Aquello era una locura, sin duda. Pero era la única solución para su “problema”. Sabía que era una tontería sentimental, pero de alguna forma se sentía muy ligado a sendas armas y no quería tener que sustituir la una por la otra. Además, le apetecía hacer el experimento. Si resultaba desastroso, siempre podía dejarlo antes de intentarlo con un enemigo real.
Hablaría con Lyn en cuanto la viera. Pero lo primero era lo primero.
Tenía que probarlo.
Manteniendo esa primera pose inicial, esperó el ataque de Malik, que no tardó en llegar. Decidió dar un fuerte salto hacia atrás para evitar el ataque que se cernía sobre él, evadiendo su alcance mientras abría espacio con un golpe horizontal de su espada. Apenas tocó su pie el suelo tras el movimiento, se lanzó con todo el impulso que pudo hacia su rival, golpeando en diagonal sobre él con ambas armas. Confiaba en haber sido lo suficientemente rápido como para que Malik bloqueara por pura inercia antes de esquivarlo.
Sin embargo, la falta de costumbre en controlar sendas ambas a la vez le jugó la primera mala pasada. Una vez finalizado el golpe, su pose defensiva era bastante deficiente, quedando desprotegido por ambos costados. Y seguramente no lograría reaccionar a tiempo para evitar un nuevo movimiento del siempre ágil Malik.
«Mierda, que difícil es esto».