Datos de la misión Equipo Bastión Hueco:
El sol se alzaba majestuoso en el denso bosque de bambú en el cual habían aterrizado con sus Glider. Los dos se hallaban en un claro desde el que podían ver de cerca un amplio campamento militar chino.
El objetivo de aquella misión era un hombre importante, un estratega llamado Chin-Luz muy sabio según decían. Ninguno de los dos tenía mayor información aparte de la que ya poseían por lo que dependía solo de ellos dos como organizarse para llevarla a cabo. Era pleno día y la mayor parte del trayecto de aquel carruaje hacia la Ciudad Imperial no era más que un amplio campo abierto rodeado en algunas zonas por campos de arroz por lo que un ataque sorpresa sería muy complicado.
Pasó una hora cuando pudieron ver movimiento en el campamento. Estaban preparando un carruaje y alguien vestido con ropas de aspecto costoso se montó en este tras salir de una gran tienda de campaña. Había dos personas muy cerca del carro que vestían diferente a los soldados, que vestían con sus armaduras. Por desgracia ninguno de los dos podían verles con suficiente nitidez como para ser capaces de determinar cualquier cosa.
Tenían tres opciones para atacar. La primera era avanzar por el bosque de bambú que se extendía alrededor de aquel campo abierto corriendo hasta dejar muy atrás el carruaje (que parecía ir bastante lento) y luego aparecer por el camino como simples transeuntes actuando con naturalidad, la segunda que sería ir a atacar de golpe sin ningún tipo de miramientos o tercera, podían apurarse y esconderse en los arrozales que se hallaban a medio camino de la capital imperial y atacar por sorpresa.
—¿Por qué una niña mujer es parte de la escolta? ¡Esto es un ultraje! —exclamaba el hombre que supuestamente tenían que escoltar, un hombre de semblante testarudo sin duda y que lucía unas ropas de tela con un aspecto lujoso, daba igual lo que dijeran. No quería que Maya fuese una escolta e incluso pretendía cancelar el contrato que tenían con ellos dos.
—¡Señor! Estos hombres fueron recomendados por el mismísimo Ronin, no podemos romper el contrato —explicaba uno de los presentes en aquella tienda de campaña donde se había comenzado aquella reunión. Al parecer Ronin era considerado un muy bravo guerrero con bastante fama allí—. No debemos dudar de...
—¡Silencio! —cortó Chin-Luz tajante—. Una mujer sigue siendo una mujer, debería estar tejiendo y aprendiendo a ser una correcta señorita con su madre. Esto es trabajo solo de hombres, ¿no lo crees muchacho? —le guiñó un ojo a Xefil con cierta complicidad.
Tras la respuesta de ambos aprendices (probablemente intentando defenderse de las palabras de su protegido) el hombre miró a ambos pensativo.
—Está bien. De todos modos no hemos tenido informes de los espías sobre cualquier peligro y no daría tiempo a preparar otro grupo escolta. Coser y cantar, un simple paseo entre flores silvestres.
—Sin embargo, tenemos esos rumores de los asesinos de élite aliados de los Hunos —hablaba otro de los que estaban presentes en aquella tienda de campaña.
Otro soldado entró al lugar para dar una breve explicación de la misión para refrescarles la memoria junto a detalles de la zona que tenían que atravesar.
Seis kilómetros de campo abierto, sin obstáculos mayores ni grandes curvas. Así de simple, tenían ventaja en el sentido de que no podrían ser fácilmente sorprendidos en caso de ataque enemigo (aunque ya habían dicho que lo más probable es que nadie fuese a atacarles) Serían solo ellos dos la escolta, por lo que tendrían que saber combinarse.
Tras la breve explicación les pidió que le acompañaran a fuera, donde esperaba un carruaje tradicional de aquella cultura.
Chin-Luz montó en el carruaje y cerró la puerta de este dejando el resto del trabajo a los escoltas.
Ya podían salir en dirección a la capital China.
Se abrieron las puertas de madera del campamento y el carruaje empezó a avanzar tirado por dos caballos negros que avanzaban a una velocidad moderada para que los escoltas (que iban a pie) no quedaran atrás.