El joven gitano se echó a reír cuando escuchó la despampanante idea de Niko. Pero luego, una chispa pareció encenderse en su cabeza. Se ajustó el laúd y comenzó a tocar, pero esta vez, parecía estar probando una nueva melodía. Una vez que ya encontró el acorde adecuado, Simbad se animó a tocar con más ímpetu, y además, lo acompañó con un par de estrofas un tanto peculiares.
El tema elegido no podía ser más apropiado. La canción de Simbad hablaba acerca de los nuevos aprendices que salían de sus mundos y se encontraban con tierras desconocidas. Incluso se había molestado en incluir el nombre que su compañero había ideado.
Niko rió para sus adentros, sorprendido de que el chico de la perilla hubiese encontrado la inspiración en el discurso que le había soltado. Dejó llevarse por las notas que sonaban por toda la terraza, moviendo el pié izquierdo al son de la música.
Simbad paró de tocar, dando por finalizada la canción. Se le notaba en su expresión que algo le estaba rondando por la mente. Decidido, le formuló su duda al aprendiz:
—
Realmente... ¿Por qué estás aquí? —El joven negó con la cabeza, pensando que aquellas no serían las palabras adecuadas para expresarse—.
Quiero decir... Hay otra Orden por ahí ¿no? ¿Por qué no estar con ellos en vez de estar divididos? Yo estoy aquí por una casualidad, pero ¿tú? Todavía no has hablado lo suficiente.Nikolai soltó una carcajada en respuesta al sarcástico comentario de su compañero. La pregunta que le había planteado era bastante interesante, y se habría tomado su tiempo para pensar el por qué eligió Bastión Hueco, en vez del otro bando, Tierra de Partida. Pero tampoco quería mantener a Simbad en vilo, por lo que le dio su humilde opinión.
Al fin y al cabo, aun no había hablado lo suficiente.
—
Si te soy sincero, yo tampoco es que tuviese opción de elegir —se encogió de hombros—.
Digamos que fue la Maestra Nanashi la que encontró primero a este chico de ciudad y le propuso la idea de unirse a Bastión Hueco.>>
Pero si hubiese tenido la oportunidad de escoger… —el joven se llevó la mano al mentón—.
Me parece que Tierra de Partida se hubiese quedado sin mis servicios.Era obvio que, al igual que Bastión Hueco, el bando de Tierra de Partida le habría podido proporcionar al joven Nikolai la suficiente información para seguir con sus investigaciones, y también a cambio de prestar sus servicios a la Orden como caballero de la llave espada. Pero a diferencia de la Orden del bastión, lo haría por una causa distinta y con la que no compartía ideales.
—
No se si Ariasu te lo habrá comentado —se cruzó de brazos y dirigió la mirada al cielo—.
Pero los maestros de aquí formaban parte de la Orden de Tierra de Partida en el pasado. Nanashi me contó el día que nos conocimos, que Tierra de Partida busca el dominio absoluto de la Luz.>>
Algunos maestros se separaron al considerar esto como un acto de tiranía, y formaron otra Orden en este mismo castillo con la premisa de lograr el equilibrio perfecto entre Luz y Oscuridad.Dos bandos y dos causas distintas por las que se enfrentaban. Con conflictos de esta clase era normal preguntarse quien sería el bueno y el malo de esta historia. Pero Niko prefería no simplificar las cosas en Bien y Mal. Ambos tenían sus virtudes y sus desperfectos. Uno era un extremista que luchaba por lo que la gran mayoría de personas cree que es lo correcto; el otro niega que todo se reduzca a la Luz, y busca la equidad entre los dos elementos.
Pensándolo bien, Bastión Hueco y Tierra de Partida tenían su propio “Choque de culturas”. La única diferencia sería que ninguno de los dos aceptaría al otro con tanta facilidad.
—
No me agradan los extremistas y ya estoy bastante quemado de leer en todas partes que un elemento es mejor que otro —argumentó—.
Pero preferiría dejar el tema de los conflictos. Respeto a los que compartan los mismos intereses que Tierra de Partida, pero no es mi estilo. Bastión Hueco quiere el equilibrio entre la Luz y la Oscuridad, y yo quiero la equidad entre los otros doce elementos —esbozó una pícara sonrisa—.
Así que me quedo con Villa Sincorazón.Nikolai se desperezó y se sacó del bolsillo un pequeño reloj, un recuerdo de su difunto padre. Alzó las cejas de lo tarde que se les había hecho. Simbad había tenido un aguante increíble para haberse tragado el sermón que le había soltado el chico a lo largo de la tarde.
—
Bueno, Simbad, me parece que yo voy a ir volviendo a las entrañas de este castillo —el joven se acercó al gitano y posó su mano en el hombro de este—.
Pero antes me gustaría recomendarte que no le dieses mas vueltas a lo de las diferencias entre los dos bandos. Ya tendremos tiempo de eso ¡Ahora nos toca aprender a luchar con llaves gigantes!Y dicho esto, Niko se puso en marcha hacia la entrada que daba al interior del casillo. Mientras se alejaba del joven de tez morena, alzó el brazo para despedirse de él.
—
¡Nos vemos, señor trovador!***Mientras esperaba en la cabina del teleférico a que descendiese a la planta baja del castillo, Nikolai jugueteaba con su reloj de bolsillo, abriendo y cerrando su tapa. Le venía a la mente su queridísimo padre, quien escapó de la destrucción de su antiguo mundo natal y tuvo que empezar una nueva vida en Ciudad de Paso.
Para aquel entonces, su padre había conseguido un puesto como profesor y había formado una familia. Desde luego, Gideon Everard había logrado adaptarse a su nuevo hogar.
Y ahora era el turno de su hijo para comenzar una nueva vida como caballero de la llave espada.
Y por mi parte, acabo mi intervención en este encuentro. Supongo que ya ha habido otros encuentros/tramas que tratasen el tema de la adaptación de los aprendices, tanto en otros mundos, como en la propia Orden, pero me ha parecido un tema interesante para dos recién llegados de mundos totalmente diferentes.
Por supuesto, también le agradezco a Orbok que se ofreciese a participar en este encuentro. Ya veremos en un futuro que les depara al gitano y al chico de ciudad.
P.D: Si, tengo que mirarme lo de ir buscando a los gitanos del rol para hacer encuentros.