Cuando tomé la lumbrera para subir las escaleras pensé que el dejar las velas prendidas en esa posición sería evidencia clara para los enemigos. Con ingenio me percaté que podía apagar todas las velas de una tirada con hielo, como la hacía en mis entrenamientos de Tierra de partida, al estar todas ubicadas en una fila.
Al agacharme para tirar el misil mis ojos se desconcentraron con un párrafo grabado a los pies del primer dibujo. Retirando mis acciones acerqué la vela encendida para poder leer claramente lo que decía.
—Uno, Hace mucho… mucho tiempo, China era el… ¡Ops! Han borrado la… —Detuve la lectura al ver que unas de las palabras habían sido rasgadas. Desconocía la razón y no le tomé mucha importancia al principio. Así que seguí leyendo esperando encontrar la palabra en el contexto del párrafo entero.
>> Óspero, ¿Ospero? Cospero… os-pos… ¡próspero! ¿Próspero? China era el m… ¿mas próspero de todos?... —Deduje.
>>Sus avances médicos, su economía sin igual, la hacía única.
La diferencia entre hunos y chinos era casi inexistente, todos gobernados por una persona… ¡Un momento, ¿Hunos y chinos?¡ C-cómo es que… A ver… Sólo los hunos, violentos señores de la guerra, rechazaban el mandato del Emperador… ¡Aaah! Comprendo.
El inicio de la historia contaba claramente la relación de ambos bandos. Fue ahí cuando recordé la conversación con Rebecca y su anunciado a esta “pandilla” que serían los claros atacantes del lugar. “Salve el Emperador, salve China” Decía la última frase del primer dibujo donde mostraba una especie de lugar llena de casas y lo que parecían ser grandes torres divididas por un ambiente opuesto el uno con la otra. Y lo que más llamo mi atención fue una extraña luna con forma de corazón.
Sacando mi atención sobre la onírica figura seguí el recorrido hacia la segunda imagen. Inmediatamente retrocedí asustado por el extraño y tenebroso retrato que se plasmaba en el muro, que parecía ser un sujeto engullido por la oscuridad misma. De pronto detuve la mirada en los ojos que salían de la masa negra, que muy bien insinuaban ser los ojos de un Sincorazón, similar a la de las “sombras” que había enfrentado en nunca Jamás.
Al igual que el dibujo anterior a sus pies asomaba la continuación de la historia. Pero antes de acercarme recordé mi misión que llevaba encima, la de buscar supervivientes. Me quedé mirando las escaleras visualizando a la maestra correr camino arriba y me preguntaba si ella podía entender lo importante que era para mí ese momento de investigar más a fondo el mural.
Me mantuve un poco asustado porque sabía que estar en esa habitación era un peligro y que en cualquier momento podía llegar el enemigo. Sabía también que estar pensando en la situación me haría perder más el tiempo por lo que tenía que tomar una decisión rápida.
Engullido en la curiosidad me acerqué nuevamente para plantarme en la lectura de la segunda ilustración. Y seguí leyendo.
—Pero el mal llegó a China, convocado por los corazones oscuros de los hunos… me lo temía —Insinuando a los Sincorazónes — El Señor ¿Oscuro? llegó y reclamó como suya estas tierras, amenazando con la matanza de miles de inocentes. No escucharon… Santo cielos… no querrás decir que…
Hice una lectura rápida hacia abajo hasta quedar helado con la decisión del sospechoso “Señor oscuro”.
>> Las manos… ya estaban manchadas… Él era el mal, él era la ciencia… maldición ¿Quien será este tipo?
Dejando las palabras me fui a la tercera ilustración. La más grande de todas, la que convocaba el final de la historia porque a sus pies el número que indicaba era el 5. Deduje, pues las otras dos llevaban consigo el número tres y cuatro. No seguí la lectura de las otras dos por tiempo y por llamar más mi atención el grabado central del muro. Claro, sin olvidar el cadáver que yacía apegado a la pared.
Asombrado me di cuenta que en la pintura, arriba de una multitud, se asomaba lo que parecía ser un portador de la llave espada. Me acerqué lo más que pude para notar su rostro, pero no fue suficiente por la nitidez de la pintura. Al parecer había sufrido imperfecciones por la “keyblade” que sostenía y que insinuaba haber sido dibujada muchas veces por su previo inusual borrado ajeno. Todo parecía ser un misterio y no había mejor manera que descifrar su significado en la historia anterior.
