[Evento Global] El Esclavo del Olvido

Nunca olvidarás que tomaste parte en alguno de estos jolgorios. Kazuki tampoco.

Moderadores: Suzume Mizuno, Denna, Astro, Sombra

[Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Sombra » Vie Feb 13, 2015 2:07 am

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Aquella prometía ser una noche como cualquier otra en Tierra de Partida. Hacía tiempo que había pasado la medianoche y todos los aprendices, exhaustos después de un duro día de entrenamiento, descansaban en sus estancias, por lo que todas las luces estaban apagadas. Se podían escuchar a los grillos en los jardines, el suave suspiro del viento y algún que otro chapoteo del lago, donde dormitaba Leviatán. Las luciérnagas revoloteaban entre la hierba. El cielo estaba despejado y las estrellas, que parecían diamantes, dejaban caer su luz sobre las titánicas cadenas que unían las cumbres de las montañas con el castillo.

Parecía una noche como otra cualquiera.

¿Verdad?

Una diminuta sombra surgió del suelo cerca de los aros de los postes de entrenamiento. Sus ojos amarillos se clavaron en el imponente castillo blanco y dorado que se alzaba con majestuosidad en la distancia. Junto a aquel sincorazón surgieron otros dos más. Se inclinaron los unos sobre los otros, como si pudiesen comunicarse con rápidas miradas. Después, las criaturas se fundieron con el suelo y avanzaron en dirección a aquel lugar que tanto llamaba su atención… Lentos pero seguros.

Por el camino surgieron más y más… Reuniéndose en una horda que aumentaba lentamente en número.

Y liderándolos… Estaba él.

***


Ronin se asomaba desde la ventana de su dormitorio y examinaba los alrededores del castillo. Estaba tenso, con la mandíbula firmemente cerrada y los puños apretados. Algo iba mal… Pero no sabía el qué. Desde que había caído la noche estaba inquieto y no podía dejar de vigilar los jardines y las cadenas. Pero, por más que observaba, no encontraba nada, a pesar de que sentía que estaba ahí fuera, se le escapaba de entre los dedos y la situación era tan desquiciante que estaba a punto de volverle loco.

Se acabó —sentenció, sacando de sus prendas un dispositivo de comunicación.

Prefería asegurarse a tener que arrepentirse. Buscó el número de Mog y pulsó la tecla de llamada. No dio tiempo al somnoliento moguri para protestar por las horas:

Mog, soy Ronin. Necesito que tus moguris reúnan ahora a los Maestros en la sala del trono. Es urgente.

***


La sala del trono de Tierra de Partida permanecía sumida en un sepulcral silencio. Ronin, con rostro pétreo, observó a los Maestros y a Mog desde su trono. Todos parecían inquietos, incómodos, y no molestos como sería normal. Comprendió que les sucedía lo mismo que a él.

Tras unos momentos, Ronin se puso en pie.

¿Alguno sabe qué es? —preguntó sin rodeos.

Yo eh… —Kazuki levantó su mano para hablar—. Creo que sentí algo raro… Parecía como si “algo” se apagase, pero no lo entiendo bien.

Ronin asintió con lentitud.

¡Nosotras también! ¡Ni siquiera he podido comer mi jamón de jazmín de lo molesto que es! —Exclamó Yami también dando pequeños saltitos en el sitio.

Entonces no soy la única… —Lyn hizo una mueca de desagrado.

Akio y Rebecca se observaron entre sí antes de que ella dijera:

N-nosotros también.

Bien, en ese caso… —Respiró hondo—. Despertaremos a todos los...

No hizo falta dar ninguna orden.

Él se ocupó de ello.

***


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Un sonido metálico resonó como un trueno en mitad de la noche, arrancando a los aprendices del reino de Morfeo. Durante unos instantes no hubo nada más excepto un silencio ensordecedor, como si toda Tierra de Partida, incluyendo los insectos, contuviera el aliento con el corazón en un puño. Y, entonces volvió a sonar una vez más. Y otra, y otra vez.

Al principio, si se asomaban por la ventana, no distinguirían nada a excepción de los árboles de los jardines, las figuras recortadas por la pálida luz de las estrellas y la luna…

Pero, con un nuevo gemido, captarían el movimiento de una de las pesadas cadenas. Se balanceaba y tensaba en el aire. Y, tras ella…

Una silueta humanoide, de al menos treinta metros de altura de ojos amarillos y cuernos que surgían de su cráneo, similares a los de un toro. Sus movimientos eran lentos, pesados, pero potentes. Sus inmensos brazos se cerraban en torno a la cadena con firmeza, con una decisión que les pondría los pelos de punta.

Y, en medio de su pecho, resaltaba un símbolo.

El de un Sincorazón.

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Sin duda, todos los habitantes de Tierra de Partida eran conscientes de lo que significaban aquellas cadenas. Formaban parte de su estampa diaria, eran elementos cotidianos en los que no se habrían fijado a menudo. Pero eran las que impedían que su mundo se viera atacado por los Sincorazón.

Y ahora, uno de ellos estaba intentando destruirla.

Y no estaba solo. Alrededor de sus piernas borboteaban y se arrastraban innumerables Sincorazón, la mayoría de ellos purasangre. Parecían incapaces de avanzar más allá de la gran cadena, pero se agolpaban contra ella con avidez, pisándose unos a otros, deseosos de entrar.

El monstruo volvió a tirar con fuerza de la cadena. El gemido de la misma se vio acompañado por diversos chasquidos. Si se fijaban bien, verían que ya había unas cuantas grietas, que a cada sacudida se ampliaban y devoraban los eslabones, de forma literal, ya que de ellas humeaba oscuridad.

Se desató el caos y el castillo entero despertó.

¡Nos atacan, kupó! —exclamaban de pronto los moguri, recorriendo los pasillos a toda velocidad, golpeando las puertas con fuerza para despertar a los aprendices—. ¡Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó!

***


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Los Maestros formaban delante de los tronos, con gestos tensos, agobiados. Todos portaban sus Llave Espada. No contestaron a las preguntas, ni tampoco se movieron: sus ojos recorrían, nerviosos, la multitud, contando a los alumnos y esperando a que la sala estuviera llena.

¡Aprendices de Tierra de Partida! —gritó al fin Ronin, acallándolos. Su voz resonó en las paredes del gran salón. Durante un momento, pudieron escuchar con asombrosa claridad el rechinar de las cadenas y supieron que se les acababa el tiempo—. Nuestras defensas están a punto de ser penetradas. ¡Antes de que digáis nada, no sabemos si los causantes son los miembros de Bastión Hueco! Pero… Si los veis…—Intercambió una mirada con los Maestros. Lyn gruñó y apartó la vista. Kazuki asintió y los demás imitaron el gesto, pero con más reticencia. Ronin aspiró una bocanada de aire y dijo con severidad—: Acabad con ellos.

Bien, eh… —Kazuki dio un paso al frente tomándole la palabra al tuerto—. Ahora nos organizaremos en grupos de cinco, todos con un líder para...

No pudo continuar. Un sentimiento indescriptible, aterrador, los atenazó a todos. El silencio planeó sobre el Salón del Trono, poniéndoles la carne de gallina, susurrando en sus oídos, como la calma antes de la tormenta.

Lyn, que fue la primera en reaccionar. Atravesó la estancia a la carrera hasta la cristalera que había cerca de la entrada.

Sus ojos se abrieron como platos y se giró con brusquedad, rugiendo:

¡Al suelo!

El muro reventó y un rayo de oscuridad cruzó la sala, con tanta potencia que sacudió los cimientos del salón. Las cristaleras se quebraron y estallaron, cubriéndolos de afilados fragmentos de cristal y los oídos de los presentes estuvieron a punto de reventar.

Cuando la oscuridad se disolvió, dejando a su paso una desagradable neblina, vieron un agujero de más de cuatro metros de diámetro en un lado del muro… Y otro justo detrás de los tronos.

La luz de la luna entraba por el primero de ellos, suave, incitante. Y, tras su velo, se abría una panorámica escalofriante.

El Sincorazón los observaba. Sostenía la cadena, completamente oxidada, entre sus manos. Los Maestros, inmóviles, contemplaban la escena en vilo. Lyn abrazaba a una aterrorizada Rebecca, que musitaba por lo bajo sin parar. Akio temblaba como un flan y hasta Yami parecía muy preocupada. Ronin clavaba su ojo en el monstruo, con los labios convertidos en una fina línea blanca.

El monstruo esperó, como si quisiera asegurarse de que todos estaban contemplando el espectáculo.

Entonces, dio un último tirón… Y la cadena se quebró.

***


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Toc, toc, toc.

¡Abre la puerta, kupó! —llamaba un pequeño moguri a los aprendices en mitad de la noche—. ¡El ilustrísimo Maestro Ryota solicita que acudas de inmediato a la sala del trono, kupó! ¡Sin excepciones, kupó!

Todos los aprendices del Bastión uno por uno fueron despertados de aquella manera (excepto a Adam a quien, después de llamar a la puerta, le dejaron una carta)

***


La Sala del Trono generaba una sensación escalofriante más intensa que de costumbre. Las paredes apagadas, las escasas luces que iluminaban aquella réplica en el centro de la sala del trono de la destruida Vergel Radiante y por supuesto, los tronos que presidían aquella lúgubre estancia, todo contribuía a intensificar esa sensación. Probablemente también ayudaba el hecho de que todos los Maestros se hubieran reunido.

Ryota se sentaba en el trono, pálido y cansado, pero serio y meditabundo. Nanashi se encontraba a su lado, con una mirada tan fría que cortaba con sólo rozarla. Ariasu y Shinju, por contraste sonreían, excitadas.

La Maestra Shinju dio dos pasos al frente atrayendo todas las miradas.

Damas y caballeros… —Contempló a todos los aprendices que se habían reunido en la sala del trono de Bastión Hueco y les dedicó una sonrisa retorcida—. Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

La recién nombrada Maestra amplió su sonrisa mientras contemplaba las reacciones de los aprendices. Su mirada se clavó, insidiosa, en aquellos que habían abandonado Tierra de Partida.

Ryota se levantó de su asiento y alzó una mano para llamar la atención de los aprendices.

Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida. Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas. No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón. Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo.

Ryota hizo un gesto.

Chihiro —llamó.

Se escucharon unos pasos firmes. Una mujer de largo y liso cabello plateado, ojos rojos y un cuidado y ostentoso uniforme militar emergió de las sombras y se detuvo unos instantes para analizar a los allí presentes. Sus ojos se clavaron en especial en Alec y Saito permitiéndose incluso sonreír antes de continuar su tranquila marcha.

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¡Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida. —La mujer se mantuvo en silencio unos instantes para que los aprendices asimilasen la información—. Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. —Chihiro se abría paso entre los aprendices con tranquilidad, completamente dueña de la situación—. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó. —Realizó una pausa y una mueca de incomodidad le cruzó el rostro. Sin embargo, fue una visión tan fugaz que más bien pareció que se lo habían imaginado, porque continuó hablando como si no hubiera pasado nada—: Es el momento para desvelar lo que oculta ese lugar y, por supuesto, desentrañar la magia que ha permitido que Tierra de Partida resistiese al ataque los sincorazón durante tanto tiempo. Antes de que se hunda en la oscuridad —añadió con una desagradable sonrisa.

Nanashi le dirigió una mirada indescifrable, de la que Chihiro no pareció percatarse o quizás prefirió no prestarle atención.

