[Selva Profunda] Día de monos

[Saxor]

Cronología
Saxor - Crisis en tierras sin dueño -> este encuentro -> Asalto a la torre
Simbad- Visita guiada -> este encuentro -> Los muertos no cuentan cuentos.

— ¿Sabes dónde está?

—Pasé cerca una vez, pero fue hace bastante...

— ¿Es que los portadores no tenéis GPS o algo? Mira, cerca del Coliseo del Olimpo, no creo que te pierdas.

—Está bien...

***

Maldita sea, tenía una orientación pésima. Menos mal que no era la primera vez que pasaba por allí, si no habría acabado en cualquier otro... Algunos mundos se parecían demasiado. Aquella vez había venido en glider, y no en nave gumi. ¿La razón? Iba a ir a un mundo llamado Selva Profunda, y no era tan bueno pilotando como para aparcar bien con tanto árbol... Y menos desde la vez que acabé en Nunca Jamás.

Aterricé cerca de un río, para tener al menos un punto de referencia. Hacía un calor insoportable allí. ¿Por qué se había tenido que ir Atesaki a ese mundo a entrenar? Con un suspiro, saqué el teléfono móvil para volverlo a llamar.

A ver dónde está ahora...

[xXOrbOOkXx]

El día amaneció nublado. Era normal, todos los días eran nublados. Me estiré y puse los dos pies en el suelo. Hoy no tenía nada que hacer.

Y como soy un hombre que a veces cumple sus promesas, era hora de buscar al escurridizo hermano de Yerai.

Me lo tomé con calma, desayuné con ganas y me di una ducha, vi que mis ropas estaban ya un poco ajadas, pero no tenía más. Ya iría a comprar… otro día. Otro más soleado.

Miré en la biblioteca rápidamente sobre los distintos mundos para visitar, y encontré uno que me llamó la atención: Selva Profunda. Tal como su nombre indicaba, era una selva, plagada de árboles y eso. Jamás había visto una, y me moría de ganas.

Invoqué la armadura y mi glider y me dispuse a embarcar. No mucho tiempo después, lo avisté. Con cuidado de no ser visto, aterricé bajo la copa de un frondoso árbol.

Tenía que ir con pies de plomo.

[Saxor]

Accioné el botón de llamada y acerqué el teléfono a mi oído. Lo raro era que estaba tardando. ¿Estaría ya peleando? Así no habría manera de encontrarlo entre tanta selva.

¿Seguro que no te ha tomado el pelo?

Él nunca me tomaría el pelo... al menos de esta forma.

Tras sonar el contestador automático, tuve que resignarme a colgar. Tendría que esperar un po...

—¿Eh? ¡Ey, devuélveme eso!

¡Un chimpancé me acababa de robar el teléfono! No sabía si me había entendido, pero el maldito mono ahora estaba saltando de árbol en árbol mientras llevaba el teléfono en una de sus patas. No tardé en correr a perseguirlo. Estaba teniendo un día de perros.

[xXOrbOOkXx]

Maldita jungle. Estaba atrapado hasta los tobillos en un charco de barro, di gracias que no llevaba zapatos. Ya iba siendo hora de comprarme unos.

El calor tropical era abrasador, aunque los árboles tapaban algo el sol, parecía que me hubiera metido en un horno. Por esos momentos, no había visto ningún tipo de persona, sólo algunos pequeños animales que huían a mi paso. Suspiré, hastiado. A ver, podía encontrarme con arañas, serpientes,… Recordé aquel mundo con tantos animales, y éste no parecía diferirse tanto.

Pero lo que no me esperaba, fue oír un grito que venía de mi parte derecha.

—¿Eh? ¡Ey, devuélveme eso!

Extrañado, y librándome del barro, fui a ver de lo que se trataba.

[Saxor]

Entre que el chimpancé se encontraba en su entorno natural y que yo estaba nada más que sorteando obstáculos de maleza, el mono me sacaba cada vez más ventaja.

¿Cómo demonios consigo que lo suelte?

Al final, el mono se detuvo en una de las ramas, colgándose por la cola y jugueteando con el teléfono. Solo llevaba cinco minutos en ese mundo y ya me estaba hartando de él. Miré a mi alrededor, buscando alguna cosa que poder usar. Entonces me fijé en un árbol frutal con las ramas algo caídas. Desconocía el nombre de la fruta, pero quizás con ella pudiera conseguir un intercambio.

Sin perder un ojo del chimpancé, me acerqué al árbol. Aunque las ramas estaban algo bajas, no era lo suficiente para alcanzarlas... Pero no iba a perder el tiempo. Salté e hice un Doble Salto. Con un poco de ruido, conseguí pillar el fruto, y no me solté de la rama hasta que lo arranqué. He de decir que un par de frutos más se cayeron por la rama agitándose, pero no le presté atención.

