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¿Por qué no? —respondió a mi sugerencia—.
No estoy de humor para discutir nada: hoy me he chocado dos veces contra la pared, y me he caído por las escaleras.Contuve una carcajada. Siempre he tenido una imaginación muy despierta, e imaginarme a Watson rodando por las escaleras y chocándose contra la pared me pareció de lo más divertido. Recordé momentáneamente un dicho que se decía en la Cité: Cuanto más grande, peor es la caída. Dejé el laúd sobre la cama, no lo iba a necesitar.
Acabamos de ordenar la habitación. Era irónico que siempre que me encontraba con Watson habían libros por en medio. Una vez acabada la limpieza, lo encontré girado, mirando al móvil. Hice una mueca, seguía sin aclararme con aquellos aparatos del demonio, y el segundo Reaper´s Game no ayudó en nada a que mejorara mi opinión sobre ellos.
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Bueno, ahora ve tú delante: yo estoy revisando que me está mandando la princesita...—
¿Y dejarte solo en mi habitación? Ni de coña —repliqué mientras me apoyaba en el umbral de la puerta. En cuanto hubiera dejado de enviarle mensajitos a Aru, me encaminaría hacia el patio de Bastión Hueco.
Aterricé en un callejón de lo que parecía ser la ciudad más tétrica y definitivamente más oscura que había pisado en mi corta vida. Al instante hice desaparecer la armadura y el glider y me giré hacia Watson. Caminé hacia la entrada del callejón.
Caía una suave llovizna, aunque no supuso ningún problema, no llovía a cántaros y la capa me protegía. Aún así el mundo tenía cierto encanto, las calles eran oscuras, pero contrastaban con las luces de los edificios más próximos, además de con las luces artificiales de las farolas que se distribuían uniformemente por la calle. Aquel mundo servía para hacer una canción, de aquellas que servirían para hacer una historia romántica. Para rematar la luna tenía forma de corazón. Qué raro.
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Bueno, ya estamos aquí —invoqué la Llave Espada, mirando a ver si encontraba algún Sincorazón al que abatir—.
Se puede decir que hemos salido de caza, con dos portadores no tardarán en llegar los Sincorazón.Y de repente, una sombra salió disparada del callejón. Iba tan rápido que casi ni la vi, solo pude vislumbrar a alguien vestido de negro y montado sobre un glider, de esos que tienen forma de monopatín. Y no solo eso.
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¡Eh, ladrón! —Me había birlado la capa. ¡Mi capa! ¿Qué demonios le pasaba a esa capa que atraía a todo tipo de ladrones? Ya me robaban en la Cité, o al menos eso intentaban, pero aquello me pareció muy pero que muy rastrero.
En un abrir y cerrar de ojos invoqué de nuevo el glider, en pos del hombre o mujer, cabalgando a toda velocidad y sin mirar si Watson me seguía o no. Fue un acto instintivo, aunque tampoco tenía que pensármelo mucho. Giré una esquina, me perdí por las calles y de repente… No frené a tiempo. Me estampé contra un muro de hormigón en un callejón sin salida. Y ni rastro del listillo.
Abrí los ojos. Me encontraba tumbado boca arriba, mirando hacia el cielo infinito. Mi vehículo había desaparecido por el impacto, y tenía un dolor de cabeza tremendo. Intenté incorporarme, por el dolor, seguramente me había roto varias costillas, por lo que me acerqué a una pared y me apoyé en ella.
Pensando que había perdido mi querida capa para siempre, un sobre cayó del cielo, que agarré al vuelo. El remitente estaba firmado como The Riddler, y el destinatario a Myriddin Law Watson y Simbad.
Si vuestras cosas queréis recuperar,
mil pruebas tendréis que superar.
Leed en el interior lo que tenéis que realizar.
Me levanté con el mismo dolor y miré a Watson… O Myriddin por lo que se veía. Interiormente me estaba muriendo de la risa, ¿Myr no era nombre de chica? Habría soltado una retahíla de carcajadas, pero me dolía el pecho con respirar por el golpe, así que en su lugar pregunté:
—
¿Tienes idea de quién puede ser? —Le pasaría la carta, con algo de intriga y con ganas de matar a ese desgraciado.
El pensamiento fugaz de que podría haber sido Andrei se me pasó por la cabeza, pero definitivamente no era su estilo, lo que hizo que me aliviara en consecuencia. Sería un bromista de poca monta que nos habría seguido.