo los ojos, y la vista empezaba a fallarle, pero reconocía la misma mirada en ellos todavía.
—Bueno es saberlo. Echaba de menos tener un cuerpo afín a Oscuridad. —La reina sonrió—. No niego que la curación y la magia de Natura pueden llegar a resultar muy útiles, pero son tan poco... imaginativas.
—Tendrás que conformarte con ellas, porque no pienso cederte nada.
Se permitió saborear la satisfacción cuando la criatura entornó los ojos.
—¿Cómo dices? ¿Eres consciente de que vas a...?
—¿Morir? Sí. Como he dicho, he tenido bastante tiempo para pensarlo. Pero preferiría morir antes que poner mi sangre en tu poder. Preferiría mil veces renunciar a mi vida antes que dejarme llevar por un despojo inmundo como tú. —El odio impregnó su voz—. No me pondrás la mano encima. Tierra de Partida caerá por el peso de su propia incompetencia, y mi venganza se verá realizada.
La mirada de Friederike se volvió fría.
—Qué noble por tu parte. Pero respóndeme a una pregunta: ¿cómo vas a impedir que te posea?
—¡Insolente! ¿Acaso dudas de mi poder? ¡Soy el primero en milenios que ha podido cruzar la puerta al Reino de la Oscuridad y volver con vida!
—¿De veras crees que tienes la menor oportunidad contra mí? Te hacía más inteligente, pero, como todos los habitantes de este Reino, no eres más que una decepción. Mereces ser eliminado... como todos.
Hubo un destello y, antes de que pudiese reaccionar, Friederike había aparecido ante sus ojos y le asestaba una patada contra el plexo solar. Aaron cayó hacia atrás y atravesó el espejo con un gran estrépito.
—Traido...
Unas enredaderas le silenciaron. De pronto, tenía los brazos y el cuello inmovilizados, y la naturaleza lo retenía de rodillas contra el suelo.
—No lo empeores. Este cuerpo ya está lo bastante maltrecho como para que encima le causes daños.
La boca se le llenó de sangre cuando trató de maldecir, de gritar. Los ojos le ardían de rabia, y sólo más tarde, comprendió que era por las lágrimas.
Friederike —no, la criatura, Xihn— le sujetó la cara con las manos. Era casi una caricia, un gesto maternal, como el de ella. El asco hizo que se estremeciera. El terror le impidió gemir.
Lo siguiente fue dolor, un desgarro que le atravesó la cabeza. Ojalá hubiese parado ahí. Ojalá hubiese perdido la consciencia en ese momento, y la muerte, plácida, se lo hubiese llevado.
Pero lo que vino a continuación fue mucho peor.
Tanto Malik como Aaron fueron devueltos a la realidad con violencia. Desorientado, el Caballero no tuvo tiempo de intentar arrebatarle el control de nuevo.
* Nithael se precipitó al frente. Saito se arrojó sobre él. Malik… también. Llegó a abrirse un Portal de Oscuridad debajo del ángel y, por muy, muy poco, cayó dentro.
Solo que, de pronto, se cerró. Malik se encogió sobre sí mismo y la sombra que lo había ayudado a subir hasta la altura de Nithael también estuvo a punto de desvanecerse.
Por suerte, su Caos estaba tan bajo que cuando quiso invocar de nuevo sus tentáculos, le salió bien. El ángel era tan pesado que dio un brusco empellón al glider y cayeron un par de metros antes de que Saito pudiera estabilizar su transporte y apartar una de las alas de su cara. Con Dos volando muy cerca de él, ambos se precipitaron hacia una de las ventanas, en pleno proceso de venirse abajo, y lograron atravesarla justo al mismo tiempo que la torre gemía y el proceso de destrucción volvía a reiniciarse. Kairi no tuvo problemas para escapar, aunque pudo ver cómo el techo se hundía hacia ella por el camino que tomó y tuvo que apretar mucho, mucho el paso.