Ya habéis oído —dijo Ryota—. Tierra de Partida va a ser destruida. Es nuestra oportunidad. Hemos de aprovechar el caos y el desconcierto del ataque para obtener el secreto de sus defensas. Eso significa, claro, que hemos de infiltrarnos... Y no perder tiempo peleando contra nadie.

Al fin y al cabo, están condenados —comentó Diana con una sonrisilla a la que también se sumó Alexis—. A menos que intenten mataros, claro. Entonces deberíais defenderos. La gente desesperada puede resultar… Problemática, cuanto menos.

Los Maestros observaron a los aprendices, esperando su reacción.

¿Alguna pregunta antes de partir? —Los cansados ojos del líder de Bastión Hueco se pasearon sobre todos los presentes.

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Fecha límite: Lunes 16 a las 00:00

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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Darkness Seeker » Vie Feb 13, 2015 12:12 pm

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...EL DESTINO TE AGUARDA...


¿Que estaba pasando? Era lo único en lo que podía pensar mientras comenzaba a correr a través de un pasillo de infinitas dimensiones, perseguida por una ola de pura oscuridad

...LA LUZ SUCUMBIRÁ...


Poco a poco, de aquella oscuridad que me seguía comenzaron a parecer criaturas que ya conocía demasiado bien. Sincorazones. Pero no sincorazones cualesquiera, se trataban de formas mejoradas, más rápidas... y letales...

...LA OSCURIDAD ANSÍA TU LLEGADA...


El pasillo había acabado allí mismo, pues una pared apareció de la nada frente a mí. La golpeé con los puños e incluso con la llave espada. Nada servía, estaba atrapado, y la oscuridad ya estaba allí para devorarme.

...EL FIN SE ACERCA, ELEGIDO...


...Y MUY PRONTO TODOS CAERÁN...


+ + +


Comencé a respirar aliviado tras aquella visión. No era más que una pesadilla... una maldita y condenadora pesadilla. No pude evitar apoyarme en la pared, con el ventanal a mi espalda. Aquellas pesadillas acabarían acabando conmigo, una noche tras otra, tras otra, tras otra...

De pronto, un crujir metálico me despertó de mis pensamientos. No era un sonido de una simple espada cayendo o alguna moneda, no. Era un sonido tan fuerte que seguramente se había oído en toda Tierra de Partida. Fue entonces cuando miré por el ventanal, esperando encontrar una respuesta. Pero lo que encontré era una declaración de lo que me habían dicho las pesadillas.

Dios... Santo...

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Un enorme sincorazón, uno como el que no había visto jamás, había comenzado a tirar de una de las cadenas principales que sostenían Tierra de Partida a este mundo. Y poco a poco, a partir de las innumerables rajas que la criatura comenzaba a provocar en la cadena y de su propio cuerpo, comenzaron a aparecer miles de ojos ámbar, símbolo incuestionable de los sincorazón.

—¡Nos atacan, kupó! —Oí tras mi puerta—. ¡Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó!

Temeroso de lo que pudiera estar sucediendo, no tardé ni medio minuto en coger todo y bajar a toda prisa al Salón del Trono. ¡¿Qué estaba pasando?!

No puede ser... ¡No puede ser real!—Mi mente quería pensar eso, pero mi corazón me decía lo contrario. Estábamos siendo atacados por los sincorazón.

Poco a poco todos los aprendices quedamos reunidos en el Salón del Trono, y no podíamos parar de hablar y chillar entre todos. Era el Caos materializado, el miedo más puro y peligroso de todos.


¡Aprendices de Tierra de Partida! —gritó el Maestro de Maestros haciendo que todos dejaran sus dudas y prestaran atención—. Nuestras defensas están a punto de ser penetradas. ¡Antes de que digáis nada, no sabemos si los causantes son los miembros de Bastión Hueco! Pero… Si los veis…

En ese momento todos esperaron la repuesta de Ronin, que con dificultad dijo:

Acabad con ellos.

Bien, eh… Ahora nos organizaremos en grupos de cinco, todos con un líder para...

En ese instante, un frío gélido como el hielo se apoderó de todos nosotros. El silencio fue abrumador, y no sabíamos que iba a ocurrir a continuación. Lyn, casi movida por su instinto animal, se acercó al ventanal, tras lo cuál nos gritó:

¡Al suelo!

Casi sin tiempo a reaccionar, toda la sala tembló ante un impacto mágico. Los ventanales se rompieron al instante mientras la oscuridad y el miedo comenzaban a rezumar entre todos nosotros. Los pequeños cristales rebotaban sobre nosotros, cayendo al suelo en el mejor de los casos. Las piernas me temblaban, y me fue necesario agarrarme al suelo, deseando que todo esto fuera otra pesadilla de la que despertar. Más allá del agujero, estaba él: Con cuernos de cordero, la inigualable figura nos miró durante unos segundos para luego tirar de la cadena...

Hasta que se rompió.


Es... imposible...
LET YOUR HEART SURRENDER BY THE DARKNESS¡

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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Tidus Cloud » Vie Feb 13, 2015 7:06 pm

¿Q-qué pasa? —musitó Bavol todavía un tanto aturdido.

Un extraño sonido metálico le había despertado de su sueño. En un principio, pensó que se trataba de algún Aprendiz que la había liado o quizás de cualquier clase de entrenamiento nocturno que se les hubiera ocurrido a los Maestros; sin embargo, aquel ruido comenzó a repetirse una y otra vez.

Inquieto por lo que pudiera estar sucediendo, se levantó rápidamente de la cama y se vistió con sus ropas habituales para salir a ver lo que ocurría. Mientras se abrochaba los botones de la camisa, decidió echar un vistazo por la ventana. En principio, no había nada fuera de lo normal hasta que de pronto escuchó un inusual gemido que le heló la sangre.

Asomó su cuerpo por la ventana y soltó un chillido de terror cuando contempló qué es lo que estaba provocando todos aquellos ruidos. Se trataba de un enorme sincorazón con dos grandes cuernos tirando de las cadenas del castillo con sus gigantescos brazos. Y lo peor es que no estaba solo, sino que había una masa de sincorazón que se arremolinaban entre las piernas de su líder.

Cuando Bavol observó que con un nuevo tirón del sincorazón la cadena empezaba a agrietarse, el pequeño gitano, apoderado por el miedo, se lanzó corriendo hacia los pasillos como si tratara de huir de aquella amenaza.

¡Nos atacan, kupó! Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó! —gritaban los moguris por el pasillo para advertir al resto de Aprendices.

Era una situación crítica, así que tenían que actuar con rapidez si querían evitar que aquel monstruo destruyera por completo las cadenas que protegían el castillo de los sincorazón. No lo dudo más y corrió lo más rápido que pudo hacia la Sala del Trono.

***

Bavol permaneció en silencio entre la multitud de Aprendices que esperaban a que los Maestros, sentados en sus tronos, decidieran explicar lo que estaba sucediendo o al menos dar instrucciones para saber cómo actuar. Si alguien se le acercaba y le hablaba, no le contestaría, simplemente le miraría de reojo y después volvería a centrarse en Ronin. Su corazón estaba a punto de salírsele por el pecho a causa del miedo y de los nervios. No tenía ni siquiera ganas de hablar, no hasta que aquel problema se resolviese.

¡Aprendices de Tierra de Partida! —Finalmente su Maestro había decidido comenzar a hablar—. Nuestras defensas están a punto de ser penetradas. ¡Antes de que digáis nada, no sabemos si los causantes son los miembros de Bastión Hueco! Pero… Si los veis… Acabad con ellos.

Bien, eh…Ahora nos organizaremos en grupos de cinco, todos con un líder para...

Entonces, pudo sentir que algo malo se avecinaba en aquel momento. La Maestra Lyn fue la primera en reaccionar en medio de aquel clima de terror:

¡Al suelo!

El gitano se tiró al suelo siguiendo la orden de Lyn a la vez que un rayo de oscuridad atravesaba la sala provocando que toda la sala retumbara y los cristales salieran disparados. Aún sin levantarse, contempló cómo a través de los agujeros, que se habían formado a causa del ataque, el enorme sincorazón les observaba con la cadena entre sus manos.

Dirigió una mirada asustada hacia los Maestros en busca de algo que le hiciera sentirse seguro, pero en sus rostros también estaba pintado el horror, ellos también estaban asustados. Muerto de miedo, contempló cómo el final de Tierra de Partida llegaba con las manos sobre el corazón.

Finalmente, el sincorazón había roto la cadena.
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Reimeow » Vie Feb 13, 2015 8:19 pm

Era de noche, como siempre estaría dando vueltas en la cama intentando dormir…pero hoy era diferente, simplemente me encontraba tumbada boca arriba mirando el techo.
Llevaba ya..semanas o meses quizás en Bastión Hueco, no tenía mucha noción del tiempo, pero de lo que estaba segura es que ya llevaba tiempo y aún no había socializado lo suficiente con los aprendices de aquel lugar. Solo aprendices con los que iba en misiones…me sentía sola.

No es algo nuevo para ti.

Coloqué mi brazo tapándome los ojos, e intenté conciliar el sueño, pero por lo que se ve…no iba a ser así…

Toc,toc,toc.

Quité el brazo mirando de reojo la puerta, ¿estaría ya delirando de la falta de sueño?.

-¡Abre la puerta, kupó!

Me levanté rápidamente de la cama a abrirle al moguri, pero, ¿qué hacía a estas horas?.

-¡El ilustrísimo Maestro Ryota solicita que acudas de inmediato a la sala del trono, kupó! ¡Sin excepciones, kupó!

¿El Maestro Ryota?

El moguri después de avisarme se fue a la siguiente puerta.

Había escuchado durante lo que llevaba en Bastión Hueco que se encontraba indisponible por algún percance que tuvo. Algo había tenido que pasar para que nos llamaran.

Cerré la puerta y me vestí para dirigirme a la sala del trono.

***


Había seguido a algunos aprendices para llegar allí, ya que, a pesar de llevar bastante tiempo allí, aún no conseguía manejarme por aquel castillo.

Nada más llegar a la Sala del Trono un escalofrío recorrió toda mi espalda, estaban todos los Maestros, a la única que conocía bien era a mi Maestra, Ariasu, que se encontraba sonriendo junto a otra Maestra, mientras los demás mantenían el semblante serio.
A pesar de la poca iluminación que aportaba la sala, pude reconocer a algunos aprendices con los que había compartido misiones, pero en vez de acercarme preferí quedarme atrás y no estorbar.

La Maestra que sonría junto a Ariasu dio unos pasos al frente, dispuesta a hablar.

-Damas y caballeros…-nos contempló y nos dedicó una sonrisa retorcida.-Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

Amplió su sonrisa, parecía alegrarle la desgracia de Tierra de Partida. Bueno era normal, es el bando contrario…pero, ¿no había también aprendices como aquí? ¿Por qué había que odiarlos tanto?.

Bah, es el bando contrario, fin.

De repente, uno de los Maestros se levantó alzando una mano para llamar la atención, era él que tenía peor pinta, como cansado, ¿sería Ryota?.

-Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida. Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas, No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón.

Tsk..deberíamos tener uno aquí también, ya que estamos.

-Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo.

El Maestro hizo un gesto y seguidamente llamó a alguien.

-Chihiro.

