Después de presionar el botón de ALIARSE, la pantalla en la que había aparecido Little fue desvaneciéndose lentamente hasta desaparecer por completo mostrando un túnel que conducía a la salida de aquella habitación. Decidido a escapar con vida de aquel lugar, Bavol asintió con fuerza y echó una carrera para salir de allí cuanto antes.
No tardó mucho en atravesar por completo aquel túnel y en aparecer en una nueva habitación idéntica a la que acababa de estar: una sala cuadrada con paredes formadas por cuadrados blancos, pero en esta ocasión mucho más grande. En la pared del fondo, la que estaba justo enfrente de él, había una enorme pantalla en la que se resaltaban una y otra vez las mismas letras: No Game No Life.
Sin embargo, lo más importante era que en esta ocasión Bavol no estaba solo. Se trataba de un alto joven de unos veintipocos años, de cabellos castaños y despeinados, vestido con una camiseta amarilla, unos pantalones azules y unas zapatillas rojas; y que sus dos ojos fijados en otro de esos cavichaves que se utilizaban para hablar a distancia.
El joven levantó la mirada del aparato al ver entrar a Bavol y esbozó una media sonrisa. Se guardó el aparato, se llevó las manos a los bolsillos y andando un tanto encorvado se acercó lentamente al gitano sin perder un momento la sonrisa.
—
Así que ya has salido —dijo mirando de arriba a abajo al gitano mientras éste le contemplaba con desconfiaza—.
Tú debes ser otro de los participantes de este juego, eh, pues espero que hayas elegido bien, niño —Su tono de voz parecía bastante misterioso, ¿qué es lo que pretendía?—.
Me llamo Clive.—
Y-yo soy Bavol —respondió el gitano retrocediendo un paso hacia atrás para guardar las distancias. Aquel tipo no le inspiraba confianza—.
¿Tú sabes dónde estamos?Clive arqueó una ceja ante la pregunta del pequeño niño. Miró a un lado y a otro y después se encogió de hombros como si no tuviera ni idea o incluso como si no le importara demasiado.
—
No lo sé, acabé aquí por… casualidad.Estuvo a punto de preguntarle a qué se refería exactamente, pero entonces en la pared por la que había entrado surgieron dos nuevos puertas. De ellas salieron dos chicas más que el gitano no había visto en su vida.
La primera de las chicas en aparecer sería una adolescente, bajita para su edad, de piel pálida, con los cabellos de color rosado y a la altura de los hombros y con unos ojos del mismo color de su pelo.
La segunda chica también parecía ser bastante joven. Era pelirroja y adornaba sus cabellos con una flor celeste, que era del mismo color que sus grandes ojos. También era bastante pálida y vestía con un camisón de color rosa claro que le llegaba hasta las rodillas. Por la expresión de su cara aparentaba estar bastante perdida.
Bavol se puso recto al ver a aquella dos señoritas perdidas, seguramente también hubieran sido atrapadas en aquel lugar por casualidad y necesitarían de un poco ayuda. Echó una mirada a su compañero y no pudo evitar hacer una mueca de asco cuando se percató de la forma tan extraña en la que el joven miraba a las dos recién llegadas.
—
Oh, ya estáis todos por lo que veo —canturreó la voz de aquel conejo.
Buscando desde dónde les estaba hablando en aquella ocasión el conejo, el gitano observó que Little había aparecido en la pantalla en la que antes estaba escrita el título de aquel juego tan siniestro.
—
¡Han salido unos resultados la mar de interesantes! Estoy seguro de que queréis verlos —se burló el conejo soltando una risita robótica—.
Ah, vale, vale, os lo enseñaré, pero qué tal si nos presentamos antes.
» En primer lugar, el azote de la justicia, el maestro de la tecnología: Clive.
» Oh, ¿quién es ése que veo ahí? Es el gitano de brillante corazón y de corta estatura con malísimos conocimientos para la informática: Bavol
» ¿Es una damisela en apuros? ¡No, es toda una luchadora a la que le encantan los videojuegos! La pelirrosa que hará suspirar sus corazones: Freya.
» Y por último y por eso menos importante, una tonta despistada, aparecida como caída del cielo y que no debería tocar el ordenador de su papaíto: Janna.Unos aplausos resonaron por toda la habitación acompañados por algunos vítores y el sonido de unos fuegos artificiales mientras Little movía sus brazos de un lado a otro como si estuviera animando a un público.
