—Pues de Ronin no sabría decirte...
Evidentemente Saeko se molestó ante el comentario dada su manía al otro bando. Yo simplemente lo ignoré y esperé a lo que tuviera que decir.
»Me llamo Julio Gatstantino Tercero. Responderé a todas vuestras preguntas, pero tendréis que esperar un poco a que el crío digital llegue con vuestros compañeros. Estoy demasiado viejo para repetirme.
Me hizo algo de gracia, aunque no emití ningún sonido, que un gato tuviera raíces más nobles que yo era cómico. Lo que ya no lo era tanto era su vaga explicación. ¿Crío digital? ¿A qué se refería con eso? Señaló hacia el centro de la casa, donde había una mesita con una jarra llena de agua y unas tazas de té. Preferí no beber por el momento, aunque tuviera la garganta totalmente seca.
—Deberían llegar en cualquier momento, poneros cómodos mientras tanto. —Se subió a un taburete, donde había uno de aquellos aparatos que había visto por Bastión: un ordenador—. Esta es una zona segura, así que no tenéis nada que temer.
Arqueé una ceja. Vale, habíamos encontrado un aliado, o lo que se suponía que era un aliado, y podía comprender que fuera un animal, ya había visto animales parlantes en Tierras del Reino, pero que tuviera tanta tecnología y que además supiera cómo manejarla... Lo cierto era que me tocaba en mi escaso orgullo. Patético, lo sé. Igual debería preguntarle a alguien a llegar a Bastión cómo funcionaban aquellos aparatejos.
Por otra parte preferí no sentarme hasta que llegaran los demás, no como había hecho Saeko, visiblemente incómoda. Yo era incapaz de sentir nada, toda la situación parecía demasiado surrealista. Era cierto que teníamos pruebas de sobra para comprender que el gato, o Julio, era aliado nuestro, pero no me apetecía sentarme cuando un loco andaba suelto, por mucha zona segura que fuera. Unas luces de alarma sonaron de repente, sobresaltándome a más no poder.
—Por todos mis bigotes, ¡no puede salir nada bien! —exclamó mientras bajaba volando—. Hay problemas. Quedaros aquí y no toquéis NADA. volveré enseguida con vuestros compañeros... o los que queden.
Y con un Puf desapareció en el aire, dándonos a entender que así era como se teletransportaba. Por no hacerlo más raro todavía. Me llevé una mano a la cabeza. De locos, aquello era de locos.
—Escapó así de la explosión —indicó Saeko, que se había girado con la taza de té aún en mano. Asentí, rascándome la perilla.
—¿Por qué no se habrá mostrado tal como es desde el principio? —me preguntaría, aunque inmediatamente la respuesta coleó en mis pensamientos—: Para que Andrei no le localizara, claro.
Me adelanté yo también y tomé una taza con agua. No podía quedarme quieto, y sentarme, a pesar del cansancio que llevaba, me parecía un reto imposible. La tentación de irme de aquella casa era muy grande, pero definitivamente no era una buena idea.
De la nada, y sin haber pasado ni siquiera un minuto para que nos preocupáramos aparecieron. El gato apareció de la misma forma, en el aire. Con él estaban Alec y Light, de Fátima y Maya no se veía ni rastro. Y algo que me llamó la atención fue un... ¿Bebé cabezón con pelo verde que dormía plácidamente en los brazos de Alec? Parpadeé confuso. Hasta que caí que aquello pudiera ser que hubieran descubierto bajo la trampilla; era solo una suposición, pero la llamada del pequeño Aprendiz me indicó que estaban en una lucha bastante cruda, así que que la contraseña fuera correcta me alegró en parte. O eso supuse
—Lo hemos traído. No pude salvar a las chicas, lo siento.
Me temí lo peor por ellas, algo que me dejaba un amargo sabor de boca. Era cierto que a penas las conocía, pero estaban metidos hasta el cuello igual que nosotros. Tragué saliva. Le había dado indicaciones falsas a Andrei, pero por sus reacciones me había dado a entender que ya sabía la información que nos pedía, de alguna manera u otra. O si no no hubiera preguntado por Yerai y hubiera ido directamente al grano. Lo más probable es que hubiera estado vigilándonos durante todo el juego. Solo pensar en la posibilidad hacía que se me retorcieran las tripas.