¿Chihiro?. Había oído alguna que otra cosa sobre ella, pero no le había dado mucha importancia, ya que creía que era una información innecesaria.
En ese instante una mujer vestida con un uniforme militar salió de las sombras.

¿Cuánto hacía que estaba allí?.

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Arqueé una ceja, tenía un cabello plateado largo y liso, y unos ojos rojos que nos observaban a cada uno parando su marcha, y sonrió a unos aprendices, no alcancé a ver bien a quiénes, aunque uno de ellos me sonaba. Después de eso continuó su marcha.

-Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida.

Un miedo comenzó a comerme por dentro. Si queríamos descubrir eso, significaba que íbamos a ir a Tierra de Partida, lo que quiere decir, a la boca del lobo.

-Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó.-Realizó una pausa y un gesto que no conseguí ver, por lo que supusé que lo había imaginado por la falta de sueño o por el nerviosismo que estaba comenzando a formarse en mí.- Es el momento para desvelar lo que oculta ese lugar y desentrañar la magia que ha permitido que Tierra de Partida resistiese al ataque sincorazón durante tanto tiempo. Antes de que se hunda en la oscuridad–finalizó con una sonrisa que no calmó para nada mis nervios.

En mi interior se había formado una mezcla de miedo y nerviosismo que no me estaban ayudando, mientras que por fuera permanecía fría, tenía que tranquilizarme, de nada me servía el ponerme nerviosa, así solo empeoraría mi situación. El Maestro Ryota había comenzado a hablar otra vez pero solo alcancé a escuchar, con mis nervios, que no teníamos que perder el tiempo peleando contra nadie.

Significaba que efectivamente, nos íbamos a infiltrar entre todo el caos.

-Al fin y al cabo, están condenados.–Comentó una mujer a la que no reconocí.-A menos que intenten mataros, claro. Entonces deberíais defenderos. La gente desesperada puede resultar…Problemática, cuanto menos.

Los nervios y el miedo se estaban apoderando cada vez más de mí, ¿estaba preparada para aquello?. Rápidamente me cogí mi mano derecha con fuerza y con el pulgar de la izquierda comencé a masajearme la palma tras mi espalda para relajarme y que nadie se fijara en mí.

-¿Alguna pregunta antes de partir?–dijo el Maestro Ryota.

Demasiadas preguntas recorrieron mi mente cómo para contarlas, se me había colapsado la mente del miedo, pero no un miedo normal, como alguien tendría a una araña, si no un miedo frío que se agarraba al corazón encogiéndolo, el miedo a morir.

Aún masajeándome con fuerza la palma, mantuve el semblante frío mientras miraba a los Maestros.

-¿Nos acompañarán algunos Maestros? Si es así, ¿quiénes? –pregunté secamente.
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Light » Sab Feb 14, 2015 4:50 pm

La noche transcurría con completa normalidad de momento. Light se encontraba en su habitación, durmiendo tranquilamente y dejando descansar su cuerpo tras los intensivos entrenamientos.

No le costó en absoluto conciliar el sueño porque cayó rendido sobre su cama. De no ser por cierto acontecimiento que interrumpió su descanso, hubiera dormido de un tirón.

Un sonido metálico y estridente que provenía del exterior provocó que abriera los ojos de par en par, con el pulso acelerado (se había llevado un buen susto, no podía negarlo). Al principio no movió ni un solo músculo, sino que permaneció petrificado sobre la cama, pasmado.

El fuerte ruido se seguía escuchando y aun así era incapaz de identificar su origen. No le quedaba otra que averiguarlo de inmediato. Abandonó la cama y se asomó inmediatamente por la ventana, dispuesto a encontrar la razón de aquellos sonidos que le estaban atormentando.

Tardó algunos segundos en descubrirla. Primero, se percató de que el ruido procedía de las cadenas que hasta ese día habían unido el castillo con las montañas. Después, agudizó la vista y localizó a la criatura cornuda que tiraba de éstas: un monstruo oscuro de lo más intimidante.

¿¡Qué coño es eso!? —pronunció sobresaltado, con el rostro pálido.

Obviamente era un Sincorazón, su emblema lo indicaba. Pero… era demasiado grande y espeluznante. Y no estaba solo: otros devoradores de corazones más pequeños le acompañaban.

Meneó la cabeza como si negara. No podía ser verdad. Al principio creyó con toda seguridad que se trataba de una de sus comunes pesadillas: era imposible que los Sincorazón estuvieran atacando Tierra de Partida, ninguno lo había conseguido hasta la fecha gracias a la protección del castillo.

Protección que en aquellos momentos estaba siendo destruida por esa criatura infernal, no era casualidad. A este paso rompería una de las cadenas.

¡Nos atacan, kupó! —avisaban los moguri—. ¡Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó!

No hacía falta que le advirtieran: que Tierra de Partida estaba en peligro era obvio. Tenía que vestirse y prepararse para la batalla contra aquellos Sincorazón; alguien tendría que echarlos de allí, ¿verdad? Aunque la idea de enfrentarse a aquel monstruo de gran tamaño le daba pánico; le entraba un tembleque en las piernas con solo imaginarlo.

Una vez estuviera listo, Light saldría escopetado hacia la Sala del Trono.

***


Cuando el aprendiz llegó al lugar, todos los Maestros se encontraban ya allí, nerviosos y con llave en mano. Consciente de que su mundo ahora no era seguro y tocaba defenderlo, Light les imitó y materializó su propia Llave Espada.

Pasó al lado de Bavol y le saludó. El niño no le respondió: parecía estar en shock a causa del ataque Sincorazón.

Acto seguido localizaría a Hana. Se alejó del pequeño Portador y se acercaría a la nativa de Port Royal.

Eh, bonito pijama. —Se mostró bastante relajado porque no le resultaba una novedad que atacaran Tierra de Partida. También estaba acostumbrado a aquellas situaciones tan tensas por sus experiencias pasadas, como la que vivió por culpa de cierto envenenamiento ficticio. Antes de interrogar a la chica, se tapó la boca con la mano para disimular un bostezo—. ¿Has visto al Sincorazón gigante? Si nos toca luchar contra esa cosa nos va a destrozar —comentó con rotunda seguridad—. Me pregunto si los Villanos Finales o Bastión Hueco están relacionados con este ataque…

El líder de los Maestros interrumpió su conversación tarde o temprano.

¡Aprendices de Tierra de Partida! —exclamó para atraer su atención y hacerles callar. El chirriar de las cadenas volvió a hacerse oír, poniéndole todos los vellos de punta a Light—. Nuestras defensas están a punto de ser penetradas. ¡Antes de que digáis nada, no sabemos si los causantes son los miembros de Bastión Hueco! Pero… Si los veis… —Le dedicó un momento a mirar a sus compañeros Maestros. Era palpable que Lyn no estaba muy de acuerdo con la siguiente orden del pirata—: Acabad con ellos.

La orden de Ronin no podía ser más clara. Light buscó a Nadhia entre la multitud y analizó su reacción, consciente de que la chica posiblemente no era capaz de alzar su arma contra Ragun y Saeko.

Pero… ¿Y él?

«Yo ya tengo las manos manchadas de sangre», recordó. No le consoló demasiado pensar que él ya había acabado con alguien del bando contrario, Hisa Wix. Por nada del mundo quería pasar por aquella horrible experiencia otra vez: no iba a matar a nadie más y se limitaría a defenderse. «Pero no quiero mancharlas otra vez».

Aunque implicara no hacer caso a Ronin lo haría, no mataría a nadie. Así había obrado Hisa Wix al desobedecer las órdenes de Nanashi, de la manera correcta. A pesar de que su superiora le había mandado acabar con los aprendices de Tierra de Partida si llegaba a encontrarse con estos, que así fue, la Guardiana hizo caso a su corazón y se rebeló.

Bien, eh… Ahora nos organizaremos en grupos de cinco, todos con un líder para...

Kazuki no llegó a terminar su frase.

Un sentimiento de terror le invadió por algún motivo a Light —no era el único seguramente—. Algo le puso la carne de gallina, obligándole a sostener fuertemente la llave con ambas extremidades. No era un mal presentimiento, sino algo peor. Intercambió miradas con todos los aprendices, nervioso.

Entonces, escuchó el grito de una de las presentes.

¡Al suelo! —bramó Lyn.

Inmediatamente reaccionó, arrojándose al piso y llevándose las manos a la cabeza por acto reflejo. Fue tal el impacto escuchado que por un momento pensó que el castillo entero se venía abajo.

Se dio cuenta al alzar el rostro que alguien había producido un descomunal agujero en uno de los muros de la habitación. Y había otro similar tras los tronos.

Pero los agujeros carecían de importancia, no prestó atención a estos porque el Sincorazón se había dejado ver. Light contuvo la respiración los primeros segundos. Era horrible, siniestro, pero no podía dejar de mirarlo con los ojos muy abiertos: estaba paralizado y ya no podía mostrarse relajado de ninguna manera. Aquello le superaba y le perturbaba.

El temible Sincorazón terminó destruyendo la cadena que portaba, acabando así con una de las protecciones de Tierra de Partida. El corazón le dio un vuelco en ese preciso momento. ¿Qué iba a ser de ellos ahora?

No podía levantarse del suelo, no podía mover un solo músculo. No podía pensar. En aquellos momentos su miedo a la oscuridad le impedía reaccionar: no podía hacer nada.

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Pijama de Hana acordado con Nell xD
Edit: El Sincorazón no llega a entrar, ¿verdad? Me imaginé que así era y lo puse xD pero lo he quitado. He sustituido lo de que entra por "se deja ver" para no confundir a los que lean mi post xD sorry
Última edición por Light el Sab Feb 14, 2015 6:19 pm, editado 2 veces en total
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor xXOrbOOkXx » Sab Feb 14, 2015 6:01 pm

Yo ya estaba despierto cuando un grito resonó al otro lado de mi puerta.

¡Abre la puerta, kupó! —era la voz de un moguri, no me cabía duda—. ¡El ilustrísimo Maestro Ryota solicita que acudas de inmediato a la sala del trono, kupó! ¡Sin excepciones, kupó!

En cuanto el moguri dejó de aporrear mi puerta, dejé la canción que estaba escribiendo y me apresuré a abrir la puerta. Algunos aprendices ya iban para allá. Y supe que algo no iba bien.

Lo sabía, por que aquél a quien llamaban Ryota, estaba en cama por algún problema que tuvo en el pasado, y yo jamás le había visto. ¿Qué sentido tenía que nos llamaran ahora, a las tantas de la noche?

***


Si no me atravesó un escalofrío como una flecha, fue porque estaba totalmente en alerta. Por lo tanto, no me sorprendí cuando llegué a la Sala del Trono y vi a todos los Maestros reunidos. Algunos estaban serios, otros sonreían. Y sus sonrisas no me gustaron un pelo.

Damas y caballeros… —Habló una maestra con la sonrisa torcida—. Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

Fue como un balde de agua fría para mí, y aunque no lo demostré, aquella noticia me había trastocado por completo. Pensé en todos los conocidos de Tierra de Partida, que aunque no eran muchos, estaban en peligro. El Maestro que estaba sentado, se levantó del trono.

Explicó que las cadenas que protegían a Tierra de Partida se estaba rompiendo por un gran ataque de los Sincorazón. Y no era de extrañar que en cuestión de minutos, y con todos los portadores que habían alojados allí, terminaran de destruir sus defensas y matarlos a todos.

