La quietud del bosque, el ardor del sol. Aquello era lo primero que Fátima seguramente notaría al despertar de su largo sueño en el interior de una tienda de campaña. ¿Cómo había llegado hasta allí? Lo último que recordaba era...
Alguien le había atacado por la espalda. Con un hechizo mágico la había dormido en mitad del bosque, dejándola a su merced, de lo que esperaba no volver a abrir los ojos probablemente...
Pero no fue el caso. Hubiese sido quien le había sorprendido, la había llevado hasta aquella tienda, en el interior de un saco de dormir y con unas pocas ropas a su derecha. Incluso podía oler algo de comida cerca de ella, un poco de arroz cocido en un bol a su izquierda. Si lo probaba comprobaría que estaba ya muy frío, hecho probablemente unas horas antes de que despertara, pero algo era algo.
¿Quién había sido? Era difícil saberlo. Si salía de la tienda de campaña comprobaría que ya era de día, con un campamento militar colina abajo. ¿Nadie la había visto?
Las ropas que tenía cerca parecían militares, perfectas para hacerse pasar por un hombre. Entre ellas Fátimo pudo encontrar un sobre con un papel que revelaba un corto mensaje:
El payaso no es de este mundo. A ambos nos interesa quitárnoslo del camino.
Te he dejado ropas de militar para que no te pongan problemas al entrar en el campamento.
Yo te ayudo, y tú a mí.
Junto al papel había, además, una carta. No podía saber qué clase de señal era aquella, qué significaba... Por el momento. Al girarla pudo apreciar su dibujo, aparentemente oriental. Se trataba de tarot, sin duda. Y en mayúsculas, debajo de la ilustración, el nombre de la carta: "La Justicia".
El campamento estaba cerca.
Hiro
¿Pudo dormir Hiro, o su imprevista siesta de la noche anterior fue suficiente para poder caminar toda la noche bajo la lluvia? ¿Tendría energías suficientes para el día que le esperaba? Bueno, fuera como fuese, no llegó al campamento por no usar el mapa y la brújula. Estaba perdido, condenadamente perdido en mitad del bosque. Y sin desayuno.
¿Qué iba a hacer? Fue tras Mulan y no la encontró en toda la noche, ni siquiera la más mísera pista. Y desde luego, del campamento ni rastro. Quizás el chico tenía nulo sentido de la orientación, o quizás sencillamente el bosque le había confundido demasiado, pero estaba más solo que la una allí en medio.
Por suerte, no pasó demasiado tiempo antes de que alguien surgiese entre la maleza. Un hombre bajito, con un ojo morado y tuerto que quizás le recordara a Ronin y ropas de militar le observó durante unos segundos. ¡Al fin! ¡Alguien que le podría indicar el camino!
—Eh... Tú no sabrás llegar al campamento Buzho, ¿verdad?
No. Definitivamente, Hiro estaba perdido.
Axel
Así que aquel era la llamada Tierra de Dragones...
El campamento al que había sido destinado Axel igual le recordaba a su viejo hogar en el Coliseo del Olimpo. La gente olía mal, algunas personas luchaban entre sí para demostrar su virilidad y generalmente los músculos de muchos no significaban gran inteligencia. Mirase por donde mirase, todos, por muy machotes que pareciesen, no parecían tener ni idea de entrenamiento. Eran novatos... Novatos en plena guerra.
Ronin le había elegido tras los sucesos en la guerra de paintball contra Akio. Pese a haber fallado, el Maestro le había seleccionado para acompañar a dos jóvenes más de Tierra de Partida, Fátima y Hiro, de los cuales les había dado una vaga descripción: una chica con mal genio y un chico con muchas pulgas. Desde luego, de poco le iba a servir tan poca información, pero esperaba saber quiénes eran por el uso de la Llave Espada y las ropas de otros mundos...
Su misión era, al parecer, localizar a una mujer, Mulan Fa, que se había infiltrado en el ejército y sacarla de allí sin que nadie lo supiese para devolverla de casa, a la vez que se informaba sobre un asunto sobre posibles criminales de otro mundo que proporcionaban armas a los hunos.
Bueno, debía comenzar. Podía empezar a buscar a sus compañeros, por el campamento, podía intentar averiguar quién era la tal Mulan, o ir directamente a conocer al hombre al cargo allí para informarse de la situación.