por LightHelco » Sab Dic 09, 2017 3:47 am
Habrían pasado unos pocos días tras la misión en La Cité, pero Dos necesitaba moverse, más desde que se había cambiado la batería a una de mayor duración. Le sobraba energía y la mejor forma de soltarla no era otra que entrenando para dominar mejor su Llave Espada.
Mientras marchaba hacía la zona de entrenamiento, no pudo evitar invocar la Cadena del Reino y mirarla confundida. Había estado registrando una cantidad de Llave Espadas diferentes entre los portadores, incluso entre aquellos que se unían después que ella, pero mientras la de todo el mundo cambiaba, Dos seguía haciendo uso del arma en su estado básico. Según algunos, los antiguos Moguris de Ciudad de Paso sabían crear Llaveros, pero estos solo eran una mejora temporal y ya se dejaba bastante dinero en sus reparaciones y los juegos para Alexis como para estar cambiando de llaverito cada dos por tres.
Pero vaya, ni que Cadena tuviera que cambiar, la función de la Llave Espada era ser un arma, por lo tanto tenía que preocuparse más de ser capaz de cortar enemigos, que en ser bonita y especial.
Dos alcanzó la sala donde los portadores entrenaban y pudo comprobar que estaba siendo usada debido a los ruidos que venían de su interior. Al echar un vistazo, se encontró con un joven que se dedicaba a atacar con fiereza a los maniquís mediante diversos hechizos de fuego. Un terrorífico dragón de fuego arrasó con uno de los muñecos, consumiéndolo casi al instante y haciendo que Dos diese un respingo impactada por la potencia del conjuro.
Aquello alertó al joven, que se giró sobre sus talones para clavar sus ardientes ojos en la robot, aunque inmediatamente bajó la vista tras reconocer a Dos y fue a buscar la chaqueta y el sombrero que se encontraban en una esquina de la sala.
—Me he quedado sin magia, así que puedes usar la sala tranquilamente —dijo Alec colocándose las cosas.
—Gracias, señor Ocus, pero creo que no me ha dejado mucho material en pie —. Señaló hacia los maniquís que estaba tirados por el suelo, varios de ellos faltos incluso de cabeza o brazos —. No sé si es recomendable que destroce el material de la Orden tan a la ligera, después vendrán las quejas de que nunca hay nada usable y… ¡Oiga, no se vaya aun!
Alec la había ignorado tan pronto como se puso a hablar de normas. Se había enterado de lo ocurrido en las misiones y debido a los intrusivos recuerdos de Joker, la noticia de la muerte de Dark Light le dolía más de la cuenta. No tendría por que ser así, todos los días podía ir a hablar con el verdadero, pero el simple hecho de que aquel que salía en esos recuerdos ya no existiera, le comía por dentro.
Se detuvo tan pronto como escuchó un ruido a su espalda y al mirar hacia atrás, se encontró con que Dos había desplegado su visor. La droide no había podido evitar escanearle para ver si se encontraba bien.
—Mira, no es la primera vez que destrozo es muñecos, ni será la última —el brujo suspiró regresando al interior de la sala —. En ocasiones, cuando siento que no tengo control de mis actos…
—¿Se refiere a cuando está enfadado, molesto, bajo mucha presión o sufriendo ansiedad? —le cortó Dos introduciendo aquellos estados como posibilidad para encontrar una solución.
Alec tomó una bocanada de aire para calmarse antes de seguir hablando.
—Si, alguna de esas cosas seguramente. La cuestión, es que en vez de tomarla contra alguien o causar daños, prefiero usar esta sala y descargar toda mi magia. Me ayuda a calmarme.
Dos intentaba entender el razonamiento del joven con eso, aparte de cansarse, no veía ninguna otra utilidad al usar los poderes de uno sin ton ni son. Pero viendo que el portador necesitaba ayudaba, a la droide se le ocurrió una idea.
—¿Y por qué no entrena con su Llave Espada? Yo misma podría ser su contrincante para descargar toda esa presión que acumula —le sugirió con su usual sonrisa —. También podría darle un masaje en los hombros, he estado estudiando algún que otro método debido a que la Maestra Fátima tuvo varios meses de gran estrés entre los niños y los ataques a Atlantica y…
El sonido de una Llave Espada siendo invocada le dejó claro a Dos que el brujo se decantaba por la primera opción. La droide se quedó mirándolo un segundo, cuando otros portadores supieron de su regreso, lo habían descrito como alguien agradable, pero desde que le había conocido, el brujo se había mostrado distante y cerrado ¿sería por eso de que era una maquina? ¿O quizás perder su mundo y parte de su familia lo volvió así?