Abajo, no muy lejos, otros Caballeros se enfrentaban a problemas diferentes. Hiro se apresuró a ir junto a un mareado Ruz, que asintió a su pregunta pero tuvo que aferrarse a su brazo para no caer. Se había arañado los brazos, las rodillas, y pálida sangre le goteaba por la piel oscura. Perdió algo de pie, de modo que Hiro tuvo que subirlo por su cuenta a su espalda. Por suerte, con la armadura no sintió mucho cómo los brazos del niño envolvían su cuello y lo acogotaban.
—
Eres un perro-ángel—dijo, divertido y con la lengua de trapo, como si estuviera borracho.
Mejor no hacerle mucho caso.
Salieron disparados hacia delante al mismo tiempo que Gabriel sonreía dentro de Alanna.
«
Oh, siempre he querido hacer algo como esto. Prepárate.»
Alanna
exhaló su aliento de fuego al mismo tiempo que Lyn saltaba. A esas alturas, ya casi parecía un lobo completo. Sintió que su pecho se llenaba de una fuerza que no había experimentado nunca antes. Puede que Gabriel no fuera afín al fuego, pero no cabía duda de que en vida había sido un mago impresionante.
El torrente de llamaradas que salió por su boca fue ensordecedor. La galería entera se iluminó de un intensísimo rojo y los cascotes detenidos en plena caída extendieron sombras alargadas como cuchillas.
Lyn chilló cuando el fuego la alcanzó. Fue lo suficiente intenso como para cegarla y permitir que Alanna, entre gritos de ánimo de Gabriel, se abalanzara sobre ella con su glider. No necesitó que Gabriel le recordara los peligros del Caos, porque saltó en el último segundo y el glider alcanzó a Lyn en el vientre. Se la llevó por delante, reventando una de las vidrieras y saliendo al exterior.
Sin permitirse un respiro, Alanna desplegó sus alas, atrapó a Zel por la cintura —el chico se aferró a ella. Por suerte, era muy ligero— y escapó de la torre, siguiendo el rastro del propio Hiro.
—
¡Vámonos!—gritó Friederike, todavía controlando el cuerpo de Saeko.
Cogió a Celeste-Chihiro por un hombro y las obligó a moverse. En ese momento, la concentración de Chihiro se rompió y el tiempo volvió a la normalidad. Friederike invocó el glider de Saeko, Chihiro el de Celeste, y surcaron la distancia que las separaba de las ventanas en unos pocos segundos.
* La torre se derrumbó. El estruendo no tuvo nombre y duró tanto raro que se les antojó eterno. Columnas y nubes de polvo, humo y oscuridad ascendieron hacia lo alto y lo ancho, cubriéndolo todo bajo la escasa luz del sangrante eclipse.
Así pues, la torre dejó un boquete gigantesco en medio del castillo. Saito, Dos y Nithael lograron aterrizar en el borde del tejado, donde Nithael empezó a espabilarse, si bien seguía mareado y parecía una estatua gris al estar cubierto de tanto polvo. Dos tuvo que andarse con cuidado con el brazo, porque notaba cómo el Caos volvía a hacerle efecto y quizá pudiera terminar hundiendo demasiado los dientes con su creciente fuerza bruta.
Saito, a su vez, escuchaba susurros de voces. Ahora que la batalla había terminado, los pensamientos no eran tan frenéticos como antes. Claro que también era cuestión de tiempo que el Caos se incrementara.
Con todo, sus poderes tenían ciertas ventajas. Algunas puede que, si las supieran usar, fueran muy, muy beneficiosas. Pero se arriesgaban a volverse locos o a no poder volver a moverse. Nithael estaba a sus pies. Solo tenían que pedirle que les librara del Caos si no querían seguir adelante.