Leyendo los otros dos párrafos rescaté algunas frases para escribirlas en mi libro, no me tomó demasiado tiempo ya que no miré la interpretación gráfica que las acompañaba con pausa necesaria. Más bien, las observé haciendo una memorización visual como solía hacer con los retratos de mis libros.
En el de la cueva y el corazón escribí:
“El señor oscuro engañó a los Hunos para adquirir su tesoro”. Creo que es el corazón de la cueva, o tal vez lo que sostenía en el fresco (Estaba borrado el objeto de sus manos).
“Pretendía llevárselo lejos, hasta un reino oscuridad ?”
En el del héroe Rojo y sus dos dragones:
“Con su la (?) fuerza milenaria de los dioses de king kong?(puede ser el nombre de un dragón) hIzo frente al Señor Oscuro.”
La primera vez que miré este mural me quedé mirando solo los dragones, pero había un tipo de rojo también. Tal vez el portador de la imagen central (La 5). XIANG! Se llama así, el héroe.
Y porfín pude llegar al último escrito para ser leído:
—Y así, la amenaza terminó. El héroe de todos habló con su maestra… interesante, un aprendiz.
Y una nueva Emperatriz comenzó a gobernar en la gran China. Un momento, ¿Emperatriz? —La duda quedó clavada en mi mente pero no fue obstáculo para seguir leyendo.
>> El tesoro del reino volvió a quedar oculto, fuera del alcance de la ciencia oscura.
Tal vez esté en la cueva —pensé.
Los días de esplendor y gloria del Emperador dieron paso a los días de Kamra, la… ¿Emperatriz? —Dije completando la última frase — ¿Quién sería ella? Rebe… no imposible…
Emergieron en ese instante miles de preguntas las cuales no quise contestar por temor a suponer cosas que no eran. En ese cuarto, arrasado por la muerte, no me dejaría saciar la sed de cuestiones que tenía en ese momento. Y por más que observara los cadáveres no los reviviría para ser acudido en respuestas.
Por lo que con las últimas esperanzas revisé la imagen de Xiang quien valientemente erguía su arma, una especial. Apuntando lo que sería un naciente sol…
¿Que es esto? Me pregunté mirando confuso lo que intentaba ser una cerradura. Con la duda encima pasé mi mano sobre una mancha roja y al tocar pude deducir la clase de viscosidad ya palpada antes, Sangre fresca, y lo más probable era que pertenecía al hombre apoyado en la orilla de la ilustración central. Tomé distancia para percatarme que la sangre estaba repartida en la zona de los dibujos y que solo aquel esbozo de la cerradura era un trazado hecho con alguna intención.
A primera vista deduje dos cosas. La primera era que tal vez había sido dibujado por el monje en señal de alguna pista. Quizás insinuando que tras de esa pared estaba lo que china había guardado de las manos del Señor oscuro, como decía el relato. La otra era que el dibujo había sido trazado insinuando que los atacantes podían tener relación con los cerrojos. Pero esta última no me convencía… definitivamente parecía ser un mensaje en la agonía del monje antes de morir. Pero ¿Porqué una cerradura?
Pasé la mano sobre la pintura intentando buscar si tras la mancha de sangre había una cerradura de verdad. A pesar del intento lo que insinuaba el esbozo parecía ser metafórica.
Me di vuelta para echar un ojo al mueble donde había sacado las velas esperando visualizar alguna llave. Quien sabía que tal vez había un cerrojo por ser desbloqueado en una próxima oportunidad.
Como si fuese un rompecabezas me quedé clavado mirando el arma de Xiang en la pintura. Y paradójicamente, y sin haber dado mucho énfasis antes a estas armas, concluí en lo que sería la Llave-espada. En ese instante pasó por mi cabeza extender mi mano e invocar mi arma, como el héroe, y abrir el cerrojo dibujado. Pero era un poco estúpido hacer tal cosa por comprender que aquel dibujo no era una entrada real. Además ¿Por qué en el sol?.
Tal vez el … no que extraño —Pensé.
Parado frente a la imagen y con las dudas en lista de espera, decidí aplicar la idea loca que tenía en mente. Si bien era un mensaje, un código, una señal de pista, que necesitaba una reacción y una pronta interpretación.
Xiang, un portador de la llave espada. Yo, con su misma clase de arma.
Dejando la vela que sostenía en el suelo hice aparecer la protagonista de esa sala y con ambos brazos la acerqué a la mancha de sangre, esperando inocentemente a que abriera el cerrojo.