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Amanecía, y con ello todo el castillo de Disney se teñía con la alegría del empezar un nuevo día. Kailee podría sentirlo hasta en lo más hondo de su ser, aquel día era especial.
Y no lo era por algo raro, solía entrenar con el Rey Mickey casi todos los días. Ella no tenía un arma tan fantástica como la de él, la Llave Espada pero aquel día podría llegar aquel mismo día.
Sí, aquel día era muy especial.
El rey la había citado en la enorme sala del trono del castillo por lo que tendría que llegar desde su habitación, en una de las torres. Pero antes de eso...
Aún quedaba un buen rato para la hora acordada, podría pasarse, mejor dicho. Debería pasarse por el comedor donde la guardia se reunía antes de los entrenamientos matutinos para tomar algo, quizás Goofy estuviese allí desayunando algo con su inseparable amigo Donald.