El pequeño guardián de Nadhia logró encontrar a Happy, pero el compañero azulado de aquella niña no estaba solo. Malherido e inconsciente, Happy estaba bajo el regazo de una chica rubia de ojos extraños, amarillos como los sincorazón y e inyectados en sangre a la vez.
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¿Q-Qué le pasado, kupó? —cuestionó Tandy, sintiendo temor. Aunque no entendía el por qué. Aquella chica parecía inofensiva, ¿o no?—
¡Tú! ¿¡Qué le has hecho a Happy, tan, tan!?—
Vaya, ¡un nuevo juguete! Ya sabía yo que podría divertirme, mi hermano se enfadará por llevar demasiados aunque no me duren ni un día...Al dejar a Happy encima de una roca nevada, el moguri se estremeció. Tenía que llevarse a Happy de allí, pero la idea de sobrevolar a aquella misteriosa joven le provocaba escalofríos. Y más cuando, en un extraño y sádico fenómeno, la mano de la chica mutó para unirse a la aparición de otra joven, cuyo aspecto era mucho más escalofriante que la otra. Como una de las muñecas de porcelana que Tandy tanto detestaba. ¿Qué de bonito tenían con aquella fría piel y esa expresión vacía? El guardián tragó saliva al ver como en su blanco vestido sangraba un nombre:
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¿Lamy... tan...?—
¿Eh? Lamiere, ¿no deberías estar en la mansión? Mira que venir sin zapatillas... Bueno pues dejo de divertirme."¿Acaba de... cambiarle la voz, kupó?"Antes de que Tandy pudiera reaccionar, las dos muchachas —o fuera lo que fuesen— desaparecieron delante de su hocico. El moguri, confuso, voló hasta Happy y lo socorrió con un hechizo curativo. Sin esperar a que reaccionara o no en él, cargó con el pequeño mientras sobrevolaba el lugar, deseando reunirse con Nadhia lo antes posible.
Porque tenía un mal presentimiento... y casi nunca se equivocaba.
***—
Es gracioso que no me creyeras, he venido a cobrar el favor que te dije... ¿o tienes memoria de elefante, princesa? Tan llena de luz eres... Me recuerdas a mi difunta esposa, ella era pura luz... La asesinó mi hermano por envidia. En verdad era la mujer más amable del mundo, se sacrificó por salvar a su querida recién nacida hija, aunque no sirvió de mucho...—ver a aquel hombre acercarse a ambas hizo que me pusiera en guardia, invocara a Ángel Forjado y le amenazara con el filo. Estaba segura de que iba a proteger a Mei de aquel hombre. Desde que me lo encontré antes del incidente, dejó claro que conocía a Mei, que sabía de su pasado y, por desgracia, conocía lo que se suponía que era la auténtica naturaleza de Mei, aquella que la pequeña desconocía y no podía controlar. ¿Su difunta esposa, decía? Cuando miró a Mei al pronunciar aquello, ¿acaso...? No, imposible. No podía ser que en realidad aquel hombre fuera, ¿lo era?—.
¿Tu moguri no está? No quería que se perdiera esto..."¿Qué?"No lo vi venir. Ni siquiera supe qué estaba pasando cuando el dolor me recorrió las entrañas y permanecía inmóvil frente a la presencia de aquella persona, quien, para cuando conseguí recobrar algo de consciencia perdida, me había atravesado el pecho. Lo que agarraba en su mano era...
"¡No! ¡No es posible!"Aquello no podía ser... ¿¡mi corazón!?
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¿¡Qué...!?—
Mi hermano hizo esto mismo solo que lo estrujó nada más tenerlo en la mano, ¡Qué desagradable! Tranquila, solo es una réplica, el tuyo sigue latiendo alegremente en tu luz. Solo te diré una cosa, jovencita. Atrévete a hacer daño a esa chica y juro que haré lo mismo... Ah, y si eres lista... No le digas nada de mi o lo volveré ceniza... Y eso te matará...Admití que su truco ilusorio y sus palabras consiguieron lo que proponían: asustarme. Pero él no sabía que ya había estado bajo el efecto de aquellos hechizos. Cada cual mucho más terrorífico: el acompañante de la Reina Dusk que intentó acabar con la vida de Light y jugar con la mente de Xefil. La aprendiz de Bastión Hueco que consiguió hacerme creer que Akio había muerto. Aquello, para mí, era una chiquillada. Y el corazón, el que creí conocer, no era ni mucho menos así. El corazón que brillaba, del que se alimentaban los sincorazón... no tenía nada que ver.
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¿Por qué crees... que le haría daño...? —alcé a Ángel, quien permanecía atada a mi diestra con fuerza—
¿Y... y por qué...?A pesar de luchar contra la ilusión, era agotador.
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¡¡Nadhia, tan, tan!! Me pareció escuchar a Tandy incluso, pero la ilusión me hacía concentrar mis sentidos en mi supuesto corazón poseído por el acosador de las pesadillas de Mei.
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¿Por qué... no quieres que ella sepa de ti...?>>
¿Acaso un... padre no quiere... que su hija sepa de... él...?El hombre se alejó de mí mientras guardaba el corazón en una caja de madera que había portado en todo momento. Cuando éste desapareció de mi vista, caí de rodillas e, inevitablemente, mi alrededor dio vueltas.
Mi cuerpo se desplomó en la fría nieve, escuchando a Tandy gritar mi nombre.