¿Destino? ¿Quién demonios cree en el destino? El destino no existe. Hace tiempo, hijo mío, mucho tiempo, yo creí en el destino. O quizá en la esperanza. Pero ahora no hay más que cenizas de una llama que ardía con gran pasión en mi corazón. Un joven corazón soñador que se fascinaba por cualquier cosa.
Muy lejos en el tiempo y el espacio, en un mundo perdido, nací yo. Aquel no era un lugar para mí, y nunca lo fue. Es cierto que guardo buenos recuerdos, pero aquello no era más que una prisión para mí. Una cárcel que únicamente aumentaba mis ganas de desaparecer de aquel lugar.
Mis padres, al igual que yo, estaban en contra del orden del lugar. No aceptaban la desigualdad, no permitían la indiferencia. Disfruté de ellos hasta el día de mi décimo cumpleaños, que fue también el día de su muerte. ¿Fue traumático? ¿Marcó mi vida? ¿Me hace aquello especial? Claro que no hijo, sólo me hace huérfano. Aún me acuerdo de las palabras que un sabio me dijo; “Últimamente los escritores abusan demasiado de los huérfanos”. Aquel viejo sabio fue mi amigo.
Por motivos de seguridad, y para dejar atrás mi turbio pasado, adopté el nombre de Raiden. No duró mucho. Raiden era pura venganza. Aún lo recuerdo, era rencoroso, ambicioso, arrogante y demasiado cabezón. Sin embargo, Raiden fue parte de mí, y forma parte de lo que soy ahora. ¿Influenció Raiden en mí? ¿Demasiado? Aún no soy capaz de contestar a esa pregunta. Ni creo que jamás lo haga.
Aún así, ¿por qué Raiden? Adopté el nombre de la única persona que me cuidó y trató como a su propia familia, la cual también le había abandonado. Era un viejo de setenta años que aún hoy en día idolatro. Me crió y me educó como a un guerrero. Gané mucha fama con el nombre de Raiden y aprendí mucho de él. Pero mi alma odiaba aquel lugar. Lo despreciaba con demasiada fuerza. Llegado a un punto extremo, el viejo decidió confiarme un secreto; la existencia de otros mundos.
Aquello abrió frente a mí un gran horizonte, un abanico lleno de miles de posibilidades. Supuso un gran cambio en mi vida. Era peligroso, era demasiado arriesgado. Si alguien lo descubría, aquello sería mi muerte. Pero… Si era llevado a cabo con éxito, significaría mi salvación.
La historia de mi vida es larga. Al igual que la historia de cómo llegué a Cronox, de cómo conocí a tu madre, de cómo hice que nos separásemos en el tiempo y en el espacio. El tiempo es fugaz, uno pretende abrazarlo y ni siquiera llegar a tocarlo con la yema de sus dedos. Si estás aquí no es por el destino que te ha llamado. Es porque yo así lo quise. ¿Crees que conociste a Nathan Smith por casualidad? ¿Crees que fue el destino? Su abuelo lleva siguiendo mi pista desde entonces. Cree que yo maté a su nieto. Las cosas se han complicado un poco. Y he tenido que adelantar ciertos parámetros. He tenido que ajustar un par de tuercas.
Tienes derecho a odiarme por lo que hice. Fue complicado, fue arriesgado y, sobretodo, precipitado. Sé que no lo sabes, y prefiero que así sea por el momento. Llevo mucho tiempo sin ver a tu madre, casi tanto como tú. Pero no huí, tan sólo intento demostrar que mi intención no era destrozar un mundo, sino protegerlo.
Tendrás muchas preguntas, muchas dudas flotarán en tu cabeza. Pero… El tiempo es fugaz, y uno pretende abrazarlo cuando no puede siquiera tocarlo con las yemas de sus dedos. Sólo quiero que sepas una cosa. Te pido perdón, por lo que te he hecho.
