Cual fue mi sorpresa al estar ayudando a Ragun contra Fátima, y notar como me empapaban de la cabeza a los pies. Me di la vuelta, cabreado, para encontrarme con Saeko, la homicida que me había tirado una bandeja de langostinos bañados en salsa. Aquel olor no se me iría ni con tres baños seguidos.
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¡¡Por la concha de María, basta ya, &X!#!!No estaba dispuesto a someterme de aquella forma, por lo que tras arrojarle con rabia el chocolate fundido que me quedaba, busqué uno de los
Fuets Casa Bastión que habían en la mesa y lo electrocuté antes de golpear a la aprendiza con él repetidas veces. Saeko por su parte también había cogido comida para lanzarme, por lo que empezó una batalla épica digna de canciones y poemas.
Pero aquello era otra historia, así como su desenlace. Lo que importaba era el señor rechoncho vestido de rojo que acababa de entrar, armado hasta los dientes con lo que parecían ser dos peculiares duendes, también armados. Aquello debía ser una cámara oculta, aunque mis ojos brillaron con ilusión al ver como derribaba al animal alado de Fátima con un par de trallazos.
Quería molar tanto como él, aunque sin el evidente sobrepeso.
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¡Pero qué os pensáis, mentecatos! ¿Alguien me ha preguntado lo que pasa? ¿¡Alguien sabe qué &X!# es la Navidad!? ¡Bah! —Nos tiró entonces lo que se estaba fumando—.
¡No tenéis ni idea de lo que es el espíritu navideño!Avanzó hasta el centro con un gran saco. No era adivino, pero podía hacerme a la idea de lo que había dentro: nuestros regalos.
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¡A ver si os enteráis, inútiles! Yo invité a Tierra de Partida a Bastión Hueco. Yo no os dejé regalos porque sólo deseáis guerra aunque tengáis los &X!# de decir que de ninguna manera, hipócritas. ¡Si os lo pasáis en grande pegando a otros! ¡Y que lance la primera piedra el listillo que no haya participado en esta guerra ahora mismo! —Miré extrañado a la nada, que era hacia donde estaba apuntando.
Me enorgullecía de poder admitir que yo sí que quería guerra. La había querido desde el principio, y la continuaba queriendo ahora. Ya que nos iba a dejar sin regalos, por lo menos que nos dejase seguir pegándonos los unos con los otros.
Empezó entonces a recorrer la sala, apuntando a cada aprendiz con su arma y empezó a hacerles la misma pregunta a todos. Finalmente se dirigió hacia mí, regalo en mano que pensaba coger hasta que me empujó el estómago con la metralleta. Algo me decía que mejor que respondiese primero.
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A ver, tú. Tú pareces tener la clave de esto. Contéstame: ¿cuál es el propósito de la Navidad?Me lo pensé en muy poco tiempo, no fuese a dispararme antes por tardón.
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El propósito de la Navidad tiene que ser dar vacaciones a todos aquellos que se lo merecen, junto a unos bonitos regalos como el que tú tienes para mí.Este año tienes que acertar, Santa Clavos.Me lo he pasado genial, un evento Navideño que nunca se olvidará xDD