¡El grupito siguió junto! Aunque la mayoría intentó disimular por la puerta por la que entraba para que los demás no le copiasen, al final todos eligieron la misma puerta: que resultó ser la correcta. Al cruzar, los diez aprendices recibieron un premio que les cayó del cielo hasta sus manos: una hierba del eco. ¡Yupi!
La sala a la que llegaron era idéntica a la anterior, pero al menos tenía salidas claras y sin pruebas por el medio: pasillos hacia el este y hacia el oeste, y una gran puerta doble que seguía hacia el sur.
¡A seguir buscando la salida!
Cogiditos de la mano (o del brazo, no quedaba claro), la pareja cruzó la barrera amarilla sin problemas. Avanzaron hacia el oeste, encontrando por el camino dos pequeños frascos de antídoto que pudieron quedarse, uno para cada uno.
Un poco más adelante, volvía a haber un cruce de caminos triple: al norte, al noroeste, y al sureste. ¿Ahora por dónde?
Siguiendo en grupo, el trío fue hacia el norte y se internaron por el camino oscuro... que acabó siendo un callejón sin salida de nuevo. ¡Qué mala pata, otra vez! Aunque mira por donde, al girarse notaron que algo se había enganchado en las suelas de sus zapatos: un vale. ¡Por diez mil platines en la tienda moguri!
Por lo demás, volvían a tener las oportunidades de antes.
Los cuatro valientes optaron por mirar en el interior del cofre... y fueron cuatro éteres, uno para cada uno. ¡Pues mira qué bien! Aunque también hubo algo extraño: distintas luces salieron del cofre a toda velocidad cuando cogieron los respectivos éteres, volando a toda velocidad fuera de la habitación. Ellos no lo sabían, pero sus respectivos compañeros de equipo recibieron un éter también.
Por lo demás, podían seguir continuando: la puerta de la habitación daba a un pasillo por el que podían ir al norte o al sur.
Caminando y caminando, las dos chicas acabaron avanzando bastante hacia el norte por un largo pasillo. Acabaron llegando a un cruce de caminos con tres opciones: girar al este, girar al oeste, o ir al noreste. ¿Por dónde ahora?
Seguir hacia el este acabó llevando a Renata hacia el sureste, luego un poco más al este hasta acabar a una pequeña habitación cuadrada. Lo más llamativa de ella era una barrera lima con un tres flotante, y que la aprendiza no podría cruzar sola por mucho que lo intentara.
La única manera de continuar por allí era una extraña puerta que parecía tener un teclado en el centro, como si se pudiera escribir en ella. Al acercarse, la voz etérea que les había hablado al principio del todo volvió a sonar:
¿Un acertijo? ¿Sabría la respuesta?
Fecha límite: viernes 4 de diciembre a las 23:59.
· Los miembros de los equipos 3 y 4 recibirán dos éteres al acabar el evento gracias al cofre especial que han abierto.
· El viernes por la noche estaré liado y no podré postear, así que alargo la fecha un par de horas y aviso que postearé el sábado por la mañana.