La guerra de comida siguió desarrollándose. Light, quien permaneció a la defensiva hasta ese momento, decidió finalmente pasar al ataque. Iría a gatas por el suelo, usando las mesas volcadas como protección, mientras buscaba alimentos que arrojar.
Encontró en el suelo un plato con una tarta de queso que milagrosamente estaba intacta (la cogió sin dudarlo), además de pastelillos varios. Y no tardó en encontrar a su presa: Watson.
«
Te vas a cagar», sonrió con un poco de maldad.
Ejecutó una de las habilidades del nexo,
Magnetokinesis, para manipular en el aire la mayor cantidad posible de aquellos pastelillos. Todos estos volarían hasta estrellarse en la cara del aprendiz, embadurnándola de nata y chocolate. Le perseguirían hasta el fin del mundo si era necesario.
Después, con tarta en mano, y aprovechando que seguramente toda la nata le había cegado por un momento (o al menos aturdido), se acercaría a toda velocidad al joven y le estamparía la tarta en su cara, con todas sus fuerzas.
—
Toitsch potteransu —sentenció, aunque ni él sabía lo que estaba diciendo. ¿Quizás había bebido demasiado?
Luego huiría como un cobarde, envuelto en su
Tenue (otra habilidad del nexo), decidido a esquivar cualquier contraataque suyo. Se colocaría detrás de las mesas volcadas, sus barreras, y seguiría buscando alimentos para arrojar.
Al final la guerra iba a resultar divertida y todo.