El reino de la muerte

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Re: El reino de la muerte

Notapor Roxaspower » Dom Oct 16, 2011 10:11 pm

perdon :P soy nuevo, y en todas las paginas de kh que he estado las normas son muy diferentes y me lio, no tenía intencion
La Luz de Xion te iluminará
La Oscuridad de Zefiro se desatará
El equilibrio en Roxas se creará
Que el poder de Roxas te acompañe!!
Roxaspower
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Re: El reino de la muerte

Notapor Sombra » Sab Oct 22, 2011 4:00 pm

Y aquí está el primer capítulo de El Reino de la Muerte. Que lo disfruteis.

Spoiler: Mostrar
Capítulo 1

Día 16 de la pandemia.

La calle estaba despejada en apariencia. Había un par de coches accidentados contra una casa y parecían haber ardido derritiendo el asfalto bajo ellos. Dentro de ellos un par de calaveras ennegrecidas sonreían macabramente.

Miguel salió de su pequeño escondite, un estrecho callejón que olía a orines y a algo más que no lograba descubrir que era. Sus ojos marrones miraban nerviosamente a ambos lados de la calle deteniéndose sobre cualquier posible escondite para aquellos indeseables. Su cabello estropajoso caía hasta casi llegar a los hombros y sobre él llevaba una gorra de color roja que no se quitaba desde hacía al menos tres días. La ropa que llevaba estaba manchada con sangre reseca perteneciente a alguno de los monstruos a los que había tenido que matar.

Matar, aquella palabra conseguía que sus tripas se revolvieran. Había visto mucha, demasiada muerte en aquellas últimas dos semanas, en especial en el duodécimo.

Toda aquella locura había comenzado en Madrid. Las noticias decían que era una ola de asesinatos, pero nada fuera de lo común… que equivocados estaban. Si lo hubieran dicho desde un principio se podrían haber tomado cartas en el asunto pero ya era demasiado tarde.

La pandemia se había expandido como un cáncer por todo el país y su ciudad no se había librado. Cuando el caos estaba en su auge sus padres y él se habían ido a refugiar a una de las zonas seguras que el ejército había provisto para llevar a los supervivientes pero por desgracia, sus padres habían desaparecido.

En el camino de ida hacia una de las zonas seguras durante una estampida humana se habían separado y prometieran encontrarse en el colegio Tomás Blanco en el centro de la ciudad pero era tan difícil avanzar que atravesar un kilómetro podía llevar varias horas.

Uno de aquellos seres tambaleantes apareció al final de la calle. Había salido de otro callejón cercano a su posición. En el pasado, Miguel habría pensado que se trataba de un drogadicto o de un borracho pero en aquellas circunstancias sabía que no se trataba de eso.

La criatura de apariencia humana se fue acercando con su paso lento y oscilante—Pero constante—Puntualizó Miguel recordando el modus operandi de aquellas cosas. El monstruo abrió su boca y comenzó a lanzar tétricos alaridos que le pusieron la piel de gallina, acto seguido alzó uno de sus brazos al cual le faltaba parte de la mano y siguió acercándose sin minorar el paso.

Miguel sabía que acabar con uno solo, aunque le resultaba desagradable por el hecho de que habían sido humanos era relativamente fácil así que no podía desaprovechar la ocasión.

Con bastante cuidado comenzó a rodear a su objetivo haciendo que este tropezara con sus propias piernas. Esas criaturas eran bastante torpes y sus habilidades psicomotrices dejaban mucho que desear. Con una gran velocidad, Miguel corrió hacia él con su cuchillo de carnicero en mano y se lanzó contra el monstruo al cual decapitó con notable destreza, destreza adquirida tras hacer aquello al menos veinte o treinta veces.

Un reguero de sangre coagulada comenzó a salir a borbotones de la herida y de la cabeza cortada la cual daba dentelladas al aire, a pesar de no estar conectada con el tronco.

Aquello era bastante raro y le asustaba muchísimo. Decapitar a aquellos monstruos no bastaba para acabar con ellos, había que destrozar la cabeza para poder detenerlos para siempre.

Miguel contuvo sus arcadas y dejó la cabeza en el suelo antes de atravesarla con su cuchillo justo en el centro de la frente, casi al momento la criatura dejó de dar las violentas dentelladas.