Fuera una o la otra, el joven había aceptado y ella estaba allí para entrenarse, así que eso harían. Dos hizo aparecer su Llave Espada y sin perder la sonrisa, se preparó para el combate, aunque antes se fijó que Alec miraba su arma con curiosidad.
—¿Ocurre algo, señor Alec?
—No, es solo que me ha sorprendido ver la Cadena del Reino, la mayoría de portadores la pierden rápido… yo creo que ni llegué al año antes de que se convirtiera en Naipe Mágico —. Levantó su propia arma para que la robot pudiera verla mejor.
Sus ojos pasaron de Naipe a Cadena, intentando descubrir que es lo que las hacía tan diferentes. Pero nuevamente, Dos no le dio ninguna importancia al hecho de no tener una Llave más bonita, simplemente buscaba la eficacia de esta.
—Tampoco veo que tenga que ir ya mismo a cambiarla, los llaveros son caros y yo necesito reparaciones y actualizaciones constantes que no me permiten tal capricho —se excusó la droide iniciando el primer golpe.
El brujo intento bloquearlo, pero la superior fuerza de Dos le superaron y forzaron a simplemente esquivar a un lado ayudándose de sus reflejos.
—Naipe no es un llavero prefabricado, es mi llavero —remarcó Alec intentando arremeter contra la droide, pero esta rechazó el golpe con facilidad —. Cambió el día en que me vine totalmente abajo, mi Cadena del Reino se agrietó y por poco perdí mi vida por ello.
Aquello llamó mucho la atención de Dos y consiguió que se distrajera del combate, permitiendo a Alec recuperar terreno y hacerla retroceder.
—¿Su Llave Espada se quebró?
—Quizás no lo tendría que haber dicho, ahora vas a hacer preguntas, ¿verdad? —. Dos fue a responder, pero el brujo no se lo permitió atacando y hablando un rato más —. Podría decírtelo, pero yo no paro de decirte cosas sobre mí, cuando tú nunca me hablas de las tuyas.
Las dos Llaves chocaron y quizás fuera por la inseguridad de Dos al no saber que responder a ello, pero el brujo volvió a ganar y avanzar, mientras a ella le tocó retroceder nuevamente.
—Por lo que entiendo, una Llave Espada responde a su portador y su aspecto y poder cambian si su portador así lo hace. Yo te diré el cómo obtuve a Naipe Mágico, pero tú me tendrás que contar el por qué tu Cadena del Reino no parece querer cambiar.
>>¿Trato?
—No sé qué quiere que le cuente, señor Ocus, pero gustosa escuchare otra de sus historias.
* * *
La pareja decidió dejar las historias para después y no fue hasta que no estuvieron sentados en los jardines en el exterior del castillo, que empezaron a hablar sobre esas historias. Además, tuvieron que pasar antes por la habitación de Alec para recoger a Ilana, la cual no iba a estar más tiempo lejos de su Brujo.
—Creo que debería empezar usted, señor Ocus, de esa forma quizás entienda que es lo que quiere saber sobre mí.
—Entiendo, bien… —volvió a invocar a Naipe Mágico y la colocó sobre sus rodillas —. ¿Recuerdas lo que he ido contándote sobre Andrei? Bien, todo empezó el día en que le conocí.
>>Discutí con alguien que pensaba que era mi amigo y empezamos a luchar, pero ese desgraciado nos interrumpió y barrió el suelo conmigo, casi matándome —. Dos asintió, ya le había contado eso justo unos días antes de ir a la misión de la Cité —. Me sentí tan herido y frustrado que tomé la decisión de regresar a mi mundo, quizás allí podía olvidarme de todo. Arrastré a un compañero, casi por tener un apoyo, ya que aun estaba molesto por la traición que recibí.
El Brujo rascó la cabecita de la gatita mientras esperaba que Dos dijera alguna cosa, ya había visto que a la droide le gustaba mucho preguntar.
—Cuando llegamos a Ciudad de Halloween recordé porque quería mantener mi Llave Espada, nada más poner un pie en la ciudad, me di de bruces con Anthony.
—Ese no fue uno de los nombres que menciono en su historia y que… olvídelo y continúe —Dos se calló en el momento recordando que hablar de aquellos que habían fallecido no era del todo agradable entre los orgánicos.