***Zait se despertó sobresaltado. Le dolía mucho la cabeza y estaba muy mareado. Se encontraba tumbado en el suelo, cerca de un acantilado sin saber bien qué estaba haciendo allí ni por qué estaba allí.
Al levantarse una imagen llegó a su cabeza. Cerrando los ojos, comprobó que era un recuerdo. Se encontraba en un mundo que desconocía. Un edificio cercano ardía en llamas. Entró y buscó con desesperación. Una frase resonó en su cabeza: “Raiden busca venganza”.
Agitó su cabezota e intentó respirar en condiciones. No tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo. Recordó el nombre de Daniel Zath, al igual que el de Midna, y se preguntó dónde estaban. ¿Acaso no necesitaban su ayuda? Aunque su padre no le había contado nada acerca de ellos.
Repentinamente, dudó. ¿Su padre le había contado algo? ¿No era aquello un sueño? Se agarró a un árbol e intentó recuperarse. Sentía como si el mundo se le fuese a caer encima.
***Shadow, Umbreon, Maya y Fyk tenían sus propios problemas. Umbreon quería proporcionarles un arma especial a los dos aprendices, gracias a su especial habilidad creadora. Es más, pretendía crear un arma crepuscular para cada uno. Armas basadas en los sentimientos, por lo tanto, necesitaba conocer más a fondo a cada uno. Sin embargo, aunque Fyk respondió con mayor profundidad, Maya se quedó un poco corta. Aún así, aquello no sirvió de nada. Nadie tuvo tiempo de decir nada. Una luz cegadora surgió del cielo y nubló a todos los presentes, incluyendo a Edward.
Cuando el destello terminó, más de uno se sorprendería, especialmente Edward Smith y Umbreon y Shadow Daltz, algo que muy bien expresó la joven entre ellos.
—
Estamos… ¡Estamos en Cronox!—
¡Claro que no! Seguimos en Nunca Jamás. Esto debe de ser una ilusión… Un espejismo —anunció Edward, aunque mantuviese una pequeña duda en sus palabras.
Considerasen o no las palabras de ambos, los jóvenes aprendices se encontraron en el medio de una gran calle desierta. Había grandes y enormes edificios a su alrededor, todos parcialmente derruidos, destrozados y rotos. Había basura por las calles, ventanas tapadas con tablones, cristales rotos, locales vacíos… Se trataba de una enorme avenida con miles de calles salientes y entrantes, como si de una gigantesca urbe futurista se tratase.
Frente a todos ellos, se hallaba la figura de un enorme edificio que lucía el siguiente nombre: Cronox Central Capitol. Por la estructura de la construcción podrían pensar que se trataba de un sitio importante. Frente a sus grandes pórticos había dos cuerpos sin vida tirados en el suelo, uno bocarriba y el otro bocabajo. Hombre y mujer. Parecían no llevar ningún tipo de identificación, sólo sus rotos insensibles.
El cielo de la ciudad se sentía crepuscular y melancólico. Como si el día del juicio final hubiese llegado a aquel mundo.
Un relámpago azul explotó en mitad del aire, creando una pequeña onda expansiva alrededor. Del rayo surgió la imagen de un hombre llevando dos cuerpos en cada costado, agarrándolos con sus brazos. Descendió lentamente del aire y dejó los dichos cuerpos en el suelo.
Truth y Alec despertaron en aquella situación, ajenos a todo lo que había sucedido. El joven Seeker se llevó una mano a la cabeza, dolorido, preguntándose qué estaba ocurriendo. Al abrir los ojos y contemplar el ambiente, pegó un brinco y se asustó. Sin embargo, en cuanto giró su cabeza, soltó una afirmación que era ya inminente.
—
¡Christian Linus! ¡E-El de v-verdad!Christian Linus, viajero del tiempo. Linus era un hombre de negros colores rodeado de electricidad estática de un tono azul. Lucía una mirada triste y melancólica, que contrastaba con su aspecto duro y tenaz.
