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¡Pues sí, más o menos! ¡Ay, no, no, no, no! ¡Qué problemón! ¡No te he dicho lo más importante...! ¡Para todo esto te vas a tener que ir de aquíiiiii!Jess no conseguía entender nada, así que dejó que siguiera hablando. La maestra hizo un gesto con los brazos para abarcar todo el cielo y giró.
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¡Mundos, mundos, mundos! ¡Cada estrella es un mundo, y son más incontables que las propiedades del jamón con jazmín! Creo que con la emoción del momento me he dejado llevar y no te lo he comentado como es debido, pero no importa, no importa. Puedes volver aquí a Port Royal cuando quieras, sí. Si quieres, bueno...La chica no se sorprendió demasiado al saberlo. Siempre había sabido en el fondo que aquel lugar, que había llegado a detestar tanto en algunos momentos, no podía ser lo único que existiese en todo el universo. Tenía que haber más. A Yami parecía dolerle decir aquello pero a Jess no le estaba entristeciendo aquella verdad, le estaba haciendo feliz.
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S-sigues queriendo venir con nosotras, ¿verdad? Porfaaaa... Puedes hacer lo que quieras antes de irnos, despedirte, rociarte de perfume o lo que quieras. Lo siento de verdad de la buena, buenísima. Se notaba que Yami estaba afligida en estos momentos.
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Maestra... claro que iré contigo, n-no te preocupes. En realidad... esto... no me entristece... me alegra. Siempre supe que esto ─abarcó con la mano una parte de la ciudad─ [b][color=red]no podía ser todo.Sin dejar tiempo para su respuesta, salió corriendo y en la lejanía gritó.
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¡Ahora mismo vuelvo!Siguió corriendo y llegó a una esquina. Allí giró y resbaló un poco debido a la velocidad y los charcos que se habían formado en el suelo. Decidió seguir recto e ir directamente a los barrios bajos. A la mitad del camino, se cansó de correr y empezó a caminar más lentamente, así podría observar aquel lugar que la había visto crecer y ahora la vería marcharse.
Mientras caminaba se dio cuenta de que, sutilmente, los edificios pasaban de ser mansiones lujosas al principio de la calle, a ser posadas ruinosas y edificios destartalados. Llevaba tanto tiempo allí y nunca se había fijado en la gran distancia que separaba a la gente del final de la calle a el principio de ésta. Quizá fue porque no se podía ver a sí misma al final de la calle.
Después de reflexionar sobre esto, vio que ya había llegado al final de la calle y decidió recorrer el resto del trayecto por callejones y pequeñas calles, las que ella solía usar desde pequeña. Giró a la derecha y entró en una calle bastante ancha, llena ya de suciedad y de borrachos. Luego giró a la izquierda, hacia un callejón, y se adentró en la oscuridad.
Había pasado por allí incontables veces y no tuvo ningún problema para recorrer la estrecha calle prácticamente a oscuras. Siguió su recorrido y llegó a un callejón sin salida. Retiró una sábana que había colgada de la pared y entró en su escondite. Una vela iluminaba la estancia, que estaba en su mayoría vacía: una cama de baja calidad, un armario decrépito, una mesa con la vela y una katana apoyada en la pared. Eso era todo lo que había en la habitación.
Abrió el armario, echó un vistazo a aquella ropa ,que no volvería a ponerse. Lo cerró pensando en que no lo abriría nunca más. Se dirigió a la cama y se tumbó, quería grabar aquella sensación en su mente porque sería la manera de recordar su antiguo hogar.
Llegó el turno de la katana, se acercó, se puso de rodillas y la observó atentamente. Entonces miró alrededor, recordando al Viejo en cada parte del que fue su hogar: cuando reían y jugaban, cuando discutían porque Jess quería salir al exterior y él se negaba, cuando llegaban emocionados por ver lo que habían hurtado y, finalmente, los últimos momentos que habían vivido juntos y las palabras que habían servido para llegar hasta Yami.
La chica se iría de allí al poco tiempo, pero el mérito no era suyo, era del viejo. Él le había enseñado, le había dado una esperanza antes de irse, su recuerdo le había ayudado a seguir adelante y ahora le sacaría de Port Royal.
Se levantó, cogió la katana y se la colgó en la espalda. Se acercó lentamente a la mesa y recogió la vela. Llegó hasta la “puerta” y se paró.
Miró atrás y lo que vio en aquel lugar fue su vida. Una niña de dos años que lloraba y un pobre anciano intentando que se calmase. Una niña de cuatro años que aprendía historia, pero también técnicas de robo. Una niña de ocho años que jugaba con su único amigo. Luego una chica de dieciséis años, sola, sentada en una esquina llorando. Finalmente, vio a una chica ilusionada, con un vestido de noble, y preparada para asistir a la fiesta que marcaría su vida.
Las lágrimas recorrían sus mejillas, pero no estaba triste. Había logrado darse cuenta de que quería a su futuro tanto como quería a su pasado. Miró por última vez la habitación, apagó la vela y se marchó.
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Adiós, Viejo.>>
No quiso ir a ver a Yami tan pronto, por lo que decidió pasar por el puerto antes. Salió de la callejuela y se adentró en el entramado de calles que formaban la ciudad. En poco tiempo hubo llegado al puerto.
Se acercó al agua y observó el horizonte. Se quedó allí de pie, por un tiempo que no supo determinar, mientras dejaba fluir las últimas lágrimas que le abordaban.