>>No puede ser verdad<<— Pensé con algo de pánico.

Chihiro —dijo a continuación, y, de la nada, apareció una mujer con paso firme que miró a dos aprendices.

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Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida. —Unos momentos, me permitieron analizar la información. Nunca habíamos hecho una tregua ¿por qué ahora, y más con el peligro inminente?—. Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. —Andaba como si no pasara nada entre la multitud—. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó. Es el momento para desvelar lo que oculta ese lugar y, por supuesto, desentrañar la magia que ha permitido que Tierra de Partida resistiese al ataque los sincorazón durante tanto tiempo. Antes de que se hunda en la oscuridad —su desagradable sonrisa me provocó náuseas.

Ya habéis oído —dijo el Maestro de antes—. Tierra de Partida va a ser destruida. Es nuestra oportunidad. Hemos de aprovechar el caos y el desconcierto del ataque para obtener el secreto de sus defensas. Eso significa, claro, que hemos de infiltrarnos... Y no perder tiempo peleando contra nadie.

No me hacía falta que lo dijeran. Yo nunca peleaba con nadie, a no ser que fuera estrictamente necesario.

Al fin y al cabo, están condenados —comentó una chica—. A menos que intenten mataros, claro. Entonces deberíais defenderos. La gente desesperada puede resultar… Problemática, cuanto menos.

Una cosa era mera suposición, y otra muy distinta, era oírlo con esa frialdad. Tierra de Partida, y todos sus moradores iba a ser destruida, Bastión Hueco no iba a hacer nada para evitarlo (puesto que éramos enemigos), y yo me encontraba en el filo de la navaja. No dejé que ni una emoción se filtrara al exterior y permanecí callado e impasible.

Estaba, literalmente, dividido entre lo que debía y lo que quería hacer. Y lo que más me escamaba era la supuesta "tregua", si mis enemigos estuvieran en peligro, sería lo último que haría.

¿Nos acompañarán algunos Maestros? Si es así, ¿quiénes? —La pregunta de una aprendiza que se hallaba en el fondo, me despabiló por completo.

No me hacía pizca de gracia lo que estaba pasando. Por lo menos, tenía la vaga oportunidad de ir a aquél mundo, y ver con mis propios ojos el ataque de los Sincorazón. No me importaba el secreto del mundo, sólo quería, que al menos, alguien tuviera la suficiente cabeza como para evitar que ocurriera un baño de sangre.

Qué bonito era soñar.
~Un cuarto de hora de risa, equivale a un año más de vida...~


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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Nell » Sab Feb 14, 2015 6:28 pm

Hana se despertó de un sobresalto. Juraría haber escuchado un ruido espantoso, semejante a los cañonazos de las batallas navales, pero estaba tan soñolienta que supuso que había sido parte del sueño. Por ello, volvió a tumbarse con el fin de seguir durmiendo. Hasta que la sucesión de más sonidos chirriantes le hizo abrir los ojos y convencerse de que algo estaba ocurriendo.

Se levantó y se asomó a su ventana. Todo estaba en calma. Todo, salvo las cadenas que habían rodeado siempre Tierra de Partida y en las que Hana apenas se fijaba, puesto que creía que eran meramente decorativas y nunca había preguntado por ellas a nadie. Lamentó no haberlo hecho cuando apareció ESO tras ellas.

Un monstruo enorme, comparable al gigantesco Leviatán, había aparecido en los lindes de Tierra de Partida. A Hana le recorrió un escalofrío terrible. ¿Cómo podía existir algo así? Algo que, además, acechaba su pacífico hogar con el fin de alcanzar a los Portadores de la Llave Espada. Jamás había considerado seriamente que ser una de ellos fuera a hacer peligrar tanto su vida. No, mientras había pasado tantos años refugiada a salvo tras aquellas paredes. No, cuando ignoraba que algo así pudiera suceder alguna vez.

Ahora, los sincorazón se agolpaban en el límite, a la espera de que el monstruo rompiera del todo la cadena.

¡Nos atacan, kupó! —Escuchó en el pasillo los gritos de los moguris, a los que se les unían los pasos apresurados del resto del castillo—. ¡Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó!

Hana no se entretuvo más que en coger la mochila para las misiones y meter en ella todo lo que encontraba que solía llevarse, porque se avecinaba una lucha y necesitaría todas las herramientas y utensilios médicos que pudiera transportar. Guardó la daga en el bolsillo del pantalón, se echó el macuto a la espalda y echó a correr junto a los demás a la sala del trono. Aún en pijama y con el pelo alborotado de la noche. Se lo fue recogiendo por el camino con el pañuelo en una coleta.

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Llegó de las primeras a la sala del trono. Los Maestros estaban esperándolos y, mientras el resto de los aprendices iban acudiendo a la llamada, Hana repasó los objetos que había metido en la mochila y los ordenó para tenerlos a mano en cualquier momento.

Eh, bonito pijama. —Le saludó Light, acercándose a ella—. ¿Has visto al Sincorazón gigante? Si nos toca luchar contra esa cosa nos va a destrozar. Me pregunto si los Villanos Finales o Bastión Hueco están relacionados con este ataque…

¿Qué esperabas? Nadie duerme preparado para algo así ―murmuró, cerrando la mochila y colgándosela de nuevo―. ¿Cómo puedes decir con tanta tranquilidad que nos va a destrozar? ―Al contrario que Light, desde hacía rato le temblaban las manos y trataba de estar ocupada para no pensar en semejante bicho―. Si no hay esperanzas, lo mejor que podemos hacer es marcharnos con el glider. Huir, ¿no? Puede que nos hayan reunido para eso. Pero, ¿adónde…? ―Sí, eso, ¿adónde no les perseguirían los sincorazón? ¿A Bastión Hueco?―. No sé qué pensar.

Ni siquiera se había planteado la posibilidad de que fuera un ataque lanzado por alguien. ¿Bastión Hueco? No se habían mostrado tan directos en ningún momento durante el transcurso de la guerra y no tenían motivos para hacerlo ahora… ¿o quizá lo habían estado precisamente preparando? Ni idea. ¿Y los Villanos Finales? Ojalá que no. Ya tenía cuentas pendientes con Zande por la muerte de su madre; no quería añadir a la lista a toda la organización, porque no sería sano.

Finalmente, cuando estuvieron todos congregados, Ronin proclamó:

¡Aprendices de Tierra de Partida! —Su voz se escuchaba acompañada de los constantes chirridos de las cadenas—. Nuestras defensas están a punto de ser penetradas. ¡Antes de que digáis nada, no sabemos si los causantes son los miembros de Bastión Hueco! Pero… Si los veis… Acabad con ellos.

Al parecer, al igual que Light, el Maestro pensaba que Bastión Hueco podía estar detrás del ataque. Pues bien, en el hipotético caso de que aparecieran, Hana creía que tendría cosas mejores que hacer que enzarzarse con ellos. Como, por ejemplo, combatir un inmenso sincorazón y a la horda de seguidores. Salvo que alguien tratara de entablar una lucha directa con ella, no iba a preocuparse de los aprendices del bando contrario.

Bien, eh… —intervino Kazuki―. Ahora nos organizaremos en grupos de cinco, todos con un líder para...

Paró de hablar y Hana entendió por qué. Se sentía mal. Terriblemente mal. Como si algo acechara a su corazón y al de todos los demás. En el silencio que se instauró, se llevó una mano al pecho y juró que no iba a perderlo nunca más.

Lyn fue la única que reaccionó y les advirtió, tras echar un vistazo al exterior:

¡Al suelo!

Hana obedeció. Acto seguido, un rayo de oscuridad atravesó la sala, después de romper la pared y hacer estallar todas las cristaleras. Varios pedazos de cristales les cayeron encima, y la aprendiza se los retiró con una mano para atisbar, entre la neblina de oscuridad que había dejado el ataque, qué había ocurrido.

El enorme sincorazón, observándolos aún desde la distancia, había destrozado las paredes de la sala y, entre sus manos, exhibió que apenas quedaba rastro de la oxidada cadena. Incluso los Maestros estaban demasiado sorprendidos para reaccionar. No había grupos, ni estrategia. Solo eran un puñado de humanos que temían al gigante que venía a por ellos.

Y que, de un tirón, terminó de romperla.

Es... imposible... ―murmuró Neru, cerca de ella.

Hana recuperó la voz al darse cuenta de que había que hacer algo. Lo que fuera. Tenían que moverse y plantar cara (sí, sí, a ESO), porque de no hacerlo, todo su hogar quedaría en estado semejante al de la cadena. Debía de haber alguna forma de solucionarlo…

P-Pues vamos, ¿no? ―susurró, casi para sí misma, porque todos sus instintos le advertían con vehemencia que no se moviera o que, de hacerlo, saliera pitando de allí―. Hay que… que luchar y defender…

Defender, ¿qué? No amaba Tierra de Partida. Siempre había pensado que acabaría marchándose de allí para arreglárselas por su cuenta en cuanto se hartara. Y aun así, algo en su corazón lloraba por verla destruida.

Se abrazó a sí misma, apretó con fuerza los dientes y se puso en pie con dificultad. Maldita sea, seguía siendo una portadora. Una miembro de Tierra de Partida. Cuando la orden llegase… ella acataría.
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[Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Sheldon » Sab Feb 14, 2015 7:54 pm

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Tres golpes secos en la puerta.

¡Abre la puerta, kupó! ¡El ilustrísimo Maestro Ryota solicita que acudas de inmediato a la sala del trono, kupó! ¡Sin excepciones, kupó!

Enok se levantó de la silla y ese fue justo el momento en el cual aceptó el destino que se avecinaba.

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La Sala del Trono, fría y apagada, una de las mayores habitaciones dentro del bastión, irradiaba aquella noche un halo de desesperación. Las sombras de todos los Maestros del bando de la “oscuridad” se proyectaban sobre las partes mecánicas y la piedra de las paredes, deformándose y esgrimiendo formas inhumanas.

Ryota, el más poderoso e importante de los allí presentes presidía la escena. Su aspecto no parecía mucho mejor que el de la última vez que Enok le vio. Hacía meses de aquello aunque parecía estar más vivo que nunca.

Poco a poco los aprendices de Bastión Hueco entraban en la sala. Algo debía ser contado, algo de vital y suma importancia.

Damas y caballeros… —comenzó Shinju, la detestable y odiosa Shinju. Enok frunció el ceño al verla allí, desde esa posición—. Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

Se llevó la palma de la mano a la nuca. Aún le dolía, como si estuviesen irradiando una llamarada de fuego sobre su piel. Lentamente sintió una mirada clavándose en él. Quiso ocultarse, pero no pudo. Palpitaba, su corazón, el dolor se extendía. Pero no era el momento, no.

Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida. Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas. No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón. Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo.

Enok no escuchó, Enok no entendió aquellas palabras. Tierra de Partida, menuda estupidez, ya no importaba, ya había tomado una decisión, ¿por qué volver sus pasos hacia atrás? Su nueva ley, olvidar todo el pasado, ahora destruida por el placer morboso de una panda de “seguidores de la oscuridad”.

Chihiro.

Quienquiera que fuese Chihiro reaccionó a aquel nombre y se dejó ver de entre las penumbras.

Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida.

»Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó.

