Mak Quing: Light, Maya, GaomonEs un restaurante de comida rápida y basura. Por fuera tiene un montón de carteles luminosos que invitan a entrar, mientras que el interior presenta un aspecto de lo más anodino. El espacio para comer está junto a la entrada. Hay un cartel que avisa a los clientes de que las servilletas no son gratis. Al fondo se halla el mostrador, tras el cual se ve (sin nada que lo tape) la cocina. Tiene freidoras y neveras enormes, donde podrían caber niños.
*Ropa: mono de cocina.
*Objetos: servilletas, espumaderas y hamburguesas congeladas. [/center]
—
L-Lo mejor será no ir a n-ninguna atracción, o podrían hac-cernos una encerrona y cap-pturarnos... ¿Por qué no v-vamos a ese restaurante de c-c-comida basura? Parece que esta noche se v-va a hacer l-larga, cojamos p-provisiones, empiezo a estar un p-poco hambrienta...―
Ahí no vamos a encontrar nada comestible para ti ―dijo Ariasu, mordaz―.
Seguramente no vendan leche para bebés.Curiosamente no parecía querer ofender a Maya, sino que lo pensaba de verdad. Le pareció bien ir todos juntos al restaurante, porque no le importaría picar algo de paso. Tuvieron que hacerlo andando porque Gaomon no podía montar a todos (mono incluido).
Durante el paseo no vieron ningún adulto. Habían dado suficiente margen a los perseguidores y los demás estaban ocupados con el resto de niños. Sin embargo, al alcanzar el restaurante, Ariasu soltó un grito y señaló una de las ventanas.
―
¡Es esa petarda!Apenas tuvieron tiempo Maya y Light para verla. La Hada Azul desapareció en un instante. Al parecer había estado sentada dentro hasta justo el momento en el que llegaron.
Ariasu fue la primera en pasar y se llevó el chasco al comprobar que, efectivamente, la mujer había desaparecido. Soltó un par de palabrotas, frustrada por no haber podido capturarla, y a continuación pasó a darse una vuelta por el restaurante. Y su gozo, en un pozo. Todo estaba congelado o frío en la nevera.
―
¡No hay nada cocinado! Y no me pienso comer la lechuga así. ―Puso cara de asco.
En realidad la lechuga no tenía mal aspecto (no más de lo normal en un restaurante así). Pero no era una comida demasiado sustancial que digamos. Ariasu se aburrió enseguida y se sentó en una de las mesas, a la espera de si se les ocurría otra cosa a Light o Maya.
Bar 8: Fátima, Nikolai, Saeko, Gengar, Saxor, Guilmon, Celeste, SaitoFátima y Nikolai lograron enredar a la mujer del hacha con el látigo. Esta había intentado partirlo al ver lo que intentaban hacer, sin éxito. Eso, la altura de los pequeños y el botellazo de Celeste que tuvo que esquivar, ayudó a que se desestabilizara y cayera. Nikolai pudo recuperar su látigo. Y además Saito entretuvo al otro adulto lanzándole la pelota. La perdió, ya que el hombre la recogió, pero impidió que cogiera a Fátima.
El resto de adultos aún seguían intentando salir por las ventanas o apagar el fuego para salvar a sus compañeros. Supieron aprovechar bien el momento.
Todo el grupo pudo escapar.
La Casa de la Vidente: Simbad, Freya, Fátima, SaitoEs una pequeña carpa en cuyo interior hay una máquina que contiene tras el cristal la escultura de una bruja frente a una bola de cristal, vestida con ropas de Agrabah y fea, muy fea. No tiene huecos para monedas, sino una ranura para introducir un pase especial. Hay que formularle una pregunta en voz alta una vez cobra vida.
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Madame, por favor. Nos persiguen sin descanso. Estamos agotados y solo somos unos simples niños a los que quieren condenar. Ayúdenos a escondernos y nosotros... nosotros... Le liberaremos de esa cárcel de cristal.
Ninguno de sus ruegos surtió efecto. La Vidente no reaccionó. Estaba muerta y apagada.
Así que plan B. Freya disparó contra el cristal y este se quebró. ¿El problema? ¡Que a los niños no hay que dejarles jugar con armas! El cristal estalló y varios pedazos salieron escopetados hacia Freya y Simbad, sobre todo en la cara. Les escoció sobre todo (y tuvieron que ir retirándoselos de uno en uno), pero no causó daños severos. Ambos pares de ojos les sobrevivieron.
La buena noticia es que pudieron rescatar cada uno un par de los grandes e ir bien servidos de armas.