—
¡Tú! —gritó el Guardián, enfurecido—
¡Vas a pagar por lo que le hiciste a mi nieto! ¡Sufrirás en cada una de tus partículas de tu mísera existencia, lo que yo conozco por dolor.—
Tranquilízate Edward. Yo no maté a tu nieto.—
¡Lo sacaste de su mundo! ¡Lo trajiste a este infierno! Y tu hijo no hizo nada por evitar su muerte. —
Por culpa de su muerte mi hijo va llorando por cada esquina que encuentra. Mientras ellos discutían, una imagen surgió al lado de Maya. Una mujer de blancos ropajes, una sonrisa preciosa y perfecta, además de una gran jovialidad, se materializó a su lado.
Juliet Laind, desconocida. Si se fijaba bien, Maya comprendería que ella era la única que podía ver a aquella mujer y, poco después, sabría que también sería la única que podría escucharla.
—
Es un asco no enterarse de nada, ¿verdad?La mujer se agachó para ponerse a la altura de Maya y le miró a los ojos.
—
Pero me gustaría ser tú. Ajena a todo este enorme embrollo. Yo, por amor, no puedo hacer más que creer a ese cabezón del traje negro. Esperando que algún día tenga razón. Si no… Lo pagará muy caro. Y yo lo sufriré tanto como él.Por su parte, Linus y Smith seguían discutiendo.
—
Christian, tu tiempo se acaba. Mucha gente busca tu cabeza, unida o no a tu cuerpo. Y un buen ejemplo es este muchacho, Truth Seeker, su familia lleva buscándote desde que todo esto empezó. Es hora de aceptar tus errores, de afrontar el juicio que te espera por lo que le hiciste a Cronox. Aceptamos tu trato ya que nadie jamás ha podido darte caza, ya que no hemos podido acercarnos a ti. Pero algún día llegará, Christian. ¡Y has cometido un grave error al dejarte ver!—
No lo entiendes, Edward. No os fiais de mi palabra, pero es algo que ya esperaba. Tengo mis razones para haber hecho lo que hice. No fue una masacre en vano. Y… No me subestimes. Yo no tengo lugar aquí… Yo no puedo existir. Mi cuerpo está atrapado en los confines del tiempo. No puedo salir de ahí. Pero mi hijo… ¡David puede hacerme salir! Y si hoy estoy aquí, es porque mi cuerpo, en algún momento del tiempo, estuvo aquí.—
Lo siento Chris… Pero has perdido toda tu credibilidad. Yo confiaba en ti. Y, repentinamente, se puso a llover.
***Zait no comprendía nada, se sentía solo, vacío y sin sentido propio. Conforme andaba sin rumbo, buscando algún sitio en el que sentarse a descansar, otra imagen afloró en su memoria.
En el recuerdo, llevaba puestos unos confortables guantes de cuero negro. Sentía calor, bastante. Pero le gustaba aquella sensación, como si se tratase de fuego. Vestía una extraña chaqueta larga y roja. Estaba en un bosque, corría detrás de alguien. Su corazón bombeaba a gran velocidad. Al igual que el anterior, aquel no era un recuerdo suyo. Comenzó a gritar. Reconoció aquella voz, era la suave voz de Daniel Zath. Una voz que odiaba con cierta repulsión. No entendía bien lo que decía, pero lo gritaba con más fuerza, cada vez con más ardor. Hasta que lo gritó una última vez: “¡Vaas, voy a matarte!”.
Miró a su alrededor y contempló una sombra. Una sombra con la figura de Nate.
—
¡No te acerques Zait! ¡Atrás! —gritó Fate, en cuanto comprobó que el joven se acercaba hacia él. Comprendió que había sido un error espiarle.
—
¡No, Nate! ¡No te vayas! ¡Espera!—
¡Vete! ¡Huye! ¡Te matará!—
¿¡Quién va a matarme!?—
¡Yo!***Una ola gigantesca surgió de la nada. Un chorro de agua que parecía mantenerse en la nada golpeó a Christian Linus y lo tiró al suelo.
