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Bueno, si prefieres que no encontremos a los ladrones, no tengo otra idea mejor. Supongo que no me quedará más remedio que comprar bragas por Internet. Pero... si lo haces... te puedo invitar a comer en algún restaurante. Además, piénsalo, si detenemos ahora a los ladrones, se lo pensarán dos veces antes de volver a robar la ropa interior de las aprendizas. Hazlo por todas nosotras, Light. Hazlo por la paz de Tierra de Partida.Light mantuvo la mirada fija en la aprendiza, aún aturdido por la absurda idea de oler sus bragas. ¿De verdad no había otra manera?
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¡Vale! ¡Vale! —Finalmente había cedido. Caería muy bajo, demasiado, pero tal como decía Keiko lo haría por una buena causa—.
Volvamos al lugar donde perdimos a Mogufat y empezaré a rastrear por allí. El plan se puso en marcha en cuando alcanzaron el lugar indicado por el aprendiz. Allí le pidió a la chica que le tendiera sus bragas. Light, con rostro de sufrimiento, acercó lentamente (muy lentamente) su hocico, cerró los ojos y comprobó el olor de la ropa interior recién lavada. Por suerte olía bien como era de esperar, a detergente para ser exactos. Menos mal que no había tenido que olisquear unas prendas sucias.
El rastro le condujo en primer lugar a la lavandería, donde había otras ropas impregnadas con el mismo olor a detergente. Sin embargo, éste no era su destino, sino otro.
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Es aquí. Finalmente llegaron. Se detuvo delante de una vieja puerta de madera que estaba en muy mal estado. Cuando Keiko la abrió un poco, escucharon unas exclamaciones que procedían del interior.
Había mesas y otros cachivaches al otro lado de la puerta, obstruyéndola desde dentro. Sin embargo, solo tuvieron que empujar un poco para abrirla del todo. Light deshizo la transformación perruna y ayudó a su compañera a hacer fuerza. Pudieron entrar y descender por unas escaleras que conducían a unos sótanos.
Lo que se encontraron tras descender por los escalones y atravesar cierta puerta fue bastante… peculiar. Aquello era obra de un loco. Fotos pegadas por las paredes, algunas más íntimas que otras y de todos los tamaños. Había una enorme cantidad de éstas… y en todas salía la misma persona. Una aprendiza.
(Keiko)
Y allí se encontraban los culpables. Porque realmente no había sido uno solo, habían cooperado para llevar a cabo el robo.
No eran otros que Derhe Yeno y Mogufat. El primero llevaba unas bragas en la cabeza (a saber por qué) y estaba rodeado de otras prendas de Keiko. El segundo se encontraba alejado del aprendiz gordinflón, quizás por el olor desagradable que despedía.
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Ostia pedrín. Nos han pillado —señaló el aprendiz de relleno.
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¡A mí no me miréis, kupó! —exclamó Mogufat, alejándose del aprendiz oloroso y mirándole con asco—.
¡No soy un moguri pervertido, kupó! Admito que en parte cometí el crimen, kupó, me las arreglé para abrir la habitación de esta chica. ¡Pero solo estaba trabajando para él, kupó! Él me contrató. Las bragas las quería realmente este enfermo, yo solo le ayudé a cambio de platines, kupó. ¡Y los habría cobrado de no ser por vosotros, kupopó! ¡No me llevéis a los Maestros, por favor kupó, no soy un pervertido kupó! ¡Necesitaba el dinero, kupó! —rogaba, con lágrimas en los ojos. Tenía tanto miedo que al final lo había escupido todo.
—
¿A quién estás llamando enfermo, tontaco? ¡Admite que tú también estabas deseando olerlas como yo! Y olvídate de los platines, cacho tonto —afirmó—.
Ay, lo siento Keiko-chan, yo no quería causarte problemas… por favor perdónanos. Soy tu fan y no pude evitarlo jejeje… —justificó, avergonzado, incapaz de contener la risa estúpida. Incluso desde su posición podían oler su mal aliento.
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Estáis jodidos. Los dos. —Light hizo crujir sus nudillos y apretó los dientes. Le habían hecho oler las bragas de Keiko y habían interrumpido sus entrenamientos matutinos. Tendría que enseñarles que robar no estaba bien por la fuerza, especialmente a Mogufat.
—
¡Oh, no! ¡Tenemos que escapar! ¡Tengo una estrategia, voy a tirar una bomba de humo, aprovecha para correr! —le comunicó el imbécil de Derhe a su cómplice.
«
Muy inteligente eso de revelar tu estrategia».
El aprendiz, preparado para detener su huida, se tapó los ojos en cuanto reventó la bomba de humo. Los dos culpables salieron corriendo desesperadamente, pero no llegaron a escapar porque colisionaron contra la puerta que acababa de cerrar Light.
Simplemente ridículo, su estrategia no podía ser más absurda. Al final el humo les había impedido ver la puerta cerrada y esto había supuesto su perdición.
Light volvió a crujir los nudillos. En cuanto la pantalla de humo se disipó, se acercó a los dos maleantes con cara de pocos amigos. Estos dos se abrazaron mientras los aprendices se acercaban a ellos, temiendo lo que les iba a pasar en breves.
En plan así:
Dios xDDD creo que no he hecho nada más chorra en mi vida, o quizás si a saber. En el caso de que la haya cagado monumentalmente manejando a Derhe (he intentado que sea lo más imbécil posible en este post), supongamos que el encuentro no es canon y punto xD
Gracias a Bond por ayudarme con esto y espero que el GM no sufra mucho con este express absurdo. ¡Nos leemos!