—Gracias —suspiró el chico —. Anthony y yo fuimos amigos, pero nos volvimos rivales que llegaba al odio, al menos yo llegué a odiarle más de lo que se merecía en realidad —aclaró a sabiendas de que el otro Brujo al final no había sido tan cruel hacia él como pensaba —. La cosa es que al encontrarnos con él, volví a tener que escuchar el cómo era una decepción de Brujo al no poder usar magia y esas cosas, les enseñé que si podía, pero Anthony se burló anulando mi hechizo con su superior poder en aquel momento.
>>Me humilló delante del otro Portador y por poco no le di un puñetazo, pero es que solo fue otro pisotón a mi ya destrozado orgullo. Intenté olvidarlo y nos dirigimos a mi casa —se rió por lo bajo antes de seguir —. Al principio allí todo fueron alegrías y reunirme otra vez con Ilana, pero parecía que aquel día mi madre tenía reunión con las otras Brujas del circulo y una de ellas, la madre de Anthony, aprovechó a que yo había vuelto para sacar un tema del que yo no sabía.
Secretos familiares, eso siempre traía malas consecuencias, Dos lo había visto en más de un centenar de historias de orgánicos y como en ese centenar de veces, se quedó mirando a Alec a que contara todo, porque los secretos familiares eran horribles, pero interesantísimos.
—Lo que nunca me había contado mi madre era quien y como había conocido a mi padre.
—Cierto, nunca registro un padre cuando me dio los nombres de su familia, ¿murió cuando era usted pequeño?
—Murió antes de que yo siquiera naciera —y eso dejó totalmente sin palabras a la droide —. Mi madre le conoció durante la noche de Halloween… en el mundo de los humanos. Debido a nuestro pasado con los humanos, se prohibió la relación entre Ciudad de Halloween y el mundo humano salvo en la noche de Halloween y claramente, estaba terminantemente prohibido relacionarse con los que vivían allí, pero mi madre se saltó todas aquellas normas enamorándose de uno.
>>Se vieron en secreto durante mucho tiempo, hasta que mi familia y otras Brujas la descubrieron. El día en que mi padre iba a declararse a ella y pedirle su mano, mi abuelo fue el que apareció para quitarle la vida —. Alec cogió algo de aire intentando que toda esa historia no le afectase más de lo que ya hizo en su día —. Pero mi madre ya estaba embarazada de mí, el castigo por incumplir las normas no fue para ella, si no para mí. Llegué en el momento justo a escuchar lo que decían, mi madre era la más poderosa de sus hermanas y por lo tanto la que seguiría la sucesión de los Ocus con los hijos que tuviera. Su castigo fue que yo naciera sin poder alguno, me arrebataron todo lo que pudiera tener y sellaron el flujo para que nunca fuera capaz de dominar la magia.
Alec alzó a Naipe Mágico entonces, la Llave brillaba bajo la luz del sol.
—Fui un semi-brujo, un hibrido incompleto de las dos partes y una carga para mi madre, un recordatorio de lo que hizo y la vergüenza con la que tendría que vivir toda su vida. Eso era yo. La verdad me atravesó como una espada y huí al instante dejando al otro portador allí incluso.
La cola de Dos se balanceó despacio siendo incapaz de entender cómo podían haberle hecho algo así a uno de los suyos.
—Fue ahí cuando se quebró su Llave Espada.
—Sí. Me fui al cementerio, era un sitio que me relajaba y en el que no pasaba mucha gente, así que era fácil buscar algo de silencio allí cuando me sentía hundido —. ¿Un cementerio? Si que le gustaban las cosas tétricas, el resto de orgánicos huían de ellos —. Cuando me volví portador fue cuando empecé a usar magia, ya que esta me ayudaba a canalizarla, básicamente no era mi magia, si no de la Llave Espada. Podría decirse que era falsa y entre darme cuenta de eso y la rabia que estaba acumulando, tiré el arma lejos y fue cuando la vi quebrarse. Aunque también vi a un Sincorazón atacarme.
>>Parecía que mi arma y mis emociones negativas lo habían atraído y debido a como estaba no tuvo casi problema de vencerme y estar a poco de matarme. Fue gracias al otro portador e Ilana que salí con vida de allí, pero el Sincorazón era uno de los fuertes y el solo no podía iba a poder derrotarlo.