El joven comenzó a correr calle arriba para intentar llegar al Punto Seguro en el que debían de estar sus padres.



Ethan observaba desde el ático de un edificio la marcha de los zombis, había cientos de ellos rodeando el lugar en su totalidad. Como suponía, eran similares a los que había visto en las películas de terror; Poco inteligentes, con dificultades de movimiento, lentos, insensibles al dolor y letales. De hecho un solo mordisco de ellos acababan con la vida de uno en menos de seis horas y te convertía en miembro de su “ejército”.

El muchacho comenzó a rascar su revuelto pelo negro con cierto esmero, algo le decía que tenía piojos o algún parásito de ese tipo por dormir en cualquier lugar de apariencia segura desde que había comenzado el verdadero caos tres días antes.

Sus ojos verdes se posaron sobre uno de ellos, en concreto una chica de dieciséis años que conocía desde que eran niños, era un par de años más pequeña que él pero como vivían cerca sus padres les habían hecho jugar multitud de veces y todavía salían juntos por ahí de vez en cuando para divertirse…al menos hasta antes del apocalipsis. Ethan no pudo reprimir que un par de lágrimas rodaran por su fino rostro lleno de polvo. Toda la gente que conocía había muerto o se habían convertido en aquellas cosas horribles como su familia.

Con un esfuerzo inhumano sacó aquellos pensamientos de su cabeza, ponerse así en aquel momento era inútil. Ya lloraría cuando estuviese en un lugar seguro y no tuviera que preocuparse de salvar su propio culo.


—Tok,tok—Se escuchó la voz de alguien al otro lado de la puerta que daba al ático. Ethan se acercó.

—¿Quién es? —Preguntó.

—Tu puta madre ¿Quién va a ser? —Respondió con un tono sarcástico Marcos. Ethan abrió la puerta y dejó pasar al otro superviviente.

El aspecto de aquel chaval de cerca de veintidós años era similar al de Ethan, sucio y descuidado, su aliento desprendía un fuerte olor que resultaba algo asqueroso. Una descuidada barba negra cubría su cara en partes desiguales dándole el aspecto de un mendigo. Su camisa a cuadros de color rojo estaba llena de partes deshiladas y la parte inferior de esta estaba arrancada de cuajo por las garras un no muerto que casi le había mordido.

Marcos y Ethan se habían conocido durante su escape de una supuesta zona segura donde cientos de personas habían caído en las fauces de los zombis. Marcos era el que se enfrentaba a los zombis normalmente ya que era musculoso y fuerte en cambio, Ethan dejaba bastante que desear respecto a fuerza física por lo que solía cuidar más la retaguardia y las rutas de escape. Marcos era alguien bastante valiente y era una buena persona pero resultaba ser alguien que sin malas intenciones podía ponerles en peligro, era por eso el que estaban allí rodeados por esas cosas.

En la huída se habían encontrado a uno de aquellos monstruos pululando por las cercanías y aprovechando su soledad. Marcos había decidido acabar con él como parte de su venganza a largo plazo. Con la pistola que habían “tomada prestada” del cadáver de un policía había tenido la genial idea de disparar el arma y claro, había logrado acabar de un tiro limpio con el monstruo pero con eso había atraído a más de la mitad de la ciudad justo debajo de ellos.

Cuando se vieron rodeados no les quedara más remedio que refugiarse allí, habían bloqueado las escaleras con muebles que habían encontrado y la única manera de descender o ascender era por las escaleras del hueco del ascensor que estaba parado a la altura del garaje.

Los zombis habían logrado entrar aunque al parecer todavía no habían pasado de la primera planta.

—¡Mira lo que me he encontrado en una de las casas!—Exclamó con un tono bastante alto, demasiado.

—Habla más bajo ¿Quieres? Vas a atraer a toda la ciudad a este paso—Pidió Ethan entre enfadado y asustado. —¿Qué es? —Preguntó con cierta curiosidad después de una pequeña pausa. Marcos sonrió de oreja a oreja.

—Comida, mucha comida y agua—Dijo felizmente sacándose su mochila y mostrando numerosas latas de conservas y un par de botellas de agua de litro y medio. —Queda mucha más en las demás casas del edificio, deberíamos de hacer varios viajes y subir toda la que podamos—Recomendó sonriendo con una sonrisa que mostró incluso sus empastes.

