Por entre las gritas que formaban las paredes, ahora en destrucción. Comenzaron a salir acechantes dementores, de aspecto umbrío y maléfico.
-Esta habitación nos da lo que necesitamos –Dijo Sora-. ¡Práctica!
En ese momento aprovechó para dirigir su patronus hacia uno de los dementores, que rápidamente, se estrelló contra la pared opuesta y desapareció.
-¡A ver quien destruye más! –Gritó animado Sora.
-Quien llegue a cien gana-.
-Esto no es un juego, Ron –Dijo Hermione mientras retrocedía, pues los dementores los estaban acorralando.
-Cierto, pero así se hace más divertido –Imploró Harry, al llevarse a tres dementores por delante-. Además, ¡voy ganando!
El número de dementores fue disminuyendo, hasta que sólo quedó uno. Entonces, los cuatro patronus fueron a la vez a por aquella fea y extravagante criatura, produciendo una fuerte explosión al chocar entre sí.
-¡Gané! –Advirtió Ron con una amplia sonrisa-. ¡Veinticinco, he acabado con veinticinco!
-¡Eso no es justo! Has hecho tram…
-¡Mirad! –Exclamó Sora, apuntando con los dedos a las paredes de la habitación, que poco a poco, comenzaron a reconstruirse.
-Bueno, ya has aprendido, y puesto en práctica, el patronus –Comentó Hermione-. Ahora nos podemos centrar en…
-¡Enseñarte a jugar al quidditch! –Intervino Ron, ilusionado ante la idea de no seguir practicando hechizos.
-Buena idea Ron –Dijo Harry, que tampoco le apetecía seguir con los conjuros-. Vayamos al…
Pero, en un abrir y cerrar de ojos, el suelo de aquella extraña habitación empezó a ponerse verde y un bonito césped a salió de él. A los pocos segundos, seis palos metálicos brotaron poco a poco de la hierba, tanto, que atravesaron el techo, que poco tiempo después, también desapareció, dejando ver un bonito cielo de mañana, despejado y sin posibles precipitaciones, eso sí en la parte norte de Inglaterra hay una gran posibilidad de lluvia, durante toda la semana, hasta el domingo que empezará a despejar.
Cuando el campo entero se hubo formado, un cofre apareció en medio de éste. Los chicos se acercaron y al abrirlo, pudieron contemplar cuatro pelotas, todas diferentes unas de otras, salvo dos, que eran iguales.
-Bueno, empezaré diciéndote que hay siete jugadores en cada equipo. Tres se llaman cazadores –Explicó Harry mientras sacaba una pelota rojo brillante, del tamaño de un balón de baloncesto-. Ésto es la quaffle. Los cazadores se la pasan y tratan de meterla por uno de los aros de gol (que son esos círculos que hay encima de cada poste), obteniendo diez puntos cada vez que lo consiguen. ¿Entendido?
-Sí, sigue –Dijo Sora expectante.
-Vale, has de saber que también hay un jugador a cada lado (enfrente de sus aros correspondientes) que es el que evita que los contrarios encesten. Algo así como un portero en fútbol.
-¿Cómo un qué? –Pregunto Ron
-Nada –Prosiguió Harry, observando que Sora y Hermione sí sabían lo que era-. Esas dos son las bludgers, y los que se encargan de ella son los golpeadores –Comentó, señalando a dos pelotas negras y un poco más pequeñas que la quaffle, que se removían, como quisiendo salir del baúl-. Coge este bate y prepárate.
Cuando Harry soltó una de las bludgers, ésta salió despedida hacia arriba, y volvió con una curva idéntica a la que hacen boomerangs. Sora agarró aún más el bate, y le dio con tal fuerza que se le perdió la vista a la pelota.
-Me ha gustado ese tiro –Comentó, expectante, Ron-.
-Gracias. Por cierto, ¿y esa? –Preguntó Sora, señalando a una pequeña pelota dorada, parecida a una nuez grande.
-Esa es la snitch. Cuando se suelta, vuela tan rápido que en ocasiones es imposible verla. Los que la cazan son los buscadores, o mejor dicho, el buscador (en este caso yo). El equipo que la consiga gana ciento cincuenta puntos y, casi con toda certeza, gana el partido. Un partido solo se termina cuando el buscador la encuentra. Hay partidos que han durado meses, hasta que han encontrado la maldita pelota (tuvieron que traer sustitutos para que los jugadores descansaran. O eso dijo Wood…)
>> Y bueno… esto es básicamente el quidditch.
-Basta de palabrería y… ¡A practicar! –Intervino Ron, al poco de aparecer unas bonitas y cuidadas escobas de la nada.
Mmm…Esto… ¿Cómo se vuela? –Preguntó Sora, intrigado por cómo montar en un fino palo de escoba, sin hacerse demasiado daño en la entrepierna.
-¡AH! Es verdad, que no sabes volar... Bueno, colócate así –Explicó Harry, a la vez que se montaba en la escoba, como si ésta fuera un pequeño y delgado caballo-. Bien –Dijo cuando Sora, torpe pero rápidamente, se hubo subido en la escoba-. Ahora desliza suavemente el palo hacia arriba. Más o menos como yo.
Harry, igual que como había explicado, deslizó la punta de la escoba hacia arriba y ésta ascendió ligeramente.
Sora también lo hizo, pero más bruscamente. De modo que la escoba se elevó muy deprisa, mientras hacía algunos lupins y piruetas. Sin embargo, ante la preocupación de Harry, Ron y Hermione, Sora se estabilizó y los chicos pudieron ver en él una gran sonrisa, como si aquello le hubiera encantado. Por lo que, pronto, comenzó a recorrer, de un lado a otro, todo el campo con su escoba.
-¡Una carrera! –Incitó Sora, a Harry, Ron y Hermione.
-No creo que sea una buena…
-¡ASCENDIO! –Gritó Ron, en dirección a Hermione. Lo que produjo que la chica se elevara altamente en el cielo, y callera torpemente sobre su escoba.
-¡Me podías haber…!
-¡Él último que llegue a la torre más alta y vuelva, se convertirá en tortuga marina! –Interrumpió a Hermione, Sora.
-¡A la torre de astronomía! –Gritó Ron, con ademán de salir el primero.
Los chicos salieron como balas, tan rápido, que casi ni se les veía. En un momento dado, Sora se acercó tanto a Hermione, que parecía que la iba a tirar de su escoba. Pero justo antes de estrellarse, el chico saltó, de forma que la escoba pasó por debajo y él, con un bonito e improvisado mortal, por arriba.
Los cuatro amigos pasaron zumbando por la torre, primero Harry, luego Ron y luego Sora y Hermione. Pero al volver, Sora los adelantó a todos con un simple hechizo piro seguido de Hermione, que dijo algo como “lakarnum turbárame”. Aunque al final, con muchas piruetas y hechizos, el que quedó primero fue Harry, seguido de Sora, Hermione y Ron.
-¡¿Desde cuándo valen hechizos?! -Preguntó Ron, con cara de indignación-. Por cierto, Sora ¿Dónde has aprendido a hacer eso? Lo de las volteretas y tal…
-Eso es secreto –Contestó Sora alegre y pícaramente.
-Pues eres muy bueno, creo que te serías un jugador muy valioso, seguramente como cazador. Bueno, vamos a ver cómo te las gastas en el quidditch.