»Es el momento para desvelar lo que oculta ese lugar y, por supuesto, desentrañar la magia que ha permitido que Tierra de Partida resistiese al ataque los sincorazón durante tanto tiempo. Antes de que se hunda en la oscuridad

Ya habéis oído —añadió Ryota como colofón al enorme discurso—. [b][color=#808080]Tierra de Partida va a ser destruida. Es nuestra oportunidad. Hemos de aprovechar el caos y el desconcierto del ataque para obtener el secreto de sus defensas. Eso significa, claro, que hemos de infiltrarnos... Y no perder tiempo peleando contra nadie. ¿Alguna pregunta antes de partir?

Algunos hablaron, otros callaron. Enok pasó su dedo índice a través de su frente, acariciándola, un movimiento extraño a ojos de cualquier otra persona. Estuviese o no de acuerdo con lo que aquel Maestro estaba exigiendo, debía cumplirlo. En el fondo el sistema de Bastión Hueco era el mismo que el de Tierra de Partida, el de seguir a una serie de personas consideradas como superiores.

¿Continuarían la guerra? No, ahora se aprovecharían de ella y de la debilidad de Tierra de Partida. Un plan perfecto pero un plan de rastreros. ¿Qué más daba al fin y al cabo? Sólo se trataría de seguir a la multitud y luchar contra más y más monstruos a cada cual más grande. Porque, de un modo u otro, siempre se resumía todo en ello. Menuda tontería aquella guerra que algunos habían creado desde hacía tiempo.

Con un notable mal humor, Enok continúo su recelo interno contra el mundo mientras esperaba a que alguien se decidiese a empezar de una vez por todas. Más valía que todo terminase pronto ya que había dejado importantes cosas por hacer.

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Edit porque me he encontrado con unos cuantos errores -.-
Última edición por Sheldon el Dom Feb 15, 2015 3:01 am, editado 1 vez en total
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Ronda #1 - El Esclavo del Olvido

Notapor Astro » Sab Feb 14, 2015 8:00 pm

¡I'm walking on sunshine, whoa woo! ♪

Adam canturreaba a pleno pulmón, sentado en el alfeizar de la ventana y agitando las piernas con alegría. Intentar cumplir el horario diurno era un coñazo, para qué negarlo, y por mucho que no saliera de su cuarto por las noches y se esforzara por dormir, no había forma de que le entrara el sueño. De no haber sido por una botella de vino y ese misterioso aparato del que salía música (que había cogido prestado de algún aprendiz del castillo), habría acabado largándose a otro mundo por puro aburrimiento.

Admirando las estrellas del cielo nocturno, mientras las canciones sonaban a todo volumen en sus oídos, fue a echarle un trago a la botella cuando se dio cuenta de que ya no le quedaba ni una gota.

Creo que tengo otra debajo de la cama...

Lanzó la botella vacía con fuerza por la ventana, esperando que acabara golpeando a algún sincorazón, y se levantó de un salto para buscar su preciada bebida alcohólica. Pero mientras rebuscaba debajo de la cama, pudo ver que alguien introducía a toda prisa una carta por debajo de la puerta. Intrigado, se acercó a cogerla y abrió la puerta de golpe, llegando a ver cómo un moguri huía por el fondo del pasillo.

La carta, decía lo siguiente:

El ilustrísimo Maestro Ryota solicita que acudas de inmediato a la sala del trono, sin excepciones.

¿Ryota?

Oh, sí, ya se acordaba. Era el líder de Bastión Hueco, o algo por el estilo. Adam había escuchado hablar de él un par de veces, aunque no tenía ni idea si alguna vez se había cruzado con él por los pasillos o no. Encogiéndose de hombros, se puso unos pantalones (pues hasta ese momento había estado desnudo), todavía con los cascos en las orejas y el walkman en la mano, y salió directo hacia la sala del trono.

No tenía ni idea de qué estaría pasando, ¡pero seguro que era divertido!

Al llegar, Adam saludó con la cabeza a Nikolai y a Alec al cruzarse con ellos, y le dirigió una sonrisa pícara a Nanashi mientras se sentaba tranquilamente en el suelo, a esperar que alguien dijera algo. Estaban todos reunidos, maestros y aprendices, así que definitivamente algo emocionante iba a ocurrir.

... Menos mal que había comido antes del vino, o resistir la sed con tantos cachos de carne juntos habría sido difícil.

Damas y caballeros… Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante —anunció la maestra más joven de todas, sonriente.

El vampiro soltó un bostezo, indiferente. Pues si eso era todo, menudo chasco. ¡Ni siquiera habían sido ellos los que atacaban, y eso que estaban en una especie de guerra!

Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida. —Aquel debía de ser Ryota, ¿no?— Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas. No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón. Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo.

Blablabla, sincorazón, blablabla, sincorazón. Eso fue lo único que escuchó Adam.

Chihiro —dijo de pronto el maestro, con un gesto hacia un rincón oscuro de la sala.

Los ojos del joven chupasangre se abrieron como platos al ver que de allí aparecía una atractiva mujer. Pelo plateado, ojos rojos, una buena figura y semblante serio. ¡Menudo bellezón! Al fijarse en que iba a hablar, Adam se quitó rápidamente los cascos de las orejas y se los dejó en el cuello, listo para escucharla.

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Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida. Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. —Aunque intentaba prestarle atención, Adam estaba demasiado distraído observándola de arriba a abajo, sobre todo cuando pasó a su lado con naturalidad—. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó. Es el momento para desvelar lo que oculta ese lugar y, por supuesto, desentrañar la magia que ha permitido que Tierra de Partida resistiese al ataque los sincorazón durante tanto tiempo. Antes de que se hunda en la oscuridad.

Algo de un secreto y de sincorazón. Había hablado de eso, ¿no?

Ya habéis oído. Tierra de Partida va a ser destruida. Es nuestra oportunidad. Hemos de aprovechar el caos y el desconcierto del ataque para obtener el secreto de sus defensas. Eso significa, claro, que hemos de infiltrarnos... Y no perder tiempo peleando contra nadie.

¡Oh, venga ya! ¿Qué gracia tiene ir allí si no podemos pelear? —protestó el vampiro.

Al fin y al cabo, están condenados —intervino Diana, a quien Adam saludó con la mano y una sonrisita—. A menos que intenten mataros, claro. Entonces deberíais defenderos. La gente desesperada puede resultar… Problemática, cuanto menos.

¿Alguna pregunta antes de partir? —preguntó Ryota.

Mientras los otros aprendices exponían sus dudas, Adam no lo dudó ni un segundo. Se levantó de un salto y se acercó a Chihiro con total naturalidad, sonriente como siempre.

Pelo blanco, ojos rojos, parece que estamos hechos el uno para el otro. Chihiro, ¿verdad? —le preguntó, ofreciéndole la mano para que la estrechase—. Adam. Aprendiz, vampiro, y todo lo que tú quieras que sea, belleza.
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Tsuna » Dom Feb 15, 2015 1:11 am

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Gengar… —pronuncié estando dormida, dando vueltas como podía en la cama— Suéltalo, eso no se come.

Pero de pronto unos golpes en la puerta me hicieron dar un brinco. Me quedé sentada sobre el colchón, enredada entre mis propios pelos y las sábanas que caían del mismo hacia el suelo. Sin duda no estaba viviendo una de mis mejores noches, y tenía que descansar para darlo todo durante el día. Todavía somnolienta y preocupada por poder dormir todo lo posible, escuché las palabras del Moguri sirviente. Parecía ser que el maestro Ryota requería de nuestra presencia inmediatamente, y no había excepciones.

Encendí la lámpara de mi habitación y esperé unos minutos sobre la cama, a la espera de poder despejarme la cabeza un poco. Finalmente y tras un gran bostezo, me levanté y comencé a prepararme. No me duché, sin embargo, pero sí procuré peinarme un poco para la ocasión. Cogí todas mis cosas y le indiqué a mi mascota que me siguiera. Sospechaba que si nos habían llamado en mitad de la noche, algo gordo debía estar sucediendo. ¿Una misión de última hora? Ya lo descubriría.

Pasaron unos momentos hasta que pudiese alcanzar la mencionada sala del trono. Durante el camino me encontré algún que otro aprendiz, pero ni me molesté en mirarles a la cara. No quería tampoco perder el tiempo hablando con nadie por el tremendo sueño que cargaba encima. Al llegar me encontré con un ambiente más tenebroso y siniestro de lo habitual. No sabía si eran cosas mías o producto del sueño, pero notaba bastante tensión allí, sobre todo porque pude distinguir al resto de maestros.

Me aclaré los ojos con ambas manos mientras me adentraba en la multitud junto a mi pequeño, y de entre todos los aprendices distinguí a Nikolai, que también andaba por allí. Fui a su lado para hacerle compañía y para preguntar qué le estaba pareciendo todo eso. La última vez que lo había visto fue solamente para regalarle aquel brazalete azulado que compré en París como recuerdo.

Hola… —saludé con la voz quebrada a causa del sueño, todavía visible en mí— Lo que me ha costado levantarme, ¿eh?

Y en unos momentos Shinju, a la cual seguía sin ver como una verdadera maestra, nos reveló el secreto por el cual habíamos acudido allí. Abrí los ojos como platos, sorprendida porque Tierra de Partida estuviese siendo invadida en ese mismo instante. Por otro lado, escuché un bostezo en algún lugar de la habitación, el cual claramente provenía de uno de los aprendices. Debido a las penumbras no conseguí averiguar quién había sido, pero tenía claro que semejante falta de respeto no la iba a consentir, yo al menos lo pensaba así.

A continuación el maestro Ryota se pronunció, revelando que aquel mundo era protegido por unas enormes cadenas. No supe qué pensar, porque yo no había visto nunca Tierra de Partida, lo cual me parecía bastante desafortunado; pasaba los días internada en el castillo o en alguna misión. Entonces el maestro mencionó un nombre que no había escuchado hasta ese entonces, y una mujer que no me sonaba de nada apareció en la sala desde las sombras.

¿Chihiro?


No tenía la menor duda de que imponía a su manera, quizás por aquel uniforme tan ostentoso, pero mi cabeza no paraba de preguntarse quién demonios era. No podía tratarse de una nueva maestra, eso seguro. Y las respuestas no tardaron en llegar.

Chihiro comenzó a explicar que actualmente había pactado una tregua con nuestro bando, todo para descubrir lo que ocultaba Tierra de Partida, un secreto que había permanecido oculto en sus entrañas desde hacía muchísimo tiempo. Recordé entonces al portador que había fundado el Santuario de la Reminiscencia en la Necrópolis de las Llaves Espada, Zephyr si mal no recordaba. ¿Un secreto que ni el propio Santuario conocía? Pues ciertamente, su propuesta despertó toda mi curiosidad.

La mujer finalizó su explicación mientras se paseaba entre nosotros. Incómoda con su prepotente presencia, me crucé de brazos, cada vez más despierta. Chihiro daba por hecho que todos los caballeros de Tierra de Partida morirían esa noche. Eso incluía a los maestros, como Ronin, o la raposa que conocí en Tierras del Reino; aprendices como Light, Kousen o Neru también estaban condenados.

Nadhia…


Y para terminar con el resumen, el maestro Ryota, claramente cansado —asunto que seguía preocupándome—, apoyó la teoría de la tal Chihiro, dando por hecho que todos morirían allí y sería nuestra única oportunidad para entrar en ese mundo y apropiarnos con aquello que había escapado a nuestros ojos durante generaciones y generaciones. Pero la situación no era precisamente buena, porque los portadores del bando contrario estarían claramente desesperados por sobrevivir, y como era evidente y Diana había dicho, intentarían matarnos a toda costa.