—¿No quieres un delicioooso fruto?—Agité un poco el brazo. Por suerte, conseguí que me prestara atención. Se empezó a acercar llevado por la curiosidad.

Solo un poco más...

[xXOrbOOkXx]

Creí estar siguiendo una voz algo grave, como el susurro del terciopelo, y, tras un par de plantas, más barro e insectos; encontré a su propietario.

Me detuve detrás del tronco de un árbol y observé.

Estaba con la vista inmersa en una criatura, pequeña y llena de pelo (parecía ser un mono, de aquellos que llevaban las troupes ambulantes para hacer espectáculos); y parecía estar jugueteando con algo.

El chico, llevaba el pelo oscuro, era alto, y no quitaba la vista a aquel curioso animal, deduje que le había quitado algo; con lo que estaba jugando. Cuando saltó hacia las frutas de un árbol y le ofreció una, no sólo se confirmaron mis sospechas, sino que una duda me asaltó: nadie puede saltar tan alto. A no ser que tuviera magia. A no ser que fuera...

—¿No quieres un delicioooso fruto? —Agitó el fruto delante del mono, y éste se acercó.

Supuse que no sería un buen momento para interrumpir, pues el animal podría salir despavorido; pero, en lugar de lo que el chaval habría pensado, el mono cogió el fruto y volvió a su anterior posición para comérselo. No soltaba aquel objeto.

—Eso ha sido muy inteligente —le dije, saliendo de mi escondite y apoyándome contra el tronco—. Pero las criaturas de por aquí son mucho más listas de lo que parecen, forastero.

Estaba fingiendo que era parte del mundo porque… quizá colara. O quizá no. O quizá sólo eran paranoias mías.

[Saxor]

El mono estaba cada vez más cerca, mirando el fruto que balanceaba. Ya casi lo tenía... ahora solo tenía que soltar mi móvil para que pudiera coger el fruto... Pero el maldito chimpancé me lo arrancó de las manos y se largó aún con el teléfono.

—¡Me cago en...! ¡Maldito mono, como te pille te vas a enterar de lo que es-!

—Eso ha sido muy inteligente. Pero las criaturas de por aquí son mucho más listas de lo que parecen, forastero.

Me interrumpí cuando oí una voz a mis espaldas. ¿Realmente había vida humana en una selva como esa? Si cuando me dijo Atesaki que estaba allí me comentó que prácticamente no había nada más que fauna salvaje. Me giré para ver al que me llamó forastero. Era un chico algo mayor que yo, de piel ligeramente morena y vestido con ropa andrajosa. ¿Sería algún náufrago o algo por el estilo?

—Eh, bueno... Esperaba que al menos tuviera que soltarlo para coger el fruto, pero se ve que sus pies también los usa para colgarse... En menudo lío me he metido.—Suspiré, maldiciendo mi mala suerte. A ese ritmo, no habría manera de contactar con Ate...

Spoiler: Mostrar

Con un suceso tanto bueno como malo, una llamada entrante hizo asustar a pequeño chimpancé, que soltó el teléfono de la sorpresa. Por un lado, había logrado mi objetivo, pero por el otro... ¿Cómo reaccionaría esa persona a la llamada? Ni siquiera conocía el nivel de tecnología de aquel mundo, en el peor de los casos podía acusarme de brujería…

[xXOrbOOkXx]

Cuando me miró, lo hizo de forma inquisitiva, como si para él yo no debería estar allí. Como si creyera que no se iba a encontrar a nadie. Entonces lo vi, y la ligerísima sospecha que ocupaba mi mente se vio confirmada.

Su camisa tenía el símbolo de… Fruncí el ceño. Me sabía de memoria el símbolo de los Sincorazón, y aquel símbolo era casi el mismo pero al revés. Jamás lo había visto, pero me era muy familiar ¿habría leído algún libro con ese símbolo?

Sea como fuere, no podía ser una coincidencia. Aquel era un Caballero de la Llave Espada, nadie que yo conociera sabía la habilidad de Doble Salto y menos en lo que parecía un mundo tan rudimentario como ése. Y lo más inquietante… No conocía mucho a mis compañeros de Bastión Hueco, pero no me había cruzado con ese sujeto ni una sola vez y eso sólo significaba…

—Eh, bueno... Esperaba que al menos tuviera que soltarlo para coger el fruto, pero se ve que sus pies también los usa para colgarse... En menudo lío me he metido.—El chaval suspiró con desgana. Observé que tenía los ojos amarillos y unas curiosas gafas sobre la cabeza.

Y mis ojos se abrieron como platos cuando una música de lo más estridente ascendió del pequeño objeto que tenía cautivo el mono. Me erguí como si fuera una cuerda, a la vez que el animal lo soltaba. Me obligué a mantenerme sereno y a pensar con la cabeza fría.

