por Pictor Iocus » Vie Feb 06, 2009 8:37 am
Siguiente capítulo! Espero que disfrutéis =D
--
Dentro del despacho del director, Lex y Pavel se quedaron asombrados al ver la meticulosa decoración que lucía. En su escritorio había una pequeña fuente hecha sólo de agua en movimiento. Pero no sólo eso, sino que toda la habitación estaba decorada con figuras acuáticas en movimiento; desde criaturas marinas hasta flores y edificios.
- ¿Os gusta? – preguntó René al percatarse de sus caras.
- … Son magníficas. No había visto nada igual… - contestó Pavel aún un poco absorto, y entonces miró a Lex.- Bueno… comparado con esto, tus figuras dejan bastante que desear – dijo sonriendo pícaramente. Lex se cruzó de brazos y miró a un lado dolido.
- … ¡No puedes comparar! – y ambos rieron, aunque al parecer a René pareció divertirle también, ya que escucharon una risita.
- No os desviéis… - cortó Roko haciendo que todos prestaran ahora atención a Rahal.
- Vamos, Roko – dijo éste sonriendo amablemente - No pasa nada, no tiene importancia. ¿A caso hay algo de malo en dejarte hipnotizar por el gran poder del arte? – añadió mientras miraba con ternura su colección.- Pero en fin. Hay algo que nos urge más, ¿verdad? – y miró a la pareja de Firekar.
- Sí
- Bien… según nos han informado, un alumno de vuestra escuela desapareció la pasada noche, más concretamente un amigo vuestro, Derer, si mal no recuerdo – ellos asintieron.- Es posible que por razones aún desconocidas se dirigiera a éste país, a Qualord, y por consiguiente, no sería descabellado pensar que se dirigiera a la escuela. Gracias a algunas fuentes hemos sabido de ello, ya que quizá Derer fue visto en el puerto de FarQua. Dicho esto, estamos realizando una pequeña búsqueda en esta isla y las cercanas, pero a falta de personal, solicitamos alguna ayuda por parte de la escuela de Firekar, y aquí estáis. Os uniréis a la búsqueda con la ayuda de René y Roko. Imagino que ya os habréis presentado
- Sí, descuide – afirmó Pavel con la intención de que Rahal prosiguiera con las indicaciones.
- Bien. El primer lugar donde deberéis busc… - entonces la puerta del despacho se abrió con un gran estruendo que alarmó a todos.
- ¡¡Director!! ¡¡Tenemos problemas!! – exclamó alterado un hombre de complexión delgada y túnica azulada.
- ¡¿Qué ocurre, Lei?!
- Es la montaña de Cianer. ¡¡Se derrite!! – Rahal parecía contrariado.
- ¡¿Cómo es eso posible?!
- ¡Seguidme, aprisa!
Y todos siguieron a Lei hasta el exterior del edificio, desde donde pudieron ver con sus propios ojos a lo que éste se refería. Una montaña helada situada cerca de la isla se había desprendido de su “pico”, ya que, como bien les habían dicho, estaba derritiéndose poco a poco, haciendo caer grandes cantidades de agua.
- No es posible… ¡Alguien debe estar detrás de esto! Cianer no puede ser derretida por causas naturales. ¡Rápido! ¡Debéis ir de inmediato! Yo no puedo abandonar mi puesto – dijo el director refiriéndose a los cuatro estudiantes.
- P… pero director….
- ¡No hay tiempo que perder! – y todos salieron corriendo hacia la montaña sin más. Era evidente la gravedad de la situación.
Subieron a un coche y se dirigieron a toda velocidad hacia la montaña. Era difícil determinar qué era más veloz: el coche o la fusión del hielo. A medida que se acercaban, la cantidad de agua que descendía peligrosamente iba aumentando más y más. Llegaban a un puente que conducía hasta la base de la montaña cuando el coche se detuvo. Todos salieron del coche (con él el riesgo dentro del puente podría ser mayor), y Lex se quedó inmóvil.
- ¡Vamos, Lex! – gritó su amigo tirándole del brazo.
- Es que… me ha parecido ver un destello rojo allí en la montaña
- ¡Eso ahora no importa! – y comenzaron a correr junto a las chicas, pero Roko detuvo al grupo justo al entrar en el puente.
- Es inútil. Mirad – la montaña estaba derretida casi por completo, y la gran masa de agua se dirigía a toda velocidad a lo largo del puente hacia la isla donde se encontraban.- Debemos detener el agua aquí, cuando salga del puente. Sería un suicidio hacerlo dentro de él, es una masa demasiado grande. Y teniendo en cuenta que si llega hasta la ciudad todo sería masacrado… es el lugar donde debemos intervenir. Tengo un plan – y Roko comenzó a indicarles a cada uno lo que debían hacer minuciosamente ante el asombro de Pavel y Lex. Resultaba increíble que hubiera podido elaborar un plan en tan poco tiempo, y a pesar de ello estaba muy bien estudiado, era evidente que Roko poseía mucha agilidad mental.