Abajo, en el jardín, los Caballeros se levantaron en medio de un colchón de polvo y escombros mientras Kairi se asomaba por una de las ventanas del piso superior. Lyn se revolvía en el suelo, quemada y destrozada, y gimoteaba con ruidos muy poco humanos. Pronto intentó ponerse bocabajo y levantarse, pero se veía que el golpe en el vientre y el tórax la mantendrían inmóvil durante unos minutos.
Ruz, sollozando, corrió a los brazos de Zel, que lo abrazó con intensidad. El chico de pelo largo miró hacia Hiro y asintió con la cabeza, agradecido. Cuando su hermano se calmó un poco, Zel lo arrastró consigo dando un inmenso rodeo para no acercarse a Lyn y se sentaron al lado de Alanna. Zel hundió la cabeza entre los hombros y el pelo le cayó como una cortina por delante del rostro. Alanna no escuchó ningún sonido, pero por la expresión de Ruz, pudo imaginarse que a Zel no le gustaba que lo vieran llorar. Eve los encontró de inmediato y, sin atreverse a gritar ni a pedir explicaciones, corrió a abrazar a sus hermanos.
Alanna comprobó que tenía un problema. Su glider había vuelto a ser una Llave Espada, cubierta de un pegajoso Caos que parecía dispuesto a devorar lentamente —como si fuera ácido— su filo. Por suerte no actuaba con mucha rapidez y le daría tiempo a buscar auxilio. ¿O valdría con limpiarlo contra el césped…? No, casi seguro que no.
Aaron, en posesión del cuerpo de Malik, se limitó a mantenerse alejado de Ronin, Ryota y su grupo, fingiendo que era el Caballero en todo momento. En su interior, no se molestó en decir nada. Malik notaba la ira, la vergüenza, el rencor: un sinfín de emociones negativas que se mezclaban con las suyas y amenazaban con devorarlas, con
devorarle. Había humillado a Aaron antes, y había estado a punto de pagar por ello con creces, pero esto era otro nivel.
Estaba en la cuerda floja. Si no procedía con mucho cuidado, Aaron acabaría con él. Podía estar seguro.
Friederike y Chihiro, por su parte, liberaron a sus anfitrionas de su control. Las dos se habían quedado prácticamente sin magia, les daba vueltas la cabeza por el esfuerzo, pero Celeste en concreto tenía la sensación de haber pasado por una trituradora. Aun así, Chihiro le dedicó un último pensamiento antes de callar a menos que la muchacha se dirigiera a ella:
«
Y nunca vuelvas a decir que le cedí alegremente mi cuerpo a Xihn o sí que te mataré. * * * Fátima Andrei le sostuvo la mirada a Fátima. Al final, gruñó algo por lo bajo y contestó:
—
Cuando pasas tanto tiempo cerca de Xihn, el Caos... termina por afectarte. Dark Light, Karel y yo elegimos abrazarlo y utilizarlo como arma, sobre todo tras ver que sólo el ángel era capaz de purificarlo. Verdín era más reticente, pero de poco le sirvió. Ninguno esperaba que Xihn... fuese a emplearlo de forma tan descontrolada. —Andrei frunció el ceño—
. Desde que descubrió que los últimos de su especie seguían con vida... se le fue de las manos. Demasiado. Y todo fue a peor.
»La armadura la creamos cuando el cuerpo de Chihiro empezó a deteriorarse. Podría haberle servido por muchos años, pero el Caos lo devoró. El problema es que nada que hagamos puede controlarle, y si de verdad se ha roto... será Xihn con toda su magia desatada al máximo. Brutal, imparable y con oleadas y oleadas de poder. Ya podéis tener un buen as en la manga. A medida que terminaba la frase, Bella se apresuró a renovar la estancia de Thor e invocó el glider.