>>>Me tocó recuperarme en ese momento ya que puedes imaginarte como debía estar en ese punto, casi hasta hubiese agradecido que el Sincorazón me matara. Aquel portador había pasado también por un momento que lo destrozó y diría que sus ánimos me ayudaron a darme cuenta de lo que era —. El Brujo sonrió y miró hacia la Llave —. Naipe Mágico está compuesta de los naipes de la bajara inglesa que usaba para mis trucos de magia, como ves, simples ilusiones para hacer parecer que tenía poderes. Eso era mi poder, la Ilusión, hacer creer a los demás que era algo diferente, siempre había hecho eso y ahora debía aprovecharme de ello.
Dos entendió lo que decía, más o menos, y asintió mirando el arma también.
—Así que su llave cambió a una que le representaba, las ilusiones que había usado hasta ahora para ocultarse eran parte de usted a fin de cuentas, no simples mentiras.
—Exacto. La Magia de Ilusión se basa en el engaño y yo estaba tan rodeado de ellos, que pude usarlo a mi favor y lanzándole una magia que confundió al Sincorazón y hacerle ver lo que no había, pudimos vencerle —terminó el joven finalmente y se quedó mirando a la droide, ahora era su turno.
Dos había invocado su Llave Espada y la miraba atentamente. Tras escuchar la historia de Alec no sabía cómo sentirse. ¿Quizás ir a preguntarles a la Maestra y el Maestro si ellos también habían pasado por algo parecido? ¿Pero que podía estar manteniendo su Llave así? De primeras no veía ninguna grieta en ella, así que tampoco estaba tan mal.
—Ahora es tu turno —la sacó Alec de sus pensamientos —. ¿Qué es lo que hace que sigas igual?
Bueno, tan igual ya no era. Había dejado de sentirse como la última maravilla y era mucho más emocional que antes, además de comprender mejor a los orgánicos. Se había llevado varios palos, pero incluso así… ¿no se sentía tan diferente? Era una droide después de todo, los cambios en ella eran constantes.
—Creo que podría haber algo, no estoy segura, porque es algo que había pensado que era así desde siempre y quizás aun me aferró a ello desesperadamente —Dos empezó a hablar con voz insegura —. Según nuestros planos, mis hermanos y yo fuimos creados para ayudar a los orgánicos en diferentes tareas y para ello, supuestamente contábamos con un panel para que se nos adjudicara un dueño al que obedeciéramos, tal y como dictan las leyes de la robótica. Así que incluso aunque nadie se registraba, yo obedecía sin chistar todas y cada una de las ordenes, en ocasiones me las saltaba por mi forma de ser y que quería divertirme y esas cosas, pero eran infracciones que cometía inconscientemente.
El Brujo se rió por lo bajo viendo como Dos intentaba excusarse por sus meteduras de pata.
—Pero desde hace unos años estoy dudando sobre esto, fue cuando viajé de vuelta con el doctor Tezuka —y así inició finalmente la historia que quería escuchar Alec —. Verá, mis hermanos y yo somos una serie de ocho droides, dos se encontraban ya en la nave principal de la Federación y a tres de nosotros nos encontraron hace poco, así que solo faltaban tres de mis hermanos que seguían en paradero desconocido. Pues descubrieron a uno en los restos de la nave donde me habían descubierto y el doctor Tezuka confirmó que se trataba del G414-03, el que se creó como mi pareja.
—¿Pareja? —. Alec la miró confuso, ¿los droides se construían para que fueran enamorados?
—No del tipo que usted piensa, si no que entre todos mis hermanos, 03 sería como mi mellizo o gemelo —. El joven asintió para hacerle ver que la había entendido en esta ocasión —. A sabiendas de que era 03, no dudé ni un instante en partir hacia allí. Solo que…
Los recuerdos de aquel día golpearon a Dos y la asustaron. La droide alzó las piernas para rodearlas con sus brazos.
—¿Qué te ocurrió allí, Dos? —la empujó a hablar el portador.
—Que no fue a 03 a quien encontré. Llegué allí y me puse a investigar todo a llamarle a casi a cada paso que daba. Estaba emocionadísima por aquella noticia, al fin iba a reencontrarme con uno de mis hermanos perdidos y no solo eso, si no al que me compaginaba. Y ojala hubiera sido cualquiera salvo a la quien me crucé.