—Está bien—Asintió el otro muchacho devolviéndole la sonrisa, aquellos días no habían comido mucho y que él dijera que había mucha comida le hacía sentir mucho mejor.

Ethan llevó la comida y el agua al interior de la tienda de campaña alzada en la parte central del ático donde dormirían esa noche y todas las necesarias hasta que aquellos monstruos se largaran.

El sol comenzaba a caer en el horizonte por lo que tendrían que darse prisa, la electricidad había sido cortada al igual que el agua y el gas. Andar en la oscuridad no era muy inteligente en aquella situación menos aún en un lugar que no conocían.

Los dos estaban agotados, habían estado casi dos horas subiendo y bajando recolectando todo lo que tenía apariencia comestible. Cuando estaban lanzando los muebles por las escaleras para bloquear el paso no se habían detenido mucho a mirar lo que había o lo que no.

Cuando el sol estaba casi oculto y la oscuridad ya había ganado terreno dejando ver numerosas estrellas que antes eran invisibles por la contaminación lumínica un sonido comenzó a hacer eco en la ciudad muerta y no parecía alejarse, todo lo contrario, parecía ir directo a ellos.

Se trataba de una especie de traqueteo que por apariencia podría originarlo algún helicóptero. Marcos y Ethan agudizaron la vista para ver el aparato volador.

En la lejanía, a al menos medio kilómetro había seis helicópteros volando en dirección noroeste. Todos ellos tenían en la cola gravada la bandera del ejército de aire español y si uno se fijaba bien en su interior podía divisarse que había civiles dentro junto a varios militares.

—Marcos ¿Ves eso? —Preguntó Ethan atónito. Ver aquellos aparatos rompiendo el sepulcral silencio de la ciudad era como una luz de esperanza en la agonizante oscuridad.

—Si, lo veo—Contestó, también incrédulo. Los dos comenzaron a gritar, tratando de indicar su posición pero se alejaban, no los habían visto, claro que no.

Pero aquello seguía siendo un golpe de suerte. El ruido que hacían estaba haciendo que los zombis trataran de seguirlos, eso haría que se alejaran de aquel sitio. Otra cosa buena es que al verlos volar hacia allí podían deducir que en aquella dirección podría haber algún campamento o algo por el estilo.

—¡Tenemos que seguirlos!—Exclamó Marcos lanzándose contra su mochila en la tienda de campaña y comenzando a llenarla de los víveres que habían reunido.

—Ni de coña—Se negó Ethan rotundamente—No tenemos luz suficiente para ver y todavía hay demasiados zombis por la ciudad. Mañana por la mañana podríamos ponernos en marcha ya que muchos de ellos intentarán seguir la dirección a la que fue el helicóptero y las calles estarán más despejadas. Lo vi en una película y te aseguro que funciona.

—Maldito friki—Miró Marcos con falso desprecio al ver la razón y la lógica de sus palabras. —Está bien, haremos lo que dices.

Edit/: Olvidaba mencionar una pequeña cosa. El próximo capítulo será en dos semanas, espero que lo aguardeis con ganas.
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Re: El reino de la muerte

Notapor Sombra » Sab Nov 05, 2011 4:58 pm

Lo prometido es deuda. Así que aquí teneis el
Capítulo 2


Spoiler: Mostrar
Día 17

Marcos fue el primero de los dos supervivientes en despertar, los primeros rayos de luz alcanzaban a los edificios y alargaba las sombras de las tenebrosas y frías calles.

Nada más asomarse al borde del edificio se dio cuenta de que no había ni un solo zombi a la vista, al parecer Ethan tenía razón, se habían ido en busca de aquel helicóptero aunque eso le hacía surgir una duda ¿No significaba aquello que los encontrarían en algún punto del camino?

—Buenos días—Saludó Ethan soñoliento a su compañero.

—Hey, tu. Venga apura y marchemos hacia el noroeste—Comenzó a decir intentando apresurarle.

—Al menos desayunemos algo ¿No? —Dijo mientras cogía unas magdalenas que había en una bolsa y se las metía en la boca famélico.

Marcos suspiró y imitó a Ethan cogiéndose algo para desayunar. Los dos se llenaron bastante aunque sin llegar a pasarse, sería malo enfermarse por comer demasiado.

Nada más acabar comenzaron a recoger el campamento y a meter todo en las mochilas.

