Day 0
-El objetivo a sido localizado… Coordenadas transmitidas y fijadas. Abriendo núcleos de fotones, carga: 20% Curvatura de la luz: 0’001%
-¡Alan! ¡Despiértate, dormilón!
Alan abrió los ojos lentamente y miró a la persona que le había despertado. La chica le sonrió al ver cumplido el objetivo de molestar a su mejor amigo.
-¿Cómo has entrado en mi habitación?-Preguntó mientras daba un sonoro bostezo.
-Nunca subestimes mis habilidades para abrir cerraduras.- Fanfarroneó ella.
-No te lo crees ni tu, has entrado por la ventana-. Se burló Alan
-Nunca caes en mis bromas-. Se quejó.
-Es lo bueno de conocerte tanto, enana-. La chica le echó una mirada asesina.
-Solo eres una hora mayor, Al-. Dijo mientras le echaba la lengua y le guiñaba un ojo.
-Enma, de verdad, necesitas ir a un psiquiatra urgentemente-.Se rió.
Alan se quitó la manta y se puso en pié, abrió la puerta del armario, cogió la ropa que usaría ese día y la dejó sobre la cama.
-Bonito pijama, por cierto-. Comento mirando hasta el más mínimo detalle del atuendo del chico, un pijama de blanco con estampados de flores de todos los colores.
-Calla, solo cogí el primero que encontré -. Se quejó mientras se quitaba la parte de arriba y la tiraba sobre la alfombra que adornaba el suelo, Enma apartó la vista sonrojada.
-No hace falta que te desnudes delante mía-. Dijo mirando hacía la pared evitando mirar de reojo al chico.
-¿Te tengo que recordar que de pequeño tu madre nos bañaba juntos?-La chica lo fulminó con la mirada.
-Solo teníamos seis años en aquella época, pasaron casi diez años desde entonces-. Se quejó.
-Yo voy a la ducha, espérame aquí si quieres…Una cosa… ¿Tus padres no se preguntará donde estas a estas horas? Es demasiado temprano incluso para ti.
-No se…No creo que se levantara mi madre todavía, ¡Ah! Y mi padre no está en casa…¿Son las 7:14 de la mañana, sabes?
-Voy a la ducha ya..no me entretengas más, enana-.
Alan atravesó la habitación, echó una última mirada a la chica y entró en el cuarto de baño.
Enma en su espera echó una ojeada a la habitación, como cabía esperar de él, la habitación estaba completamente ordenada a excepción de la cama que estaba deshecha y el pijama que estaba en la alfombra azul que adornaba el suelo. Las paredes eran blancas brillantes al igual que el techo, el suelo tenía parqué de color verde claro como si fuera césped, en la derecha de la habitación había una estantería llena de libros sobre mundos paralelos, dimensiones, la memoria y cosas que a el le atraían bastante desde que eran pequeños, a la izquierda la pared estaba adornada con posters de sus grupos favoritos, marcos de fotos en las que el y ella salían juntos riendo felices con otros de sus amigos y un enorme reloj de madera dorada con pinta de caro que marcaba todo lo habido y por haber; La hora, la fecha, si era de día o de noche, termómetro… En frente de ella había dos puertas, la del baño era de madera y se abría con un pomo dorado con un grabado de un dragón chino que rodeaba casi por completo el pomo como intentando morderse a si mismo la cola. La otra puerta era corrediza y daba a un pasillo con otras dos habitaciones que nunca se usaban, otro baño y unas escaleras que llevaban al piso de abajo donde estaban el salón, la cocina y la entrada al garaje en el que solo había una bicicleta y material para arreglarla en caso de que esta se rompiera y por último tras ella estaba la ventana por la que había entrado, desde ella se veía solamente su casa y la de otros vecinos, un parque que estaba a solamente dos minutos andando y el instituto que estaba a otros tres minutos del parque.
El sonido del agua cesó sin que se diera cuenta y a escasos veinte segundos después salía Alan envuelto por la cintura con una toalla blanca.
-Se me olvidó la ropa en la cama ¿Me la pasas?- Pidió el chico señalando la ropa con una mano mientras usaba la otra para sostener la toalla.
-S…si-. Tartamudeó otra vez sonrojándose más que la vez aterior.
Enma acercó la ropa al chico que se metió en el baño justo después de cogerla. Tras uno o dos minutos Alan salió del baño ya vestido con una camiseta negra de manga corta y unos vaqueros también cortos.
-Bueno ¿Hoy te apetece desayunar aquí o vamos a tu casa?- Dijo mientras echaba a un lado la puerta corrediza de su habitación y dejaba pasar a la chica primero.
-Pues aquí me vale, si no es molestia-. Sonrió.
-Ve bajando entonces y quédate en la sala, yo bajo cuando haga la cama-. Enma hizo caso y bajó a la sala. Nada más sentarse en el sofá la chica encendió la tele, se sorprendió ver que no funcionaba ningún canal, en la pantalla simplemente ponía que había un fallo en el satélite o la antena. Apagó la tele y Alan apareció por la escalera de caracol metálica.
-Sigue sorprendiéndome que viviendo tu solo aquí seas tan ordenado-. Dijo esbozando una media sonrisa.
-Y a mi me sigue sorprendiendo que estés dándole vueltas al asunto de mis padres, ni siquiera los recuerdo ¿Para qué buscar información de alguien a quien no conozco?-. preguntó con un tono borde, le molestaba que sacaran ese tema de conversación y en aquellos últimos meses desde el día de “Llevar a tus padres a clase” Enma no paraba de sacar el tema de conversación o de tratar de investigar a cerca de ellos pese a que no había encontrado nada.