Este para contraatacar, lanzó dos esferas de energía hacia Edward. Las esferas emitían el extraño sonido de una canción triste y melancólica. Cuando chocaron con el cuerpo del Guardián, éste sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Repentinamente, sintió frío, dolor, tristeza, pesadumbre, desazón… Y su cuerpo languideció.
—
¡Daniel! Ven aquí, ¡esto es urgente!La imagen de Midna se materializó frente a los presentes, en su forma no crepuscular.
Midna, la Princesa del Crepúsculo. Una mueca de sorpresa, temor y curiosidad se figuró en su cara de una manera extraña. Al instante, un joven se materializó a su lado. Tenía una mirada penetrante y extraña, especialmente por una heterocromía más que singular. Su ojo izquierdo era azul y el derecho era rojo. Tenía un buen porte y lucía una larga gabardina de color rojo oscuro y llevaba puestos unos guantes negros, como el resto de su ropa.
Daniel Zath, Emisario del Destino. —
¡Te dije que pasaba algo! Christian debe de haber activado el portal que nosotros queríamos usar. ¡Y ahora Zait está perdido a saber donde! Quién sabe si al menos ha despertado…—
No te preocupes por el crío, no podemos hacer nada. Ni siquiera regresar. Será mejor centrarnos en lo que está ocurriendo. Por cierto, ¿por qué no estás en tu forma completa?—
¿Cuántas veces tendré que decírtelo? ¿Es esto el crepúsculo? No, ¿verdad?—
Pensé que quizá sería un signo de que aún seguimos en Nunca Jamás…—
Oh… Vaya… Eso también puede ser…Christian Linus y Edward Smith se giraron hacia los recién llegados. Desde luego, allí no había alma que entendiese nada
—
Vale… No me entero de nada. Él está aquí porque me ha estado siguiendo, eso está claro —el dedo índice de Christian Linus señaló a Edward Smith—
. El niñato de Truth Seeker lleva un año en Nunca Jamás. Siguió los consejos de su abuelo y logró seguirme algo la pista, pero está más perdido como el que más. No sabe por dónde buscar… Y yo… Yo tengo asuntos turbios que aclarar, creo que hasta tal punto todo el mundo sabe que la he liado un poco, ¿no? Pero… ¿Quiénes sois vosotros dos? —esta vez, apuntó hacia Umbreon y Shadow.
—
Yo soy Umbreon Daltz y él es mi hermano Shadow. También venimos de Cronox, escapamos de allí tras todo lo ocurrido, pero oímos rumores acerca del hijo de Christian Linus, David, y la cantidad que ofrecían a quien lo encontrase. Era arriesgado, pero el dinero podría haber sido de gran ayuda. Llegamos hasta Nunca Jamás y nos encontramos con un joven que solía ser Nathan Smith…—
¡Ese es el nombre de mi nieto! ¡Y está muerto! ¡No inventes mentiras!—
¡Cálmate, viejo! —dijo Shadow molesto—
Ahora el crío es un incorpóreo, no es ninguna mentira. El problema es que lleva una semana sin aparecer…—
Es… Increíble… Mi nieto… Hay que solucionarlo de inmediato.—
Aguarda, Edward. Aún queda gente por hablar. Tú eres la Princesa del Crepúsculo, supongo que mi querida esposa ha querido interferir… Es gratificante saber que no me ha dejado de lado. Pero… Tú, Daniel Zath, ¿qué hace aquí un Emisario del Destino?—
Yo le he invitado.—
¿¡Juliet!? —conmocionado, Crhistian se giró hacia la imagen de su esposa, ahora visible para todo el mundo—
. ¿Eres tú?—
Sí, soy yo. ¿Pretendías que me quedase de brazos cruzados? Aún así… No cambies de tema. ¿No te parece extraño que estén también portadores de la Llave Espada metidos en estos oscuros asuntos?—