Pero nuestra misión no era esa, claro que no. Sino atravesar el campo de batalla y dejarlos morir a manos de los Sincorazón. Me sentí un poco mal por dentro, porque estábamos recurriendo a una estrategia realmente rastrera, pero si todos los maestros la aprobaban, es que no había nada que objetar. Suspiré, agobiada por las teorías que yo misma me formaba en mi cabeza a medida que iba pasando el tiempo.

Y cómo no, llegó el turno de las preguntas. Una aprendiza situada al fondo de la sala preguntó acerca de los maestros que acudirían con nosotros, yo por mi parte levanté la mano con educación, seria, y esperé a que el maestro se fijara en mí para permitirme hablar. En ese momento no dudé, porque tenía muy claras las cosas, excepto una:

Maestro Ryota, disculpe pero… ¿De dónde ha salido esta mujer? ¿Qué papel tiene en todo esto? Como comprenderá, es evidente que desconfíe.

Me fijé por unos instantes en Nanashi, esperando su aprobación a mi pregunta, y en mi propia maestra, para luego mirar directamente al maestro y esperar una respuesta por su parte. Tragué saliva, agarrando con fuerza la mano de Nikolai; buscando su apoyo.
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Notapor LightHelco » Dom Feb 15, 2015 2:43 am

¡Abre la puerta, kupó! —escuché como me llamaba un moguri tras que hubiese golpeado varias veces la puerta—. ¡El ilustrísimo Maestro Ryota solicita que acudas de inmediato a la sala del trono, kupó! ¡Sin excepciones, kupó!

¿Ryota? ¿El Maestro ya estaba suficientemente recuperado como para citarnos? De todas formas era bastante entrada la media-noche ¿por qué iban a citarnos tan tarde? Algo de gran importancia debía de ser para sacarnos de la cama de forma tan brusca.

Me levanté y vestí lo más rápido que pude para estar minimamente presentable. Terminé los preparativos colocándome el sombrero y mirando si la pluma que lo decoraba no hubiese acabado doblada o rota, recordaba haberla cambiado en tres ocasiones ya.

Ya esta todo, veamos que es lo que tiene que decirnos Ryota, Ilana.

La gatita dejó de mordisquear el ratón de juguete y dejándolo a un lado salió por la puerta siguiendo mi rastro.

* * *


Parece que nos han reunido a todos, esto debe ser algo muy importante.

Cruzado de brazos, observaba a todos los aprendices para ver si alguno de ellos tenía idea de la razón por la que no había reunido el Maestro Ryota, sobretodo él encontrándose en aquel estado. Incluso ahora que lo observaba sentado en el trono central, podía ver que el hombre aun no se había recuperado del todo mostrándose cansado y bastante palido.

El silencio dominaba la sala del trono pudiéndose escuchar si eso algún que otro cuchicheo entre los aprendices. Alcé la vista hacia los Maestros, Nanashi y Ryota se mostraban serios como de costumbre, mientras que Ariasu y Shinju dejaban ver sonrisas que podían interpretarse como alegría. ¿Estaban contentas por algo? La más joven de las dos decidió explicárnoslo:

Damas y caballeros… Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

Aquello era imposible. Las defensas con las que el castillo contaba eran casi impenetrables. ¿Pero quién podría estar atacándoles? Miré nuevamente a todos los aprendices dándome cuenta de que Ragun no estaba entre ellos, aun así y por muy poderoso que fuera el chico el solo no era una amenaza para la Orden rival.

Solo me quedaba la opción de los Sincorazón, pero estos no podían alcanzar las puertas del castillo con la barrera activa. ¿Qué demonios estaba pasando en aquel lugar?

Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida —habló entonces Ryota levantándose y alzando una mano para que le escucháramos —. Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas. No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón. Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra —. No, eso era… imposible, esas cadenas eran magia pura, no podían romperse como si nada —. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo.

No podía creérmelo, era una locura pensar que Tierra de Partida pudiese caer ante los Sincorazón. Si fuese tan fácil romper la barrera hace años que Ryota y los suyos hubiesen enviado a las hordas que había en Bastión Hueco para que atacasen sin descanso el castillo. Algo más tenía que haber ocurrido, alguien avanzado en la magia tenía que haber debilitado la barrera para que los monstruos la pudiesen destruir, pero no sabía de nadie que tuviese tal poder para lograrlo.

Mientras divagaba sobre este tema en pos de encontrar una respuesta lógica, el Maestro Ryota hizo pasar a un invitado usando su nombre, un simple nombre que hizo que se me helara la sangre.

Chihiro.

No, ¿qué hacía ella aquí? ¿Por qué la habían traído? Estaban locos, ¡era una asesina! Miré de reojo a Saito esperando que el chico compartiera mi preocupación hacia el hecho de que la mujer estuviese frente a nosotros.

Esta había conseguido captar todas las miradas de los aprendices, mas ella solo se fijó en Saito y yo, sonriéndonos de una forma que me entraran ganas de borrársela de un puñetazo. Escuché como Ilana le gruñía a la mujer dejándole claro que la atacaría si volvía a intentar matarme.

Esto empeoraba por momentos y más que iba a hacerlo en cuanto esa bruja hablase. Tenía que intentar controlarme por muy difícil que me resultase, al menos contaba con Ilana que podía mostrar más fácilmente mis emociones. Nadie iba a hacerle caso alguno a los maullidos de la gatita.

Puede que hayamos sido enemigos en algún momento —“Intentaste matarme, eso no se olvida fácilmente” —, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida. Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. —. Esperaba que tú nunca accedieses a él, para que le interesara debía ser suficientemente amenazante para cualquiera de los dos bandos —. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza Sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó.

Aquello me sentó como un cubo de agua fría. No pude escuchar el resto de su discurso, ni tampoco entendí del todo lo que dijeron a continuación el Maestro y Diana. Solo pude sacar palabras sueltas de sus frases, palabras que no quería tener que llegar a escuchar nunca.

Todos allí… iban a desaparecer. No podía hacer otra cosa más que recordar todos los momentos que había pasado en Tierra de Partida, los entrenamientos, las misiones o los encuentros entre amigos para estudiar magia, contar nuestras aventuras o incluso darnos consejos entre todos para superar dificultades. Todo aquello que había dejado atrás, pero que tan importante era para mí.

Mis antiguos compañeros… No. Mis amigos, iban a perder hoy la vida a manos de los Sincorazón y de las nuestras propias.

Empecé a respirar algo más rápido de lo normal, miré hacia el resto de aprendices buscando apoyo en alguno de ellos. Pero no fue así. La mayoría no conocían otra cosa que Bastión Hueco, para ellos Tierra de Partida era un objetivo a eliminar, incluso pude ver algunos que disfrutaban con la propuesta del ataque.

Entendía su odio hacia Ronin, la persona que casi mato a Ryota, pero los aprendices no tenían la culpa de nada. ¿Cómo eran capaces de alegrarse de sus muertes? El simple hecho de que aplaudieran la muerte me resultaba repulsivo. Volví a sentir la vista de Chihiro y gracias a su presencia rememoré los sucesos acontecidos en Ciudad Disney y Rio Eterno, sobretodo unas palabras que hicieron que me planteara si había estado equivocado todo este tiempo respecto al Lider de Tierra de Partida.

Ryota destruyó Vergel Radiante, ¿no es así? ¿Acaso alguno se lo ha preguntado? ¿Os dijo su motivo infantil y egoísta por lo que incontables vidas se transformaron en oscuridad?


Aquellas palabras de Kazuki sonaron en mi mente con fuerza. Aun seguía sin saber la verdad y no tenía la menor idea de si algún día llegaría a poder conocerla. Quería pensar que había un motivo de gran importancia tras esa acción, que los Maestros de Bastión Hueco no podían realizar una acción tan inhumana. Pero la imagen que mostraban en estos momentos decía justo lo contrario, deseaban aprovecharse de la situación de Tierra de Partida para eliminarlos de una vez por todas.

¿Había traicionado a la victima pensando que era el cupable todo este tiempo? Me llevé las manos a la cabeza incapaz de llegar a ningún punto. Tierra de Partida iba a ser destruida, todos los que conocía iban a morir, algunos en manos de los que ahora eran mis compañeros y Chihiro, la mujer que había intentado matarme en dos ocasiones estaba allí para ayudarnos en aquella tarea.

Esto no puede estar pasando, debe ser una pesadilla. ¡No puede ser real!

Podía escuchar a varios aprendices formular sus preguntas y pedir respuestas a sus dudas. Claro, Ryota había dejado tiempo para que aclarar cualquier problema. Con la cabeza agachada y el ala del sombrero ocultando parte de mi rostro, levanté en silencio la mano y esperé a que se me concediese el turno para hablar.

¿Por qué deben morir ellos? —pregunté en voz baja, quizás difícil de llegar a escucharme desde los tronos —. Los aprendices no tienen la culpa de nada, ¡¿Por qué deben morir ellos en esta estúpida guerra?!

Di un paso al frente y levanté la vista para encarar a los Maestros.

No me importa que batallas podáis tener con Ronin y sus Maestros, ¿pero que culpa tienen ellos... tenemos nosotros? —me corregí señalando al resto de aprendices —. Se nos sacó de nuestros mundos con promesas de todo tipo, ¡pero nunca se nos mencionó que seríamos los soldados de una guerra en la que no sabemos nada!

>>No, el ataque de Ronin solo fue la chispa que encendió la mecha —le cortaría automáticamente al primero que mencionara aquel trágico suceso —. Vuestras riñas vienen de más atrás, de cierto momento del que nunca habláis ¿O no fuisteis a caso vos, Maestro Ryota, el que destruyo Vergel Radiante?

Sabía que me estaba metiendo en terreno peligroso, ¡pero estaba arto! No obedecería ni una orden hasta que no supiera la verdad, se acabó el seguir luchando a ciegas. Quería respuestas y las quería ahora.

Acusadme de traidor si así lo veis, no tengo ningún problema con ello. Diría incluso que lo llevo en la sangre —miré fijamente a Ariasu al decir aquellas palabras, seguramente ella entendiese a quien me refería —. Pero no puedo seguir obedeciendo estás órdenes, estoy cansado de escuchar siempre lo mismo: Acabad con cualquier aprendiz de Tierra de Partida que veais, dadles una paliza a los del bando contrario, matad a los enemigos. ¿Quiénes son realmente los enemigos? Jovenes que al igual que nosotros se convirtieron en Portadores para escapar de la monotonía de sus mundos o de los problemas familiares. Quizás les atrayese lo de ser defensores y el vivir aventuras, igual buscaban una solución a un problema que siempre habían tenido… —miré mis manos de las que escaparon algunas chispas de fuego —. Ellos no son el enemigo, solo son inocentes que habéis arrastrado a esta locura.

>>El enemigo son los Sincorazón que van a matarlos, es el hombre que intentó asesinaros, ¡Es esa mujer que tenéis a vuestro lado y que no tuvo reparo alguno en intentar matarnos a Saito y a mí! —. Apunté hacia Chihiro dejando escapar toda mi rabia atraves de Ilana, la cual la mostró con un fiero maullido —. Dadme una razón para que viaje a Tierra de Partida y deba contemplar como más de una decena de inocentes muere mientras rechazo ayudarles. Dadme una razón para que deba confiar en una asesina.

