Nadhia: Trama Syntax Error > Encuentro DanNad > Encuentro Atracción Fatal
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—¡Mamá, deja de llenarme el plato! ¡Ya no puedo más!
—Mamá, ¡dámelo a mí! Total, ella lo va a tirar en cuanto te des la vuelta, je.
—¡Deja de mentir, Dan!
—¡Pero si es cierto! ¡Tirabas las croquetas de mamá a la basura cuando no miraba!
Así es. Unos días después de mi encuentro con Ángel Forjado, decidí hacerle una visita a mi familia. Especialmente, a mi hermano pequeño.
O no tan pequeño. Aquel muchacho despreocupado y que siempre mostraba una sonrisa desafiante en los combates de Struggle, habiéndose convertido en uno de los mejores competidores de la Villa, también era un chico que destacaba en los estudios. Tan sociable, ayudando siempre a los demás, echando una mano en casa cuando era necesario...
El hijo perfecto, supongo.
Sin embargo, cuando ambos nos reuníamos volvíamos a ser, por unos momentos, aquel par de enanos que jugaban al escondite en la Plazoleta del Tranvía, mientras mi madre se hacía cargo de la tienda.
De hecho, las cosas no habían cambiado en absoluto. Sólo que yo, el bicho raro, había envidiado tanto a Dan desde el instante que decidí no volver a usar una espada de goma espuma, que... nuestra relación se había sostenido en un hilo muy frágil. A pesar de que él, quizás, no se hubiese dado cuenta nunca.
—Hay que ver, ¡cuando vuelves, Nadhia, esto se convierte en un gallinero!
—¡Ha empezado él!
—¡Ha empezado ella!
Ambos hinchamos nuestros mofletes, incordiándonos aún más. Aquel comportamiento era muy propio en mí dentro de casa. Pero cuando salía a enfrentarme a los ciudadanos de Villa Crepúsculo, era bastante difícil mostrarme tal y como era. Los cuchicheos, los rumores, las opiniones de las vecinas... todo aquello seguía incomodándome.
—Y bien, Nadhia, ¿qué es de tu amigo? ¿Dagun, verdad?
—R-Ragun mamá. Y ya no está en la academia —respondí, mostrando tranquilidad. Me había preparado para esa pregunta antes de salir de Tierra de Partida.
—¿¡Qué!? ¿¡Qué ha pasado!? —exclamó Dan, bastante sorprendido. Parecía haberle caído muy bien cuando lo conoció, así que me esperaba su reacción.
—Digamos que se ha trasladado a una academia más cercana a su hogar. Eso es todo.
Era gracioso pensar que no me alejaba de la realidad. Y recordar que unos meses atrás Ragun había estado comiendo en aquella mesa con nosotros...
Entre unas cuantas mentiras, mi madre me preguntó por todo lo que hacía en mi “academia”, “estudiando literatura”. Y como siempre, volvía a la carga. Aquella palabra que más odiaba en el mundo desde que abandoné el Struggle.
Pretendiente
Compromiso
—Cariño, ya basta, estás haciéndola sentir incómoda —replicó mi padre, notando que yo, pacientemente, estaba aguantando, como siempre había hecho.
—Pero ya tiene más de veinte años, querido. ¡Tendrá que tener a alguien que la mantenga y la cuide! ¿No es así cielo? ¿Nadhia?
—Dan, ¿puedo hacerte una pregunta?
—Claro, Nadhia. ¿Qué ocurre?
—¿Puedo ir contigo... a ver el Torneo Menor?
—¿¡N-Nadhia!?
—Bueno es que... hace años que no voy a verlo y... parece divertido ver a los pequeños jugar a Struggle.
—¡Por supuesto que sí! ¡Yo soy árbitro este año!
—¿A-Ah, sí?
—¡Sí! Me eligieron de monitor, pero los estudios eran insufribles y no tenía tiempo, así que decidí sólo ayudar como árbitro cuando llegara el Torneo. ¿Vendrás entonces?
—Sí...
Guiada a vencer mis más profundos temores, tenía que empezar por lo más sencillo, ¿no?