—
Y no nos podemos olvidar de un servidor, el presentador de la primera edición del No Game No Life: ¡¡Little, el maravilloso conejo!!En aquel momento el número de aplausos aumentó asombrosamente acompañados por algunos silbidos que piropeaban al conejo, que ya se encontraba haciendo unas cuantas reverencias.
—
Por favor, por favor, que los protagonistas son ellos —pidió Little con falsa modestia.
—
¿Pero en dónde nos hemos metido? —se preguntó Bavol llevándose una mano a la cara indignado con todo aquel estúpido espectáculo.
—
Sí, la verdad es que es un poco… pintoresco —afirmó el joven.
—
¿P-por qué nos hace pasar por esto? —exclamó en alto Janna al conejo, que paró en seco de hacer reverencias.
—
Porque así es más divertido —concluyó Little encogiéndose de hombros—.
Y vosotros, el gitanito y el adicto a la tecnología, no seais tan negativos, espero un comportamiento mejor si queréis que sea bueno… —El conejo no pudo evitar comenzar a reírse, tanto que incluso tuvo que llevarse una mano a los ojos para quitarse una lágrima—.
Ays, todos sabemos que no lo voy a ser de todas maneras.Bavol fulminó con la mirada al maldito animal, tenía unas ganas impresionantes de vérselas cara a cara con él para dispararle con todo el repertorio de hechizos que conocía. Sin embargo, parecía que por el momento tendría que seguir con su jueguecito si quería escapar de aquel lugar.
—
Bueno, bueno, no os hagamos esperar más. Sé lo que queréis… escapar de aquí —dijo imitando una voz chillona—.
No, no, hombre, no me refiero a eso. Hablo de vuestras puntuaciones. ¿Tenéis mucha curiosidad? Pues os puedo ir adelantando que os habéis enfrentandos los chicos juntos y las chicas por otra parte. ¡Vamos a ver quién ha sido el chico más inteligente y quién ha sido la chica más lista!El cuerpo del conejo se difuminó por unos segundos de la pantalla superponiéndose una tabla con dos columnas. En una aparecía el nombre de Bavol encima de un cuadrado blanco y debajo el nombre de Clive encima de otro cuadrado blanco. La segunda columna era igual, pero con los nombres de Freya y Janna.
—
¡Y los resultados son…!En el cuadrado de Bavol apareció la palabra ALIARSE, mientras que en la de Clive apareció TRAICIONAR. Curiosamente, en la casilla de Freya se escribió la palabra TRAICIONAR, mientras que en la Janna apareció la palabra ALIARSE.
—
¡Parece que no os va eso de la confianza! Bavol se queda con 2 puntos, Clive con 8 puntos, Freya con 8 puntos y Janna con 2 puntos. Oh, oh, parece que tenemos a dos candidatos a ganar la competición y a dos pobres perdedores.Clive se encogió de hombros como si no le diera mucha importancia a lo que acababa de ocurrir, era evidente que no se sentía culpable por muy mal que le estuviera mirando Bavol en aquel momento.
—
Eh, niño, tranquilo. Ésto es un juego y yo sólo me estaba asegurando su posición —atajó el joven sencillamente.
A continuación, se acercó a Freya con una sonrisa dibujada en su rostro y aproximó su cara a su oído:
—
Me gusta cómo piensas. Bien jugado.Por su parte, Janna no parecía tan contenta. Se había llevado las manos a la boca y parecía que estaba a punto de empezar a llorar desconsoladamente. Dirigió una mirada llena de tristeza a Freya y le recriminó:
—
¿P-por qué has hecho eso? Si todos elegíamos ALIARSE, todos habríamos ganado. P-por tu culpa puede que me… que me… —No se atrevió a decir lo que pasaría si su puntuación llegara a 0.
Bavol decidió acercarse a Janna y le brindó una sonrisa débil para intentar animarla, a la vez que echaba una mirada furtiva a los otros.
—
Tranquila, saldremos todos de aquí —Después se acercó a su oído para concluir diciendo—.
No dejaré que esos dos acaben contigo.Después de estos pequeños intercambios de palabras, en los que parecían haberse formado unos pequeños bandos, Little carraspeó un poco para llamar su atención.
—
Os dejo un rato para que habléis entre vosotros, conejitos. Si necesitais algo, gritad mi nombre. Y no hagáis trampas que os estaré vigilando.Y dicho esto, el conejo dio una vuelta sobre sí mismo y desapareció de la pantalla. Las palabras No Game No Life volvieron a surgir en la pantalla. Se habían quedado solos por el momento.