Las cosas estaban cambiando para ambas Órdenes. La sangría de compañeros había hecho más daño del que pudiera imaginarse y ello, unido al acoso constante de los Villanos Finales —incluso si se había conseguido eliminar a unos pocos— y a la nueva amenaza de Aaron había forzado a los dos líderes a iniciar negociaciones. Los moguris esparcían los rumores de que era posible que Ryota aceptara trasladarse con sus Caballeros y aprendices a Tierra de Partida —esto divertía en particular a los que habitaban este mundo y alguna gresca que otra se dio entre los moguris de una Orden u otra—. En principio ningún Maestro confirmó los rumores, pero tampoco los desmintieron. La única respuesta que se podría obtener era la de Yami y consistía en hacer un gran y bonito nido para que cupieran todos los chocobitos.
En cualquier caso, por su menor número, a menudo se encontraban los residentes de Bastión Hueco acudiendo a Tierra de Partida para misiones conjuntas. Como aquel día.
Cuando llamaron a los Caballeros y aprendices a la sala del trono, los moguris parecían realmente apurados. Al llegar a la sala, comprobaron por qué.
Nithael se había arrodillado al frente de Merlín, custodiado por Cid, que tenía la chaqueta desgarrada y la cara llena de pequeñas heridas. Mordisqueaba un cigarrillo que ni siquiera estaba prendido como si la vida le fuera en ello. El estado de Merlín era mucho peor. El ángel se incorporó, frustrado, sacudió las alas impregnadas de oscuridad y dijo:
—Esto es todo lo que puedo hacer por él ahora mismo. La magia que late en su interior es extraña, es… Caótica… Tengo que estudiarla bien antes de proseguir.
—¡Eso... eso no importa!—El viejo mago, sin su sombrero de cono y con las gafas torcidas, además de numerosas quemaduras por el cuerpo, tenía un aspecto horrible. Apretaba los dientes como si estuviera sufriendo y se aferró a la mano que le ofreció Cid—. ¡Han... han atacado Ciudad de Paso! Un hombre, no, ni siquiera... ni siquiera sé si era…—Contuvo un gemido y cuando Cid se fue a ofrecer hablar por él, Merlín continuó a duras penas—: Ha… ha matado al alcalde, a Mateus Palamecia. Dijo que se llamaba Aaron y que… venía a cobrarse un mundo. Luego dev-…devoró… el cuerpo. Mateus no tuvo ni una oportunidad. Estaba extraño desde hacía unos días, despedía un aura… terrorífica. Pero ese hombre y la gente que lo acompañaba lo… mató sin que pudiera ni defenderse…
Los Maestros intercambiaron entre sí una mirada de incredulidad. Nanashi fue la más rápida en reaccionar:
—¿Y el otro Mateus? ¿Qué ha pasado con la ciudad?
—Hay una barrera alrededor del Distrito 2. Luego… aparecieron los Sincorazón por todas partes. Los Villanos salieron a enfrentarse a ellos y contra ese hombre. Pero lo importante no es eso. Es que… sentí que algo le sucedía al Corazón del Mundo. ¡Oscuridad! ¡Y algo más! ¡Algo está pasando, la ciudad se está retorciendo y en el Corazón del…!
Merlín se retorció de dolor y Nithael se apresuró a acudir a su lado para intentar calmar su dolor. Ronin y Ryota intercambiaron una mirada. Después Ronin clamó con un vozarrón que llegó a todos los rincones de la sala:
—¡Preparaos! ¡Partimos a Ciudad de Paso de inmediato!
No eran muchos, no más de doce, sin contar a los Maestros, pero tendría que bastar con eso. No había tiempo que perder.
Cuando los Caballeros atravesaron el Portal de luz de Ronin, llegaron a aquel mundo que prácticamente todos conocían. Al Distrito 1 en concreto. Y lo primero que vieron fue Sincorazón… E Incorpóreos. No eran más que Umbríos y Sombras, pero corrían por todas partes en un número anormal. Algunos se colaban debajo de las puertas y de las casas llegaban gritos de horror.
—¡Por fin llegáis!—Squall apareció desde uno de los callejones, acompañado por Yuffie.
—¡Os habéis tomado vuestro tiempo!—Yuffie levantó su enorme shuriken y apuntó hacia lo alto. Más allá de los tejados, pudieron ver una especie de barrera que se alzaba hacia el cielo. Desprendía una luz ominosa que impedía que se viera lo que había al otro lado—. ¡Ese cobarde de Hojo ha encerrado el Distrito 2 en una barrera y no hay forma de romperla! ¡Maldita sea, estoy hablando!—gritó, esquivando por los pelos la embestida de un Umbrío y cortándolo por la mitad. No sirvió de nada, por supuesto.
—Tenemos que sacar a la gente de aquí, no hay forma de controlar a los Sincorazón.
—Que vayan a Tierra de Partida—dijo Ryota.
—Mantendré abierto el Portal. Nithael podrá ocuparse de ellos—corroboró Iwashi. Nithael se había quedado atrás, un poco a regañadientes, pero los Maestros habían sido tajantes. Era bueno saber que tenían en la retaguardia a un sanador tan decente.
—¿Dónde está Aaron, el hombre que ha causado todo esto?
Squall meneó la cabeza.
—Mató a Palamecia sobre el Ayuntamiento y luego se desvaneció. Tenemos las manos suficiente llenas como para buscarlo. Cloud y Aeris están en la barrera, investigando, y Clío ha ido a estudiar los alrededores para encontrar alguna debilidad. Si le hacen algo al Corazón…
—No pensemos todavía en eso.—Ronin le apretó un hombro y luego se volvió hacia sus aprendices—. ¡No hay tiempo que perder! ¡Nuestros objetivos son dos: dar con la localización de Aaron y averiguar qué está sucediendo en el Distrito 2! ¡Ni se os ocurra perder el tiempo o enfrentaros a Aaron! ¿ENTENDIDO? ¡La prioridad es salvar este mundo! ¡A cualquier civil que encontréis, decidle que venga aquí!
Antes de que nadie pudiera contestar, la tierra tembló y de uno de los callejones apareció una masa gigantesca de Sombras unidas como si fueran una serpiente gigante. Yuffie empezó a despotricar mientras Squall tiraba de ella hacia atrás. Ronin y Ryota se arrojaron sobre los Sincorazón, mientras Iwashi, con la ayuda de Akio y Alexis se aprestaba a defender el Portal. Diana, Shinju, Fátima y Yami empezaron a arrasar entre las hordas de Sombras y Umbríos para despejar el camino hacia las casas.
Los Caballeros, por su parte, podían ir separados o en grupo. El Distrito 3 al parecer era accesible, pero solo llevaba al Distrito 2 y este estaba bloqueado. Si les pedían ayuda a Squall y Yuffie, estos se ofrecerían a llevarlos hacia la Plaza de la Fuente, donde Cloud y Aeris estaban intentando averiguar cómo acceder al Distrito 2. El otro camino los alejaba de su objetivo y se dirigía hacia los Callejones —el acceso a la oficina de postales estaba lleno de demasiados Sincorazón y sería una locura enfrentarse a ellos—, por donde debía andar Clío y… probablemente los Villanos Finales. Pero claro, si ellos habían hecho la barrera, quizás supieran cómo deshacerla y qué estaba sucediendo dentro… ¿No?
Fecha límite: domingo 16 de abril