—
Sube —le dijo a Andrei. Con una cara de incomodidad extrema, este obedeció, situándose detrás de la Princesa y sujetándose a ella por la cintura. Bella no parecía en absoluto preocupada (si bien compartía la alegría de Andrei), de modo que Fátima podía suponer que iba preparada con hechizos de protección por si intentaba jugársela—
. Fátima, ¿podrás seguirnos volando? Podía intentarlo aunque, desde luego, iba más lenta que el glider por mucho que Thor tirara de ella. Por suerte, una figura en el horizonte acudió a su rescate.
Harun se abalanzó directamente sobre ella, pero frenó en el último segundo. Pronto comprendieron por qué. El pobre estaba lleno de heridas, heridas que supuraban Caos. Todavía no se había dado cuenta de que su madre ya no era humana, de lo asustado que estaba.
Bella cruzó una mirada con su Maestra y, en silencio, posó las manos sobre Harun, sin tocarle. La magia curativa empezó a emanar de sus manos, aliviándole un poco el dolor.
—
No puedo eliminar todo el Caos yo sola, pero creo que así es suficiente como para que tú y Thor podáis montar y mantener mi ritmo —dijo suavemente—
. Nithael se encargará del resto. Debajo de ellas, en la distancia, un grupo se acercaba en sus respectivos gliders a toda velocidad. Las Princesas. Estaban muy cerca del castillo... Sin duda, el Caos no tendría tiempo de extenderse mucho más.
*Las Princesas y Fátima llegaron casi a la vez junto a sus compañeros, y todos se movilizaron. Felipe acudió a Ariel de inmediato para ponerla al día de lo sucedido, y Bella se les habría unido de no ser por el hecho de que Andrei acababa de desaparecer. No sin sorpresa, Fátima comprobó que sólo se había vuelto invisible para esquivar a los Maestros, y que rodeaba los escombros de la torre en busca de... Karel, sin duda. Andrei se dio cuenta de que podía verla, y se la quedó mirando sólo un momento antes de proseguir.
¿Le delataría? ¿Aunque fuese a Bella?
Entre tanto, los Maestros empezaban a reunir al grupo para contar las bajas. Fue fácil identificar a los que habían sido afectados por el Caos, y es que todos compartían esa sensación de nerviosismo y de malestar, de que algo terrible estaba a punto de suceder. Sólo podían imaginar el qué. La única excepción era Lyn, que había quedado inconsciente, pero Nithael y Yasmín ya se estaban ocupando de ella. Nanashi no se lo pensó dos veces cuando la vio, y dejó atrás a Ronin y a Ryota para correr hacia ella. La Maestra cayó de rodillas al suelo e hizo amago de tocarle la cara con las manos temblorosas, pero se contuvo en el último momento.
Con todo el mundo ocupado, Xefil y Ragun se quedaron un poco de lado, junto a la montaña de escombros a la que había quedado reducida la torre. Si se fijaban, verían que los cascotes se movían ligeramente.
Temblaban. Solos. ¿Cómo? ¿Deberían retirarlos y comprobarlo o sólo avisar a alguien?
Tenían poco tiempo para decidir. Sobre todo porque, detrás de ellos, una voz susurró:
—
Corred.Ragun:
VIT: 200/200
PH: 92/92
Xefil:
VIT: 40/40
PH: 56/56
Saeko:
VIT: 80/84
PH: 0/58 (45 poder curativo)
Alanna:
VIT: 55/60
PH: 14/38
Celeste:
VIT: 20/26
PH: 48/58
Te quedas sin éteres
Kairi:
VIT: 35/40
PH: 25/52
Hiro:
VIT: 10/28
PH: 22/54
Malik:
VIT: ????/138
PH: ????/58
Saito:
VIT: 110/120
PH: 33/60
Dos:
VIT: 36/40
PH: 25/38
Fátima:
VIT: 32/32
PH: ????/????
Dos: 7%
Saito: 7%.
Harun: 18%
* * * Fecha límite: viernes 20 de julio
Faltas:
Helco: II
Zero: I (justificada)
Tanis: I (justificada)
Denna: I
Zero: I
Tsuna: I