Zait se convirtió en portador… Supongo que habrán venido en su búsqueda. Es extraño cómo todo se ha desarrollado tan bien… Yo pensé que perduraría aquí hasta llegado este día, pero… El muy cabezota se metió en el barco de Garfio y llegó hasta Londres… Necesitaba un amigo. Tú lo comprendes, ¿verdad, Edward? No podía permitir que pasase las noches solo… Y ahora… volvió el día indicado. Debe haber algo o alguien detrás de todo esto. Las cosas no ocurren porque sí…—
Pero… ¿Dónde está Zait?—
¿Creéis que él sabrá dónde está mi nieto? O… Su incorpóreo.—
Zait estaba en el crepúsculo, estábamos induciéndole a un sueño para que obtuviese ciertos recuerdos de Zath. Y con ello… Beneficios. Pensamos que el que interrumpió la conexión con el crepúsculo fue Edward… Pero él está aquí…—
A todo esto… ¿Por qué demonios estás tan bajo de vitalidad, Edward? ¿Te has pegado con alguien?—
¿Acaso no habéis visto el Espectro Blanco que hay en Nunca Jamás? Pensé que moriría antes de ver uno…***—
¡Nate! ¿Dónde estás? ¿Por qué te has ido? ¿Cómo es posible que… estés aquí? ¿Estoy muerto? ¿O estoy loco? Estoy hablando solo así que… Quizá me haya vuelto loco. Debe de ser eso… Veo visiones…Aunque no lo sabía, Zait se encontraba solo en aquella isla. Al estar dormido, no había entrado en la inducción a Cronox, no había profundizado en aquella ilusión que Christian Linus había lanzado sobre el mundo, en la que Fate sí que había entrado. Sin embargo, nadie había pensado en un detalle especial, en el cual Zait no podía dejar de pensar. ¿Por qué Nate se alejaba de él? ¿Le veía culpable de su muerte? Zait no dejaba de pasar por un enorme tormento del cual no podía salir. Había mirado incluso debajo de las piedras, buscando algo que consideró un deseo, y más tarde una esperanza perdida. Nate había muerto en sus brazos, es algo que tendría que aceptar algún día.
Miró a su alrededor. Estaba sentado en una piedra, cerca del pico de una de las montañas. En una llana cumbre, por la que se precipitaba un barranco. Había algo de vegetación en los alrededores. Estaba solo, completamente solo.
***—
¡Christian Linus!—
¡Nate!—
¡Fate!Fate apareció jadeando, había estado corriendo durante un buen tramo hasta encontrar a la reunión de personajes que se había formado. Su corazón latía a toda máquina, pero no precisamente por haber corrido.
—
Para el hechizo Christian, ¡páralo! —
¿Qué? ¿Por qué iba a hacer yo eso?—
¡Zait está en peligro! El sincorazón de Nate va a matarle. Ataca a cualquier persona relacionada con mi pasado que se acerque a mí. ¡Quiere matarlo!—
Zait podrá con un sincorazón, es un buen aprendiz.—
Es un Espectro Blanco.***Zait escuchó un estruendo. Un frío invernal acarició su alma, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Un escalofrío que le sonaba familiar. La luz se fue apagando lentamente y el cielo se llenó de nubes grises, comenzando a llover. Zait notaba algo, algo con sus ojos clavados en él.
—
¿Nate?Mirando hacia el acantilado, un enorme sincorazón apareció ascendiendo desde el vacío. Se trataba de uno que él conocía de sobra.
Espectro, Nathan Smith convertido en Sincorazón Sintió como su corazón se paraba y no podía mover un solo milímetro de su cuerpo. Sintió como su alma se helaba con cada minuto que pasaba. Un pinchazo doloroso en el pecho hizo que, si hubiese podido moverse, se hubiese desplomado sobre el suelo. Sobre su cabeza, un número tomó lugar. No supo en qué pensar, no supo qué hacer, sólo dejó el tiempo pasar… Sin poder moverse.