Al salir, se encontrarían con Fátima y Saito (la primera cargaba con un Akio que se dejaba hacer como un muñeco, y les seguía una coneja a duras penas), que llegaban corriendo del Bar 8. Podían intercambiar algunas palabras si así lo veían oportuno. En cualquier caso, cuando Fátima y Saito entraran a la Casa de la Vidente, se encontrarían con una máquina sin apenas fragmentos de cristal que se sostuvieran guardando a una vieja a la que habían disparado en el pecho a traición.
Por otro lado, fuera de la Casa vieron Simbad y Freya a tres adultos que se acercaban, aunque cansados. ¡Eran los que les perseguían! No llegaron a ver a Fátima y Saito, así que en cuanto les reconocieron, comenzaron a correr hacia ellos. ¡Tuvieron que darse prisa en escapar!
La Noria: Nikolai, Saeko, GengarUna inmensa rueda, en movimiento lento pero constante (actualmente activa), que nunca para. Ni siquiera para dejar salir y entrar a nuevos inquilinos a las cabinas. Es una de las particulares de este parque para gamberros. ¿Quieres montar? ¡Pues súbete rápido! En la entrada hay un cartel que indica que debe superarse el metro para entrar y un controlador para activar/desactivar la noria, así como para aumentar o disminuir la velocidad.
Al llegar, comprobaron que todo estaba en calma. Pero era una calma falsa, pues no estaban solos. Frente a los comandos que regulaban la noria, sentada en la silla del supervisor, estaba la mujer que les había dado la bienvenida al parque. Tenía los ojos cerrados y parecía meditar. Eso también era una fachada. En cuanto estuvieron lo bastante cerca para reconocerla, les miró fijamente.
Myrall no dijo nada. Simplemente se puso en movimiento, hacia ellos. Se acercaba lentamente. Y ambos (más Gengar) tendrían que decidir si quedarse… o escapar.
La Zona de los Destrozos: Nicoxa, Alec, IlanaLa situación era crítica. Tenían que enfrentarse a tres adultos y, en su situación actual, no tenían demasiadas posibilidades de ganar. Pero a la recién voladora Nicoxa se le ocurrió una idea:
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Joder qué pesados son. No me dejan disfrutar de mi momento... ¡Vamos!Alec, en cambio, tenía otros planes más nobles.
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Nicoxa, voy a mantenerles distraídos todo lo que pueda, tu huye volando y reúnete con algún grupo que tenga eidolons o cualquier animal mágico ayudándoles, estarás más segura.Así que ambos se separaron. Nicoxa salió volando por la ventana, ante la atónita mirada de los adultos, mientras Alec se preparaba para defenderse. De nada le sirvió. En cuanto se lanzó (y se dio cuenta de que con su altura no llegaba a ningún cuello), seis manos le aprisionaron y le inmovilizaron. Nadie se fijó en la invisible Ilana, eso sí. Lo siguiente que ocurrió con Alec fue que le maniataron y le cubrieron con una venda para llevarle hasta otro lugar.
Tiovivo: Simbad, Freya, NicoxaEs una atracción al aire libre en la que giran continuamente coches, caballos, carrozas, naves gumi, sincorazón etc. Todo más falso que un platín cuadrado. El tiovivo para cada ciertos minutos para que suban nuevos tripulantes. Hay un controlador junto a su entrada para ajustar la velocidad de giro.
*Ropa: disfraz de moguri dentro de una carroza.
*Objetos: una nota de despedida de unos padres que abandonaron allí a alguien.
El tiovivo no tenía mucho que ofrecer. Por si eso fuera poco, estaba a la vista del resto de atracciones y había pocos lugares donde esconderse dentro de él. Además, los adultos les pisaban los talones. Podían improvisar un escondite o seguir corriendo en otra dirección. Lo único seguro es que, si se detenían, terminarían de flanquearles. Al fin y al cabo, ¡eran dos niños contra tres de ellos!
Entonces llegó Nicoxa… volando. Sola, pero volando, lo cual era maravilloso. Pudo ver a Simbad y Freya huyendo de sus perseguidores; y aún más, los perseguidores la atisbaron con más facilidad debido a que estaba en el aire, a la vista de todos. Ahora ella tampoco podía librarse de la persecución… Bueno, sí, porque volaba y ellos no.
Montaña Rusa: Denna, Saxor, GuilmonEs una de las pocas atracciones que no está activa. El controlador, junto a la entrada, está apagado. Tiene un cartel que exige un mínimo de un metro cincuenta de altura para pasar. En cuanto a los vehículos, hay uno parado en la entrada, pero los demás se hallan desperdigados por las vías, como si se hubieran detenido mientras alguien montaba.