Cuando hubo acabado, comenzó a observar el cielo y pensó en lo que Yami había mencionado acerca de diferentes mundos. Cómo serían, qué clase de gente viviría allí y otras preguntas pasaban por su mente constantemente. Entonces, algo la interrumpió.
─
¿Miau...? ─ <<
¿Jess...?>>.
Jess se sobresaltó y se giró bruscamente. Al girarse, pateó algo y una especie de bola de color blanco salió disparada y fue a chocar contra unas cajas, que estaban colocadas cerca de donde se encontraba la chica. Se acercó corriendo a las cajas y vio que lo que había pateado no era una bola, era una gato. Era de color blanco y tenía manchas marrones y negras detrás de la cabeza y en el lomo.
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Miau... ─<<
Duele...>> sonó como un niño llorando─
miau miau miau miau miau... ─<<
Sólo quería hablar contigo...>>.
Jess se apartó de un salto del gato
─
¡¿Ha-Hablas?!─
Miau miau miau miau miau─<<
No hablo tu idioma, pero puede hablar contigo>> dijo mientras se levantaba costosamente.Jess se acercó al gato y le acarició el reverso de la cabeza
─
El golpe ha sido sin querer, me has asustado. ─definitivamente debía haberse vuelto loca para hablarle a un gato, pero aquella noche había conocido la magia y ahora nada era imposible─
Ahora, por favor, explícame qué está pasando.─
Miau... ─<<
Sí...>> parecía atemorizado.
El gato empezó a explicarle algo sobre un poder extraño que se da en los machos de su linaje: pueden elegir un compañero humano de por vida y comunicarse con él. Dijo que no era telepatía, sino que se trataba de una especie de transmisión del código lingüístico único del individuo. Para que la chica lo entendiera, le dijo que le había explicado mentalmente la forma de poder entenderlo cuando hablaba. La explicación iba siendo interrumpida por sollozos y muchas frases quedaban inacabadas.
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¿Y tú... me has elegido?─
Miau miau miau miau miau miau miau ─<<
Llevaba observándote unas semanas>>─
Miau miau miau miau miau... miau miau miau miau... ─<<
Cuando te vi al principio pensé que serías buena compañera... pero cuando robabas me dabas mucho miedo...>> el animal parecía asustarse fácilmente.
>>
Miau miau miau miau miau... ─<<
Incluso pensé en abandonarte y elegir a otro...>>─
¡Miau miau miau miau miau miau! ─<<
¡Pero esta noche he visto a la Jess que quería como amiga!>>
Había dado en el clavo, al decir la palabra “amiga”, se había ganado a Jess incondicionalmente.
─
¿Miau... miau miau miau miau miau? ─<<
¿Entonces... me protegerás?>>
Jess nunca había podido proteger a nadie, ni siquiera a sí misma, no podía hacerlo. Pero el pobre animal lo necesitaba de verdad. No podía sobrevivir sin alguien más y, quisiera ella o no, él ya había gastado su única oportunidad de comunicarse con alguien. Así que decidió aceptar la oferta del pobre animalito.
─
De acuerdo, yo te protegeré. ─la voz no le tembló en absoluto.
La chica había encontrado seguridad en el pobre animal y, de ahora en adelante, debería ser fuerte por él. Ahora tenía que estar segura de lo que hacía, el gato la necesitaba a ella y era el segundo amigo que tenía. No sabía si debería considerar a Yami una amiga porque era su maestra... Los pensamientos de Jess se vieron interrumpidos, de repente, por una sola idea: Yami.
─
¡Yami!Cogió al gato, lo puso sobre su hombro y salió corriendo a toda velocidad en dirección a la mansión.
─
Miau... ¿Miau miau... miau? ─<<
Esto... ¿Yami es... la chica de antes?>>
─
Sí, mi nueva maestra. Me está esperando. Nos vamos a otro mundo, aunque no entiendo del todo lo que quiere decir otro mundo. ─rió.
─
¡¿Miau?! ─<<
¡¿Qué?!>>─
¡Miau miau miau miau! ¡Miau miau miau miau miau! ─<<
¡Me da miedo viajar! ¡Y si son viajes a lugares desconocidos más!>>
─
No te preocupes, recuerda que yo te protejo.─
Miau ─<<[b][color=brown]De acuerdo>> su tono de voz fue bastante cariñoso.─
Por cierto, todavía no me has dicho tu nombre.─
Miau ─<<
Ryu>>
─
Es un nombre bonito─ le sonrió.
Pronto hubieron llegado a la zona rica. La chica giró un par de esquinas y pudo ver a la mujer a lo lejos, justo donde la había dejado hace un rato.
─
¡Yami! ─gritó su nombre mientras se acercaba corriendo, había decidido llamarla por su nombre en vez de decirle Maestra─
Siento la demora. ─dijo cuando hubo llegado─
Aunque ha merecido la pena: mira esto. ─cogió al pobre gato y lo dejó colgando delante de Yami─
¿A qué es...? ¿cómo decirlo? ─se quedó pensativa unos segundos─
¡Ah, sí! Es mono como jamón sobre lecho de jazmines, ¿verdad?Esperó la respuesta de la maestra y luego añadió.
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Estoy preparada, vámonos.-Siento el tochopost pero no era capaz de resumirlo, cada detalle me parecía importante xD
-Luego presentaré la ficha de Ryu en el post que toca.
-Siento los miau miau miau pero creo que eran necesarios para que quedara bien. Si hubiera algún problema con ellos, por favor avísame para tenerlo en cuenta en el futuro.
-Por último (y no menos importante), gracias por el prólogo. Me ha gustado mucho y me he reído muchísimo con los diálogos de Yami xDDDDD