Otro instante de profundo dolor ocurrió cuando el contador de su cabeza ascendió. Aún sin poder moverse, pensó en lo irónica que era su vida. Durante su infancia había tenido tiempo de sobra. Cientos de años para perderse, para vivir, para disfrutar. En el momento en el que salió de aquel lugar y comenzó a vivir de verdad, el tiempo jugó en su contra. Cada segundo podría ser de alegría o sufrimiento. Aquello, de un modo le gustaba. Le gustaba sentirse vivo. Saber que disfrutaría de la alegría así como sufriría la tristeza. Al tercer pinchazo dejó de sentir dolor.
Su mente seguía recorriendo su vida. El tiempo era fundamental en ella, estaba completamente presente. Y ahora le faltaba, se le escapaba. Pretendía abrazar el tiempo, pero ni siquiera podía tocarlo con la yema de sus dedos. Se sentía inútil, y pensó que siempre lo fue. Pero… Reviviendo cada recuerdo, la imagen de su Llave Espada se estancó en su mente. Era
el Héroe del Tiempo, ¡para algo tendría que servir! Pensó en su imagen, y en cómo se materializaba en su mano, y así sucedió. En cuanto su espada alcanzó sus dedos, su cuerpo se derrumbó sobre el suelo, libre de nuevo, volviendo a sentir dolor cada vez que el contador de su cabeza anunciaba su final.
Debía luchar, ya era hora de madurar, de dejar de ser un crío. Vivió en la mísera pobreza durante gran parte de su vida y nada ocurrió con él. Porque la vida le permitió omitirlo. Al lado de su amigo Nate, nada era necesario. Sin él, sintió como si el mundo se le fuese a caer encima. Como si su tiempo se agotase con cada milésima de segundo.
Cogió su espada y corrió hacia su enemigo, pegó un gran salto y realizó un Ataque Circular que fue en vano. Mientras volaba hacia su enemigo, éste alargó una de sus garras y lo cogió del cuello.
Sus piernas pataleaban en el aire. Aire que le faltaba, aire que no llegaba hasta sus pulmones. Su espada había caído al suelo, casi tanto como sus esperanzas. Entonces recordó la voz que oyó del Nate que vio segundos antes, la imagen que mostraba a su exterior.
No estaba loco, no había visto ninguna ilusión. Comprendió que había llegado su hora. La hora de reunirse con lo único que siempre tuvo. Sus piernas dejaron de moverse y sus brazos colgaron de su cuerpo tan largos como eran, dejando de intentar sobrevivir.
Su cuerpo convulsionó, sobre su cabeza figuraba el número once. Su cuerpo volvió a caer al suelo y permaneció en él de rodillas, mirando a su enemigo. Sin miedo. Sin odio. Sin vida. El cuerpo de Zait Laind se desvaneció lentamente, dejando un corazón salir de él, escapando de su cuerpo y su prisión.
Nate observó la escena con una mueca de dolor, corrió hacia lo último que quedaba de Zait, intentando abrazar lo poco que quedaba de él y que, poco a poco, se iba borrando.
De nada sirvió, porque Zait Laind había muerto.
Sí, chicos. Eso es todo. Como habéis visto, he decidido terminar Destino de una vez por todas. Pido perdón y mil veces perdón a los participantes porque ha sido fatigante y lento. Y ahora precipitado e injusto porque la puntuación no será muy favorable. (Por no decir que será nula). Sin embargo, acepto cualquier queja y reprimenda, cual sea. Si puedo ayudaros en algo, tan sólo decídmelo.
Por otro lado, necesitaba acabar este tema de una vez para poder cuadrar muchas cosas. Aunque no me ha gustado el escrito final, me aguantaré con lo que hay. Sé que es muy largo y he intentando condensarlo y comprimirlo como he podido. Si no queréis leerlo no hace falta. Podéis pedirme un resumen vía Whats’App (?). En fin, eso es todo. Obviamente podéis postear si queréis (Y todo lo que queráis), pero por mí éste será el último mensaje de Zait.