Puede que me hubiera descubierto y aquello fuera un arma, o quizá fuera más magia o… o quizá fuera tecnología, como lo era la electricidad (bendita electricidad) o los ascensores de Bastión Hueco. No lo sabía, y me moria por averiguarlo.

— ¿Qué…? —hice un gesto con la barbilla hacia eso — ¿Qué es eso?

[Saxor]

El que me había “pillado infraganti” señaló con la barbilla al origen del tono de llamada, con cara de curiosidad. Gracias a la gran cantidad de plantas, el teléfono estaba en perfectas condiciones enredado entre las hojas. Y el tono seguía sonando sin cesar... Era propio de él, seguramente estaría llamando y rellamando hasta que contestara.

—Eh... Es...

¡Ja, la cagaste!

Debía de ocurrírseme algo... Y rápido. ¿Qué podía sonar con una música así en cualquier época? Como no fuera una caja de música... Pero no, estaba echando lucecitas y mostrando la cara de Atesaki en la “llamada entrante”. Me sería completamente imposible inventarme una excusa. Al final, me decidí por ser sincero, aunque explicándolo de manera más simplificada.

—Es un... objeto, que me permite comunicarme a distancia con otra persona.

Rápidamente me acerqué al teléfono para cogerlo, y le di a colgar. Pero poco sirvió, ya que el teléfono volvió a recibir una llamada suya dos segundos más tarde. ¡Maldita sea, qué pesado!

—...Y como no conteste no me va a dejar en paz.—dije con un último suspiro.

[xXOrbOOkXx]

—Eh... Es...

Pareció dudar un momento. El aparato seguía sonando sobre las plantas en que había caído. Me fui acercando muy despacio, con la mirada desconfiada.

Quizá fuera una caja de música, pero una caja de música no produce ese sonido. Así que me decanté por que fuera tecnología o magia y, estaba claro que aquel era de Tierra de Partida. Por el momento no diría nada, no quería una pelea.

—Es un... objeto, que me permite comunicarme a distancia con otra persona.

Se acercó rápidamente a la pequeña caja y apretó sobre ella. Dejó de sonar, pero justo cuando iba a preguntar de nuevo, volvió a emitir el sonido. Fruncí el ceño. La única forma de comunicarme a distancia era por correo, y tenía tantas faltas de ortografía (ahora menos gracias al acceso a la biblioteca) que leer una de mis cartas sería un suplicio.

—...Y como no conteste no me va a dejar en paz.—dijo suspirando de nuevo.

Entonces al otro lado de aquel objeto había alguien. Alguien esperando por hablar con él. Carraspeé.

— Entonces… habla con él —le insté, señalando al objeto—. Parece… que está esperando.

Qué raro era todo. Yo, en medio de una jungla desconocida junto a un Aprendiz, y quién sabía si Maestro de la Llave-Espada de Tierra de partida y una caja emitiendo música. Se merece una canción, sin duda.

[Saxor]

El chico parecía receloso ante el teléfono. Directamente, la había fastidiado. Tenía que llamar Atesaki a estas alturas, y no contestar cuando le llamé...

— Entonces… habla con él. Parece… que está esperando.—comentó mientras señalaba el móvil. Asintiendo con algo de desgana, pulsé en “aceptar”, y me acerqué el teléfono a mi oreja, dándome la vuelta.

— ¡Ajá! ¡Sabía que podías contestar! ¿Qué demonios estás haciendo? Me estoy quedando con todos para mí solo, cuando llegues no va a quedar ni un solo Primate Z en todo el mundo.

—¿No será Primate Y?—comenté, algo extrañado. Sin embargo, pronto sacudí la cabeza... Tenía que centrarme—De todas formas, ¿para qué llamas con tanto ahínco? Por tu culpa un autóctono ha descubierto el teléfono.— Susurré esa última parte.

— ¿Y a mí qué me cuentas? ¡Haberlo puesto en silencio! En fin, estoy cerca de un lago de hipopótamos, río abajo. ¿Sabes cómo llegar?

—La verdad es que no... aunque ya le preguntaré al chico este.—Se me ocurrió de repente. Ya que me había encontrado con un nativo, me sería más difícil perderme allí.

—Pues date prisa. Que ya me estoy cansando de cargarme monos.

Entonces colgó. Aliviado de ahora supiera dónde estaba (más o menos) y que el que me había descubierto podía saber dónde era, mi suerte parecía estar cambiando a mejor.

—Eh... ¿Sabes dónde se encuentra un lago de hipopótamos? Mi amigo está por allí.

[xXOrbOOkXx]

Aquella cosa pareció hablar en cuanto pulsó de nuevo y se lo llevó al oído. También se giró, susurrando sus respuestas. Fruncí el ceño de nuevo y me apoyé sobre un tronco; odiaba no saber lo que tramaba.
Tras una corta conversación que no me digné a intentar escuchar, el chico se dirigió hacia mí.