—Ahorraos vuestras pociones y curas mágicas —replicó Julio cuando Light intentó ofrecerle una poción al otro Aprendiz—. Veamos...
Puse una mueca de fascinación y repugnancia cuando el minino escupió una bola de pelo naranja mezclada con babas sobre su herida, que identifiqué como el mismo potingue que nos había puesto a mí y a Saeko. ¿De verdad era posible que las babas y pelos de gato curaran heridas? No me lo podía creer.
—Espero que mi socio os haya tratado bien.
Mis pensamientos fueron interrumpidos por una voz distorsionada que se proyectó por toda la casa. Un pitido resonó y a continuación pasó algo que no me pude creer. Literalmente una figura humana, de un chaval con camisa azul y pelo rubio salió del ordenador del felino. Me froté los ojos para intentar procesar lo que estaba viendo. Evidentemente comprendí que el sujeto en cuestión no estaba allí físicamente dado que su cuerpo era semitransparente, pero no pude evitar pensar que era una locura.
Su cuerpo se volvió nítido, pero de vez en cuando podía vislumbrarse de nuevo
—Cuánto tiempo —saludó. Al parecer ya se conocían algunos Aprendices y él, ¿alguien relacionado con el anterior juego? Me lo confirmó Saeko cuando le saludó—. Así que no pudiste hacer nada con las chicas...
—Demasiado arriesgado, Joshua. Si me hubiese visto, les habría bloqueado a todos.
¿Bloqueado? Recordé el botón que llevaba en el brazo con el que nos había inmovilizado a Saeko y a mí. Eso quería decir que podía controlar nuestro físico más allá de solo dejarnos parados. Él había sido quien nos dejó sin poder invocar nuestras Llaves Espadas.
—Entiendo. Tomad asiento, por favor. Creo que todos tenéis preguntas que merecen una respuesta, sobre todo si queremos acabar con el malvado Dex Rain.
Al final, conseguí sentarme en la esquina de otro sofá. El cansancio se me echó encima, pero no era momento para flaquear. ¿Dex Rain? Fruncí el ceño, pensativo, ¿se refería a Andrei? Abrí los ojos cuando comprendí que Dex Rain eran las letras de su nombre pero mezcladas y con el añadido de una X.
Y para hacer más extraña la situación, el gato conectó un cable a la nuca del bebé que acababan de traer. Como si fuera lo más normal del mundo.
—¿Por dónde debería empezar...? —comenzó. Esperé que por el principio de todo, si no, iba a ser difícil enterarme—. Supongo que presentándonos. Para quien no me conozca (menuda ofensa), soy Joshua. Soy quien ayuda a Neku y su panda a recuperar Shibuya, GameMaster de los Reaper's Game, etcétera. Él, es Julio.
—Julio Gastantino Tercero. Detective de la Flota Galáctica encargado de la búsqueda y la captura de Andrei Saavedra. O Dex Rain, como se hace llamar ahora. —Gruñó mientras seguía con el portátil—. Llevo meses intentando coger a ese maldito chiflado.
En resumen: un gato nos acompaña desde el principio del juego de un maníaco, que resulta que es un agente de la Federación Galáctica que va buscando a Andrei; acompañado de Joshua, su compañero narcisista, relacionado de alguna manera con el anterior Reaper´s Game de alguna manera que no entendía y que organizó Andrei, o Dex Rain, y que además, para añadir la guinda del pastel, ayuda a Neku, alguien que Saeko conoce tal como me demostró gracias a la misma niña bomba que luego reaparece como aliada. Me iba a explotar la cabeza.
—Lo que nos lleva al día de hoy. Punto uno: no, no sois copias virtuales otra vez. Me sorprende que hayáis dudado tanto, creía que no caeríais dos veces en la misma piedra. —Suspiré aliviado, aunque no entendía como podía ser posible hacernos copias. En esa parte, Andrei no había mentido—. Punto dos: por ende, tampoco estáis en una Ciudad de Paso virtual, estáis en la real. Nuestro gitano psicópata favorito utiliza algún tipo de sensor que engaña a los Villanos Finales de Mateus para ocultar vuestra señal y moverles como más o menos él quiere.
