Solo podían hacer una cosa: Correr.
Una de las monstruosidades fruto del Caos les había visto mientras atravesaban el oscuro e intrincado laberinto de la Reina de Corazones.
Ariasu trataba de repeler el monstruo con sus hechizos (que les seguía algo más atrás, en la retaguardia), pero éstos apenas parecían tener efecto alguno, sin embargo el suelo bajo sus pies parecía estar separando más y más a Ariasu de ellos, el espacio empezaba a colapsar y era imposible alcanzarla.
La Maestra, la líder de la incursión al mundo les gritó que siguiesen sin ella mientras que poco a poco iba quedándose atrás. Pudieron ver que su rostro estaba encogido por el miedo pese a que era capaz de luchar con ferocidad… Pero no podían volver atrás por mucho que lo intentasen. El espacio Caos estaba separándoles a gran velocidad.
El universo entero podía depender de aquella misión, debían alcanzar el centro de aquel brote del Caos que poco a poco iba infectando el intersticio y que se expandía como una enfermedad. El País de las Maravillas carecía de barrera y aquello era lo que había supuesto que acabase corrompido. Si no había caído era gracias al corazón del mundo, que aunque afectado por el Caos debía seguir intacto en algún lugar.
Uno de los comandantes de Xihn también estaba tras la pista del centro de aquella extraña y caótica energía… Sería otra victoria más para la Corrupción si no llegaban a tiempo.
La aberración del Caos, un monstruo oscuro y deforme cuyo cuerpo desproporcionado era de al menos tres metros de altura se abalanzó contra Ariasu, el monstruo cubría su rostro con una horrible máscara. La mujer lo lanzó hacia atrás materializando un ataque de viento que destrozó varios setos del laberinto. Sin embargo, como atraídos por la mujer otros más, que caminaban por el techo se dejaron caer sobre ella alzando una nube de polvo. Pudieron ver como Ariasu activaba su Estilo de Combate, pero nada más, pues de golpe las leyes del mundo cambiaron y el espacio se deformó violentamente haciendo que la perdieran de vista.
El grupo se vio suspendido en el aire unos instantes mientras el suelo se abombaba y contraía de forma exagerada. Un agujero se abrió en el techo mientras que las paredes que bordeaban el laberinto se expandían hasta prácticamente el infinito.
El laberinto cambiaba y sus caminos desaparecían y abrían haciendo que en un instante todo fuese distinto a como era momentos atrás. El sentido de lo que estaba arriba o abajo o incluso a los lados desapareció en aquellos segundos. Los únicos que se veían inmunes a dicho efecto eran ellos, pero incluso así los bruscos cambios gravitatorios y espaciales los dejaban desorientados y en un estado deplorable o como mínimo con unas ganas tremendas de vomitar y perder el conocimiento.
Unas siluetas fantasmagóricas de aspecto humanoide aparecieron por un instante y señalaron una de las paredes que poco a poco se acercaba a ellos al ir contrayéndose. ¿Quiénes eran? Jamás habían visto algo semejante y parecían querer indicarles algo.
Por un instante, a aquella velocidad a la que se dirigía la pared contra ellos pensarían que morirían en un abrir y cerrar de ojos, “atropellados” por aquella inmensa pared que delimitaba el laberinto. Por fortuna, tan solo fue un pensamiento.
Antes de darse cuenta, se vieron al otro lado de aquella pared. Reconocerían el lugar como el Bosque de Lotos, pero en una versión muchísimo más siniestra. El grupo de portadores no sabría si habían chocado con la pared o no, era como si tuviesen un vacío en sus recuerdos de unos pocos segundos, o simplemente habían aparecido allí. Lo cierto es que estaban solos y no tenían forma de comunicarse con Tierra de Partida ni de regresar, no al menos mientras el Caos afectaba tan fuerte el mundo (si abrían un portal, el Caos podría alcanzar Tierra de Partida o al menos era una aterradora posibilidad, por lo que se había decidido no intentarlo).