>>>¡Dadme una razón para que pueda seguir siéndole fiel a Bastión Hueco! —. Me quedé unos segundos en silencio antes de terminar con una última frase —. Si no podéis, habréis demostrado ser peor que el Maestro Ronin.

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Fue un placer rolear la primera ronda del EG3 con vosotros (?)
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Soul Eater » Dom Feb 15, 2015 2:13 pm

Ahora, visto desde la distancia, casi podría decirse que fue una premonición lo que me hizo despertarme bruscamente, con los ojos abiertos de par en par y una extraña opresión situada en el pecho, antes incluso de que oyera los golpes en la puerta. Las paredes de la habitación me resultaban opresivas, y ya me había asomado a la ventana, dispuesta a perderme entre la multitud de tejados y miradores del castillo, cuando un sonido me detuvo.

Fruncí el ceño al escuchar la orden que recibía por medio de la voz de uno de los pequeños moguris que pululaban por los pasillos. ¿Ryota nos estaba convocando? ¿A todos? Vale, puede que ya se estuviera recobrando de su herida (había tenido la suerte o la desgracia de comprobarlo por mí misma), pero eso era inusual, de todos modos.

Por un momento, sentí la tentación de esconderme en uno de los múltiples recovecos del castillo e ignorarle por completo. No era solo por rebeldía, algo habitual en mí, sino era también por una especie de temor al que no sabía poner nombre. Tenía la sensación de que pasaba algo terriblemente malo y lo último que quería era involucrarme en nada que pusiera mi vida en riesgo.

Sin embargo, finalmente salí al exterior del pasillo, donde pude comprobar como el resto de los aprendices marchaban igualmente hacia el salón del trono, mezclando en su rostro expresiones adormiladas y de desconcierto. Sí, debía estar pasando algo muy importante si todo el bastión despertaba a esas horas de la noche. Que alegría. Cerré la puerta con un portazo para calmar mi malhumor, y me sumé a la marea de personas que habían sido convocadas.



Damas y caballeros… Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

Bien, ¿puedo marcharme ya?— pensé para mis adentros, mientras observaba con frialdad a la muñeca que nos estaba dando la noticia. Me había fijado en ella algunas veces por los pasillos, y me asombraba que alguien así hubiese podido llegar a conseguir el cargo de Maestra.

No presté mucha más atención a sus palabras, ya que realmente me importaba bien poco la guerra. Si a mí, particularmente, no me estaban atacando, lo que ocurriera en el resto del mundo me daba igual. Tal vez, si no me estuvieran informando en mitad de la noche, incluso me hubiera alegrado de contar con unos pocos menos de enemigos potenciales. ¿Pero de verdad nos habían llamado solo para celebrarlo? Lo dudaba, cuanto menos. Y no pensaba alegrarme de nada hasta que supiera exactamente cómo me afectaba.

Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida.— dijo Ryota, levantándose de su asiento para llamar la atención. Le lancé un vistazo rápido, lo suficiente como para comprobar que su rostro mantenía todavía una palidez insana, antes de volver a desviar la mirada. Hasta ahora, todo era muy bonito, pero todavía no nos habían contado la parte mala. —Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas. No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón. Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo. Chihiro.

Volví a alzar la vista, confundida, hasta comprender que su última palabra se trataba de un nombre propio. Observé a la mujer que surgió de las sombras con patente desconfianza. No me gustaban sus ojos, no tenían una tonalidad normal. Me recordaban demasiado al color de la sangre.

Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida.

Por un momento, creí que se trataba de una broma. Y una de muy mal gusto, por cierto. ¿Se suponía que esa mujer era una enemiga? ¿Cómo se les ocurría a los Maestros dejarla entrar en Bastión Hueco? ¿O es que a Ryota le gustaba que le apuñalaran por la espalda? Ya debería haber aprendido la lección, pero claro, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.

Tierra de Partida guarda un secreto desde hace siglos, algo enterrado en sus entrañas y al que solo unos pocos han podido acceder. Ni los Maestros ni los Aprendices podrán hacer frente a una amenaza sincorazón de tal magnitud. Caerán como fichas de dominó.— siguió explicando Chihiro, mientras yo retrocedía un par de pasos alejándome de la primera línea, solo por precaución. No me fiaba ni un pelo de ella, ni de su supuesta alianza temporal. ¿Quién decidía cuándo terminaba la tregua? —Es el momento para desvelar lo que oculta ese lugar y, por supuesto, desentrañar la magia que ha permitido que Tierra de Partida resistiese al ataque los sincorazón durante tanto tiempo. Antes de que se hunda en la oscuridad.

Tardé unos segundos en comprender que era lo que nos estaba pidiendo. Realmente, no fue hasta que Ryota nos ordenó tajantemente que nos metiéramos en la boca del lobo, cuando me enteré por fin de cuál era la brillante estrategia de los Maestros.

No. No. Yo no iría. Me negaba. Clavé los ojos en el rostro de mi Maestro, taladrándole con la mirada y sin escuchar ni una palabra más. Puede que nunca hubiera contado precisamente con mi aprecio o con mi lealtad, pero al menos le consideraba más inteligente que eso. Pues bien, que no contará conmigo. Que fuera Saeko y la gente como ella, dispuesta a suicidarse si lo ordenaban. Yo todavía le tenía un cierto aprecio a mi propio cuello.

Seguí retrocediendo, buscando salir de la sala a la menor oportunidad aprovechando las preguntas que poco a poco comenzaban a hacer mis compañeros. Algunos, probablemente, me consideraran cobarde. Yo simplemente, consideraba que la gente tenía la mala costumbre de confundir la valentía con la estupidez.

Sin embargo, me detuve en seco, y volví la mirada con sorpresa al escuchar la voz del que para mí no era más que “el aprendiz del sombrero”. Estaba… ¿estaba haciendo qué? ¿Haciéndose el héroe? Recordé vagamente, como se recuerdan los sucesos de un sueño, como el joven había dejado Tierra de Partida tras la traición de Ronin. ¿Para qué se marchó de su bando si no estaba convencido?

De cualquier forma, tenía que admitir que su intervención me interesaba. Por lo menos, era una voz oponiéndose a los Maestros… tal vez no por las mismas razones que a mí me interesaban (casi más bien las contrarias), pero al menos era una protesta. Y posiblemente, entre semejante acto de traición, mis posibles quejas pasaran bastante más desapercibidas y tal vez conseguía algo con ellas.

A mí no me preocupa en absoluto nada de eso de “merecen morir o no”— dije para dejar clara mi posición, elevando la voz para hacerme oír a lo largo de la sala. Estaba ya bastante cerca de la puerta, lo suficiente como para sentirme lo suficientemente segura. —Pero no pienso dejarme matar solo porque os interesa. ¿Si van a morir todos en Tierra de Partida por qué íbamos a sobrevivir nosotros? Los sincorazón también nos atacarán. No sé a quién se le habrá ocurrido este plan,— añadí, dirijiéndome particularmente a Ryota. Lo cierto es que hablaba precipitadamente y me temblaba un poco la voz, porque seguía provocándome un sentimiento mezcla de respeto y miedo, pero ante lo que preveía como una muerte segura y arriesgarme a provocar su ira, me quedaba con lo segundo. —pero confiaste en Ronin y te mata. Pues yo no pienso ir a buscar algo porque me lo pida alguien que se ha declarado “aliado temporal”. ¿Quién dice que no quiere simplemente deshacerse de nosotros?
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Drazham » Dom Feb 15, 2015 3:43 pm

La Sala del Trono no era de los lugares en Bastión Hueco que más frecuentaba Nikolai, siendo las pocas ocasiones en las que acababa allí por un encargo de las Maestras. Obviamente, si aquella noche se había dirigido para allá era porque le habían reclamado, pero en este caso la situación era un tanto… especial.

En primer lugar, porque no había sido el único en presentarse en la sala, ya que nada más llegar se encontró con una ingente cantidad de aprendices arremolinados por la estancia. Y por último, quien les había llamado era nada menos que el mismísimo mandamás de la Orden, quien había estado convaleciente desde hace varios meses: el Maestro Ryota.

El joven se abrió paso por la muchedumbre para buscar un sitio idóneo desde el que no perdiese detalle alguno de las explicaciones que les tuviesen que dar. Entre los presentes había muchos aprendices con los que no había tenido el placer de coincidir antes, aunque también encontró caras conocidas: Simbad, Enok, Adam…

Hola…

Y cómo no, Saeko, quien se le acercó con una cara somnolienta.

>>Lo que me ha costado levantarme, ¿eh?

Por las caras que estoy viendo, no eres la única —bromeó, cruzándose de brazos y dirigiendo la mirada hacia el hombre que les había convocado—. Pero no todos los días tienes la ocasión de ver a alguien que llevaba desaparecido un buen tiempo.

Y ahí estaba el jefe del cotarro, presidiendo la reunión desde el trono. Se trataba de un hombre de mediana edad con un par de canas repartidas por su castaño cabello, con un porte serio que infundía cierto respeto, pero tampoco pasaba desapercibida su expresión cansada, dando a entender que aún no estaría recuperado del todo. A su lado le acompañaban las otras tres Maestras del bastión: Nanashi; su tutora, Ariasu, y la nueva chica que se había ganado el título no hace mucho, ¿Shinju, era?

Las dos últimas parecían bastante divertidas para el ambiente que se había formado entre los presentes.

Damas y caballeros… —Shinju se dirigió a los aprendices con una maquiavélica sonrisa—. Tengo el placer de informaros de que Tierra de Partida está siendo atacada en este preciso instante.

Niko se quedó petrificado nada más oír lo que tanto divertía a la joven Maestra. ¿Había sido obra de Bastión Hueco? No, imposible, estando todos los Maestros presentes en la Sala del Trono no podía haber nadie liderando el ataque en esos instantes.

Entonces, ¿quién había sido el responsable?

Parece ser que una horda de Sincorazón, como nunca habíamos visto antes, está ciñendo un cerco en torno a Tierra de Partida. —Ryota se incorporó para mantener el orden y explicar la situación—. Los que la conozcáis sabréis que tiene una serie de cadenas inmensas. No son solo decorativas, son dicho de una manera vulgar… Un repelente de Sincorazón. Hace apenas unos minutos, una de esas cadenas se ha roto y pronto lo hará la otra. Ahora todos los Sincorazón se están viendo atraídos por tal cantidad de portadores que posee el mundo.

Así que unas cadenas… Apenas conocía sobre la infraestructura de Tierra de Partida, pero no sería difícil imaginarse que tendría sus propias medidas de seguridad para resguardarse de los Sincorazón.

A saber quién o qué ha sido capaz de destruir una de ellas si eran tan grandes como para sustentar un castillo entero.

Chihiro. —El Maestro hizo un gesto con la mano.

Llamada por la orden de Ryota, una figura femenina se dejó ver entre los aprendices. Una mujer de cabello plateado, ojos rojos y vestimenta negra, totalmente desconocida para Nikolai.

Puede que hayamos sido enemigos en algún momento, pero ahora vuestros Maestros y yo hemos decidido pactar una tregua por un interés común: lo que oculta Tierra de Partida.

Por lo que había entendido, la tal Chihiro era una enemiga de la Orden, pero en vista de que Bastión Hueco y ella tenían un enemigo en común (un enemigo que las debía de estar pasando canutas en esos momentos), a ambos les ha parecido bien hacer un pacto como quien no quiere la cosa. Decir que la chica le daba mala espina era quedarse corto.