—Marcos ¿Puedes hacerme un favor? —Preguntó Ethan cuando estaba acabando de recoger la tienda de campaña.

—Dime.

—Asómate por el bordillo del edificio y busca algún vehículo que parezca seguro, pero que se note que esté abandonado. Es posible que encontremos así las llaves en el contacto o algo—Pidió el joven moreno a la par que se sujetaba al hombro la funda de la tienda de campaña y una de las mochilas llenas de víveres.

Marcos obedeció sin replicar y comenzó a dar vueltas por todo el edificio buscando algún vehículo que les sirviera. La mayoría de ellos habían ardido, estaban accidentados o inutilizables. Al fondo de la calle, cerca de un edificio de tres plantas de apariencia antigua había un deportivo con las puertas abiertas de par en par, junto a él había un charco de sangre que se extendía hacia un lugar de la calle que no lograban ver.

—¡Friki! Encontré uno que parece bueno—Gritó señalando al vehículo de color amarillo. Ethan se acercó y miró hacia donde señalaba su compañero.

—Nada mal, seguramente tenga aún las llaves en el contacto—Puntualizó. Los dos se apuraron en acabar de recoger y bajaron por las escaleras del hueco del ascensor haciendo varios viajes para llevar toda la comida que habían conseguido.

El portal del edificio estaba completamente manchado por sangre coagulada y restos de todo tipo que parecían haberse desprendido de los zombis.

—Joder, huele como un pedo metido en una bolsa con una puta mofeta muerta en un día de calor—Contuvo sus arcadas Marcos con enorme esfuerzo. Ethan por el contrario no parecía muy afectado.

—Dejemos aquí toda la comida, cuando tengamos el coche lo traeremos aquí y meteremos todo en el maletero—Dijo pensando en la siempre presente posibilidad de tener que correr en caso de encontrarse a algunos podridos.

Marcos avanzó bastante rápido en comparación a Ethan que no paraba de quedarse atrás. El charco de sangre que había junto a la puerta se extendía hasta detrás de unos contenedores donde un cadáver yacía derrumbado, varios insectos le rodeaban y depositaban en sus heridas huevos que eclosionarían dando lugar a gusanos y mosquitos.

—Asqueroso—Comentó Marcos acercándose al cadáver. Estaba tan destrozado que ni siquiera había podido resucitar.

Ethan subió al coche y vio como su compañero se acercaba a revisar el cadáver en busca de algo, posiblemente tabaco ya el día anterior había estado toda la tarde quejándose por no haber podido fumar. Ethan no aprobaba que su compañero fuera un fumador, su padre que también lo era había intentado dejarlo y en aquella época solía ser bastante más imprudente, más…irascible.

Se sacó aquellos recuerdos de su mente y miró el contacto, allí estaba la llave conectada. Era una suerte que el motor estuviera apagado al igual que las luces, si hubiesen estado encendidas era posible que la batería estuviera agotada y por tanto tendrían que buscar otro vehículo que les sirviera.

Un grito quitó a Ethan de sus pensamientos. Sin pensarlo salió del coche y fue cuando lo vio, el cadáver que hasta hace unos momentos estaba inmóvil había mordido el brazo de su compañero.

—¡No, hijo de perra. No me comerás! —Gritó el joven soltando un fuerte puñetazo en la mandíbula al monstruo que hizo que soltara el brazo al que había mordido. Acto seguido una lluvia de pisotones sobre la cabeza del monstruo cayeron sucesivamente, el sonido de los crujidos de los huesos al partirse llenaron la calle y una masa entre negruzca y azulada salió de los oídos y la nariz del zombi que ya no volvería a moverse nunca.

Ethan corrió hacia Marcos completamente pálido, su compañero había sido mordido, sabía que significaba aquello.

—Bueno, ese cabrón no volverá a molestar—Miró asqueado al cadáver sin darle importancia a la dentellada que tenía en el brazo por la que manaba abundante sangre.

—Marcos, tu…

—No lo digas—Interrumpió cerrando los ojos con fuerza, varias lagrimas rozaban sus mejillas—Sé lo que les pasa a los que muerden, yo también lo he visto. Mis amigos, mi hermana pequeña…todos. Al menos mientras tenga mi conciencia déjame no pensar en ello—Pidió evitando llorar, evitando que alguien viera su debilidad, el miedo que sentía, moriría, sería uno de ellos, ya estaba decidido. No había vuelta atrás.