Las paredes que delimitaban la zona estaban resquebrajadas por extrañas raíces negras que parecían distorsionarlo todo a su alrededor mientras que crecían a un ritmo alarmante y poco a poco se extendían hacia donde estaban los portadores... Pobre de aquel insensato que intentase tocar una de aquellas cosas.
Al otro lado de la pared se escuchaban gemidos y tétricos alaridos de aquellas extrañas monstruosidades que habían surgido de las profundidades del Caos, similares a la que había perseguido al grupo.
La luz del bosque era prácticamente monocroma y en algunos lugares se dibujaban sombras y formas humanoides similares a fantasmas. Algunos se parecían mucho a ciertos habitantes del mundo y eran el mismo tipo de espectro que habían visto antes, ¿fantasmas? ¿Ecos del pasado? Lo único que tenían claro era que debían cumplir una misión, una muy importante… Y estaban solos, sin la líder de la misión, la única Maestra Veterana que habían llevado consigo.
Al final del bosque encontraron la entrada al Jardín del té, de donde un resplandor dorado surgía. Por el camino pudieron escuchar a algunas de las Aberraciones del Caos. El bosque debía estar plagado de ellas, aunque por fortuna ninguna les salió al paso… Sin embargo, sí que vieron a una jugueteando con lo que parecía ser un trozo metálico que brillaba con una ténue luz dorada similar a la del jardín del té.
Al entrar en el jardín del pudieron comprobar que aquel brillo dorado venía de la propia casa es decir, del Cuarto Misterioso. Allí era donde estaba aquella extraña energía. Era difícil decir si era aquello lo que había provocado todo lo que estaba ocurriendo o si aquella energía era consecuencia del propio Caos. Tal vez aquello explicaba por qué no fueron capaces de aparecer por la entrada “normal” del mundo a través de la madriguera, sino directamente en el Palacio de la Reina. Algo había bloqueado la entrada a aquel lugar y la única forma que tenían de llegar era a través de la casa del Jardín del Té.
Pero no todo iba a salir a pedir de boca.
La puerta estaba distorsionada y había un problema con eso. La cerradura de la puerta había desaparecido, no los objetos en sí dejando un agujero, sino sus propias existencias. Era como si jamás hubiese existido una cerradura, por lo que era imposible desbloquear la puerta con una Llave Espada, tampoco eran capaces de golpear la puerta (ésta parecía de goma o chicle al ser golpeada y resultaba imposible hacerle un solo rasguño) y la magia… Directamente era rebotada con potencia añadida por el impulso que daba la casa al ser atacada.
Si se fijaban bien verían que en la puerta, justo donde debería estar la cerradura había cuatro minúsculos torbellinos oscuros, similares al vórtice que habían visto cuando Ciudad de Paso había sido destruída. ¿Por qué cuatro y no uno más grande?
No podían salir del Bosque de Lotos y éste con la influencia del Caos había cambiado mucho, no solo había extraños espectros, también estaban las aberraciones... Y debían encontrar una manera de entrar a la casa.
Desde el jardín podían ver varios caminos: Uno de ellos era por donde habían venido, otro seguía hasta una seta enorme que podían utilizar de plataforma para acceder a la parte superior del bosque, por encima de las ramas y copas de los árboles, en otro las plantas habían sido corrompidas por la oscuridad y parecían especialmente peligrosas y había uno más donde se veían a lo lejos un sinfín de carteles y una de aquellas monstruosidades haciendo lo que parecía ser bailar agarrado de algo o alguien que no existía, pues estaba completamente solo.
No tenían pistas, no tenían a nadie que fuese a guiarles. Solo podían contar con ellos mismos para resolver aquel rompecabezas... Y debían saber que uno de los comandantes de Xihn no andaba lejos.
Fecha límite: 02/08/2017 a las 23:59