- ¿Entonces seréis capaces de hacer lo acordado? No conozco vuestro límite – dijo Roko algo impaciente, debían prepararse.
- Descuida. Haremos lo que esté en nuestra mano – contestó Lex cerrando el puño, seguro de sí mismo.
- ¡Pues comencemos! – gritó René mientras se colocaba junto a Lex. Ambos comenzaron a concentrarse. A René le envolvió una atmósfera azulina, mientras que Lex quedó cubierto por una roja.- Recuerda. Yo me haré cargo del primer barrido
- ¡Sí!
Mientras tanto, Roko y Pavel se habían alejado de la entrada del puente y se encontraban concentrando poder, como sus compañeros. A los pocos segundos el agua casi llegaba a la salida, inmensa y poderosa. Entonces René alzó sus manos y su aura se expandió.
- ¡¡Ahora!! ¡¡¡Ingentes congelô!!! – gritó la joven. Entonces la masa de agua más próxima a ellos comenzó a congelarse a gran velocidad. Cada gran remolino sucumbía ante su magia.
- ¡Bien! ¡Aguanta un poco más! – animó Lex mientras seguía concentrándose. René parecía cansarse en cuestión de segundos, hasta que poco después calló al suelo exhausta.
- Aprisa… - dijo con debilidad mientras una nueva enorme masa de agua surgía de detrás del gran bloque de hielo hacia donde se encontraban.
- Vamos allá… - y alzó los brazos al igual que había hecho René.- ¡¡¡Magnus ârefactum!!! – y ahora las grandes olas comenzaba a evaporarse con velocidad. Las aguas parecían estar perdiéndose en una gran nube vaporosa, mientras Lex notaba cómo todo su cuerpo le ardía. Dejó de sentir sus extremidades, y poco después la vista se le nublaba. Entonces se tambaleó y calló junto a René. No le quedaban fuerzas. Pero entonces René tocó el suelo con la palma de su mano y susurró:
- Sustulî ûmôris…
Pese a que se habían deshecho de una gran cantidad de feroces aguas, aún quedaba mucha dirigiéndose peligrosamente hacia la ciudad. Habían detenido la mitad de la cantidad total, puede que menos…, y ahora se dirigía hacia la posición de Roko y Pavel, todavía concentrados. En las manos de Pavel había aparecido una pequeña esfera cegadora mientras recitaba extrañas palabras, y cuando el agua se encontraba a una distancia prudente, el adepto a la luz extendió sus brazos.
- ¡¡¡Êruptiô fulgôris!!! – y la pequeña esfera salió veloz contra la gran corriente. Cuando ésta quedó sumergida, una explosión alzó las aguas en forma de una ola gigante que amenazaba la ciudad. Ahora, el brazo de Roko se cubrió con potentes corrientes eléctricas.
- ¡¡¡Fulmen discissum!!! – y la enorme ola quedó impregnada por diminutas corrientes eléctricas que se movían a la velocidad de la luz. Y como por arte de magia, la extensa ola se desintegró convertida en una gran atmósfera húmeda de gotas de agua que comenzó a caer en forma de lluvia sobre toda la isla. Lo habían conseguido.
- Misión… cumplida…. Buen… trabajo – dijo jadeando Pavel poniéndole la mano en el hombro a Roko, que también parecía cansada. Entonces la chica se levantó y ayudó a Pavel a incorporarse.
- Lo mismo digo… No… eras tan debilucho como creía. Pero… debemos encontrar a los otros dos. Espero que no les haya engullido la ola… - y caminaron lentamente hacia donde se habían situado antes sus compañeros. Al llegar no pudieron ver ni rastro de ellos.
- No puede ser… - dijo Pavel haciendo ver su preocupación.- René… dijo que no habría problema… - pero Roko no dijo nada y se dirigió a la entrada del puente. Al llegar se asomó por una barandilla lateral y sonrió aliviada.
- No te preocupes. Están aquí – y Pavel imitó a su compañera. Junto al puente, a ras del agua marina, Lex y René se encontraban tumbados en una pequeña masa líquida de color púrpura. Al parecer René había conseguido utilizar un conjuro acuático en el último segundo para transportarse a un lugar seguro junto a Lex, pero la chica estaba muy pálida.