*Objetos: bate de béisbol en cada vehículo, por alguna extraña razón.
Celeste, Saxor y Guilmon llegaron corriendo del Bar 8 a la Montaña Rusa. Y pudieron detenerse a descansar y a otear el lugar. Nadie les perseguía. Habían ganado unos cuantos minutos de relax y tranquilidad.
Pero fueron eso, solo unos minutos. Por otro camino distinto aparecieron de pronto cuatro adultos. Estos les miraron con asombro, como si no hubieran esperado verlos allí. Pero tras intercambiar miradas y un par de palabras, quedó claro que se habían puesto de acuerdo para ir a por ellos. Y los cuatro al mismo tiempo se dirigieron hacia los niños.
¡Ya podían pensar en algo!
Embarcadero: Malik, Alaric. Ragun, Kairi, AlecEs un muelle fuera del parque, sostenido entre rocas y tablones de madera. Hay un barco anclado a él, donde se apilan las jaulas en las que meten a los aprendices capturados. El único acceso al parque es un túnel muy disimulado, tapado por una densa y frondosa maleza en los límites. Nadie que no sepa dónde está podría encontrarla; los capturados, por ejemplo, si logran escapar...
Alaric comenzó a golpear y balancear la jaula en la que estaba, hasta que el peso del niño le hizo volcar. Si no tuviera una perrita guardiana a la salida del barco, podría incluso haberse planteado dar una vuelta a base de rodar con la jaula, que no era demasiado pesada. Sin embargo, en cuanto le vio hacer el bandazo, y tal y como era su objetivo, la mujer se levantó, subió al barco y se acercó a él.
―
Como no te quedes quieto, te ato al mástil con unas cadenas que me han dejado por aquí. Siempre he querido hacer eso ―le amenazó con una sonrisa taimada. De repente, Ragun comenzó a hacer su teatrillo―.
¿Y a ti qué te pasa?Se acercó a la jaula de Ragun. Esta no era lo bastante grande como para tener que abrirla para comprobar el estado del niño. La mujer fue directamente a tocarle la cara, ya fuera para comprobar su temperatura o mirar su respiración. Ragun reaccionó antes y le clavó la daga que llevaba en la pierna. La mujer chillo de dolor.
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¡Serás desgraciado! ¡Animal! ¡Sois todas unas bestias a los que han dejado sueltas demasiado tiempo!Le estrujó la mano con la que agarraba la daga hasta que le obligó a soltarla. Luego, la mujer lanzó la daga por la borda, al mar. A nadie se le ocurrió quitarle las llaves que colgaban del cinturón durante todo el episodio.
―
Y tú cállate ya, o también me darás dolor de cabeza ―le dijo a Kairi, que tras comprobar que no podía invocar la Llave Espada, se había puesto a aporrear los barrotes―.
Toma esto y deja de hacer el tonto ―le dijo, dándole un chicle―.
Y a los demás, si os portáis bien, os daré de comer dentro de un rato.En ese momento llegó una nueva mujer, con Alec colgado como un saco de patatas, maniatado y vendados los ojos. Abrió una de las jaulas vacías para meterle, le quitó el pañuelo, saludó a la portera y se marchó. ¡Tenían un nuevo amiguito! Alec necesitaría unos minutos para comprender la situación. Y de Ilana, por el momento, no sabía nada.
La guardiana volvió a su silla, cojeando. Tardó un rato en rebuscar en el maletín de primeros auxilios hasta dar con todo lo que necesitaba para desinfectarse y vendarse la herida. Por suerte la fuerza de niño de Ragun era más bien escasa, por lo que la puñalada no había sido profunda. Al cabo de un rato volvía a caminar casi con normalidad.
En el caso de que no hubiese seguido ninguno aporreando o pegando gritos en su jaula, la mujer se acercaría con una bolsa para cada uno que contenía comida basura: hamburguesa, patatas fritas, kétchup, ensalada guarra y un refresco. En caso contrario, se quedarían todos sin comer.
Entonces, con una suerte que no se la creían ellos, una luz se hizo dentro del barco y apareció el hada. La mujer de azul se vio rodeada de jaulas con niños, aunque no pareció sorprendida. La guardiana se acercó inmediatamente a ella, indecisa.
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¿Señora? ¿Qué hace aquí?―
Esta noche me muevo por todo el parque. No sabía que los estabais encerrando aquí. Ni así.―
Es la única forma de que estemos seguros. Venga ―le invitó.
El Hada Azul asintió, bajando del barco con ella. Echó un momento la vista atrás para verlos, pero no se detendría a no ser que alguien se dirigiera a ella.
Fecha límite: 4 de noviembre.