Ethan se arrancó un trozo de manga de su camiseta y la enroscó alrededor de su brazo herido en silencio.

—Vamos, tenemos que irnos.

Ethan fue quien condujo el vehículo, no había logrado sacarse el carnet de conducir pero eso ya daba igual a esas alturas. Al menos había logrado dar varias clases prácticas por lo que tenía algunas nociones básicas. Marcos estaba a su lado sentado en el lado del copiloto en silencio, el color de su piel se había vuelto bastante pálida y sus venas se marcaban por todas partes, sus ojos parecían muertos, sin vida. Pero todavía estaba vivo.

Los dos llegaron frente a un colegio que se había sido en su momento uno de los puntos seguros. No había ni un solo cadáver, aunque se distinguían las pisadas ensangrentadas de cientos de aquellos monstruos.

—Déjame bajar—Pidió Marcos. —Me gustaría ver mi instituto una última vez, aunque sea desde fuera.

Ethan detuvo el coche y Marcos bajó de este, acto seguido se acercó a Ethan y le tendió la mano.

—Estuvo bien ¿No? Conseguimos lo que la mayoría no pudieron, eso demuestra que somos elegidos. Aunque es hora que demuestres que tu lograrás sobrevivir hasta el final—Comenzó a decir con una voz temblorosa y que arrastraba las vocales casi convirtiéndolas en gemidos lastimeros. —Bueno, toma esto. Confío en que sepas usarlo—Dijo pasándole la pistola que habían cogido de un cadáver un par de días antes.

—¿Me estás diciendo que te mate? —Preguntó Ethan asustado, jamás había usado un arma y lo más cercano a ellas eran las réplicas con las que solía jugar a Air Shoft con los compañeros de universidad. Pero no era lo mismo, aquello era un arma de verdad, su peso era grande y costaba mantenerla en alto.

—Creo que un friki listo como tú sabrá la respuesta. Noto que un rato me convertiré en un monstruo, te encargo que me mates como última voluntad. Mi herencia es esa arma y mi parte de la comida. Así que no te quejes, cabrón.

—No puedo hacerlo. —Negó rotundamente, no podía matar a alguien que había conocido, su yo racional le decía que era lo que debía hacer pero su yo humano decía que era algo inmoral.

Marcos se precipitó de pronto contra el suelo con un sonido seco. Su cuerpo se convulsionaba violentamente como si le estuviera dando un ataque de epilepsia, no pasaron ni diez segundos antes de que las convulsiones se detuvieran. Había muerto definitivamente.

Ethan retrocedió conteniendo el llanto. Su amigo había muerto, estaba solo en el mundo.

El cuerpo sin vida de Marcos comenzó a moverse de nuevo, torpemente pero con una velocidad bastante grande. La cara de Marcos lucía de un color blanquecino y sus ojos carecían de cualquier emoción, tras unos segundos observando a Ethan el zombi abrió la boca y soltó un rugido sediento de sangre.

El monstruo se acercó corriendo alzando sus brazos, la distancia entre los dos se recortó. El muchacho apuntó con la pistola y esperó a que la criatura estuviera lo suficientemente cerca como para no fallar.

¡Bang! La bala impactó justo en la frente de la criatura que cayó bruscamente contra la calzada.

El eco del disparo resonó por toda la ciudad atrayendo la curiosidad de un joven que se dirigía hacia allí corriendo y saltando con la pericia de un gato. Si alguien estaba en apuros debía ayudarle. Podría encontrar un aliado. Miguel sonrió pensando en ello y continuó su carrera hacia el origen de aquel sonido.


Como de costumbre el capítulo siguiente será en dos semanas. Cuidaos~~
Última edición por Sombra el Lun Nov 07, 2011 8:52 pm, editado 1 vez en total
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Re: El reino de la muerte

Notapor RedXIII » Sab Nov 05, 2011 5:47 pm

La ultima escena, del disparo y tal, creo que ya la he visto en un juego o una película (el caso es que me sonó mucho), de todos modos esta bien, vas mejorando XD, aunque ten cuidado con las acciones por que hay veces que pasas de un punto a otro y no se aprecia ese cambio, es como un salto repentino de texto XD.

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