—Desde que vuestros maestros le perdieron la pista, he estado siguiendo a Saavedraa por distintos mundos. Y no ha sido fácil, ese bastardo sabe cómo ocultar su rastro —siguió el gato, concentrado en mirarle el rostro al enano—. Ha pasado todos estos meses preparándose. Y no digo sólo a sus poderes, magias o como queráis llamarlo. Ha reunido dinero, recursos, y, sobre todo, tecnología de este idiota cabezón.
Muy interesante. Así que ahora teníamos en nuestro poder a un genio de la tecnología que trabajaba para Andrei. Volví a examinar el cable alojado en su cuello con un toque de curiosidad.
»Es biónico. Para que lo entendáis, es humano, pero tiene partes de robot dentro de él, sobre todo en el cerebro. Su origen es... largo de contar, pero en la Federación creíamos que le teníamos localizado. Nos equivocamos. Saavedra le sacó hasta el último ápice de su tecnología y le convirtió en su esclavo sin que él siquiera se diera cuenta.
—Dicho esto, punto tres. He mencionado que no sois copias virtuales, pero a efectos prácticos sí que lo sois. Dex Rain os infectó a todos antes de empezar con unos nanobots muy avanzados que Verdín creó para él. Son una tecnología impresionante que ha llegado a sorprenderme hasta a mí, y eso no es fácil Se han propagado por todo vuestro cuerpo, incluyendo vuestro corazón. Así es como os controla. Desde regular vuestra magia interior, hasta dejaros inconscientes con sólo apretar un botón. La mala noticia, es que con la tecnología que tengo aquí me es imposible destruirlos o sacároslos. Bueno, podríais desangraros para que salieran, pero dudo que ninguno quiera intentarlo. —Hice una mueca, dando a entender mi posición negativa dado a cortarme las venas—. La buena noticia es que ahora que tenemos a Verdín, podemos acceder a sus archivos internos y crear una solución temporal que desactivaran los nanobots el tiempo suficiente como para que podáis hacer frente a Andrei sin que os controle con un dedo. O al menos no mucho.
Nos había metido robots en la sangre, esas cosas metálicas con vida propia que aparecían en alguna que otra enciclopedia de Bastión. Nada tenía sentido. Al menos un sentido que yo comprendiera. Y para colmo podía controlar más o menos a los Villanos Finales, algo que no me hacía una maldita gracia. Eso y lo de la mención de trampas en la trampilla reforzaba que nos había estado observando.
—Qué más os tendría que contar... Bueno, supongo que ya os lo habréis imaginado, pero fue Andrei quien montó este Reaper's Game.—Sí. Era algo que me había quedado muy claro—. Su retorcida mente y su pecho hueco pensaron que su venganza merecía que pasarais de nuevo por el juego y, cuando estuvierais agotados física y mentalmente, hacer algo con vosotros. No he logrado descubrir el qué. Justo antes de empezar su juego, como no quería que os pudiera ayudar durante el mismo, me encontró e intentó matarme. Él cree que lo consiguió, pero en realidad lo que hice fue esconderme delante de sus narices: dentro de su sistema de datos. He podido guiaros lo mejor posible, pero no ha sido demasiado fácil: ¿alguna vez os disteis cuenta de que los mensajes iban en singular? ¡No fue nada fácil ocultar vuestra señal para que no os encontraran cuando decidisteis ir en grupito y dejasteis a los dos más débiles a cumplir las misiones!
»No os ofendáis —añadió. No lo hice.
—Espera un momento —intervendría—. Has dicho que no sabíais qué quería hacer con nosotros después de agotarnos. ¿Existe la posibilidad de que quisiera sonsacarnos información de alguna forma? Parece algo descabellado, poro imaginemos que quisiera atacar a la Orden de alguna forma, lo primero que haría yo sería sacarle información al enemigo. Quizá esté preparando algo gordo.