>>Apareció como un rayo rojo frente a mí, colocándome una de sus afiladas garras cerca del cuello, si, no es la mejor forma de saludar a una persona, pero es que esta droide no tenía modales para nada —bufó molesta —. Descubrí que era 08, la que habían creado siguiendo mi esquema, pero usando las habilidades armamentalísticas y de combate de 01, por lo que hacían de ella una soldado perfecta. Solo que sin la moral de uno.
Alec se rascó el brazo nervioso, recordando ciertas palabras que escuchó años atrás. El había rozado aquello.
—En ese momento, pues me alegré mucho, a fin de cuentas 08 era mi hermana. La quise abrazar tal y como hacéis los orgánicos, pero entonces ella se rió de aquel gesto. Diciendo que ya me estaban domesticando para ser su sirvienta, un juguete que podían usar hasta que se aburrieran y después tirarlo —otro gruñido por parte de la robot —.Me miraba con una superioridad que me tenía confundida, yo solo quería reunir a la familia y que empezáramos a cumplir nuestra funciones para ayudar a la Federación, pero ella insistió que ni falta de tornillos se dejaba avasallar por ellos.
>>Allí es cuando empezamos a discutir más y más. Le insistí en que lo que hacía iba en contra de las leyes y ella volvió a mofarse de mí, hasta que finalmente declaró que era un desperdició de droide y no tenía salvación alguna por estar obedeciendo a los orgánicos. Entonces me atacó —la nariz de Dos parpadeó en alerta —. Intenté defenderme lo mejor que pude, pero me superaba en todo, velocidad, manejo de armas, capacidad de combate… recordé que yo no era un droide de combate, más bien me lo recordó ella, ya que pudo fijarse que había imitado algunos de sus movimientos, que solo hacía eso, imitar.
—Realmente, mientras luchábamos podía ver a Light en ocasiones —la interrumpió Alec un momento —. ¿Es parte de tus habilidades?
Dos asintió.
—Así es, memorizo y después hago que mi cuerpo realice los mismos movimientos, así es como he desarrollado mi estilo de combate, con varias modificaciones para que se adapte a mi cuerpo, claramente, pero… si, solo observo e imito y eso a 08 le hacía mucha gracia.
>>Al final no pude hacer nada. Me destrozo el brazo derecho al completo, y me partió las piernas, además de soltarme un zarpazo tras otro que no hicieron más que romperme hasta un límite en que sentía que no iba a sobrevivir. Pase miedo en ese momento, más de lo que me imaginaba.
Alec vio que había empezado a temblar, realmente había sido una mala experiencia para ella y le costaba imaginarse el que los robots tuvieran miedo, pero allí estaba Dos, intentando terminar la historia de cómo casi su hermana perdida le había arrebatado la vida.
—Cuando ya me tuvo totalmente incapacitada, fue cuando me mostró su panel y dejó que intentara controlarla con él —. La robot miró al Brujo con sus negros ojos —. No ocurrió nada, no es que no pudiera ser su dueña por ser una droide, es que no hacía nada y lo mismo pasó con mi panel. Nadie nos podía controlar, por eso se mofaba que siguiera a los orgánicos, porque no estaba obligada a obedecer, pero… yo quiero seguir obedeciendo. Quiero ayudaros tal y como mis planos indican… ¿es eso un problema, señor Ocus? —la luz de su nariz se iba apagando poco a poco —. ¿Sigo teniendo una simple Cadena por querer obedecer? Me gusta hacerlo, porque ver las caras de felicidad de otros me anima… pero si fuera esa la razón, si 08 es más poderosa que yo por ser realmente libre, entonces… ¿nunca podré mejorar y cambiar?
El chico suspiró y se rascó la cabeza con la mano falsa. Lo de Dos era algo que le costaba entender del todo, casi parecía que estuviera decidiendo entre si era mejor ser libre o una esclava, pero en si lo segundo la hacía sentirse bien. La había visto jugar con los niños o alegrarle el día a una anciana al ayudarla con alguna tarea.
—Supongo, que en tu caso no tienes que cambiar como tu hermana —. Alec le dedicó una sonrisa, sería la primera vez que le veía sonreír así para ella —. Yo no tenía que cambiar, solo deshacer la ilusión que había creado alrededor mío y mostrarme como era. Tú tendrás que ver si realmente deseas ese cambio. Eres un aparatejo increíble, Dos y estoy seguro de que lo que sea que te está destrozando por dentro, acabarás descubriéndolo.
La nariz de Dos parpadeó un instante antes de encenderse y la droide recuperar su sonrisa.
—Supongo que tiene razón, señor Ocus, gracias por entrenar conmigo.