-Bueno, ahora que hemos acabado las clases me parecía bien investigar un poco más acerca de…
-¡No!-. Grito Alan enfurecido.
-Lo siento-. Respondió casi al instante la chica.
Un silencio incomodo se apoderó de la sala.
-Voy a preparar el desayuno, lo de siempre, supongo. Estará en unos minutos, ya te avisaré.
La chica creyó ver una lágrima rodar por su cara antes de que se diera la vuelta a hacia la cocina aunque al final supuso que sería su imaginación, una de las particularidades de su mejor amigo era sin duda que nunca lo había visto llorar, ni siquiera cuando se rompiera con nueve años el brazo jugando al pilla-pilla, el medico le había preguntado porqué no lloraba cuándo habían llegado al hospital y el simplemente había respondido “Llorar no me curará el brazo”.
-¡Ya puedes venir!-. Llamó desde la cocina, Enma se dirigió a la cocina y se sentó en frente de Alan. El desayuno de ella había sido un cuenco de leche con cereales y unas magdalenas mientras que el de el había sido un café cargado que le ayudaba a espabilarle (o al menos eso era lo que solía decir)
Enma miró la hora y exclamó.
-¿Qué ocurre, enana?-. Preguntó recibiendo una mirada asesina por el comentario de “enana”.
-¡Solo me llevas una hora! Y ocurre que vamos a llegar tarde para coger el autobús para ir al campamento de verano.- Contestó mientras tomaba el último trago de leche.
-Cierto…Que rápido pasa el tiempo-. Recordó a la vez que se levantaba y llevaba los cuencos que habían usado en el desayuno.
-Parece mentira que seas el que tiene mejores notas del instituto siendo tan despistado a veces. Y no sería tan tarde si no tardaras media hora en ducharte, ni yo tardo tanto-. Se burló ella.
Alan soltó una carcajada mientras limpiaba los cacharros.
-Voy a por la maleta a mi habitación, me la dejé dentro del armario-. Dijo mientras salía a toda prisa de la cocina y subía las escaleras.
A los pocos segundos apareció cargando con dificultad la maleta intentando bajarla por las escaleras sin darles ni un solo golpe.
-¿Necesitas ayuda, blandengue?-. Se ofreció.
-No, gracias-. Contestó con voz ronca por el esfuerzo.
Tras esa escena los dos salieron de la casa y se dirigieron a la de Enma para que ella cogiera sus cosas.
La madre de Enma los saludó a ambos con toda naturalidad al verlos juntos. Se habían criado juntos desde los seis años y no le extrañaba el comportamiento de su hija, es más, se sorprendería del día que no fuera a casa de Alan a despertarlo entrando por la ventana de su habitación, había que admitir que a ella se le daba genial escalar.
-¿Ya os vais al campamento? Antes llamó esa otra chica, Sarah creo porque estabais tardando.
-Si, nos vamos ahora mamá-. Enma cogió la maleta que estaba en el suelo del pasillo de la entrada
-Pasadlo bien y portaos bien, tened cuidado con los mosquitos y no bebáis agua estancada o que huela raro-.
-Mamá, ya somos mayorcitos, tendremos cuidado-. Aseguró la chica. Le dio un beso en la cara y se despidió.
-Dale a papá otro beso de mi parte cuando vuelva del viaje de negocios-. Se despidió mientras empujaba a Alan a la salida de la casa.
-Núcleos de fotones aumentando intensidad: 45%. Curvatura de la luz: 1%
Enma y Alan llegaron a la parada del bus a los pocos minutos de despedirse de la madre de Enma, la parada ya estaba a rebosar de otros compañeros de clase que esperaban coger el autobús y irse esa semana lejos de sus padres, lo normal en todos los adolescentes.
-¡Eeyy!-. Una voz familiar sonó detrás de los dos amigos ambos se giraron para ver a Sarah y a otro compañero de clase James.
-Buenos días-. Saludó Enma nada más llegar justo enfrente de ellos, Alan saludó con un movimiento de cabeza.
-Ey, troncos por fin nos libramos esta semana de nuestros padres ¿No? Estaba deseando está excursión desde antes de plantearla siquiera…Solo espero que podamos cambiarnos de habitación a la de las chicas para….Ya me entiendes-. Dijo James picadamente susurrando a Alan el cual empezó a reirse.
-Sigues siendo el mismo pervertido de siempre-. Rió. Las dos chicas fulminaron a James con la mirada
-¿Qué dijo?-. Preguntó Sarah poniendo cara de asesina.
-N..nada, nada-. Se excusó James.- Solo hablábamos de una peli del otro día, ¿Verdad?
-Si, claro-. Contestó Alan en tono un tanto irónico lo que hizo que la chica fuera a junto el chico le mirara a los ojos y le soltara un bofetón que resonó por toda la parada atrayendo así todas las miradas de las demás personas.
El autobús apareció al fin doblando la esquina y frenando frente a todos los que allí estaban, los padres de algunos de los “campistas” se despedían dándoles besos exageradamente fuertes. Los cincuenta que iban al campamento fueron metiendo sus maletas en un compartimento en la parte baja del vehiculo. Alan cogió sitio por el centro de bus, James a los pocos segundos se sentó junto a el y las dos chicas se sentaron en los asientos libres al frente.
-Las vacaciones, han empezado-. Murmuró Alan justo antes de que el autobús comenzara a moverse rumbo al “Green Lake” el campamento de montaña mas famoso del país. Según lo que habían dicho colegios de los más prestigiosos irían a ese sitio. Solo deseaba que no fueran los típicos pijos arrogantes a los que al menos en su grupo de amigos solían evitar.