—Eh... ¿Sabes dónde se encuentra un lago de hipopótamos? Mi amigo está por allí.

Me inventé un teatro rápidamente. Fingí nerviosismo y miré de un lado a otro, lo más tieso que pude. Si hubiera podido sudar adrede, lo habría hecho. Menos mal que era un actor… más o menos bueno.

— Verás, me he escapado de una tribu vecina —le expliqué, señalando justo al camino contrario—. He caminado durante varios días, y no conozco la zona —sonreí de medio lado, nervioso, llevándome una mano a la nuca—. Lo cierto es que estaba algo perdido. Y no, antes de que lo preguntes; el último atisbo de agua que vi fue en un pozo hace como medio día.

>>Pero tampoco deberías rondar por esos lugares. Los hipopótamos son muy peligrosos.

Con un poco de suerte, colaría… ¿Qué demonios era un hipopótamo? Tenía nombre de ser algo peligroso.

[Saxor]

En cuanto pregunté, el chico cambió su expresión de forma muy drástica. Miró a ambos lados, y me confesó algo que no me esperaba.

— Verás, me he escapado de una tribu vecina. He caminado durante varios días, y no conozco la zona —se llevó la mano a la nuca. Había algo que...—. Lo cierto es que estaba algo perdido. Y no, antes de que lo preguntes; el último atisbo de agua que vi fue en un pozo hace como medio día.

Sus confesiones eran un tanto... raras. No en su comportamiento, sino por el contexto. Me llevé la mano a la barbilla, mirando al chico de arriba a abajo.

>>Pero tampoco deberías rondar por esos lugares. Los hipopótamos son muy peligrosos.

—No era exactamente allí, era cerca, pero... —por fin abrí la boca para revelar mis dudas—¿Esas son ropas de tribu?... —comenté, señalando sobre todo el cinturón.

Un mundo de habitantes tribales no sería extraño, pero si realmente ese cinturón fuese suyo, sería de algún “conquistador” o algo por el estilo. También estaba el detalle...

—Además, me dijeron que esta selva estaba... Casi deshabitada.

Le miré con ojos inquisitivos, preguntándome si debería invocar un arma o no. Quizás estuviera solo mintiendo y realmente fuera un náufrago, pero... Podía ser cualquier otra cosa.

[xXOrbOOkXx]

—No era exactamente allí, era cerca, pero... —Y después, mi fachada se vino abajo — ¿Esas son ropas de tribu?... —señaló el cinturón que llevaba.

Era muy inteligente, lo admito. Estaba desentrenado, me di cuenta. La excusa no había resultado el efecto necesario; pero tenía un As en la manga y no iba a desaprovecharlo; a fin de cuentas, yo sabía perfectamente quién era…

—Además, me dijeron que esta selva estaba... Casi deshabitada.

Aquello último vino con una pizca de tono inquisitivo. Me llevé las manos a los costados y hablé como si lo hubiera entendido todo:

—Vaya, así que tú eres un cazador —le señalé—. Hace tiempo vinieron un par, diciendo justo lo mismo que tú… Que si sabían información sobre estos lares, que si llevaban cosas extrañas como esa caja… Y bueno —me estiré del cinturón y de las ropas—, se dejaron un par de cosas por aquí…

Sonreí de forma pícara. Con un gesto en mi cuello, le di a entender que dichos sujetos no salieron muy bien parados.

—Digamos que se toparon con un tigre de sopetón —señalé hacia los rasguños de mi ropa —. Y aquí nada se desaprovecha.

Me lo había jugado todo, y era una apuesta muy arriesgada.

[Saxor]

El “miembro de la tribu” cambió su expresión, como si ya le hubiera pasado antes y hubiera comprendido lo que estaba ocurriendo. He de reconocerlo, si realmente estaba improvisando, improvisaba bien.

—Vaya, así que tú eres un cazador. Hace tiempo vinieron un par, diciendo justo lo mismo que tú… Que si sabían información sobre estos lares, que si llevaban cosas extrañas como esa caja… Y bueno, se dejaron un par de cosas por aquí…

—Entiendo...

—Digamos que se toparon con un tigre de sopetón. Y aquí nada se desaprovecha.

—¿Y dices que esas ropas las llevaban los cazadores?—pregunté, al ver que señalaba a los rasgones de lo que llevaba puesto—Porque están en “bastantes buenas” condiciones para haberlas llevado mientras los devoraban. Y en el milagroso caso de que quedara una buena camisa después de que el tigre le ventilara la carne que había tras ella... Te habrá costado muucho lavarlas... en un pozo.

Cada vez sospechaba más que no era... menos forastero que yo.