Tampoco es que su imagen de aprovechada mejorase cuando les relató a los aprendices que Tierra de Partida guardaba entre sus muros un gran secreto, siendo el ataque de los Sincorazón una oportunidad perfecta para hacerse con él. ¿Y quién les decía que no se había aliado con el mejor postor solo porque uno de los bandos estaba desprotegido?

Ya habéis oído —declaró Ryota—. Tierra de Partida va a ser destruida. Es nuestra oportunidad. Hemos de aprovechar el caos y el desconcierto del ataque para obtener el secreto de sus defensas. Eso significa, claro, que hemos de infiltrarnos... Y no perder tiempo peleando contra nadie. [/b][/color]

Irónico. No habrán sido pocas las veces que las Maestras les han ordenado que matasen a cualquier aprendiz de Tierra de Partida que se encontrasen por el camino, y en esta ocasión, el combate era algo innecesario (si es que Tiera de Partida no les plantaba cara) solo porque ya los daban por muertos.

El plan era rastrero a más no poder, pero… ¿qué iba a hacer él? Se comprometió con la Orden en realizar las tareas que le mandasen, fuesen de su agrado o no, pero como decían, los planes se podían torcer, y algo le decía que no iba a ser tan sencillo bajar a Tierra de Partida y hacerse con lo que estuviesen ocultando.

Llegó la hora de las preguntas, y los aprendices comenzaron a formularles a los Maestros sus dudas.

Maestro Ryota, disculpe pero… —comenzó Saeko—. ¿De dónde ha salido esta mujer? ¿Qué papel tiene en todo esto? Como comprenderá, es evidente que desconfíe.

Para sorpresa de Nikolai, la chica le agarró de la mano. La miró a la cara, encontrándose una expresión de inseguridad que no era muy frecuente en ella. No la culpaba de desconfiar en una desconocida que tiempo atrás se había enemistado con los Caballeros y que les estaba incitando a ir al mismísimo infierno.

Lo único que pudo hacer fue devolverle el apretón de manos a su querida amiga.

¿Por qué deben morir ellos?

Una voz desafiante se escuchó por toda la sala. Niko buscó con la mirada por todas partes, reconociéndola de inmediato, hasta que encontró a su propietario: Alec Ocus, antiguo aprendiz de Tierra de Partida con el que coincidió en una misión llevada a cabo en La Red y en donde le informó acerca de los sucesos que desencadenaron esa maldita guerra.

>>Los aprendices no tienen la culpa de nada, ¡¿Por qué deben morir ellos en esta estúpida guerra?!

La frustración del chico de la chistera no paró ahí: movido por la angustia de saber que sus antiguos compañeros iban a ser masacrados y no se iba a hacer nada al respecto, dio un paso en frente hacia Ryota y los demás, echándoles en cara como las disputas entre Maestros habían arrastrado a todos los aprendices de ambos bandos a un conflicto en el que no eran más que meras herramientas, las atrocidades que cometieron para llegar hasta aquí, el que confiasen en una supuesta asesina…

Alec acabó explotando, soltando toda la mierda que se había estado acumulando desde hacía tiempo.

Nikolai apretó los dientes y se abrió paso como pudo hacia el “brujo”. Entendía perfectamente la rabia de su amigo, siendo él mismo otro interesado en que se le pusiese fin a una guerra que no tuvo que haber comenzado, pero tampoco podía permitir que se metiese en un lío por dejarse llevar por sus emociones.

¡Dadme una razón para que pueda seguir siéndole fiel a Bastión Hueco! Si no podéis, habréis demostrado ser peor que el Maestro Ronin.

En cuanto le alcanzó, le aferró de los hombros.

Alec, tranquilízate, por favor —le solicitó, encarándole con una expresión seria—. Sé que esto te supera y es difícil de asimilar, pero piensa en lo que estás diciendo.

El aprendiz cerró los ojos y dejó escapar una bocanada de aire. Por mucho que le intentase detener de hacer una locura, sabía que Alec tenía todo el derecho del mundo a quejarse.

>>No eres el único que está en contra de la guerra. —Le volvió a dirigir la mirada—. Y es duro asimilarlo, pero a veces nos vemos obligados a hacer cosas que van en contra de nuestros principios.

>>>Solo te pido que aguantes un poco más, como estamos haciendo muchos de nosotros.
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor EspeYuna » Dom Feb 15, 2015 4:10 pm

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¡Nos atacan, kupó! ¡Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó!

Los pasillos eran un completo caos. El pánico se había apoderado de muchos y en especial de los aprendices más novatos, que quizás no sabían si bajar o esconderse en sus cuartos. Nadhia se abría paso entre ellos acudiendo lo más rápido posible a la sala del trono. La imagen de aquella monstruosidad le había dejado marca en su rostro, y por su cabeza pasaban demasiadas cosas: sus amigos, sus compañeros, sus maestros, y su propia vida. Todo lo que amaba estaba en aquel castillo, y los sincorazón estaban a punto de penetrar sus muros si no hacían algo. Intentaba pensar con la cabeza fría, aun cuando había dejado a Tandy atrás.

***


¡Nadhia! ¿¡A dónde vas, kupó!?

Ya lo has oído, nos llaman los maestros. Y... has visto lo mismo que yo. A... a ese sincorazón —logró decir, temblándole la comisura de los labios.

Nadhia logró vestirse de inmediato y calzarse las botas. Al instante preparó su arsenal de flechas e invocó su Llave-Espada antes de salir del cuarto. Sin embargo, Tandy la agarró de sus ropas.

¡Voy contigo, tan!

¡No, Tandy! —exclamó, nerviosa— No... no puedes. ¡Tienes que quedarte aquí! ¡Estarás a salvo!

¡¡Soy tu guardián, no pienso dejar que vayas sola...!!

¡¡Tandy!! —gritó entonces, presa del pánico. Sintió que su pequeño amigo le soltaba y agachaba la cabeza. Nadhia se dio la vuelta y lo abrazó con todas sus fuerzas— Escúchame, lo que hemos visto... todos vamos a acabar con él, ¿de acuerdo? Pero lo mejor es que tú te quedes aquí. Que ayudes a los que pidan auxilio y que vigiles los pasillos. Los maestros me necesitan —se apartó de él y le sonrió—. Volveré, lo prometo.

Nadhia echó a correr, escuchando como Tandy seguía gritando su nombre.

***


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Acabad con ellos.

Nadhia chasqueó la lengua. No podía creer que aquella monstruosidad que intentaba entrar en Tierra de Partida fuera producto de los planes de Bastión Hueco. Ni de lejos. Desconocía el estado de Ryota, desconocía la estrategia de Nanashi para acabar con ellos, pero controlar a un sincorazón de aquellas proporciones era una completa locura.

Y en medio de sus conclusiones, Nadhia sintió el terror en sus carnes y el silencio que se había apoderado de la sala del trono. Se le puso la carne de gallina y un sudor frío le recorrió la nuca y la sien. Agarró con fuerza su Llave-Espada, intentando por algún medio sentirse más segura. ¡Tenían que plantar cara a aquella amenaza, o si no...!

¡Al suelo!

Entonces el muro reventó. Nadhia escuchó la voz de alarma de Lyn pero su cuerpo no pudo reaccionar a tiempo. Sin embargo, la explosión le hizo caer al suelo, escuchando cómo los cristales reventaban. Se cubrió como pudo, pero no logró evitar un par de cortes en sus brazos y en la mejilla izquierda.

Se incorporó en cuanto le fue posible entre aquella desagradable neblina que se había levantado, con ayuda de su arma. Sus ojos recorrieron la sala: vio a Light en la distancia, y buscando a Xefil y a Fátima, dio con su maestro. No pudo apartar la mirada de aquella imagen.

Akio estaba temblando. Paralizado en el sitio, observando el boquete por el que había penetrado el ataque. Observando, al igual que Nadhia, cómo el sincorazón sostenía entre sus gigantescas garras una de las cadenas que los protegía a todos de la oscuridad que acechaba ahí fuera.

No... no lo hagas...

El monstruo se negó a su deseo y la cadena quedó hecha pedazos. Nadhia se apoyó en su arma de nuevo, impactada. Una de las dos cadenas había caído... si la otra padecía el mismo destino... estaban condenados.

Estaba aterrada, pero pensar en que allí se encontraban sus amigos, el pequeño Tandy, los moguris, los maestros... no podía permitir que sus piernas no reaccionaran. ¡Tenían que hacer algo!

¡¡Todavía no es el fin!! ¡Aún hay una cadena intacta! —exclamó, agarrando su Llave-Espada por el filo y preparada para volar si era necesario— ¡¡Maestro Akio, Maestro Ronin...!!

Quería negarse a la realidad.
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Re: [Evento Global] El Esclavo del Olvido

Notapor Aru » Dom Feb 15, 2015 6:25 pm

Aru fue despertada por un sonido metálico resonó como un trueno en mitad de la noche.
La jovenzuela calló de la cama tras escucharlo por segunda vez, despues corrió hacia la ventana para descubrir una vestia de ojos amarillos y grandes cuernos... Sus movimientos eran bruscos.

Y, en medio de su pecho, resaltaba un símbolo.

El de un Sincorazón.


¿Que... es esa cosa? —susurró Aru cayendo al suelo.

¡Nos atacan, kupó! —exclamó un moguri que golpeaba sin parar la puerta de la aprendiza.—. ¡Todos los aprendices, acudid a la Sala del Trono! ¡Rápido, kupó! ¡Nos atacan, nos atacan, kupó!

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Aru llegó en pijama al salón donde se podían divisar a varios de sus compañeros temblando del miedo, excepto uno que no conocía de nada que iba demasiado relajado.
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La muchacha divisó a Bavol, Lyon, Neru y Jeanne, un enorme alivió recorrió todo el interior de su cuerpo, sus amigos estaban a salvo.

¡Aprendices de Tierra de Partida! —gritó Ronin—. Nuestras defensas están a punto de ser penetradas. ¡Antes de que digáis nada, no sabemos si los causantes son los miembros de Bastión Hueco! Pero… Si los veis…—calló unos segundo mientras miraba a los demás maestros—: Acabad con ellos.

Bien, eh… —El maestro de Aru, Kazuki dio un paso al frente—. Ahora nos organizaremos en grupos de cinco, todos con un líder para...

Pero al pausó mientras todos esperabamos impacientes a que continuase. Parecía que algo malo iba a ocurrir...

Lyn, que fue la primera en reaccionar. Atravesó la estancia a la carrera hasta la cristalera que había cerca de la entrada.

Sus ojos se abrieron como platos y se giró con brusquedad, rugiendo:

¡Al suelo!

El muro reventó y un rayo de oscuridad cruzó la sala, con tanta potencia que sacudió los cimientos del salón. Las cristaleras se quebraron y estallaron, cubriéndolos de afilados fragmentos de cristal y los oídos de los presentes estuvieron a punto de reventar.

Cuando la oscuridad se disolvió, dejando a su paso una desagradable neblina, vieron un agujero de más de cuatro metros de diámetro en un lado del muro… Y otro justo detrás de los tronos.

Entonces, dio un último tirón… Y la cadena se quebró.

No puede ser... —entonces Aru miró a varios de los maestros y sin esperar comentario alguno, conjuró su llave espada temiéndose lo peor.
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