- Vamos, René, o acabarás enferma. Ya no hay de qué preocuparse, lo hemos conseguido – le aconsejó su amiga. Al unirse al grupo, cogió a caballito a su débil amiga y todos se dirigieron a la escuela, el coche había desaparecido del mapa…
Al llegar a la escuela fueron a ver al director, ahora con recuperadas fuerzas, al menos podían hablar con normalidad.
- Habéis hecho un trabajo magnífico. Vuestra actuación será reconocida por toda la ciudad. Para unos jóvenes de vuestra edad se trata de un acto verdaderamente notable, me siento orgulloso de vosotros, llegaréis lejos – halagó el director con una sonrisa de satisfacción y gratitud.
- Todo fue gracias a Roko – opinó Lex.
- Sí. De no ser por su increíble capacidad de planificación y su sangre fría, ahora ésta sería una ciudad submarina – Roko enrojeció modestamente.
- Sin vosotros no hubiera habido plan – intentó corresponder ella.
- Todos tenéis mérito – añadió el director.- Oye René, ¿te encuentras bien? – la joven estaba algo cabizbaja.
- ¿Eh? ¡Ah! No. No se preocupe, director. Es solo que… la montaña ha…
- Sí. Tienes razón. Ha sido un acto premeditado. Y debemos encontrar al culpable lo antes posible antes de que provoque más incidentes – al decir esto, Les y Pavel se miraron dudosos y preocupados.
- Em… señor Rahal… Pavel y yo tenemos la sospecha de alguien, aunque espero que no estemos en lo cierto – su rostro parecía incluso triste.
- ¿De quién se trata? – Rahal les miró interesado.
- … Derer, señor
- ¿Derer? ¿Pero ese no es vuestro compañero?
- Sí… pero los dos sentimos su aura cuando llegamos al puente, justo cuando la montaña se derritió por completo. Hemos estado juntos desde pequeños, y podemos percibir cuando está cerca. Derer siempre ha estado rodeado de un aura extraña. Pero no entiendo qué hacía allí. Si ha sido el causante algo ha tenido que ocurrir. Incluso si alguien o algo nos ha hecho creer que era él me gustaría avanzar en esa dirección. Puede que Derer esté en peligro
- Y si no es el caso. Merecemos una explicación por su parte – añadió Pavel con semblante serio.
- ¿Estáis seguros de vuestras palabras?
- Cabe la posibilidad de que estemos equivocados, pero de todas formas es la única pista que tenemos de él. Opino que deberíamos ir en su búsqueda a pesar de ello, tenemos que aprovechar cualquier indicio – Rahal quedó pensativo mientras observaba al cuarteto.
- … Muy bien. Si así lo creéis, debéis ir tras su pista. Si podéis evitar más catástrofes como ésta merece la pena, y al mismo tiempo daréis con vuestro amigo. Mandaré que comiencen los preparativos de vuestro viaje
- Muchas gracias. Lex y yo le estamos agradecidos. Los dos intentaremos dar con él
- Cuatro
- … ¿Perdone?
- No seréis dos, sino cuatro – entonces todos empezaron a comprender. Rahal miró a sus alumnas y sonrió.- Éstos jóvenes necesitarán vuestra ayuda. Y después de vuestra actuación de hoy, creo que formáis un buen grupo. Partiréis mañana por la mañana
- Pero… - Roko parecía confusa, al igual que René.
- Sois alumnas notables. Me encargaré de que la falta a clase no os perjudique. Y creo que saliendo al exterior aprenderéis más que asistiendo a cualquier clase, ¿no crees? – dijo el director con una sonrisa despreocupada. En ese momento entró en el despacho el hombre que les antes les había advertido del peligro.- Un momento, Lei. Ahora te atiendo - añadió el director dejando que Roko contestara su pregunta.
- … Sí, supongo - contestó Roko.
- Haremos lo que esté en nuestras manos. ¡Dejaremos bien alto el listón de la escuela de Gualord! – dijo René algo ilusionada.
- ¿Y vosotros, chicos? ¿Tenéis alguna objeción? – y los dos sonrieron agradecidos.
- En absoluto. Gracias de nuevo
- ... si me permitís. Apoyo la decisión del señor Rahal - dijo Lei algo nervioso.- No he podido evitar oír la conversación desde el otro lado de la puerta. Mis disculpas - Rahal negó con la cabeza despreogupado.- Yo me encargaré de supervisar vuestro viaje y de recibir vuestros informes desde la escuela. Espero que entontréis a vuestro amigo - los jóvenes asintieron.
- Bien. Pues será mejor que vayáis a descansar. ¡Mañana comienza una nueva etapa para vosotros! – y el cuarteto se despidió y salió de aquel precioso despacho.
FIN DEL CAPÍTULO---------
Espero que os aya gustado!!! Saludosss