—Al grano: el plan es sencillo. En cuanto vuestros nanobichos estén tomándose una siesta, buscaremos a Saavedra y le daremos una paliza. Con un poco de suerte, vuestras amigas seguirán vivas cuando lleguemos. Si no, lo siento por ellas, pero en este estado ninguno tendría oportunidades contra alguien que puede mataros apretando un botón.
—Aunque perteneciera a vuestro bando y fuera compañero vuestro en el pasado comprenderéis que no puede quedar impune después de esto. —intervino Light. Fruncí el ceño. Así que Saavedra era de Bastión Hueco, un anterior Maestro, dada la información que había ido memorizando a lo largo de aquello. Un dato muy interesante y terrorífico al mismo tiempo.
—Calladito estarías más guapo. —escupió Saeko con veneno. Rodé los ojos, en parte tenía razón dado que Saeko probablemente le tuviera un odio descomunal. Era comprensible hasta cierto punto.
—¿De verdad vais a discutir en un momento así? —les reprocharía—. Dos Aprendices están en la guarida del psicótico más loco que ha pisado este o cualquier otro mundo, y a vosotros solo se os ocurre discutir sobre si los de Bastión Hueco vamos a defenderle cuando es obvio que no.
—Descansad y preparaos. Dex Rain ha aprendido a controlar a los incorpóreos que el Emperador tiene por la ciudad, convirtiéndoles en su propia arma. No será un combate fácil.
Suspiré con la cabeza bullendo a mil por hora. Definitivamente no podía más. Ni siquiera se me ocurría nada para preguntar, pero por suerte, tanto Saeko como Light me tomaron la delantera.
—Y entonces... ¿Qué era esa Rhyme? ¿Otro robot? A mí al principio también me costaba creer que esto fuese el mundo real, pero tengo que admitir que todo tiene sentido. Y sobre Andrei... Él ya no forma parte de nosotros, ¿cómo crees que me siento —explicó Saeko muy seria, continuando con el tema de Andrei—. sabiendo que creó y utilizó a una copia mía?
—Algo sigue sin encajar. Creo en lo que nos habéis dicho, pero Crow me dijo que era una copia y me atacó. Es un aliado nuestro, y precisamente él no hubiera mentido sobre eso ni en broma. —Arqueé una ceja, posiblemente Crow sería alguien con el que se hubiera cruzado en algún momento—. ¿Creéis… que Andrei, digo, Dex Rain está controlando a las copias del otro Reaper's Game, a Crow y a Clío? Los dos nos atacaron antes, y es posible que también les utilice de nuevo para jodernos. Maldición…
—Puede ser más que probable —corroboré la teoría de Light mientras me apoyaba sobre mis rodillas—. Si Andrei es capaz de controlarnos mediante robots, ¿por qué no hacerlo con vuestros aliados, y más si son copias vuestras? —se me hacía raro decirlo así porque no me acostumbraba a la idea de que habían copias de personas reales, pero era lo que había dicho—. Y no solo eso. Me arriesgaría a decir que puede que... lo que os atacó fueran copias de vuestras copias. Es una locura, pero si en el caso de que hubiera secuestrado a vuestras copias, hubiera creado otras a partir de las que ya tenía que fueran completamente obedientes. Se me ocurre que es lo que pudo pasar con Rhyme, la falsa quiero decir, que explotó. Es raro y estoy dando muchas cosas por supuesto, pero... No se me ocurre otra cosa.
Me recosté sobre el sofá después de exponer mi hipótesis. Probablemente tanto Joshua como el gato supieran la verdadera respuesta, pero aquello era lo que se me había ocurrido. Podría habérmelo callado, porque parecía un sinsentido, pero ya era tarde para retractarse. Carraspeé.
>>Cambiando de tema, necesitamos una estrategia. Siempre es divertido ir a saludar a un peligro inminente y decirle hola, pero lo más probable es que nos despida con un adiós y un agujero en el pecho —me dirigiría tanto al gato y Joshua como a los anteriores participantes del juego, que seguían trabajando—. ¿Algún punto débil? ¿Una idea? ¿Cualquier otra cosa que necesitemos saber?