Choqué contra la pared, dándome cuenta que Alex me tenía acorralada. Cuando se relamió los labios pude entender qué pretendía con eso. Sucia sabandija.
―
Eres mucho más interesante ahora ―declaró. Sin que él se diera cuenta, alcé mi diestra y la llevé a la altura de mi corazón, buscando algo en concreto―.
Me gusta esa rebeldía.Descendiendo Alex a mi cuello con malas intenciones, aferré con fuerza el broche de Evangeline.
«
Cuerpo, mente y corazón», repetí, mentalizándome para usarlo por primera vez en mi beneficio.
Sin embargo, no paraba de escuchar a Chris dentro de mi cabeza, advirtiéndome de que aún no estaba preparada.
«
Ni se te ocurra usarlo estando sola. ¿Me has entendido?»
Pero era la oportunidad perfecta. Y no podía dejarla escapar. Invoqué a
Ángel Forjado en mi diestra y conjuré las cadenas de luz con las que intenté atrapar a Ragun una vez.
*Nadhia utiliza Destino Enlazado.
Con una rápida orden de mi dedo índice, las cadenas rodearon el cuerpo de Alexander. El efecto me lo esperaba: la oscuridad no tardó en corromper parte de ellas. Sin embargo, no dejaría que el proceso siguiera.
«
¡Nadhia, es muy peligroso! ¡Prométeme que no lo abrirás!»
Tan sólo tuve que musitar un nombre, ininteligible para Alex:
―
Cédric.Tal y como habíamos descubierto Chris y yo, el broche estaba conectado directamente a Evangeline. Si visualizaba a la persona que más quiso, si imaginaba por unos instantes que estaba en peligro, el broche reaccionaba y se abría, aun fuera por unos segundos.
Los suficientes como para que la luz acumulada dentro de él fluyera a mi Llave-Espada y, por consecuente, lograra usarla a mi voluntad. Lo había hecho bastantes veces en presencia de Chris, no podía ser tan difícil hacerlo sola.
Pero me equivoqué.
Funcionó, eso estaba claro: sentí el gran poder que emanaba del broche y lo dirigí a las cadenas que había invocado, fortaleciéndolas. De ellas surgieron cristales que purificaron la oscuridad y la hicieron desaparecer.
«
¡Funciona! ¡Joder, funciona!»
Sin embargo, al escuchar el alarido de Alex, me eché hacia atrás e intenté detener por todos los medios mi conjuro y cerrar el broche. Sin éxito en principio, las cadenas no lograron obedecer y contactaron con la piel de Ragun, dejando escapar humo de su piel.
Hice desaparecer mi Llave-Espada, pero ni por esas: el broche seguía controlando las cadenas.